viernes, 27 de noviembre de 2015

Martirologio Romano 27 de noviembre


SANTOS BARLAAM Y JOSAFAT
Confesores


Granjeaos amigos con las riquezas de iniquidad,
para que, cuando falleciereis, seáis recibidos
 en las moradas eternas.
(Lucas 16, 9)


  • Festividad de la Medalla Milagrosa.
  • En Antioquía, los santos Mártires Basileo, Obispo, Auxilio y Saturnino.
  • En Sebaste de Armenia, los santos Mártires Hirenarco, Acacio, Presbítero, y siete mujeres. Por la constancia de ellas, movido Hirenarco, se convirtió a Cristo, y en el imperio de Diocleciano y presidencia de Máximo, juntamente con Acacio, fue degollado.
  • A orillas del río Cea, en Galicia, los santos Facundo y Primitivo, que padecieron bajo el poder del Presidente Ático.
  • En Persia, Santiago el Interciso, esclarecido Mártir, que en tiempo de Teodosio el Menor, por congraciarse con el Rey Isdegerdes, negó a Cristo; pero apartándose por esta causa de su compañía su madre y su mujer, vuelto en sí, delante de Vararán, hijo y sucesor de Isdegerdes, confesó intrépidamente que era Cristiano; por lo cual, lleno de cólera el Rey, le sentenció a muerte y mandó cortarle el cuerpo miembro a miembro y decapitarle. Al mismo tiempo, y en la misma ciudad, padecieron otros innumerables Mártires.
  • En Aquilea, san Valeriano, Obispo.
  • En Riez de Francia, san Máximo, Obispo y Confesor, el cual, dotado desde su primera edad del atractivo de todas las virtudes, fue primerarmente Prelado del monasterio de Lerins, y después Obispo de la Iglesia de Riez, y resplandeció con prodigios y milagros.
  • En Salzburgo de Nórica, san Virgilio, Obispo y Apóstol de los Carintios, que por el Sumo Pontífice Gregorio IX fue puesto en el número de los Santos.
  • En la India, en los confines de Persia, el tránsito de los santos Barlaán y Josafat, cuyas admirables hazañas escribió san Juan Damásceno.
  • En París, el tránsito de san Severino, Monje y Solitario.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.


SANTOS BARLAAM
Y JOSAFAT
Confesores

San Barlaam dejó su desierto y se disfrazó de joyero para ir a buscar a Josafat, hijo de Abener, rey de las Indias. El joven príncipe abrazó la fe cristiana y, ni las súplicas de su padre ni las seducciones de las voluptuosidades ni los artificios de los magos pudieron hacer vacilar su constancia. Tuvo la dicha de convertir a la fe a su padre y a casi todo su reino. Después de esto se retiró a la soledad con su maestro.


MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE LOS SANTOS BARLAAM Y JOSAFAT

San Barlaam deja la soledad y entra disfrazado a la corte de Josafat para instruirlo en los misterios de nuestra santa fe. ¡Cuán ingenioso es el amor divino! ¡qué no hace por la gloria de Dios y la salvación del prójimo! ¡Ah! cuán activo eres tú cuando se trata de tu honor o de tu interés; nada hay que no emprendas entonces, nada que no lleves a cabo. Si tuvieses un poco de amor de Dios, ¿qué no harías por Él? El amor nada encuentra difícil ni penoso (San Jerónimo).

II. Josafat escucha de inmediato la voz del Señor que le habla por boca de San Barlaam. Se convierte, viste cilicio, ayuna, ora a Dios incesantemente y, provisto de estas armas, resiste a los halagos, a las amenazas, a las violencias y a todos los ardides del demonio. Tú estás expuesto a las mismas tentaciones; no resistirás a ellas a no ser que emplees las mismas armas. Ayuna, vela, ora, mortifícate, el paraíso bien vale la pena de esto y mucho más.

III. San Josafat, después de haber convertido a su reino para Dios, se retira a la soledad para pasar el resto de sus días con su querido padre, San Barlaam, y para disponerse a la muerte. Cristianos, habéis trabajado para el mundo, para la gloria y el placer, para las riquezas y la ciencia: emplead el resto de vuestros días en la salvación de vuestra alma. Habéis vivido entre las tempestades, es menester morir en el puerto (Séneca).

El desprecio del mundo
Orad por los Prelados


ORACIÓN
Haced, os lo suplicamos, Señor, que esta solemnidad sea una protección para nosotros, y que la intercesión de vuestros bienaventurados confesores nos haga agradables a vuestros ojos. Por J. C. N. S.





Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.



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