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lunes, 28 de febrero de 2022

Martirologio Romano 28 de febrero

 

SAN ROMÁN Y SAN LUPICINO,
Abades


Haced penitencia,
porque está cerca el reino de los cielos.
(Mateo 3, 2)


  • En Roma, el triunfo de los santos Mártires Macario, Rufino, Justo y Teófilo.
  • En Alejandría, el martirio de los santos Cereal, Púpulo, Cayo y Serapión.
  • Allí mismo, la conmemoración de los santos Presbíteros, Diáconos y otros muchísimos, los cuales, en tiempo del Emperador Valeriano, como cundiese una peste asoladora, sirviendo a los contagiados de la enfermedad, arrostraron de muy buena voluntad la muerte, y la religiosa piedad de los fieles acostumbra venerarlos como Mártires.
  • En Roma, san Hílaro, Papa y Confesor.
  • En el territorio de Lyon, en el monte Jura, el tránsito de san Román, Abad, el primero que vivió allí vida eremítica, y, esclarecido en muchas virtudes y milagros, fue después Padre de muchísimos Monjes.
  • En Pavía, la Traslación del cuerpo de san Agustín, Obispo, Confesor y Doctor de la Iglesia, desde la isla de Cerdeña, por obra de Luitprando, Rey de los Longobardos.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.




SAN ROMÁN,
Abad

San Román se había retirado, con su hermano Lupicino, al monte Jura, para hacer penitencia. Fue allí tan cruelmente tentado y atormentado por el demonio, que abandonó el yermo para volver al mundo; mientras lo hacía, dio en el camino con una dama venerable que lo exhortó a la perseverancia. Volvió sobre sus pasos y permaneció en esa soledad durante el resto de su vida, atrayendo a ella a muchos santos varones. Murió hacia el año 460. Sobreviviole su hermano unos 20 años.

domingo, 27 de febrero de 2022

R.P. Leonardo Castellani: Sermón La Curación de Bartimeo

 

Aclamad a Dios, moradores todos de la tierra:
servid al Señor con alegría
(Salmos XCIX, 1)


En aquel tiempo: Tomando Jesús, consigo a los Doce, les dijo: “He aquí que subimos a Jerusalén, y todo lo que ha sido escrito por los profetas se va a cumplir para el Hijo del hombre. Él será entregado a los gentiles, se burlarán de Él, lo ultrajarán, escupirán sobre Él, y después de haberlo azotado, lo matarán, y al tercer día resucitará”. Pero ellos no entendieron ninguna de estas cosas; este asunto estaba escondido para ellos, y no conocieron de qué hablaba. Cuando iba aproximándose a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, y mendigaba. Oyendo que pasaba mucha gente, preguntó que era eso. Le dijeron: “Jesús, el Nazareno pasa”. Y clamó diciendo: “Jesús, Hijo de David, apiádate de mí!”. Los que iban delante, lo reprendían para que se callase, pero él gritaba todavía mucho más: “¡Hijo de David, apiádate de mí!”. Jesús se detuvo y ordenó que se lo trajesen; y cuando él se hubo acercado, le preguntó: “¿Qué deseas que te haga?” Dijo: “¡Señor, que reciba yo la vista!”. Y Jesús le dijo: “Recíbela, tu fe te ha salvado”. Y en seguida vio, y lo acompañó glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios. 
Lucas XVIII, 31-43



Domingueras Prédicas II
R.P. Leonardo Castellani


Domingo de Quincuagésima
La Curación de Bartimero (1967)

El Evangelio de hoy tiene dos perícopas diversas entre sí, sin relación mutua aparente: la tercera profecía sobre la Pasión, Muerte y Resurrección y la curación de dos ciegos. Los Santos Padres hallan que la relación es la fe: el ciego Bartimeo es loado por su fe, y la profecía nace de la fe. Es traído por los cabellos. 

La curación de los ciegos en Jericó presenta discordias en los tres Evangelistas, como saben; pero concordados es posible y aun fácil. Fueron dos ciegos, como dice Mateo; y el milagro tuvo dos partes: a la entrada, y el día siguiente, a la salida de Jericó. Está indicado esto en el texto: una vez el ciego Bartimeo fue atajado por los circunstantes que lo agarraron de los vestidos y él se arrancó dejándoselos en las manos; la otra vez tranquilamente Cristo manda se lo traigan y se lo traen. Marco, que copió la catequesis de San Pedro, pone su nombre: "Hijo de Timeo"; lo cual prueba que el Apóstol lo conocía, se hizo un Discípulo probablemente; de hecho, Lucas dice que ya curado, siguió a Cristo: "sequebatur illum", lo seguía, se había unido a la pequeña comitiva apostólica.


San Agustín lo pone como ejemplo del acto de fe: "Primero preguntó sumisamente, después averiguó diligentemente, después confesó paladinamente, después obró valientemente", dice el Santo Doctor. Antes de la fe hay que averiguar, ésos son los preámbulos de la fe a cargo de la razón; después de la fe hay que obrar conforme a ella, porque la fe sin obras es muerta.


"La profecía nace de la fe." Pero Cristo ¿necesitaba la fe, o podía tener fe, siendo Dios? La profecía nace de la ciencia infusa (o infundida por Dios), y Cristo tenía ciencia infusa. Ciencia infusa es la que no se adquiere através de los sentidos, como es la de los Profetas -y la de los ángeles. Los ángeles no podrían tener conocimiento del Universo material, porque no tienen sentidos corporales, si Dios no les infundiera ese conocimiento; lo cual llaman los teólogos "iluminación". Dios ilumina directamente a los ángeles supremos; y después ellos se iluminan en escalera (1); y el ángel superior que ilumina a otro inferior, se hace como su padre; se establece entre ellos una relación como la de paternidad terrestre.

Cristo tuvo tres ciencias (2): la ciencia infusa, que está dicha; la ciencia humana, que adquirió por experiencia (3), y la ciencia infinita de Dios, la cual de suyo debía suprimir las otras dos, por ser infinita; mucho más que un fósforo a la luz del sol. ¿Cómo no las suprimió?

La única razón posible es que la ciencia divina de Cristo se fue a la retroscena, quedó suspendida, reservada, escondida, por la Encarnación: eso dice San Pablo al hablar de la "kenósis" (4) o vaciamiento; y al decir hiperbólicamente que la Divinidad se aniquiló: "exinanivit semetipsum formam serví accipiens." (5) Desde luego, si no  fuera así, Cristo no hubiera podido sufrir ni morir: la visión beatífica elimina todo sufrimiento. "Mirar cómo la Divinidad SE ESCONDE-dice San Ignacio.


Cristo por su ciencia infusa, o profética, conoció detalladamente su Pasión, Muerte y Resurrección y la profetizó tres veces -o más. Esto revienta la calumnia común de los impíos actuales, comenzando por Wellhausen y Renan y acabando por Wrede y Schweitzer: dicen que Cristo se ilusionó, y después se llevó un tremendo encontronazo que lo hizo exclamar en la Cruz: "¡Elí, Elí! ¿Lemá sebactaní?, ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?." (6)

Para Renan, el gran apóstata, Cristo fue un joven campesino galileo, enteramente inculto, ignorante de la Política Mundial -Romana en este caso; un poeta con la cabecita llena de pájaros y lirios, un moralista atolondrado con un ideal ético utópico; que en realidad se buscó Él mismo el encontronazo y el ajusticiamiento ... "Evomenda et ca canda".

El grito "¡Elí, Elí! ¿Lemá sebactaní?" no fue un grito de desespero, como lo muestra el Texto mismo: después de él Cristo dijo: "Todo se ha cumplido" (7); y enseguida, tranquilamente: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (8), dándonos ejemplo de "una buena y santa noche", como dice aquí el P. Herráez.


Cristo simplemente recitó el Psalmo 21, donde está profetizada su Vida, su Pasión y su Triunfo; y que comienza así:

"¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has desamparado?"

La respuesta viene inmediatamente: el recitado del Profeta David en sus dos terceras partes describe sorprendentemente la Pasión de Cristo: las burlas blasfemas de los judíos: "Confió en Dios, que Dios lo libere"; la sed que le quema las fauces: "Seca está como teja mi garganta"; sus vestidos repartidos: "Echaron a suertes mi túnica", y la frase inconfundible: "Traspasaron mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos"; mezclado todo esto con frases de casi frenética esperanza. Cuando acabó el Psalmo, Cristo vio que faltaba una profecía: "Y mi sed me abrevaron con vinagre"; y cuando ella se cumplió (9), Cristo pronunció; "Ya está cumplido todo" -o sea: "Mi misión se cumplió."


En el último tercio del Psalmo se anuncia el triunfo del que "ya no era hombre, era gusano", y el triunfo, el surgimiento de la Iglesia:


"Si pone su vida para salud de muchos,
Verá una larguísima progenie." (10)
"Anunciaré tu nombre a mis hermanos,
En las reuniones dellos te engrandeceré.
Te he de alabar en la nutrida Iglesia,
Ante los tuyos sacrificaré" (11),

terminando David su poema con este sello:

"Estas cosas ha hecho Dios."


San Pedro no quería que Cristo hablara de su Pasión, solamente de sus milagros. Cristo se le enojó (12), porque su Pasión era su triunfo; y su Resurrección, el mayor milagro.

Hoy día hay dos ciegos: el impío y el mal cristiano. Su nombre es Legión. Cristo puede sanarlos, y los sanará; pero no tan suavemente como a los dos de Jericó.


Notas

1. En su Tratado sobre el Gobierno del Mundo, (Suma Teológica, I, Q. 109, art. 3, c.), Santo Tomás afirma que Dios ilumina todo entendimiento, pero esto no impide que un ángel superior ilumine a otro manifestándole la verdad de lo que pertenece al orden de la naturaleza, de la gracia o de la gloria (Ibíd., Q. 106, art. 1, ad 2m.).
2. En este párrafo y el siguiente Castellani unifica bajo la expresión "ciencia divina" o "ciencia infinita" la ciencia increada (que Cristo posee como Dios) y la visión beatífica (el conocimiento intuitivo de la Divinidad que Cristo posee como hombre). En el Senor hay, pues, cuatro ciencias: una increada y tres creadas. Éstas últimas son: la ciencia humana o experimental (que obtiene a partir de los sentidos y por el uso natural de la inteligencia), la infusa y la visión beatífica.
3. A ella al u de San Lucas cuando escribe: "Y crecía en sabiduría, estatura y gracia ante Dios y los hombres" (2, 52).
4. Filipenses 2, 7
5. "Se anonadó a Sí Mismo tomando la forma de siervo".
6. Mateo 27: 46.
7. Juan 19, 30.
8. Lucas 23, 46.
9. Juan 19, 28-29.
10. Isaías 53, 10.
11. Psalmo 21, 23, 26.
12. Mateo 16, 21-23.




Sea todo a la mayor gloria de Dios.


Martirologio Romano 27 de febrero

 

SAN LEANDRO,
Obispo y Confesor

n. hacia el año 534 en Cartagena, España;
† hacia el año 596 en Sevilla, España


Amarás al Señor Dios tuyo con todo tu corazón,
y con toda tu alma, y con toda tu mente.
(Mateo 22, 37)


  • En ísola del Abruzzo, san Gabriel de la Virgen Dolorosa, Clérigo de la Congregación llamada de la Cruz y Pasión del Señor, y Confesor; el cual, esclarecido con grandes méritos en el breve curso de su vida, y con milagros después de la muerte, fue puesto en el catálogo de los santos por el Papa Benedicto XV.
  • En Roma, el triunfo de los santos Mártires Alejandro, Abundio, Antígono y Fortunato.
  • En Alejandría, el suplicio de san Julián, Mártir, que, padeciendo de gota hasta el punto de no poder andar ni mantenerse en pie, fue presentado al Juez con dos criados suyos, que le llevaban en una silla; de éstos, el uno negó la fe; el otro, llamado Euno, perseveró con su amo en la confesión de Cristo. Ambos, Julián y Euno, puestos en sendos camellos, fueron paseados por toda la ciudad, cruelmente azotados, y por último, encendida una hoguera, quemados en medio del pueblo, que lo contemplaba.
  • En el mismo lugar, san Besa, soldado, el cual, como refrenase a los que insultaban a dichos Mártires, llevado al Juez y confesando constantemente la fe, fue decapitado.
  • En Sevilla de España, el tránsito de san Leandro, Obispo de la misma ciudad, hermano de los santos Isidoro Obispo y Florentina Virgen; el cual, con su predicación e industria, y con la ayuda del Rey Recaredo, convirtió a la nación Visigoda, de la impiedad Arriana a la fe católica.
  • En Constantinopla, los santos Confesores Basilio y Procopio, que en tiempo del Emperador León combatieron valerosamente por el culto de las sagradas Imágenes.
  • En Lyon de Francia, san Baldomero, Subdiácono, varón consagrado a Dios, cuyo sepulcro resplandece con frecuentes milagros.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.


SAN LEANDRO,
Obispo y Confesor

De ordinario se representa a San Leandro teniendo en la mano un corazón envuelto en llamas, símbolo de su amor por Dios. Nombrado obispo de Sevilla, comunicó a su rebaño los ardores celestiales que consumían su alma e ilustró a los arrianos con sus sabios escritos. Sus elocuentes predicaciones convirtieron a la fe a Recaredo, que fue el primer rey católico de España. Murió en el año 596.

sábado, 26 de febrero de 2022

Martirologio Romano 26 de febrero

  

SAN NÉSTOR,
Obispo y Mártir

† crucificado hacia el año 251


Si es preciso gloriarme de alguna cosa,
me gloriaré de aquéllas que son propias de mi flaqueza.
(2 Corintios 11, 30)



  • En Perga de Panfilia, el triunfo de san Néstor, Obispo; el cual, en la persecución de Decio, suplicando instantemente a Cristo día y noche que custodiase su grey, fue preso, y luego, por confesar con admirable libertad y alegría el nombre del Señor, fue atormentado cruelmente en el potro, de orden del Presidente Folión, y, por último, protestando constantemente que estaría siempre unido a Cristo, colgado de una cruz voló vencedor al cielo.
  • En la misma ciudad, el suplicio de los santos Papías, Diodoro, Conón y Claudiano, que precedieron a san Néstor en el martirio.
  • También los santos Mártires Fortunato, Félix y otros veintisiete.
  • En Alejandría, san Alejandro, Obispo, glorioso anciano, sucesor de san Pedro, Obispo de la misma ciudad, que, inflamado en el celo de la fe, arrojó de la Iglesia a su Presbítero Arrio, contaminado con la herética impiedad y convencido con la verdad divina; después, entre los trescientos dieciocho Padres del Concilio Niceno, condenó a dicho heresiarca.
  • En Bolonia, san Faustiniano, Obispo; el cual, con la virtud de su predicación, confirmó y acrecentó aquella Iglesia, vejada por la persecución de Dioclecianó.
  • En Gaza de Palestina, san Porfirio, Obispo, que, imperando Arcadio, echó por tierra el ídolo Marna y su templo, y, después de muchos tormentos, descansó en el Señor.
  • En Florencia, san Andrés, Obispo y Confesor.
  • En territorio de Arcis, en Francia, san Víctor, Confesor, cuyas alabanzas escribió san Bernardo.


Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.



SAN NÉSTOR,
Obispo y Mártir

Como supiese San Néstor que se le buscaba para ser martirizado, dijo adiós a todos sus servidores y se presentó a los soldados que iban a prenderlo. Le prometieron hacerle sumo sacerdote de los ídolos, si quería renunciar a la fe. Mas prefirió el oprobio de la cruz a todos los honores de la gentilidad. Se le extendió en el potro y se le puso en una cruz; en todas partes alababa a Dios, e invitaba a los demás a que lo reconocieran y lo adoraran con él.

viernes, 25 de febrero de 2022

Martirologio Romano 25 de febrero

 

SAN TARASIO,
Obispo y Confesor

† hacia el año 806


llevemos también la imagen del hombre celestial.
(1 Corintios 15, 49)


  • En Egipto, el triunfo de los santos Mártires Victorino, Víctor, Nicéforo, Claudiano, Dióscoro, Serapión y Papías, en tiempo del Emperador Numeriano. Los dos primeros, sufridos constantemente, por la confesión de la fe, exquisitos géneros de tormentos, fueron degollados; Nicéforo, después de superar las parrillas encendidas y la hoguerá, fue cortado en menudos pedazos; Claudiano y Dióscoro fueron quemados; Serapión y Papías, pasados a cuchillo.
  • En África, los santos Mártires Donato, Justo, Herena y sus Compañeros.
  • En Constantinopla, san Tarasio, Obispo, insigne en doctrina y piedad, a quien el Papa Adriano I escribió una carta en defensa de las sagradas Imágenes.
  • En Nazianzo de Capadocia, san Cesáreo, que fue hijo de santa Norma y hermano de los santos Gregorio el Teólogo y Gorgonia, y de quien el mismo Gregorio atestigua que le vio entre los coros de los Santos.
  • En el monasterio de Heidenhem, diócesis de Eichstadt, en Alemania, santa Walburga, Virgen, que fue hija de san Ricardo, Rey de los Ingleses, y hermana de Villebaldo, Obispo de Eichstadt.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.


SAN TARASIO,
Obispo y Confesor

San Tarasio fue cónsul, secretario de Estado y, enseguida, arzobispo de Constantinopla. En este último cargo dio los más hermosos ejemplos de caridad y humildad. Con sus propias manos servía a los pobres, diciendo que quería imitar a Jesucristo, que había venido a la tierra para servir y no para ser servido. Fue el alma del Concilio segundo de Nicea que, en el año 786, anatematizó a los iconoclastas o destructores de imágenes. De inmediato hizo reponer las imágenes de los santos en toda la extensión de su patriarcado.

jueves, 24 de febrero de 2022

Dom Gueranger: San Matías, Apóstol

  




SAN MATÍAS, APÓSTOL 
(En los años bisiestos la fiesta se celebra el 25 de febrero)


UN NUEVO APÓSTOL

S. Matías, Apóstol de Cristo, completa con su presencia el coro de bienaventurados que la Iglesia nos invita honrar en este tiempo litúrgico. Matías se unió pronto al séquito del Salvador y fué testigo de todas sus obras hasta la Ascensión. Era del número de los discípulos, pero Jesucristo no le había colocado en el rango de sus Apóstoles. Sin embargo esfcaba llamado a esta gloria; pues David se refería a él al profetizar que “otro recibiría el Episcopado” que había quedado vacante por la prevaricación de Judas, el traidor (1). En el intervalo que media entre la Ascensión de Jesús y la venida del Espíritu Santo, el Colegio Apostólico determinó completarse para que el número de doce, fijado por Cristo, quedara completo el día en que la Iglesia, al recibir el Espíritu Santo, se declarase en contra de la Sinagoga. El nuevo Apóstol tuvo parte en toda clase de tribulaciones de sus hermanos en Jerusalén; y el día de la dispersión de los enviados de Cristo se dirigió a las provincias que le habían sido señaladas para evangelizar.



LA ENSEÑANZA DEL APÓSTOL

Las obras de Matías, sus trabajos y sus pruebas nos son desconocidos. En los escritos de S. Clemente de Alejandría queda algo de su doctrina; encontramos una sentencia, que nos parece obligación citarla aquí, por tener relación con los sentimientos que la Iglesia nos inspira en este santo tiempo. “Es necesario, dice S. Matías, combatir la carne y servirse de ella sin mimarla con satisfacciones culpables. En cuanto al alma debemos desarrollarla por la fe y por la inteligencia(2). En efecto, habiéndose roto en el hombre el equilibrio por el pecado, y deseando el hombre exterior todo lo de abajo, no podemos restablecer en nosotros la imagen de Dios sino obligando al cuerpo a someterse sin réplica al yugo del espíritu. Agraviado por el pecado original, el espíritu mismo es arrastrado por una resbaladiza pendiente a las tinieblas. Sola la fe le levanta humillándole y el conocimiento es la recompensa de la fe. Esta es, en resumen, la doctrina que la Iglesia procura hacernos comprender y practicar en estos días. Glorifiquemos al que nos ilumina y nos fortalece. La misma tradición que nos da alguna luz sobre la vida apostólica de S. Matías, nos dice, que sus trabajos fueron coronados con la palma del martirio, pero sin precisar si fué en Etiopía o en Judea.


Notas

1 Ps., CVIII. 
2 Stromates, 1, III, c. IV.




Sea todo a la mayor gloria de Dios.

IN MEMORIAM

  



MARIO FABIÁN VÁZQUEZ

1 DE DICIEMBRE DE 1967 - 24 DE FEBRERO 2015

R.I.P


Acompañamos en oración a su familia en un nuevo aniversario del fallecimiento de nuestro querido y recordado amigo. Dios en su misericordia nos conceda la gracia de encontrarnos nuevamente, en la patria celestial a los pies de nuestro Señor.






Sea todo a la mayor gloria de Dios.

Martirologio Romano 24 de febrero

  

SAN MATÍAS,
Apóstol

† lapidado hacia el año 80 en Colchis

Patrono de carpinteros; sastres; alcohólicos reformados. Protector contra la viruela y el alcoholismo.


Cayó la suerte a Matías,
con lo que fue agregado a los once Apóstoles.
(Hechos 1, 26)

  • En Judea, el nacimiento para el cielo de san Matías, Apóstol, al cual, después de la Ascensión del Señor, eligieron por suerte los Apóstoles en lugar de Judas el traidor, y, por la predicación del Evangelio, padeció el martirio.
  • En Roma, santa Primitiva, Mártir.
  • En Ruán, el suplicio de san Pretextato, Obispo y Mártir.
  • En Cesarea de Capadocia, san Sergio, Mártir, cuyos hechos preclaros se conservan escritos.
  • En África, los santos Mártires Montano, Lucio, Julián, Victórico, Flaviano y Compañeros, que fueron discípulos de san Cipriano, e imperando Valeriano consumaron el martirio.
  • En Tréveris, san Modesto, Obispo y Confesor.
  • Cerca de Stilo, en Calabria, san Juan, por sobrenombre Terestes, insigne por la observancia de la vida monástica y por la santidad.
  • En Inglaterra, san Edilberto, Rey de los Kantios, a quien San Agustín, Obispo de los Ingleses, convirtió a la fe de Cristo.
  • En Jérusalén, la primera Invención de la cabeza de san Juan Bautista, Precursor del Señor.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.



SAN MATÍAS,
Apóstol

San Matías fue elegido por los apóstoles después de la Ascensión del Salvador para reemplazar al pérfido Judas. Congregados, los fieles oraron al Espíritu Santo para que les diese a conocer la persona que Él había destinado para este ministerio; enseguida, echaron suertes, y cayó la suerte a Matías. El nuevo Apóstol predicó el Evangelio a los pueblos de la Judea y de la Etiopía; su celo le atrajo el odio de los judíos, que lo lapidaron y le cortaron la cabeza.

miércoles, 23 de febrero de 2022

Martirologio Romano 23 de febrero

  

SAN PEDRO DAMIÁN,
Obispo, Confesor y Doctor de la Iglesia

n. 1007 en Ravena, Italia;
† 22 de febrero de 1072 en Ravena, Italia


Asegúrote de cierto que de allí no saldrás
hasta que pagues el último maravedí.
(Mateo 5, 26)


  • San Pedro Damián, de la Orden Camaldulense, Cardenal y Obispo de Ostia, Confesor y Doctor de la Iglesia, que voló al cielo el día de ayer.
  • En Esmirna, el triunfo de San Policarpo, discípulo de San Juan Apóstol, y por él consagrado Obispo de aquella ciudad, que fue el Principal de toda el Asia. Después, en tiempo de Marco Antonino y de Lucio Aurelio Cómmodo, en presencia del Procónsul, y vociferando contra él todo el pueblo en el anfiteatro, fue arrojado a la hoguera; pero no recibiendo daño del fuego, atravesado con la espada recibió la corona del martirio. Junto con él fueron martirizados en la misma ciudad otros doce que habían llegado de Filadelfia. La fiesta de san Policarpo se celebra el 26 de Enero.
  • En Sirmio, san Sireno, Monje y Mártir, el cual, preso de orden del Emperador Maximiano y confesando que era Cristiano, fue degollado.
  • Allí mismo, el triunfo de setenta y dos santos Mártires, que, consumando en dicha ciudad el combate del martirio, entraron en el reino perdurable.
  • En la ciudad de Astorga, en España, santa Marta, Virgen y Mártir; la cual, siendo Emperador Decio y Procónsul Paterno, fue, por la fe de Cristo, cruelmente atormentada, y muerta finalmente por la espada.
  • En Constantinopla, san Lázaro, Monje, que, por pintar Imágenes sagradas, fue, de orden del Emperador Teófilo Iconoclasta, atormentado con atroces suplicios y le quemaron la mano con un hierro candente; pero curado por virtud divina, volvió a pintar las sagradas Imágenes que le habían raído, y últimamente descansó en paz.
  • En Brescia, san Félix, Obispo.
  • En Roma, san Policarpo, Presbítero; el cual, en unión de san Sebastián, convirtió muchísimos a la fe de Cristo, y con sus exhortaciones los condujo a la gloria del martirio.
  • En Sevilla de España, san Florencio, Confesor.
  • En Todi de Umbría, santa Romana, Virgen, que, bautizada por el Papa san Silvestre, pasó en grutas y cuevas vida celestial y resplandeció con gloriosos milagros.
  • En Inglaterra, santa Milburga, Virgen, hija del Rey de los Hercios.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.


SAN PEDRO DAMIÁN,
Obispo, Confesor y Doctor de la Iglesia

Pedro quedó huérfano desde muy joven y fue enviado a casa de uno de sus hermanos, ya casado, quien lo trató duramente y lo mandó a cuidar cerdos. Un día encontró una moneda de plata y la empleó en hacer celebrar una misa por el alma de su padre. Dios recompensó su piedad filial. Otro de sus hermanos, llamado Damián, lo recibió en su casa y lo hizo estudiar. Más tarde, Pedro se unió a los Ermitaños de la Santa Cruz, entre los cuales se distinguió por la austeridad de su vida. Esteban IX lo nombró cardenal obispo de Ostia. Después de haber ilustrado su sede con sus eminentes virtudes, volvió a la soledad de Fuente Avellana. Murió en Faenza, en 1072, volviendo de Ravena, adonde el Papa lo había enviado a restablecer el orden y la obediencia a la autoridad pontificia.

martes, 22 de febrero de 2022

Dom Gueranger: La Cátedra de San Pedro en Antioquía

  





"Año Litúrgico"
Dom Gueranger


LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO EN ANTIOQUÍA


FIESTA DE LA CÁTEDRA EN ANTIOQUÍA 

Por segunda vez la Iglesia festeja la cátedra de San Pedro; hoy no se celebra su pontificado en Roma, sino su episcopado en Antioquía. La estancia que el Príncipe de los Apóstoles hizo en esta última ciudad, fué para ella la mayor gloria que tuvo desde su fundación; este período ocupa gran parte de la vida de San Pedro, por eso merere que los cristianos la celebren.


EL CRISTIANISMO EN ANTIOQUÍA

Cornelio había recibido el bautismo en Cesárea de manos de San Pedro; y la entrada de este romano en la Iglesia anunciaba que había llegado el momento en que el cristianismo iba a extenderse fuera del pueblo judío. Algunos discípulos de los que San Lucas nos ha conservado los nombres, intentaron un ensayo de predicación en Antioquía y el éxito que obtuvieron inclinó a los Apóstoles a enviar a Bernabé de Jerusalén a esta ciudad. Al llegar, éste no tardó en unírsele un judío convertido hacía pocos años y conocido aún con el nombre de Saulo, que más tarde cambió por el de Pablo y le hizo tan famoso en toda la Iglesia. La palabra de estos dos hombres apostólicos suscitó en el seno de los gentiles nuevas conversiones y se pudo prever que pronto el centro de la religión no sería Jerusalén sino Antioquía. El Evangelio se propagaba entre los Gentiles e iba avanzando la ciudad ingrata que no había conocido el tiempo de su visita (1).


SAN PEDRO EN ANTIOQUÍA

Toda la tradición concorde nos transmitió como cierto, que San Pedro tuvo su residencia en esta tercera ciudad del Imperio Romano, cuando la fe de Cristo tomó gran incremento en ella como hemos dicho al principio. Este cambio de lugar, este desplazamiento de la cátedra primada mostraron, que la Iglesia avanzaba en sus destinos y abandonando el estrecho recinto de Sión, se dirigía hacia la humanidad entera.

Sabemos por el Papa Inocencio I que en Antioquía tuvo lugar una reunión de Apóstoles. En adelante sería hacia la gentilidad hacia donde el espíritu Santo dirigiría su soplo divino empujando aquellas nubes simbólicas en las cuales Isaías vió la figura de los Santos Apóstoles (2). San Inocencio, a cuyo testimonio se une el de Vigila, Obispo de Thapso, nos dice que hay que aplicar al testimonio de la reunión de San Pedro y de los Apóstoles en Antioquía, lo que dice San Lucas en los Hechos: que después de estas conversiones en masa de los gentiles, los discípulos de Cristo comenzaron a llamarse cristianos.


LAS TRES CÁTEDRAS DE SAN PEDRO

Antioquía llegó a ser la sede de San Pedro. Allí residerá en adelante, desde allí irá a evangelizar diversas provincias de Asia; y allí volverá para acabar la fundación de esta noble Iglesia. 

Alejandría la segunda ciudad del Imperio, también reclama a su vez el honor de poseer la sede primada, cuando humilló su cerviz al yugo de Cristo; pero Roma, preparada, por Dios, para ser la emperatriz del mundo, tiene más derechos todavía. Pedro se puso en camino, llevando consigo los destinos de la Iglesia; donde se detenga, donde muera, allí dejará su sucesión. En un momento dado se marchó de Antioquía y dejó como Obispo a Evodio. Evodio será el sucesor de San Pedro y a la vez Obispo de Antioquía; pero su Iglesia no heredará la primacía que Pedro lleva consigo. El príncipe de los Apóstoles designa a Marcos, su discípulo, para que tome posesión de Alejandría en su nombre; y esta Iglesia será la segunda del universo, elevada un grado más que la de Antioquía, por la voluntad de Pedro, que, con todo eso, no dará su sede a nadie. Irá a Roma, fijará allí su cátedra, y vivirá, enseñará y regirá perpetuamente a sus sucesores. Tal es el origen de las tres grandes cátedras patriarcales, tan veneradas en la antigüedad; la primera, Roma, investida de la plenitud de los derechos del príncipe de los apóstoles, que les ha transmitido al morir. La segunda, Alejandría, que debe su preeminencia a la distinción que Pedro, se ha dignado hacer de ella adoptándola por la segunda; la tercera, Antioquía, él mismo se sentó en persona, cuando al renunciar a Jerusalén, concedió a la gentilidad la gracia de la adopción. Si pues Antioquía cede en rango a Alejandría, esta última la es inferior, en cuanto que tuvo el honor de haber poseído la persona a quien Cristo había investido con el cargo del pastor supremo. Era, pues, justo que la Iglesia honrase a Antioquía por la gloria que tuvo de ser temporalmente el centro de la sociedad; y tal es la intención de la fiesta que celebramos hoy (3).


NUESTRAS OBLIGACIONES CON LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO

Las solemnidades dedicadas a San Pedro deben interesar de modo particular a los hijos de la Iglesia; la fiesta del padre es siempre también de la familia; pues de él depende su vida y su existencia. Si no hay más que un rebaño, es porque no hay más que un pastor; honremos pues, las prerrogativas divinas de San Pedro, a las cuales debe el cristianismo su conversión, y amemos y recibamos con interés las obligaciones que tenemos con la sede apostólica. Cuando celebramos la cátedra romana, reconocemos cómo se enseña la fe, se conserva y se propaga por la Iglesia-Madre en la cual residen las promesas hechas a Pedro. Honremos hoy a la Sede Apostólica, como fuente única del poder legítimo por el que los pueblos son regidos y gobernados para su salvación eterna.


PODERES DE PEDRO

El Salvador dijo a Pedro: "Te daré las llaves del reino de los cielos (4) es decir, de la Iglesia." También le dijo: "Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas" (5) . Pedro es pues, el príncipe; porque las llaves, en la escritura significan primacía; es pues, el pastor, y pastor universal: porque en el rebaño no hay más que ovejas y corderos. Pero, por voluntad de Dios, encontramos otros pastores en todas partes: Son los Obispos, "sobre quienes se ha posado el Espíritu Santo para que gobierne la Iglesia de Dios" (6), gobiernan en nombre del pastor común a la cristiandad y son también Pastores. Pero ¿cómo las llaves, que son patrimonio de Pedro, pueden encontrarse en manos distintas de las suyas? La Iglesia Católica nos explica este misterio en los monumentos de su Tradición. Nos dice por Tertuliano que "que el Señor ha dado las Llave a Pedro, y por él a la Iglesia" (7); por S. Optato de Mileve que, "por el bien de la unidad, Pedro ha sido preferido a los demás Apóstoles, y ha recibido solo las Llaves del Reino de los cielos, para comunicárselas a los otros" (8); por S. Gregorio de Niza, "que Cristo ha dado por Pedro a los Obispos las Llaves de su celeste prerrogativa" (9); por S. León Magno que, "el Salvador ha dado por Pedro a los demás príncipes de la Iglesia todo lo que le ha parecido conveniente" (10).


PODERES DE LOS OBISPOS

El Episcopado es siempre sagrado; se remonta a Cristo por Pedro y sus sucesores; por eso la tradición católica nos lo atestigua de una manera sorprendente, al aplaudir el lenguaje de los Pontífices Romanos que no han cesado de declarar, desde los primeros siglos que la dignidad de los Obispos estaba llamada a compartir su propia solicitud, in partern sollicitudinis vocatos. Por eso S. Cipriano no duda en decir "que el Señor, queriendo establecer la dignidad episcopal y constituir la Iglesia, dice a Pedro: Te daré las Llaves del Reino de los cielos; de aquí nace la institución de los Obispos y la disposición de la Iglesia" (11). Esto es lo que repite, a coro con el Obispo de Cartago, S. Cesáreo de Arlés en las Gaules, en el siglo v, cuando escribe al santo papa Símaco: "Fíjate que el episcopado tiene su fuente en la persona del bienaventurado Apóstol Pedro, y nace de allí, por una consecuencia necesaria, que toca a su Santidad, señalar a las diversas iglesias las reglas a las cuales deben conformarse" (12). Esa doctrina fundamental, que S. León Magno ha formulado con tanta autoridad y elocuencia y que es en otros términos la misma que venimos mostrando continuamente por la tradición, se encuentra mandada a las iglesias antes de S. León en las magníficas Cartas de S. Inocencio I, que ha llegado hasta nosotros. Por eso escribe en el Concilio de Cartago que, "el Episcopado y toda su autoridad emanan del Colegio Apostólico" (13); en el Concilio de Mileve "que los Obispos deben considerar a Pedro como fuente de su nombre y de Su dignidad" (14); a S. Victricio, Obispo de Rouen, que "el Apostolado y el Episcopado tienen su origen en Pedro" (15). 

No vamos a componer aquí un tratado polémico; nuestro objeto, alegando estos títulos magníficos de la Cátedra de S. Pedro, no es otro que avivar en el corazón de los fieles la veneración y acatamiento de que deben estar animados hacia ella. Pero es necesario que conozcan la fuente de la autoridad espiritual que, en sus diversos grados, les rige y les santifica. Todo dimana de Pedro, todo procede del Pontífice Romano en el cual Pedro se continuará hasta el fin de los siglos. Jesucristo es el príncipe del Episcopado, el Espíritu Santo establece los Obispos; pero la misión, la institución que señala al Pastor su rebaño y al rebaño su Pastor, la dan Jesucristo y el Espíritu Santo por el ministerio de Pedro y de sus sucesores.


TRASMISIÓN DEL PODER DE LAS LLAVES 

¡Qué divina y sagrada es la autoridad de las Llaves, pues descendiendo del cielo al Pontífice Romano, se deriva de él por los Prelados de las Iglesias sobre toda la sociedad cristiana que ella debe regir y santificar! El modo de transmitirse por el Colegio Apostólico ha podido variar según los siglos; pero todo poder emana de la Cátedra de Pedro. Al principio había tres Cátedras: Roma, Alejandría y Antioquía; las tres, fuentes de la institución canónica para los Obispos de su dependencia; mas las tres tenidas como otras tantas Cátedras de Pedro fundadas por él para presidir como dice S. León (16), S. Gelasio (17), y S. Gregorio (18). Pero entre estas tres Cátedras, el Pontífice que se sentaba en la primera era quien recibía del cielo su institución, mientras que los otros dos Patriarcas ejercían sus derechos después de haber sido reconocidos y confirmados por el que ocupaba en Roma el lugar de Pedro. Más tarde se quiso añadir dos nuevas cátedras a las tres primeras pero Constantinopla y Jerusalén no llegaron a tal honor sino con el asentimiento del Pontífice Romano. Con el fin de que los hombres no confundiesen las distinciones accidentales con las cuales habían sido decoradas estas diversas iglesias con la prerrogativa de la Iglesia Romana, Dios permitió que las Sedes de Alejandría, de Antioquía, de Constantinopla, de Jerusalén fuesen mancilladas con la herejía; y que llegando a ser cátedras de error, dejasen de trasmitir la misión legítima desde el momento en que alteraron la fe que Roma las había trasmitido con la vida. Nuestros Padres han visto caer sucesivamente estas columnas antiguas que la mano paternal de Pedro había erigido; pero sus ruinas atestiguan más claramente, cuán sólido es el edificio que la mano de Cristo ha levantado sobre Pedro. El misterio de la unidad es revelado con mayor claridad y Roma reservándose para sí los favores que ella había concedido a las iglesias que la habían tenido por madre común, no ha hecho sino darnos con más claridad el principio único del poder pastoral.


DEBERES DE RESPETO Y DE SUMISIÓN.

A nosotros, sacerdotes y fieles, nos toca informarnos de la fuente en que nuestros pastores han tomado su poder, de la mano que les ha trasmitido las Llaves. Su misión ¿emana de la Sede Apostólica? Si fuere así, vienen de parte de Cristo que les ha confiado por Pedro su autoridad; honrémosles, estémosles sumisos. Si se presentan sin ser enviados por el Pontífice Romano no nos juntemos a ellos; porque Cristo no los conoce. Aunque estén revestidos del carácter sagrado que confiere la unción episcopal, no son nada en el orden pastoral; las ovejas fieles deben alejarse de ellos.

Por eso el divino fundador de la Iglesia no se contentó con determinar la visibilidad como carácter esencial, a fin de que ella fuese la Ciudad edificada sobre la montaña (19), y que atrae todas las miradas; quiso también que el poder celestial que ejercen los pastores se derivase de una fuente visible; para que cada fiel pudiese comprobar los títulos de los que se presentan a él para reclamar su alma en nombre de Cristo. El Señor no podía hacer menos por nosotros puesto que por otra parte exigirá de nosotros en el último día que seamos miembros de su Iglesia y que hayamos vivido en unión con El por el ministerio de Pastores legítimos. ¡Honor, pues, y sumisión a Cristo en su Vicario!; ¡honor y sumisión al Vicario de Cristo en los pastores que envía!


ALABANZA

Gloria a ti príncipe de los Apóstoles y a tu Cátedra de Antioquía desde la cual presidiste los destinos de la Iglesia universal. ¡Qué magníficas son las estaciones de tu Apostolado! ¡Jerusalén, Antioquía, Alejandría, por tu discípulo Marcos y Roma en fin, por ti mismo; he aquí las ciudades que honras con tu Sede augusta. Después de Roma, ninguna te poseyó tan largo tiempo como Antioquía; es, pues, justo que honremos a esta Iglesia que fué un tiempo para ti la madre de las otras. ¡Ay! hoy ha perdido su hermosura, la fe ha desaparecido de su seno y el yugo del musulmán pesa sobre ella. Sálvala, Pedro, sométela a la Silla Romana, sobre la que te has sentado, no por un número limitado de años sino hasta la consumación de los siglos. Inmutable roca de la Iglesia, las tempestades se han desencadenado contra ti y nuestros ojos han visto más de una vez la Cátedra inmortal trasladada lejos de Roma. Entonces nos hemos acordado de las hermosas palabras de S. Ambrosio: "Donde está Pedro, allí está tu Iglesia", y nuestros corazones no se han turbado, pues sabemos que Pedro ha escogido a Roma por divina inspiración, por el suelo donde repose su Silla para siempre. Ninguna voluntad humana podrá separar lo que Dios ha unido; el Obispo de Roma será siempre el Vicario de Jesucristo, y el Vicario de Cristo aunque le desterrase la violencia sacrilega de los perseguidores, será siempre el Obispo de Roma.


SÚPLICA 

Calma las tempestades, ¡oh Pedro! para que los débiles no vacilen; ruega al Señor que la residencia de tu sucesor no salga de esta ciudad que tú escogiste y elevaste a tantos honores. Si los habitantes de esta ciudad reina han merecido ser castigados por olvidar sus deberes, perdónalos en consideración al universo católico, que su fe, como en los días en que Pablo tu hermano, les enviaba su Epístola, llegue a ser célebre en el mundo entero (20).




Notas

1. San Lucas., XIX, 44.
2. Isaías, LX, 8.
3. Hemos hecho notar que el 18 de enero, según una antigua tradición, mantenida sin intermitencia hasta el siglo xvi, se celebraba hoy la fiesta de la cátedra romana de San Pedro sin ninguna conmemoración de la de Antioquía. No se pensaba más que en tributar honores a la cátedra del Vaticano, símbolo de la primacía universal de San Pedro y de sus sucesores. Las Iglesias de las Gallas, que no admitían fiestas en Cuaresma, trasladaron esta fiesta al 18 de enero. Desde hace tres siglos el amor al Príncipe de los Apóstoles ha procurado extender el homenaje a su palabra hasta en la cátedra de Antioquía.
4. S. Mat., XVI, 19.
5. S. Juan, XXI, 15, 17.
6. Acts., XX, 28.
7. Scorpiace, c., X.
8. Contra Parmenio, 1. VII.
9. Opp., T. III.
10. En el año de su elevación al Pontificado, sermón IV, P. LIV., C. 150.
11. Carta, XXXIII.
12. Carta, X.
13. lbid., XXIX.
14. Ibid., XXX.
15. Ibid., II.
16. Carta, CIV, Anatolio.
17. Concilio romano. Labbe, t. IV.
18. Carta a Eulogius.
19. Mat., 5, 14.
20. Rom., I, 8.



Sea todo a la mayor gloria de Dios.