viernes, 14 de noviembre de 2014

Martirologio Romano 14 de noviembre

SAN LORENZO
DE DUBLÍN
Obispo y Confesor
n. 1128 en Kildare, Irlanda;
† 14 de noviembre de 1180 en Eu (Normandía), Francia

SAN LORENZO DE DUBLÍN, Obispo y Confesor

Vosotros, al presente, a la verdad padecéis tristeza;
pero yo volveré a visitaros,
y vuestro corazón se bañará en gozo,
y nadie os quitará vuestro gozo.
(Juan 16, 22)

  • San Josafat, de la Orden de san Basilio, Obispo de Poloczk y Mártir, cuyo triunfo se menciona a 12 de Noviembre.
  • En Gangres de Paflagonia, san Hipacio, Obispo, que, al volver del gran Concilio de Nicea, acometido a pedradas en el camino por los herejes Novacianos, murió Mártir.
  • En Heraclea de Tracia, el triunfo de los santos Mártires Clementino, Teódoto y Filomeno.
  • En Alejandría, san Serapión, Mártir, a quien, en tiempo del Emperador Decio, atormentaron los sayones tan inhumanamente, que le descoyuntaron primero todos los miembros, y luego le precipitaron de lo alto de su propia casa, y de este modo le hicieron glorioso Mártir de Cristo.
  • En Troyes de Francia, san Venerando, Mártir, en el imperio de Aureliano,
  • En Francia, santa Veneranda, Virgen, la cual, siendo Emperador Antonino y Presidente Asclepíades, recibió la corona del martirio.
  • En Emesa de Fenicia, el martirio de muchísimas santas mujeres, que, por orden del cruelísimo caudillo de los Árabes Mady, fueron por la fe de Cristo bárbaramente atormentadas y muertas.
  • En Bolonia, san Jocundo, Obispo y Confesor.
  • En Eu de Francia, san Lorenzo, Obispo de Dublín.
  • En Argel de África, San Serapión, el primero de los religiosos de la Orden de nuestra Señora de la Merced, Redención de cautivos, que, por rescatar los cautivos cristianos y predicar el Evangelio, clavado en una cruz y despedazado miembro a miembro, mereció la palma del martirio.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.


SAN LORENZO DE DUBLÍN
Obispo y Confesor

A la edad de diez años, el joven Lorenzo, irlandés, debió ser entregado por su padre como rehén, y fue cruelmente maltratado por espacio de dos años. Pidió, después, entrar al convento de Glendalough, del que llegó a ser abad a los 25 años de edad, para ser elevado a la sede arzobispal de Dublín trece años después. Gobernó su abadía como su iglesia, en los tiempos más difíciles, con admirable piedad y gran sabiduría. Murió en Eu, en Normandía, en el curso de un viaje, el 14 de noviembre de 1180.


MEDITACIÓN
SOBRE LA FELICIDAD DE LOS MALOS
Y LAS AFLICCIONES DE LOS JUSTOS

I. Aquí abajo los malos a menudo nadan en prosperidad y abundancia. Dios previendo que serán condenados por sus crímenes, les concede esta felicidad temporal para recompensar algunas buenas acciones que han hecho. ¡Dichosos de este mundo, temblad y llorad! Dios os trata como a un enfermo desahuciado a quien el médico permite todo lo que desea. Son víctimas que se prepara y que se corona de flores antes de inmolarlas (Minucio Félix).

II. Los justos, por el contrario, a menudo son afligidos en este mundo, porque su Padre celestial no quiere que los bienes de la tierra les arrebaten los del cielo. Alegraos, pues, vosotros que sois pobres y estáis afligidos, porque las aflicciones que os hacen gemir señal son de predestinación. Os apegaríais a los placeres de la tierra, no pensaríais en las delicias del paraíso, si en este mundo tuvieseis todo lo que deseáis. Los males que nos abruman aquí nos urgen ir a Dios (San Gregorio).

III. El teatro cambiará de escena tanto para el justo como para el impío. El impío ha gozado durante su vida: una tristeza eterna sucederá a este gozo de un momento. Justos, habéis vivido en la tribulación: consolaos. Dios os colmará de un gozo eterno; necesariamente hay que sufrir en este mundo o en el otro. Las cosas deben cambiar de faz; ellos gozan y nosotros estamos en la tristeza; lloremos, pues, mientras ellos están alegres, a fin de estar alegres cuando ellos viertan lágrimas (Tertuliano).

La paciencia
Orad por los que están afligidos


ORACIÓN
Escuchad, Señor, las oraciones que os dirigimos en la fiesta del bienaventurado Lorenzo, vuestro confesor y pontífice; y por los méritos de aquél que tan dignamente os ha servido, perdonadnos nuestros pecados. Por J. C. N. S.





Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.



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