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lunes, 10 de agosto de 2015

Martirologio Romano 10 de agosto

SAN LORENZO,
Diácono y Mártir
n. en Huesca, España; † martirizado hacia el año 258

Patrono de los comediantes; archivistas; bibliotecarios; bibliotecas; carniceros; cocineros; diáconos; cristaleros; lavanderos; indigentes; seminaristas; niños escolares; viticultores.

SAN LORENZO, Diácono y Mártir

El que ama su vida, la perderá,
mas el que aborrece su vida en este mundo,
la conservará para la vida eterna.
(Juan 12, 25)


  • En Roma, en la vía Tiburtina, el triunfo de san Lorenzo Arcediano, el cual, en la persecución de Valeriano, después de muchísimos tormentos de cárcel, varios azotes, varas, plomadas y láminas candentes, por último asado en unas parrillas de hierro, consumó el martirio. Su cuerpo fue sepultado por san Hipólito y el Presbítero Justino en el cementerio de Ciríaca, en el campo Verano.
  • En España, la Aparición de santa María Virgen, llamada de la Merced, que con este título instituyó la Orden de Redención de Cautivos. Su fiesta se celebra el 25 de Septiembre.
  • En Roma, el suplicio de ciento sesenta y cinco santos soldados Mártires, en tiempo del Emperador Aureliano.
  • En Alejandría, la conmemoración de los santos Mártires que, en la persecución de Valeriano, de orden del Presidente Emiliano, atormentados por mucho tiempo con varios y refinados suplicios, lograron con diversos géneros de muerte la palma del martirio.
  • En Bérgamo, santa Asteria, Virgen y Mártir, en la persecución de los Emperadores Diocleciano y Maximiano.
  • En Cartago, las santas Vírgenes y Mártires Basa, Paula y Agatónica.
  • En Roma, san Diosdado, Confesor, el cual, cuanto ganaba en la semana con el trabajo de sus manos, lo repartía el sábado a los pobres.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.



SAN LORENZO, 
Diácono y Mártir


San Lorenzo, diácono de la Iglesia de Roma, viendo al Papa San Sixto marchar a la muerte, le dijo con tristeza: “Oh padre mío, ¿adónde vas sin tu hijo?” “No te abandono –respondiole el pontífice–, me seguirás dentro de tres días”. En efecto, Lorenzo fue prendido; y como le pidiesen los tesoros de la Iglesia, llevó ante el tirano a los pobres a quienes se los había distribuido, diciendo: “He aquí los tesoros de la Iglesia”. Fue colocado sobre una parrilla ardiente, y, poco después, dijo al perseguidor: “Dadme vuelta, estoy bastante cocido de este lado”. Lo dieron vuelta, y añadió poco después: “Está bastante cocido; podéis comer”. Murió en el año 258, bajo Valeriano, dando gracias a Dios por la merced que le concedía de poder sufrir por Él.



MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE SAN LORENZO


I. De tal modo abrasaba a San Lorenzo el amor de Dios, dice San Agustín, que su cuerpo no sentía las llamas que lo consumían. Cuando se ama a Dios, no se ama el cuerpo ni los placeres carnales; se desprecia la vida y se desea la muerte. Siendo así, oh Dios mío, ¡cuán débil es mi amor por Vos! ¡Qué mal he aprovechado el tiempo que me concedéis! Es perder la vida no amar a Dios (San Agustín).

II. Su paciencia es admirable: no espera los tormentos, sale a su encuentro; sube al instrumento de su suplicio como a un carro de triunfo; urge a sus verdugos a que vuelvan su cuerpo para aumentar sus sufrimientos. Si amas tu cuerpo, si lo acaricias en esta vida, menester será experimentar en la otra o los fuegos del infierno o los del purgatorio. ¿Quién no preferiría arder una hora con San Lorenzo a soportar toda una eternidad el fuego del infierno? (San Agustín).

III. San Lorenzo eleva su mirada al cielo y agradece a Dios el honor que le hace de aceptar el sacrificio de su vida. En tus aflicciones, imita su ejemplo: dirige tus miradas al cielo para pedir a Dios la gracia de sufrir con valentía; agradécele que ejercite tu paciencia y te juzgue digno de sufrir algo por Él. ¡Ingrato! ¡no agradeces a Dios sino cuando te concede favores temporales! El mayor presente que Dios puede hacerte es la santidad, y la santidad no se adquiere sino por los sufrimientos.


El amor de Dios
Orad por el Papa


ORACIÓN
Oh Dios omnipotente, que habéis dado a San Lorenzo la gracia de triunfar de las llamas que lo consumían, dignaos extinguir en nosotros el fuego de las pasiones culpables. Por J. C. N. S.





Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo III; Patron Saints Index.




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