martes, 15 de diciembre de 2015

Martirologio Romano 15 de diciembre

SAN MESMÍN
Abad

† hacia el año 520


Acuérdate de dónde has caído;
haz penitencia y vuelve a tus primeras obras.
(Apocalipsis 2, 5)


  • En Roma, los santos Mártires Ireneo, Antonio, Teodoro, Saturnino, Víctor y otros diecisiete, que en la persecución de Valeriano padecieron por Cristo.
  • En África, el suplicio de los santos Faustino, Lucio, Cándido, Celiano, Marcos, Jenaro y Fortunato.
  • En el mismo lugar, san Valeriano, Obispo, el cual, siendo de más de ochenta años, en la persecución Vandálica, requerido por el Rey Arriano Genserico para que entregase les ornamentos de su Iglesia, y negándose resueltamente a ello, fue de su orden expulsado él sólo de la ciudad, prohibiéndose que nadie le diese habitación dentro ni fuera de ella, por lo que se vio obligado a vivir a la intemperie en los caminos públicos, y así acabó por la confesión y defensa de la fe católica, el curso de su santa vida.
  • En territorio de Orleáns, san Maximino, Confesor.
  • En la región de los Íberos, al otro lado del Ponto-Euxino, santa Cristiana, esclava, que, con la eficacia de los milagros, en tiempo de Constantino trajo aquella gente a la fe de Cristo.
  • En Verceli, la Ordenacion de san Eusebio, Obispo y Mártir.


Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.



SAN MESMÍN
Abad

San Mesmín entró en el monasterio de Micy, cerca de Orléans, del que fue más tarde el segundo Abad. Con el correr del tiempo había de dejarle su nombre: hoy se llama San Mesmín. En muchedumbre iba la gente tras él para formarse en la perfección cristiana. Los señalados milagros que Dios obró por su intermedio aumentaron aun más su reputación de santidad. Murió recomendando la caridad a sus religiosos, el 15 de diciembre del año 520.


MEDITACIÓN
SOBRE TRES CLASES DE CONVERSIONES

I. Hay algunos que se dan a Dios desde su tierna juventud y que parece hubieran bebido la piedad con la leche. Dichoso aquél que lleva el yugo del Señor desde su adolescencia, porque el hábito de practicar la virtud trócase para él en una segunda naturaleza. Da a Dios las primicias de tu vida; desde muy temprano hazle el sacrificio de ti mismo; tu cruz te parecerá más ligera a medida que tengas más edad.

II. Existen otras personas que dan al mundo la flor de su vida y que, después de haber experimentado la vanidad de sus placeres, se disgustan de ellos y se dan a Dios. Si estás entre éstos, llora con la amargura de tu alma los años que sacrificaste al mundo; con fervor debes suplir el poco tiempo que te queda. Si todavía no has comenzado a servir a Dios, apúrate a hacerlo: comienza desde hoy, porque Dios ha prometido el perdón al arrepentido, pero no ha prometido el mañana al pecador que aplaza su penitencia (San Agustín).

III. En fin, hay personas que, al comienzo de su conversión, son todo fuego para los ejercicios de piedad pero poco a poco su celo se enfría y terminan por volver a sus antiguos placeres. Si por desgracia fueras tú uno de éstos, compara, por favor, las dulzuras y la tranquilidad de que gozabas en aquel entonces, con la turbación y los remordimientos que te inquietan ahora. Piensa en los motivos que te habían excitado al servicio de Dios: las mismas causas producirán los mismos efectos.

La penitencia.
Orad por la conversión de los herejes.


ORACIÓN
Señor, que la intercesión del bienaventurado Mesmín, abad, nos haga agradables a vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por sus oraciones lo que no podemos esperar de nuestros méritos. 
Por J. C. N. S.






Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.




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