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domingo, 9 de octubre de 2016

Martirologio Romano 9 de octubre


SAN DIONISIO,
Obispo y Mártir

† decapitado hacia el año 275

Protector contra la histeria; conflictos; dolores de cabeza; hidrofobia y rabia. Se lo invoca pidiendo su intercesión por las personas poseídas.

SAN DIONISIO, Obispo y Mártir

La sabiduría del mundo es locura ante Dios.
(1 Corintios 3, 19)


  • En Roma, san Juan Leonardo, Confesor, Fundador de la Congregación de Clérigos Regulares de la Madre de Dios, ilustre por sus empresas y milagros; por cuya labor fueron instituidas las Misiones de la Propagación de la Fe.
  • En París, el triunfo de los santos Mártires Dionisio Areopagita, Obispo, Rústico, Presbítero, y Eleuterio, Diácono. Dionisio bautizado por san Pablo Apóstol, fue ordenado primer Obispo de Atenas; después pasó a Roma, y de allí el Papa san Clemente le envió a evangelizar a las Galias; llegado a dicha capital y habiendo por algunos años desempeñado fielmente la labor que se le había confiado, por último, de orden del Prefecto Fescenino, después de diversos y gravísimos tormentos, junto con sus Compañeros pasado a cuchillo, consumó el martirio.
  • El mismo día, la memoria de san Abraham, Patriarca y Padre de todos los creyentes.
  • En Monte Casino, san Diosdado, Abad, que encerrado en una cárcel por el tirano Sicardo y consumido allí de hambre y miseria, entregó su espíritu
  • En Julia, territorio de Parma, en la vía Claudia, san Domnino, Mártir, que, huyendo de la rabiosa persecución del Emperador Maximiano, fue apresado por los perseguidores y, atravesado con una espada, sucumbió gloriosamente.
  • En Henao, san Gisleno, Obispo y Confesor, el cual, renunciando el Obispado, hizo vida de Monje en un monasterio que había edificado, y resplandeció en obras maravillosas.
  • En Valencia de la España Tarraconense, san Luis Beltrán, de la Orden de Predicadores, Confesor, que, célebre por su espíritu apostólico, confirmó entre los Americanos, con la inocencia de su vida y muchos milagros, el Evangelio que les había predicado.
  • En Jerusalén, los santos Andrónico y Atanasia, su mujer.
  • En Antioquía, santa Publia, Abadesa, la cual, mientras cantaba con sus Monjas, al pasar Juliano Apóstata, aquellas palabras del Salmo: «Los ídolos de los Gentiles son oro y plata», y «sean semejantes a ellos los que los hacen»; por orden del Emperador fue abofeteada y ásperamente reprendida.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.



SAN DIONISIO
Obispo y Mártir


Según San Gregorio de Tours, San Dionisio, nacido en Italia, fue enviado a las Galias, hacia el año 250, con otros seis obispos misioneros. De este grupo, el que penetró más en el país fue San Dionisio, acompañado del presbítero San Rústico y del diácono San Eleuterio. Llegaron a Lutecia, hoy París, y establecieron una iglesia cristiana en una isla del Sena. Instigado por los sacerdotes de los ídolos, el gobernador romano Fescennino Sisinio lo hizo detener y decapitar alrededor del año 275.



MEDITACIÓN
SOBRE LA PRUDENCIA


I. Santiago en su Epístola, dice que la prudencia del mundo es terrena, animal o diabólica. La prudencia terrena es la de los avaros; la prudencia animal, la de los voluptuosos; y la prudencia diabólica, la de los ambiciosos. ¿En cuál de estas tres categorías se te puede catalogar a ti? ¿No es verdad acaso que no trabajas sino para procurarte riquezas, placeres u honores? ¿No son éstos los tres ídolos a quienes ofreces sacrificios? Les inmolas tu espíritu, les consagras tus afanes, les ofreces en holocausto tu prudencia (Tertuliano).

II. La prudencia del cielo desprecia estas tres clases de bienes. Desprecia las riquezas, porque no es a los ricos sino a los pobres a quienes Jesucristo promete la felicidad. Ella se priva de los placeres pasajeros de esta vida, para poder gozar de las delicias eternas en compañía de los bienaventurados. En nada cuenta la estima de los hombres: bástale la de Dios. En una palabra, desprecia todo lo que es de este mundo, para alcanzar el cielo, mientras que la sabiduría del mundo nos hace olvidar el cielo para no hacernos pensar más que en la tierra. Esta sabiduría funesta presenta ante nuestras miradas los bienes pasajeros y nos esconde los bienes eternos (San Eusebio).

III. Para conducirte en todo según la verdadera prudencia, piensa siempre en el fin que debes alcanzar. Hay que ir al cielo, he ahí mi gran negocio; si lo logro, soy feliz; si fracaso, todo está perdido para mí. ¿Qué medidas tomas para llegar al cielo? Proponte este fin en todas tus acciones y mira si ellas te conducen a él. Porque, después de todo, una sola cosa es necesaria.


La prudencia
Orad por vuestra patria


ORACIÓN
Oh Dios, que en este día armasteis a vuestro mártir pontífice San Dionisio de fuerza y de valor para soportar los tormentos, y lo asociasteis a Rústico y Eleuterio a fin de anunciar vuestra gloria a las naciones, concedednos la gracia de despreciar, imitándolos, las prosperidades del mundo y a no temer las adversidades. Por J. C. N. S.



Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo IV; Patron Saints Index.









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