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sábado, 8 de abril de 2017

Martirologio Romano 8 de abril


SAN PERPETUO,
Obispo y Confesor
† hacia el año 490


Como un cuerpo sin espíritu está muerto,
así también la fe sin las obras está muerta.
(Santiago 2, 26)


  • En Alejandría, en Egipto, san Dionisio, obispo, varón de gran erudición, preclaro por su confesión de la fe y por la diversidad de sufrimientos y tormentos, descansando como confesor de la fe, ya anciano, en tiempo de los emperadores Valeriano y Galieno.
  • Conmemoración de san Agabo, profeta, que, según atestiguan los Hechos de los apóstoles, movido por el Espíritu Santo anunció una gran hambre sobre toda la tierra, así como las dificultades que san Pablo habría de soportar de los gentiles.
  • Conmemoración de los santos Herodión, Asíncrito y Flegontemartirizados por los judíos, a los que el apóstol san Pablo saluda en la Carta a los romanos.
  • En Antioquía de Siria, hoy en Turquía, santos Timoteo, Diógenes, Macario y Máximo, mártires. 
  • En Como, de la Liguria, san Amancio, obispo, que fue el tercero en la cátedra de esta Iglesia y fundó la basílica de los Apóstoles. 
  • Conmemoración de san Dionisio, obispo de Corinto, el cual, dotado de admirable conocimiento de la palabra de Dios, no sólo enseñó con la predicación a los fieles de su ciudad y de su provincia, sino también a los obispos de otras ciudades y provincias mediante sus cartas.
  • En Namur, junto al Mosa, en Brabante, santa Julia Billiart, virgen, que, para asegurar la educación de las jóvenes, fundó el Instituto de Santa María y propagó la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.



SAN PERPETUO,
Obispo y Confesor


Este santo estaba devorado de celo por la casa de Dios. Siendo obispo de Tours, hizo agrandar y embellecer la basílica de San Martín. Empleaba la mayor parte de sus entradas en exornar iglesias y alimentar pobres que son templos vivos del Espíritu Santo. Hizo testamento a favor de las iglesias y de los pobres de su diócesis; pero el regalo más hermoso que hizo a la iglesia de Tours fue el ejemplo de sus virtudes durante su vida, y sus reliquias después de su muerte.

MEDITACIÓN
LA FE SIN LAS OBRAS ES UNA FE MUERTA

I. Para salvarnos hemos de poseer una fe perfecta, una fe sencilla y, en cierto modo, ciega, que acepte todo lo que la Iglesia propone para que creamos. ¿Qué tiene de asombroso el que no comprendamos las verdades propuestas? Tan limitado es nuestro espíritu que ni siquiera comprende lo que vemos todos los días; ¿y pretendemos comprender los misterios incomprensibles de la Religión? Humillémonos y creamos en lo que Dios nos revela y nos propone, por medio de la Iglesia, para que creamos.

II. Pero, no basta la fe sola; es preciso que vaya acompañada de las buenas obras; sin ellas está muerta. No te salvarás por haber sido cristiano, sino por haber practicado las obras de un cristiano. Te engañas si crees que podrás usar el nombre de cristiano como de un título para reclamar la herencia del Padre celestial. Sólo te servirá para ser condenado, si eres infiel a la obligación que te impone de imitar a Jesucristo. Tus crímenes son más grandes que los de los paganos pues recibiste más luz. Pecamos gravemente escudándonos con un nombre tan grande (Salviano).

III. ¿Es la fe el principio de todos tus actos? ¿No trabajas por las riquezas y los honores? ¿No buscas en todo el placer y con una avidez como si no esperaras un paraíso? ¿Los paganos y los herejes no son muchas veces más caritativos con el prójimo y más moderados en sus pasiones que tú? Cristo es deshonrado en nosotros, en nosotros la ley cristiana sufre detrimento (Salviano).


La práctica de las buenas obras.
Orad por la Iglesia.


ORACIÓN
Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Perpetuo, vuestro confesor pontífice, aumente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S.





Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.








Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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