lunes, 25 de septiembre de 2017

Martirologio Romano 25 de septiembre


SAN FERMÍN,
Obispo y Mártir

† decapitado hacia el año 287


Ya es hora de despertarnos.
(1 Tesalonicences 5, 8)


  • En el castillo de Emaús, el triunfo de san Cleofás, que fue discípulo de Cristo, y de quien es tradición que, en la misma casa donde había dispuesto la mesa al Señor, fue por la confesión del mismo asesinado a manos de los Judíos, y con gloriosa memoria sepultado.
  • En Amiens de Francia, san Fermín, Obispo, el cual, en la persecución de Diocleciano, de orden del Presidente Ricciovaro, al cabo de varios tormentos, cortada la cabeza, alcanzó el martirio.
  • El mismo día, en la vía Claudia, san Herculano, soldado y Márlir, el cual, en el imperio de Antonino, convertido a Cristo por los milagros acaecidos en el martirio de san Alejandro Obispo, después de muchos tormentos, fue por la confesión de la fe pasado a cuchillo.
  • En Damasco, los santos Mártires Paulo y Tatta, su mujer, con sus hijos Sabiniano, Máximo, Rufo y Eugenio; los cuales, acusados de ser Cristianos, fueron atormentados con azotes y otros suplicios, y en medio de los tormentos entregaron sus almas a Dios.
  • En Asia, el suplicio de los santos Bardomiano, Eucarpo y otros veintiséis Mártires.
  • En Lyon de Francia, el tránsito de san Lupo, que de Anacoreta fue consagrado Obispo.
  • En Auxerre, san Anacario, Obispa y Confesor.
  • En Blois de Francia, san Solemnio, Obispo de Chartres, esclarecido en milagros.
  • En el mismo día, san Principio, que fue Obispo de Soissons, y hermano de san Remigio Obispo.
  • En Roma, el nacimiento de san Vicente María Strambi, Obispo de Macerata y de Tolentino, religioso de la Congregación de la Cruz y Pasión de Jesús, preclaro por el celo pastoral; al cual el Papa Pío XII puso entre los Santos.
  • En Anagni, las santas Vírgenes Aurelia y Neomisia.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.





SAN FERMÍN
Obispo y Mártir


San Fermín se asoció a los trabajos de San Honesto de Nimes, apóstol de Navarra. Una vez consagrado obispo, predicó el Evangelio en Albi, en Agen, después en Auvernia, en Anjou, en Beauvais, y por último en Amiens, donde estableció su sede. Mucho hubo de sufrir por la fe y, después de crueles torturas, fue decapitado, alrededor del año 287 aproximadamente, por orden del prefecto Rictio Varo. Uno de los sucesores de San Fermín, llamado el Confesor, hizo edificar una iglesia sobre su tumba en San Acheul.



MEDITACIÓN
LA VIDA DEL HOMBRE ES UN SUEÑO


I. Nuestro sueño no es a menudo sino una ilusión continua y si es imagen de la muerte, no lo es menos de nuestra vida. Durmiendo tememos lo que no hay que temer de modo alguno. Nos parece ver espectros, ladrones, naufragios, que carecen de realidad. Eso es lo que hacemos durante nuestra vida: tememos la pobreza, la deshonra, la enfermedad, los sufrimientos. ¡Pobre durmiente! despierta, e iluminado por las luces de la gracia y de la fe, verás que el pecado es lo único que hay que temer. Todo lo que pasa nada es (San Gregorio).

II. Durante el sueño no tememos lo que hay que temer. Si un enemigo viene a degollarnos, no experimentamos ningún espanto, porque no lo vemos. Así le sucede al pecador: no teme ni a Dios, ni a la muerte, ni al pecado, ni al infierno, porque no los ve. Tranquilo respecto a lo por venir, no teme sino el mal que ve y que siente, no piensa sino en lo presente, lo por venir no le inspira ninguna inquietud.

III. Los pecadores no se despiertan, en su mayoría, sino en la hora de su muerte; ven entonces que sus temores fueron infundados y sus placeres llenos de ilusiones; pero es demasiado tarde para abrir los ojos. Salgamos, pues, desde ahora de nuestro sopor; trabajemos a fin de que no se nos puedan aplicar aquellas palabras del rey profeta: Los dichosos del siglo han dormido su sueño y no han encontrado nada en sus manos.


El pensamiento de la muerte.
Orad por los agonizantes.


ORACIÓN
Dios omnipotente, mirad nuestra debilidad; ved cómo el peso de nuestros pecados nos abruma, y fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Fermín, vuestro mártir y pontífice. Por J. C. N. S.



Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo III; Patron Saints Index.




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