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miércoles, 28 de septiembre de 2016

Martirologio Romano 28 de septiembre


SAN WENCESLAO,
Duque y Mártir

907 en Praga (Bohemia), República Checa;
† martirizado el 28 de septiembre de 938 en Stará Boleslav


Porque son vírgenes,
siguen al Cordero doquiera que vaya.
(Apocalipsis 14, 4)


  • En la antigua Boleslavia de Bohemia, san Wenceslao, Duque de los Bohemios y Mártir, glorioso en santidad y milagros, el cual muerto a traición por su propio hermano, llegó vencedor a la palma.
  • En Roma, san Privato, Mártir, que, lleno de llagas, fue curado por san Calixto Papa, y después, en tiempo del Emperador Alejandro, por confesar a Cristo, fue azotado con plomadas hasta expirar.
  • También en Roma, san Estácteo, Mártir.
  • En África, los santos Mártires Marcial, Lorenzo y otros veinte.
  • En Antioquía de Pisidia, san Marcos, Mártir, pastor de ovejas; asimismo la Conmemoración de los santos Alfío, Alejandro y Zósimo, sus hermanos; Nicón, Neón, Heliodoro y treinta soldados; los cuales, por los milagros de san Marcos, creyeron en Cristo, y en diversos lugares y días y de varios modos fueron coronados del martirio.
  • El mismo día, el martirio de san Máximo, en tiempo del Emperador Decio.
  • En Tolosa, san Exuperio, Obispo y Confesor, varón de Dios, de quien escribe San Jerónimo en una relación memorable, que fue tan parco para consigo como dadivoso con los demás.
  • En Génova, san Salomón, Obispo y Confesor.
  • En Brescia, san Silvino, Obispo.
  • En Belén de Judá, santa Eustaquio, Virgen, la cual con su madre santa Paula pasó desde Roma a Palestina, y allí, educada con otras Vírgenes junto al Pesebre del Señor, ilustre en santos méritos, fue a gozar de Dios.
  • En Schornesheim, cerca de Maguncia, santa Lioba, Virgen, esclarrecida en milagros.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.




SAN WENCESLAO, 
Duque Mártir


San Wenceslao, duque de Bohemia, tan grande respeto tenía por el Sacramento del Altar, que personalmente preparaba el pan y el vino destinados al santo Sacrificio, y por la noche se levantaba para ir descalzo, aun en pleno invierno, a visitar las iglesias de su capital. Nada le dolía tanto como ver que se derramase la sangre de sus súbditos. Atacado un día por Radislao, príncipe vecino, le propuso, para evitar efusión de sangre, dirimir sus diferendos mediante un combate singular. Al lanzarse sobre él su adversario, vio a dos ángeles que lo defendían y, cayendo a los pies del santo, le propuso la paz. Su hermano Boleslao atrajo al duque a su casa y lo mató alevosamente cuando iba a la iglesia a oír misa, el 28 de septiembre del año 938, a la edad de 31 años.



MEDITACIÓN
SOBRE LA MANERA DE
VIVIR SANTAMENTE EN EL MUNDO


I. Para vivir santamente en el mundo, hay que observar los mandamientos y evitar todo lo que pueda ofender a Dios. ¿Te atreverías a decir que ello es imposible, cuando ves a San Wenceslao practicar en el trono las más eminentes virtudes, y conservar intacta su virginidad hasta la muerte? ¿Cómo te conduces con respecto a Dios? ¿No es verdad acaso que el menor de tus cuidados es el de agradarle? Piensas en hacer fortuna, en vivir cómodamente, y no piensas en servir a Dios y conquistar su amistad. Que en adelante tu única ocupación consista en hacer la voluntad del Señor.

II. Obra en todo siguiendo a tu conciencia; es un secreto monitor que te recordará tus deberes. Si nadie te reprocha el infeliz estado en que vives, tu conciencia te lo advertirá. De tiempo en tiempo escucha lo que te dice. No busques en hacerte de gran reputación en el mundo, sino más bien trabaja por contentar a Dios y a tu conciencia. Nada haré según la opinión del mundo y sí todo según mi conciencia (Séneca).

III. Para vivir santamente en el mundo, también es preciso cumplir nuestros deberes para con el prójimo. Tienes parientes, amigos y servidores; debes ocuparte de ellos. Dios te lo manda. Si se condenan como consecuencia de tu debilidad en corregirlos, o de los escándalos que les das, responderás de ello ante Dios. Haz toda clase de esfuerzos para ganar la estimación de las personas virtuosas; en cuanto a los impíos, el aborrecimiento con que te persiguen constituye tu gloria: él es una prueba de tu virtud; porque no te pareces a ellos te aborrecen. Torturad, perseguid, condenad: vuestra injusticia es la prueba de nuestra inocencia (Tertuliano).


La preocupación por el personal de servicio.
Orad por las personas constituidas en dignidad.


ORACIÓN
Oh Dios, que, al conceder al bienaventurado Wenceslao la palma del martirio, lo habéis trasladado de un trono terrenal a la gloria del cielo, dignaos, por su intercesión, preservarnos de toda adversidad y hacernos participar de su gloria.
Por J. C. N. S.



Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo III; Patron Saints Index.




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