miércoles, 30 de julio de 2014

Martirologio Romano 30 de julio

SANTOS ABDÓN Y SENÉN,
Mártires

n. en Persia; † martirizados hacia el año 250 en Roma

SANTOS ABDÓN Y SENÉN, Mártires

Todo lo tengo por pérdida en cotejo
del sublime conocimiento de mi Señor Jesucristo,
por quien he sacrificado todo.
(Filipenses 3, 8)



  • En Roma, los santos Mártires Abdón y Senén, Persas, los cuales, en tiempo de Decio, cargados de cadenas y conducidos a Roma, fueron primero, por confesar a Cristo, azotados con plomadas y luego pasados a cuchillo.
  • En Asís de Umbría, san Rufino, Mártir.
  • En Tuburbo Lucernario de África, el triunfo de las santas Vírgenes y Mártires Máxima, Donatila y Segunda: a las dos primeras, en la persecución de Valeriano y Galieno, hicieron beber hiel y vinagre, azotaron hasta llagarles todo el cuerpo, estiraron en el potro, quemaron en parrillas y frotaron con cal sus llagas; después, echadas con Segunda, Virgen de doce años, a las fieras, y no recibiendo daño, fueron las tres degolladas.
  • En Cesarea de Capadocia, santa Julita, Mártir, la cual, reclamando en juicio los bienes que le había usurpado un hombre poderoso, y alegando éste que, como Cristiana, no debía ser oída, mandó el Juez que ofreciese incienso a los ídolos para poder oírla; y rehusándolo ella constantemente, arrojada en el fuego, entregó su espíritu a Dios, sin que su cuerpo recibiese daño de las llamas. San Basilio el Magno celebró sus alabanzas en un excelente panegírico.
  • En Auxerre, san Urso, Obispo y Confesor.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.




SANTOS ABDÓN Y SENÉN, 
Mártires


Abdón y Senén, nobles persas, fueron acusados ante el emperador Decio de haber socorrido a los mártires y de haber enterrado sus santos restos. Se los apremió a que renegaran de Cristo, se les recordó la nobleza de su cuna, pero respondieron que su mayor título de nobleza era ser servidores de Dios. Fueron desgarrados a latigazos, les echaron encima a dos leones y cuatro osos, pero estas bestias feroces se echaron a sus pies. Finalmente, el emperador los hizo decapitar en Roma, hacia el año 250.


MEDITACIÓN
BUENO ES SERVIR A DIOS Y NO AL MUNDO


I. Muy pocas cosas pide Dios a sus servidores, y esas cosas son honrosas, útiles y agradables. Es honroso servir a Dios, aun en el mundo, porque los servidores de Dios son respetados desde que son conocidos. Es útil servirle: Dios no tiene necesidad de nosotros, nosotros no podemos pasarnos sin Él. Este servicio es agradable, porque la práctica de la virtud es conforme con la razón, y Dios colma de consuelos celestiales a quienes le sirven. Experimenta la verdad de lo que te digo: sirve a Dios fielmente y pronto confesarás que el placer de servir a un Señor tan bondadoso excede al trabajo de guardar sus mandamientos.

II. Los adoradores del mundo, por el contrario, sufren intolerable servidumbre. ¿Acaso no es una vergüenza ser esclavo del demonio y de las propias pasiones? Los hombres voluptuosos desprecian, en el fondo de su corazón, a sus compañeros de libertinaje. La felicidad no puede reinar en un corazón desgarrado por los remordimientos de la conciencia y agitado por las tempestades de las pasiones. Un poco de oro, una falsa estima, que habrá de abandonarse muy pronto, he ahí las vanas recompensas con que premia el mundo a sus secuaces; y, con todo, hay que sufrir más para contentar al mundo que para contentar a Dios (San Agustín).

III. ¿De dónde proviene que el mundo tenga más seguidores y Jesucristo tan pocos servidores? De que se dejan las enseñanzas de Jesucristo para no pensar sino en las máximas del mundo. ¡Quiérese gozar de los bienes presentes y se desprecian los de la vida futura! Se sigue la costumbre y el empuje de las pasiones, y no la doctrina infalible de Jesucristo. Llamose Jesucristo Verdad y no costumbre (Tertuliano).


El amor de Dios.
Orad por Persia.


ORACIÓN
Oh Dios, que para elevar a la cumbre de la gloria a los bienaventurados Abdón y Senén, enriquecisteis su corazón con la abundancia de vuestra gracia, conceded a vuestros servidores el perdón de sus pecados, y que la intercesión de vuestros santos mártires nos libre de toda adversidad.
Por J. C. N. S.




Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo III; Patron Saints Index.








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