lunes, 22 de enero de 2018

Martirologio Romano 22 de enero


SANTOS VICENTE
Y ANASTASIO2,
Mártires

1: n. en Huesca, España;
† martirizado hacia el año 304 en Valencia, España
2: n. en Persia;
† estrangulado y decapitado en el año 628 en Persia

1: Patrono de Valencia, España; viticultores; vinicultores; vinateros.

2: Patrono de orfebres. Protector contra los dolores de cabeza.

SANTOS VICENTE Y ANASTASIO, Mártires

Alegraos con la esperanza,
sed pacientes en la tribulación,
perseverad en la oración.
(Romanos 12, 12)

  • En Valencia de la España Tarraconense, san Vicente, Diácono y Mártir, el cual, por sentencia del impiísimo Presidente Daciano, habiendo padecido las cárceles y el hambre, el potro y el descoyuntamiento de los miembros, las planchas candentes, las parrillas de fuego y otras suertes de tormentos, voló al cielo a recibir el premio del martirio. Prudencio escribió en elegantes versos este noble triunfo, y san Agustín y san León Papa, lo celebran con grandísimas alabanzas.
  • En Bethsáloen de Asiría, san Anastasio, Monje de Persia. que después de padecer en Cesárea de Palestina, muchísimos tormentos de cárcel, azotes y cadenas, fue luego, de parte de Cosroes, Rey de los Persas, afligido con muchas penalidades, y, por último, degollado, después de enviar delante al martirio setenta compañeros sumergidos en un río. Su cabeza fue trasladada a Roma a un lugar llamado Aquas Salvias. junto con una imagen suya muy venerada, a cuya vista (como atestiguan las Actas del segundo Concilio Niceno) huían los demonios y se curaban las enfermedades.
  • En Embrún de la Galia, los santos Vicente, Oroncio y Víctor, que en la persecución de Diocleciano, fueron coronados del martirio.
  • En Novara, san Gaudencio, Obispo y Confesor.
  • En Sora, santo Domingo, Abad, esclarecido en milagros.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.



SANTOS VICENTE Y ANASTASIO,
Mártires

Vicente sufrió todas las clases de torturas que puede imaginar la crueldad más refinada. En medio de los tormentos resplandecía en su rostro y en sus palabras una tranquilidad tal, que parecía, dice San Agustín, que el Vicente que hablaba fuese distinto del que sufría.

Anastasio, de nacionalidad persa, después de haber sufrido varios tormentos, fue condenado a muerte por el rey Cosroes. Antes que a él, se estranguló a otros 68 cristianos. Cuando le llegó su turno: “Esperaba –dijo– otro género de muerte más cruel; pero ya que Dios me llama a Él por un camino tan fácil, no me costará nada el sacrificio de mi vida; le ruego sólo que se digne aceptarlo”.

MEDITACIÓN
SOBRE LOS TRES MOTIVOS QUE DEBEN 
MOVERNOS A PACIENCIA

I. Es menester sufrir en este mundo, porque el sufrimiento es inevitable en esta vida. Somos hombres, es decir, tenemos un cuerpo y un alma que nos proporcionarán una infinidad de ocasiones de ejercer la paciencia: nuestro cuerpo por sus flaquezas, nuestra alma por su ignorancia y sus pasiones. ¿Cómo sufres tú las incomodidades de esta vida? ¿No te impacientas? Recuerda que eres hombre y que no está en tu poder el escapar a las tribulaciones.

II. Somos pecadores y en calidad de tales debemos soportar pacientemente los sufrimientos, que son, por lo común, efectos de la justicia y de la cólera de Dios. ¡Ah! ¡cuán agradable te resultarán las cruces si consideras que has merecido el infierno! ¡Dios mío, hiéreme, castígame en esta vida, con tal que me perdones en la otra! (San Agustín).

III. Eres cristiano y debes vivir la vida de Jesucristo, vale decir, continuar su pasión en tu cuerpo. He ahí a lo que te obliga tu bautismo. ¿Has reflexionado en las distintas razones que tienes para soportar pacientemente tus penas? ¿Habría algo capaz de afligirte si estuvieras realmente persuadido de estas verdades? Puesto que es preciso sufrir necesariamente en este mundo, suframos con paciencia, suframos con alegría, para hacernos dignos de nuestro título de cristiano.

La alegría en los sufrimientos.
Orad por el Japón.


ORACIÓN
Señor, escuchad nuestros humildes ruegos, a fin de que, por la intercesión de los bienaventurados mártires Vicente y Anastasio, seamos librados de las iniquidades de que nos reconocemos culpables. 
Por J. C. N. S.





Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. , Tomo I; Patron Saints Index.



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