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miércoles, 27 de mayo de 2015

R.P. Leonardo Castellani: Las Profecías Actuales





Cristo ¿Vuelve o no vuelve?
R.P. Leonardo Castellani



Las Profecías Actuales


Me han pedido diserte sobre las actuales profecías y apariciones de que tanto se habla y que son en realidad tan interesantes como fenómeno religio­so. No haré yo mismo profecías, ni diré probablemente muchas cosas que ustedes no sepan. Hablaré primero de las cuatro apariciones mayores y más actuales, La Saletta, Lourdes, Fátima y Garabandal -dejando por amor de la brevedad las “precursoras” de París (Catalina Labouré) Potmaín, Banneux, Siracusa...-, acabando con algunas observaciones sobre el Apokalypsis, la profecía canónica por excelencia.

Notemos previamente que toda profecía privada es “dialéctica”, está re­gida por dos avisos de San Pablo contrapuestos:

t) “Profetias noliti spemere'" (No despreciéis las profecías).

2) “Probate omnem spintum" (Probad todo espíritu a ver si es el espíritu de Dios).

AI primer aviso pertenece el que muchas profecías privadas han influido en la marcha del mundo o la Iglesia. Así, por ejemplo, la institución de la fiesta y devoción mundial al Sagrado Corazón de Jesús.

También hay reyes de los tiempos de la cristiandad, de los grandes tiem­pos católicos, que han hecho caso de avisos de profetas o profetisas y han impreso un rumbo diferente a su gobierno. De manera que han influido las profecías privadas en el mundo; y para eso las manda Dios. San Pablo dice que en la Iglesia existirá siempre el espíritu de profecía.

AI segundo aviso pertenece la existencia de muchas profecías cuestio­nables e, incluso, falsas y apócrifas. Entre ellas considero las profecías de la Gran Pirámide, la profecía de Malaquías y varios de los llamados sueños de Don Bosco; a mí me parecen cuestionables (no digo que sean falsas), no me convencen por una razón o por otra. Si quieren les daré brevemente la razón. Las profecías de la Gran Pirámide me parece que son tan descomuna­ les que serían una revelación de Dios a los Egipcios, mucho mayor y más exacta que la que hizo a los Hebreos, lo cual no puede ser. A los idólatras, fetichistas, politeístas Egipcios, Dios les habría hecho una revelación mucho mayor que la que hizo a los Hebreos.

La profecía de Malaquías tiene grandes señales de haber sido falsificada en el siglo XVI, fraguada por un motivo de política eclesiástica. 

Los sueños de Don Bosco, que andan por ahí, muchos no se han cumpli­do, de manera que no eran profecías verdaderas -sí es que son auténticos.

Las reglas generales que atañen a las profecías privadas son:

1) Toda profecía privada que contradiga a las profecías canónicas, es falsaPor ejemplo, en el obispado de San Juan se publicó, hace unos dos o tres años, una hojita con una cantidad de profecías amenazantes y aun escalo­friantes para dentro de poco, algunas de las cuales estaban en disconformi­dad con lo que dice e! Apokalypsis. De manera que no puede ser.

2) Hay muchas que no se han verificado. Por ejemplo, la profecía de La Saletta. Melania dijo -o le hicieron decir— que París sería destruido y no fue destruido.

3) Muchas que se contradicen entre sí. Por ejemplo, el Gran Rey que junto con el Gran Papa -hace muchísimo tiempo los vienen prediciendo, desde el siglo X V III más o menos, con ese nombre- el Gran Rey y el Gran Papa que van a venir a dar un triunfo estupendo a la Iglesia. Resulta que los profetas franceses dicen que será francés. Incluso dicen el nombre. Los vi­dentes alemanes, dicen que será alemán. Y los españoles dicen que será espa­ñol, De manera que se contradicen entre sí. 

Hay una profecía del Gran Rey que evidentemente es un apócrifo, hecho en adulación de Fernando el Católico, que no fue muy católico que digamos. 

Hay también otra profecía de San Alonso Rodríguez, jesuíta, que dice que un gran rey de España va a convertir a todos los mahometanos y que se va a convertir en la cabeza del mundo.

4) Si se bailan en el profeta o en sus visiones algo chocante, inmoral o antidogmdtico, hay que dejarlo sin más. Por ejemplo, La Cueva de Roma. Es­tando yo en Roma -la segunda vez que estuve, es decir, en el año 47 - en una cue­va, en las afueras de Roma, empezaron a decir que había apariciones de la Virgen a un obrero ferroviario, y empezaron a concurrir ahí las gentes, a poner velas, a llevar enfermos; se empezó a hablar de curaciones, y que sé yo. Después se descubrió que esa cueva había sido morada de prostitutas y que el vidente éste era un borrachín, y todas las curaciones eran falsas. Es decir, eran curaciones de histéricos que habían gritado: ¡me he curado, me he curado! y, después, en su casa, estaban tan enfermos como antes.

5) En una profecía verdadera, puede haber partes falsas que provienen de la mente o imaginación del profeta y no de la visión que tuvo. Esto es muy importante. Lo pone San Ignacio en los ejercicios espirituales. Dice que hay que distinguir entre lo que el profeta ha recibido pasivamente de la ins­piración de Dios y lo que después él, "estando en caliente” por la visión di­vina -dice San Ignacio- añade, queriendo o sin querer, a eso que le ha sido comunicado. Esta “elaboración” del comunicado divino puede ser hecha también por otros -por los amanuenses.

Y finalmente, muchos más errores pueden inducirse en la aplicación de las profecías al tiempo presente; por ejemplo, el profesor Mirakles, Sergio María Mirakles -que escribió un libro en el año 1940, llamado La época ac­tual vista por los videntes, quiso él por su cuenta hacer una profecía basada en todas esas 40 profecías que juntó. Tomo esta frase: “París será destruido y Marsella engullida por el mar", del mencionado libro de Mirakles. Sin embargo, no se halla en otras versiones del “Secreto de Melania.” No pode­mos autenticar con seguridad a una entre otras versiones.

Y se equivocó rotundamente. No salió nada de lo que adelantó. Verdad es que él previene se trata de una “conjetura probable”,

también de la elaboración de los dichos del vidente. Por ejemplo, Cata­lina Emmerich, esa vidente alemana del siglo XVIII que tenía visiones acerca de la vida de Cristo y de la Virgen que han publicado acá, en 4 grandes to­mos, los padres del Verbo Divino. Son muy lindas, muy poéticas. Hermosas son, pero cómo no van a serlo si un gran poeta alemán, Clemente Brentano, se fue a verla y se sentó al lado de su cama de tullida durante cinco años y empezó a tomar por escrito todo lo que ella contaba; y, después, cuando ella murió, publicó todas esas revelaciones de la Catalina Emmerich redacta­das por él. De manera que no sabemos, a punto fijo, qué es exactamente lo que ella vio o Dios le comunicó, y lo que elaboró Clemente Brentano. Por supuesto no habrá falsificado nada, pero lo ha adornado y ornamentado y ha elaborado románticamente (porque era un poeta romántico), esas cosas que oyó reveladas a Catalina Emmerich.

A causa del consejo de San Pablo, la Iglesia tiene la más exquisita cautela acerca de las visiones. Y nunca -que yo sepa- ha aprobado oficialmente ninguna, sino es indirectamente, canonizando al profeta como santo, sin inmiscuirse en sus profecías. Así tenemos las revelaciones de Santa Ildegardis, Santa Brígida, Santa Gertrudis, la Venerable Catalina Emmerich y la reciente difunta Teresa Newman, que han producido edificación o devoción en el pueblo cristiano, sin que la Iglesia se pronunciase nunca, directamente, acerca de ellas. Aquí se colocan, también, Lourdes y Fátima.

Veamos, pues, ahora las apariciones reales o presuntas de la Santísima Virgen en nuestros tiempos, a saber: La Saletta, Lourdes, Fátima y Garabandal. Son parecidas entre sf, con alguna nota especial en cada una.


La Saletta

La Saletta: aparición de la Virgen en 1846 a dos pastorcitos de poca edad, 15 y 11 años; Melania y Maximino, en una áspera y desolada montaña de los Alpes franceses. Produjo una conmoción inmensa en Francia. Y la gran mayoría del clero francés se puso en contra, probablemente porque denun­ciaba crudamente la corrupción, el fariseísmo o mundanismo de los sacer­dotes. Esta reprensión al clero se publicó empeorada, según parece. León Bloy se constituyó en defensor impetuoso de la pastora. Hizo dos peregrinaciones a La Saletta a los 34 y a los 67 años y escribió sobre ella dos libros, La que llora y El simbolismo de la aparición, este último publicado póstumo y con muchos errores. Bloy aceptó de planta todo lo que Melania dijo -o le atribuyeron- y no se metió con el problema teológico de cómo la Virgen Santísima -que actualmente está en el cielo, en la visión beatífica- puede decir con verdad ahora que sufre y que Hora; ahora, no en tiempo de su vida mortal, porque dijo "hace un tiempo que estoy llorando por vosotros”.

El secreto de Melania, hecho público 10 años después de la aparición, contiene profecías que no sucedieron, claramente al menos; y la descripción de una serie de castigos y catástrofes, algunas extravagantes, que no se han cumplido, “pero que se habrán de cumplir" dice el profesor Mirakles. Pero han pasado más de 100 años ya y no se han cumplido. Por ejemplo: París será destruido y Marsella tragada por el mar. (Tomo esta frase: “París será destruido y Marsella engullida por el mar'’, del mencionado libro de Mirakles. Sin embargo, no se halla en otras versiones del “Secreto de Melania”. No podemos autenticar con seguridad a una entre otras versiones.) Por lo demás, la destrucción de París, "tal que se podrá arar encima”, como dijo el Pbro. Souffraud (1775-1828) y otros, fue prometida por una cantidad de monjítas videntes del siglo XIX y XVIII; y por Don Bosco (?).

No se verificó en ninguna de las dos Grandes Guerras. La escapatoria es decir que era una profecía condicional y que París y toda Francia hicieron penitencia yplegaria, librándose así de la amenaza conminatoria, como Nínive en tiempo de Jonás. Es pobre evasiva pues, de ese modo, se podrían jus­tificar todas las profecías incumplidas, aún las más extravagantes. Se puede siempre decir que eran condicionales y, por ende, fas profecías privadas per­derían todo su valor. Algunas son condicionadas explícitamente, entonces sí, no hay duda; como las de Garabandal.

Los dichos de Melania Calvet que, cuando tuvo la aparición no sabía leer ní escribir, ni hablar francés (hablaba dialecto), no pueden ser autentica­ dos críticamente. El secreto publicado 10 años después, fue remodelado por los que lo oyeron de sus labios. Las narraciones de la aparición, que ella y Maximino contaron (siempre concordes), lo mismo: fueron escritas por otros. No sabía escribir; y una larga autobiografía de su infancia, que dictó a los 67 años por orden de su confesor, está mechada de cosas inverosímiles y aún extravagantes. 1.a memoria de una anciana de 67 años transfigura los recuerdos de infancia -los recuerdos de los tres o cuatro años-, por donde ella empieza su autobiografía. Y en ese tiempo ya había leído una cantidad de libros de místicos, cuya terminología, y quizás, cuya reminiscencia, usa. 

En suma, no nos han llegado textos fidedignos; pero León Bloy los traga enteros.

Estando yo en Roma, en 1931, un benedictino alemán publicó un artículo deshaciendo La Saletta con, principalmente, el argumento de que Melania fue una monja vulgar y silvestre, de mal carácter, y no una santa; y Maximino, adulto, se volvió un borrachín. No prueba nada. La primera imputación es calumniosa, pues Melania murió en olor de santidad. Y las dos cosas son vanas, pues nadie ha dicho nunca que un profeta tiene que estar confirmado
en gracia. Al contrario, ha habido profetas pecadores, como por ejemplo, el profeta Balaam, el que tuvo una burra que hablaba -patrona de las poetisas argentinas- No digo todas, ma buorta parte.

Hoy día La Saletta como santuario ha caído, Lourdes lo ha tapado. Hay allí un grupo de sacerdotes llamados Los Capellanes de La Saletta y van algunas peregrinaciones de devoción sin que se produzcan curaciones prodi­giosas. Así lo encontró León Bloy en 1879 y se irritó sobremanera, lo cual no le costaba mucho.

León Bloy fue un buen cristiano y un gran escritor. Eso no se puede discutir. Todo lo demás es discutible en él, incluso este juicio mío que escribí, hace muchos años, al leer el excelente libro de St. Fumet, La mission de León Bloy : “Fue, a mí ver, un místico frustrado, toda la vida en la noche oscura de! sentido, con una evidente neurastenia de Beard (una neurastenia contenida) lo cual no significa nada, si «la enfermedad es el estado normal del cristiano», como decía, Pascal. Decir que es un semí-santo medio demen­te es erróneo, por demasiado simplista. Es más complicado que eso. Mas decir que fue un santo por un lado y un demente por el otro, es peor todavía. Pero decir con Raymond Barbeau que fue un «profeta luciferino» (título de un libro de este escritor francés), que fue un perverso, un apóstata y un demoníaco, eso es puro disparate. «Abominable, y sacrilego, fondalmente demoníaco, es el profeta de Lucifer», escribe Barbeau. Y es él, más bien, quien parece demoníaco.”

Hasta La Saletta llega el libro del profesor Mírakles, después viene Lourdes.


Lourdes

Lourdes es bastante conocido. En 1858, en el curso de 4 meses, la Virgen se apareció 18 veces a una campesina de 14 años, Santa Bernardeta Soubirous. Le dio un mensaje con el correspondiente secreto y la consabida reprensión a os sacerdotes, surgió una fuente y empezaron a producirse prodigiosas curaciones. Todo como en La Saletta; sólo que estas curaciones alcanzaron un auge, en número y en magnitud, como no hay otro caso en la historia de la Iglesia. Y otra característica: fueron controladas medicalmente con gran rigor.

La primera curación fue de un niño de 18 meses, paralítico y a punto de morir, tanto que le habían preparado la mortaja; al cuaJ, su madre lo sumergió en la piscina fría por 15 minutos, en presencia de su médico, el doctor Dozous, un clérigo, y algunos pocos curiosos. Al volver a su casa el chico en­ garabitado y cianòtico, el padre dijo: “¿Estás contenta ahora? Lo has acabado de matar." El médico le había dado 12 horas de vida. Por la noche se sanó enteramente. A la mañana trepó la cama y fue a buscar a su madre a la cocina. Louis Justino Boujous, el niño curado, a los 67 años fue uno de los testigos de la canonización de Bernardeta en Roma, en 1933.

Las turbas empezaron a concurrir a la gruta. El alcalde encarceló a la ni­ña, amenazó a sus padres y confiscó la gruta, cercándola. El clero se mostraba reservado y aún hostil. Un chusco puso en el alambrado de la gruta un gran letrero que decía: “Orden oficial: Prohibido a Dios hacer milagros en este sitio” (“Ordre officieh: défense a Dieu de faire mirarles dans celie « .”)

Poco tiempo después Napoleón III mandó abrir la gruta. La muchedum­bre, las peregrinaciones, las inspecciones médicas, el culto, las curaciones, la curiosidad del mundo, las repulsas de los incrédulos, todo fue creciendo hasta nuestros días. Se instaló el “Bureau”, oficina de contralor medical, que examina los casos de curación con un rigor que roza lo excesivo. En estos 100 años ha certificado solamente 151 curaciones como superiores a las fuerzas naturales, entre muchos millares de casos. Una sociedad de cinco
mil médicos de 30 naciones, llamada AMIL (Asociation Medical Investiganon Lourdes) se constituyó para ayudar al “Bureau” con dinero y asistencia intelectual. El intrincado contralor de los casos de Lourdes está hecho por médicos y pagado por médicos.

Libros sobre Lourdes hay millares; mencionaré tres de los que tengo y conozco: The Mirade of Lourdes , de Mss. Ruth Cranston; Lourdes, novela de Emilio Zola; y El viaje a Lourdes, de Alexis Carrell. 

El libro de Miss. Cranston es tenido por el mejor libro que existe sobre Lourdes. Es una señora norteamericana protestante, hija de un pastor misio­nero en China, avezada al periodismo, que estuvo un año entero en Lourdes haciendo las más prolijas investigaciones y comprobaciones y las escribió después con mucha habilidad y gracia; y con un entusiasmo patente aunque contenido. El libro realmente abruma al lector con la catarata de hechos, datos, pruebas y documentos que le echa encima. Responde a todas las objeciones, e ironiza y humoriza un poco con las pavadas que se han proferido sobre Lourdes. Ella misma vio y comprobó una de las curas mayores, la de Fernando Legrand. Como consecuencia de la amputación de una pierna, a Fernando Legrand se le produjo una parálisis que partiendo de las piernas inmovilizó al fin al cuerpo todo. ¿Cuál es la prognosis? Caso muy serio. ¿Es incurable? Incurable. ¿Cuál es el pronóstico? Continuo desarrollo de la parálisis y muerte, dijo el doctor Decrette, director de peregrinación de Evreux, donde viajó este enfermo. En Lourdes fue examinado y este diagnóstico confirmado. Se curó repentinamente, después de un baño en la piscina. El doctor Decrette, cuando vio la pierna curada, se echó a llorar. Veinte años después la curación total se mantenía. La autora describe su entrevista con él: “Puedo correr como una liebre, pata de palo y todo, le dijo él. Ella suministra todos los datos y documentos.

Emilio Zola escribió contra Lourdes un libróte ignominioso. Ni como novela vale. Es aburrido. Hay que tomar el coraje a dos manos, sudar ácido nítrico y fumar innumerables pipas, para poder tragar esas 600 páginas de letra chica. Lo único que sabe Zola es describir; y una novela no se puede hacer con puras descripciones, como una comida no puede hacerse con puras salsas. Pero lo infame del libro es que Zola falsificó tres curaciones.

Contó en su novela (que él, antes de viajar a Lourdes, había prometido sería “de la más absoluta objetividad científica”) que la enfermedad había retornado apenas los tres miraculados abandonaron Lourdes. Era falso. Ma­ría Lemarchand, con la cual él viajó y cuya curación presenció, fue sanada repentinamente de una tuberculosis y un lupus que le había devorado la ca­ra, el cual lupus describe Zola con brutalidad. La describió largamente, con el nombre de Elisa Rouquet, en forma inconfundible, e incluso poniendo la fecha. Como algunos jóvenes católicos quisieron desafiarlo a duelo por haber difamado a la Virgen -gesto típicamente francés- Zola se asustó y ofreció considerables sumas a los tres curados por él reenfermados en falso, para que desaparecieran de París, donde la gente iba a verlos para cerciorarse de la verdad.

El doctor Boissarie, director del Bureau Medical, le escribió reprochándole su falsía y él le respondió: “Yo soy novelista y mis personajes me perte­necen.” Yo vi en el Museo de Lourdes una fotografía de María Lemarchand, 30 años después de curada, perfectamente sana y con el rostro casi juvenil, sin ninguna cicatriz, junto a su marido y seis hijos.

El libro de Alexis Carrel es conocido. Está traducido al español. El gran biólogo se convirtió en Lourdes. "Yo era agnóstico y escéptico y aun dile­tante en el fondo”, nos dice él en ese libro. Pudo estudiar con todo rigor la curación de María Bailíy (que él en su libro llama María Ferrán), acaecida en el primer baño. “Peritonitis tuberculosa en último grado, morirá pronto”, habían diagnosticado. “Al verla curada creí que me volvía loco”, escribe Ale­xis Carrel.

El mensaje de Bernardeta es el mismo de todas: oraciones y penitencias, un gran castigo, y los sacerdotes que se portan mal.

Cuando estuve en Lourdes tuve la impresión -la cual puede ser errónea incluso porque estuve solamente tres días— de que el santuario decaía. Muy pocas curaciones, ninguna de esas grandes de otros tiempos. Los peregrinos habían bajado de dos millones al año, a sesenta mil. Un enemigo de Dios invadía y dominaba casi toda la ciudad: el comercio de baratijas devotas, un gran hotel yanqui de lujo, logrería y mundanidad, demasiada “propaganda” y espectáculo.

Los santuarios milagrosos decaen y desaparecen; ejemplo conspicuo, Santiago de Compostela. Hay todavía mucha devoción allí, sobre todo de los gallegos; pero ya no hay curas milagrosas. En la Edad Media concurrían allí masas de peregrinos enfermos de toda Europa; por lo cual, aún ahora la Vía Láctea es llamada el camino de Santiago.

En esta misma región pirenaica de Francia, donde está Lourdes, han exis­tido en el curso de la historia, no menos de nueve santuarios milagrosos. En último lugar, Garaison, que comenzó en 1500 y acabó en 1890, después de haber sido saqueado y profanado por los jacobinos y la iglesia transformada en una fábrica de pólvora.

¿Por qué decaen los santuarios famosos? No lo sé. Acerca del de Garai­son escribe un cronista: “El dinero fomentó la codicia y aguijó la desvergüen­za de las costumbres; y la Virgen se retiró” (En Huysmanns, Les joules de Lourdes).


Fátima

Fátima es aún más conocida que Lourdes.

La devoción mundial al Corazón de María se ha difundido por todo el mundo. Una imagen ha sido llevada en misión por las principales ciudades de EE. UU., de Europa, y muchas de Asia y Africa, y el rezo del santo Rosario ha aumentado.

Esta aparición se efectuaba el 13 de cada mes, menos en agosto en que los tres niños videntes -Jacinta, Francisco y Lucía- estaban encarcelados; y tuvo lugar, en vez, el 19.

Tiene dos características: Io, la profecía de la Gran Guerra segunda, que se cumplió. Y la profecía de la conversión de Rusia, que es condicionada, a nuestro parecer. Dos veces dice la vidente: “Si el mundo reza, si el mundo hace penitencia y se consagra todo el mundo al Corazón de María, etc...” Está condicionada.

El milagro de la sexta aparición -1 3 de octubre de 1917- anunciado de antemano, desde la tercera aparición, o sea en julio, que vieron setenta mil personas en cinco km. a la redonda, fue un signo en el cielo; que Jesucristo se negó a hacer cuando los fariseos lo pedían. Pero aquí era necesario si ha­bía de verlo una inmensa muchedumbre. El sol pareció un disco opaco de plata, giró sobre sí mismo rápidamente, tres veces consecutivas, esparciendo en derredor suyo rayos o aureolas de muchos colores y se acercó a la tierra en forma temeraria. Es decir, vieron eso, por supuesto; el sol se quedó en su lugar.

El secreto de Fátima constaba de tres cosas de las que Lucía reveló dos en 1922, a saber: primero, una aparición pavorosa del infierno y el anuncio de la segunda Gran Guerra “durante el próximo pontificado” -dijo la niña­ to cual se cumplió -anuncio hecho diez años antes de la guerra- La señal de que este castigo de Dios ya venía, es decir la Gran Guerra Segunda, iba a ser una luz extraordinaria en el cielo. Y en efecto, el 25 de enero de 1938, un año y pico antes de la Gran Guerra, apareció de las 21 a las 23 hs. de la noche, una especie de aureola boreal extraordinaria que fue vista en toda Europa occidental.

La tercera parte del secreto, Lucía lo envió al Papa y su texto no es cono­cido. Se dice que el Papa envió secretamente una parte de él, hace un tiempo ya, a Kennedy, Kruscheff y Macmillán; y que ello ocasionó el Pacto de Resfricción Nuclear -que no se cumplió-. Un diario yanqui publicó lo que dijo era esta comunicación y otros diarios la copiaron. A mí me llegó de un dia­rio universitario de México, Brecha. La he tenido y leído, pero no la recuerdo
mis. Sé que eran amenazas de la destrucción del mundo entero, lo cual seria una predicción de la Parusía, o, al menos, de la Guerra de los continentes.


Garabandal

Actualmente han llegado a la Argentina "* y están siendo difundidas las noticias de las visiones de Garabandal, pequeña aldea del norte de España, provincia de Santander. Desde hace ya cinco años, cuatro niñitas que tienen ahora 16 y 17 años, anuncian que tienen comunicaciones de María Santísima mediante una especie de éxtasis o arrobamiento -que sí es visible, la Virgen no es visible- muy sorprendente por cierto, prodigioso en realidad, dicen los médicos. Se han producido portentos en Garabandal, curaciones y con­versiones; y el “milagro de la forma”, en que una hostia apareció sobre la lengua de Concepción, la mayor, que había anunciado ella misma ese milagro 15 días antes, diciendo el día y la hora. El cual milagro fue visto por muchos testigos, y fotografiado.

El mensaje es parecido a los anteriores; penitencias y oraciones, visitas al Santísimo, los malos sacerdotes que arrastran a la perdición a muchos, después viene un gran castigo. Hay en él, empero, una cosa singular y muy notable. La mayor de las niñas anunció de parte de la Virgen un gran milagro, que confirmaría esas visiones. Seria conocido en todo el mundo y visto por el Papa y seria el último aviso de Dios, La vidente anunciaría ese milagro
con ocho días de anticipación y dijo que acontecería pronto. Por lo tanto, no hay más que esperar. Es la prueba de fuego de esas visiones. El mensaje, y en general todo lo que dicen las pequeñas, es bueno y santo. A mí me dio devoción leer el libro del aragonés Sánchez-Ventura y Pascual sobre Gara­bandal, y decidí aumentar mis misas y mis rosarios, en lo posible. (Estigmati­zados y Apariciones, 2* edición, Zaragoza, con aprobación eclesiástica. Hay un libro anterior del mismo amor, Las apariciones no son un mito, Zaragoza 1964, dedicado todo a Garabandal).

Pero la jerarquía eclesiástica española, con pocas excepciones, se muestra muy severa y aún adversa a estas apariciones; lo cual, por lo demás, ha sido común a todas las otras.

*Téngase en cuenta que este trabajo fue publicado en 1966 [N . del e.].

Resumen

Se hecho un resumen de las últimas profecías privadas, de las más impor­tantes. Una religiosa franciscana residente en Washington, Madre Superiora María Teresa Poncc Zepeda, me escribió poco ha una larga cana en que manifiesta su despego y poca devoción a todas estas profecías, y a la de Garabandal especialmente, por dos razones. Una que se asemejan todas y pare­cen calcos unas de otras. Segunda, que ninguna menciona para nada la Parusía, el Retorno de Cristo, objeto principal de la facultad profètica.

Las dos cosas son verdaderas, pero se puede responder a esos dos reparos. 

Echando una mirada a todas las profecías privadas que se refieren a la época actual, muchas de las cuales recoge el profesor Sergio María Mirakles en su libro de 1940, La época actual vista por los videntes , se ven dos corrien­tes diferentes, digamos de izquierda y de derecha. El doctor López Ibor, eminente sicólogo y escritor español, dijo hace poco en una entrevista del diario Madrid : “Yo no empleo nunca la palabra derecha o izquierda en un
sentido político, para mí son una actitud ante la historia y una realidad bio­lógica. La izquierda es optimista, sitúa el paraíso al final de la historia; está por lo tanto llena de proyectos y esperanzas; para la derecha, el paraíso está al comienzo de los tiempos, y por eso es pesimista y desconfía de los caminos de nuestra época.” Efectivamente, una línea de profecías optimistas predicen un gran triunfo y prosperidad de la Iglesia: que el mundo tendrá un solo pastor y será un Papa Angélico, apoyado por un Gran Rey -estos dos títulos
vienen de un franciscano del siglo X I, el nombre se me escapa ahora, lo pu­se en uno de mís libros; y estaría en un libro llamado Adversus Judeos (Con­tra los Judíos)- según Cornelio Alápide. Después esos nombres han sido retomados por innúmeros videntes y visionarios. Por ejemplo, el venerable Clemente Holzhauser, autor de un comentario del Apokalypsis muy enreda­do y aun disparatado por momentos (si es que tenemos el texto exacto). También está en esta línea el profesor Mirakles que, en su libro, escrito du­rante la Segunda Gran Guerra, recoge unas cuarenta profecías de este tipo y las teje o trenza entre ellas para profetizar él mismo lo que sucederá des­pués del conflicto. Pone una ringle de 21 sucesos, desde la Gran Guerra del 14, terminados por la aparición del Papa y del Rey extraordinarios; los cuales le fallaron ai profesor lamentablemente y no tuvieron a bien presentarse.

Algunas de estas profecías parecen sueños infantiles; y otras, simplemente delirios. Todas ellas predicen algunas guerras y calamidades, antes de la llegada de los dos Salvadores; y una especie de reino milenario, antes del Anticris­to. Muchas de estas profecías son de franceses legitimistas. En Francia he leído como 100. Pronostican la restauración de la monarquía de Francia, e incluso dan el nombre del Gran Rey, Enrique V; que es el nombre del actual conde de París, pretendiente a la corona de Francia. O sea, el nombre que tomaría si reconquistase el trono.

No es nada temerario pensar que muchas de ellas han sido fraguadas por legitimistas o monárquicos franceses o soñadas por monjas francesas histé­ricas o inocentes.

Hay un sueño de Don Bosco, del 5 de enero de 1870, que él se apresuró a comunicar al Papa Pío Nono, el cual sueño falló redondamente, tanto en los desastres como en las grandezas que predice. La destrucción completa de París y Roma por un lado, el Gran Rey y el Papa Angélico por otro. "So­naste Don Bosco, esto no te lo mostró Dios”; escribió alguien en el libro de Mirakies que poseo.

Los de la derecha a su vez predicen males recrudecidos, hasta llegar el Anticristo, y el retorno de Cristo. Hasta ahora éstos van llevando la razón, por lo menos en lo que atañe al tiempo actual.

A esas predicciones pertenecen las cuatro apariciones de la Virgen que hemos reseñado, las cuales hablan simplemente de castigos y ellos más ri­gurosos cada vez —porque han predicho dos guerras y ahora predicen un castigo mayor. Conchita de Garabandal ha hablado incluso de “los últimos tiempos” más de una vez. Parece más conforme con la profecía por excelen­cia que tenemos, o sea, el Apokalypsis.

Alguien me hizo notar que en Los papeles de Benjamín Benavides yo había optado por esta segunda línea pesimista... No yo, propiamente, sino un personaje novelesco que, por situación y carácter, no podía tener la opi­nión optimista ni las dos a la vez. Pero en mi comentario del Apokalypsis dejé abierta la posibilidad de que la primera sea también posible, es decir, que suceda antes de la Parusía un período breve, una o dos generaciones, de prosperidad temporal de la Iglesia, que podía estar marcada en la profecía de San Juan, en el Apokalypsis, en dos lugares paralelos: la Signación de los Elegidos y el Silencio de Media Hora.

En el primero se dice que los cuatro ángeles desde los cuatro puntos cardinales de la tierra detienen a los vientos, que no soplen sobre la tierra, sobre el mar y sobre las selvas, hasta que acaben de ser sellados los 144 mil elegidos de los últimos tiempos; es decir, que cesan por completo las tem­pestades del mundo: se puede entender así perfectamente.

el segundo lugar, que sigue de inmediato, al romperse el séptimo sello, que es el final, se hace “un silencio en el cielo, como por media hora”, dice el profeta, que puede significar lo mismo -pues un silencio es un lapso entre dos ruidos, es la interrupción de un ruido continuo- una interrupción de 30 o 60 años, vaya a saber, “como media hora” dice el profeta; después de lo cual sigue la sexta tuba y la guerra de tos continentes; y después viene el alarido del ángel, que tiene en la mano un librito abierto, que es el Apokalypsis develado, según se puede entender también plausiblemente.

Pueden elegir ustedes una de las dos, o bien las dos, si quieren apostar a fija. Las alternativas son el reino feliz de los mil años, o antes o después de la Venida del Anticristo. Pues todos estos partidarios del Gran Monarca y del Gran Papa Angélico, en realidad lo que piensan es una especie de mil años de prosperidad (mil años significa una cifra indeterminada), antes del Anticristo. Otros piensan que esos “mil años” van a venir por obra de la Segunda Venida de Cristo en el mundo, después del Anticristo.


El Apokalypsis

El Apokalypsis es el tenor o módulo de todas las profecías privadas; si ellas no lo confirman deben por lo menos no contradecirlo. De las profecías canónicas es la principal, si se exceptúa quizás la del mismo Cristo, en el capítulo X X IV de San Mateo. Todas las profecías canónicas, Nuevo y Viejo Testamento, tienen por objeto principal la Parusía o sea la Segunda Venida de "nuestro Rey Cristo”, como dice Rubén Darío; el cual escribió una oda a esa Segunda Venida, poniendo en verso el “Ven Señor Jesús” que cierra el Apokalypsis:

Oh, Señor Jesucristo, ipor qué tardas, qué esperas,
para tender tu mano de luz sobre las fieras
y hacer brillar al sol las divinas banderas?
[...]
Ven, Señor, a vengar la gloria de Ti mismo.
Ven con temblor de estrellas y horror de cataclismo.
Ven a traer amor y paz sobre el abismo.

No es extraño que todos los pensadores católicos de todos los tiempos se hayan ocupado de la Parusía, también los de nuestro tiempo. Me atrevo a decir que todos los pensadores religiosos del último siglo han escrito sobre el retomo de Cristo, y la mayor pane de ellos han sentido el estremecimiento de su proximidad; estremecimiento de esperanza más que de temor. “ De profanáis clamavi ad te, domine.” La razón de este estremecimiento es que los signos se cumplen, parecerían estar cumpliéndose, por ejemplo:

1) Los judíos, pueblo asodal (como lo creían) dispersados por todo el mundo, han constituido un Estado Nacional, que si no incluye a todos los judíos, es ya un núcleo fijo; y el profeta Daniel, al fin de la profecía de las siete semanas, dice que Jerusalén será devastada por un príncipe y un ejército extranjero (como de hecho lo fue) y la devastación durará hasta que el mis­mo devastador sea devastado; es decir, los romanos que devastaron Jerusalén tienen que caer en decadencia al final, y, ser devastados a su vez.

Hoy día se tergiversa esta profecía y el mismo Nácar Colunga, traductor de la Biblia, dice que no se refiere a la muerte de Cristo y destrucción de Jerusalén sino a la muerte del sacerdote Onías. El texto dice que “el ungido de una santidad santísima, será muerto". Pone la palabra Mesías justamente el texto Hebreo; y este intérprete dice que el “ungido por Dios con una santidad santísima” ha sido el sacerdote Onías en la persecución de Antíoco. La profecía es oscura, por tanto: vamos a San Lucas que la repite con más claridad (es oscura porque ahora los traductores católicos, impresionados por los racionalistas, han empezado a traducir en forma oscura esas palabras), pero es clara en las versiones antiguas y en la Tradición de los Santos Padres. 

De manera que las traducciones actuales se han vuelto oscuras, pero San Lucas no es oscuro. San Lucas dice literalmente que “Jerusalén será destrui­do, los judíos llevados en cautividad por todo el mundo" y que esa dispersión durará hasta que llegue “el tiempo del juicio de las naciones”; o sea, hasta que el devastador sea devastado; o sea, hasta que venga el juicio final o la Parusía.

2) Otro ejemplo: se han hecho posibles las cosas desmesuradas que están al fin del Apokalypsis y los exégetas antiguos daban por imposibles. Es po­sible hoy día destruir una ciudad entera en una hora, como dice tres veces el Apokalypsis de la “Babilonia." Y los prodigios del Anticristo han sido hechos posibles por la ciencia.

El Apokalypsis menciona dos prodigios del Anticristo: hacer llover fuego del cielo sobre sus enemigos, hablar al mundo por medio de su imagen ani­mada. Ambos son hechos posibles hoy día por la bomba nuclear y la Tele­visión.

La unificación del mundo, del cual ha de ser emperador el Anttcristo por tres y medio años, también se ha vuelto posible; más aún; deseada y buscada: hay un partido en EE. UU., en Canadá y en Inglaterra, constituido para unifi­car al mundo, hacer desaparecer a las naciones y todos los límites, y hacer una sola gran nación del mundo entero. Le llaman los oneworlders.

El ejército de 200 millones de hombres que los antiguos, y aún el Padre Hallo, hoy día, creen imposible, y una mera alegoría, hoy solamente la China apretada un poco lo puede suministrar. Y la China con Rusia, o con Japón o con la India, fácilmente y sin aprieto alguno.

Los monstruosos caballos de metal que arrojan fuego, son un retrato sim­bólico pero exacto de los tanques de guerra, infantería motorizada: esos caba­llos color jacinto que describe San Juan -que es el color del acero- y que arrojan fuego y humo y muerte por las bocas y por las colas, matando la tercera parte de la humanidad o por lo menos la tercera pane del gran ejérci­to de 200 millones de hombres. Los antiguos decían no puede ser, son demonios, son un ejército de 200 millones de demonios (!) y esto también dice el padre Hallo, que es un modernísimo racionalista, intérprete escéptico del Apokalypsis; sin embargo al llegar acá dice que es un ejército de demonios. 

Y hoy es perfectamente posible que un ejército de hombres sea así, porque en la guerra ha desaparecido la caballería montada: la caballería es infantería motorizada; y San Juan dice que son 200 millones de caballería, y describe los caballos que son de metal y arrojan fuego y azufre, humo y muerte, por la cabeza y las colas; y ésos son los tanques artillados, exactamente. 

Pero el peor signo es la apostasía universal, que no sólo es posible, sino que cunde hoy día. Hasta en la misma Iglesia, como saben, ha entrado la confusión. Hace solamente dos días un sacerdote me dijo que él na cree más en la Iglesia Católica, ésta; él cree en la que va a venir: un sacerdote que dice la misa y predica todos los días.

hoy me mandaron de la librería Lohíé una propaganda de un libro de un padre agustino, Robert Adolfs, que se titula La Iglesia es algo distinto ; y la propaganda de ese libro, que no sé si será exacta o invención del editor, dice más o menos lo siguiente: la Iglesia hoy día pasa por una crisis espanto­sa, porque antes -dice-teníam os una tradición fija a la cual se apegaban los católicos, y ahora resulta que toda esa tradición antigua era equivocada. Todo eso debe ser clausurado, todo eso ha claudicado, y por lo tanto naturalmente hay una gran crisis; pero tenemos que esperar la formación de la nueva Iglesia que ahora se viene, y “es una cosa distinta”. ¿Distinta de quién?

Que no vaya a ser tan distinto que venga a ser la Iglesia del Anticristo.

Como ven, han entrado por todas partes los vientos de la herejía. Hay progresistas y tradicionalístas que tienen ¡deas religiosas enteramente incon­ciliables, incluso entre los cardenales; y también, posiblemente, entre los Papas, pues nada impide sea elegido un cardenal progresista como Papa.

SÍ todo esto es así, lo único que queda por decir es: Dios nos pille con­fesados. Yo no lo voy a ver, pero por las dudas me conviene mantenerme confesado.





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