lunes, 26 de enero de 2015

Martirologio Romano 26 de enero

SANTA PAULA,
Viuda
n. 5 de mayo del año 347 en Roma; † 404 en Belén

Patrona de viudas.

SANTA PAULA, Viuda

Bienaventurados los que ahora lloráis,
porque reiréis.
(Lucas 6, 21)


  • San Policarpo, Obispo de Esmirna y Mártir, el cual consiguió la corona del martirio el día 23 de Febrero. 
  • En Hipona de África, los santos Teógenes, Obispo, y otros treinta y seis, que en la persecución de Valeriano, menospreciando la muerte temporal, alcanzaron la corona de la vida eterna. 
  • En Belén de Judá, el tránsito de santa Paula, Viuda; la cual, siendo del linaje nobilísimo de los Senadores, renunciando al siglo juntamente con su hija santa Eustoquio, Virgen de Cristo, repartió sus bienes a los pobres y se retiró al santo Pesebre del Señor, de donde, rica en virtudes y coronada de un prolongado martirio, pasó al reino celestial. La vida de esta santa, admirable por sus virtudes, la escribió san Jerónimo.


Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.


SANTA PAULA,
Viuda

Santa Paula, viuda de un senador romano, abandonó Roma después de la muerte de su esposo y se fue a Belén para fundar allí monasterios y consagrarse a Dios. Distribuyó sus grandes riquezas entre los pobres, diciendo que no podía dejar a sus hijos mejor herencia que la misericordia divina. Continuas lágrimas le hacía derramar el dolor que tenía de haber ofendido a Dios y el deseo de verlo en el cielo. Viudas cristianas, he aquí vuestro espejo y vuestro modelo. Murió en el año 404.


MEDITACIÓN
SOBRE LAS LÁGRIMAS DE SANTA PAULA

I. Santa Paula se retira del mundo para dedicarse libremente a los ejercicios de piedad por todo el resto de sus días. Imita a esta santa; deja las compañías demasiado bullangueras, ama la soledad de tu interior y la lectura de los buenos libros. ¿Por qué tardas? ¿Por qué no consagras a Dios el tiempo que te queda de vida? ¡Ay! tanto has trabajado para el mundo; ¿acaso es mucho dar a Dios si le das sus restos?

II. Santa Paula llora aun sus menores pecados veniales. Aquélla que tanto buscó agradar al mundo, decía la santa, nunca debe desagradar a Dios. Llora igualmente el tiempo que diste a la vanidad y a los placeres. ¿Dónde están ahora? ¿Dónde esos dorados días de tu juventud? Todo pasó, no te queda sino el triste recuerdo de haber ofendido a Dios por algo que ya no existe más. Borra esos pecados con tus lágrimas. ¡Cuán agradables te parecerán estas lágrimas si consideras que extinguen el fuego que debía quemarte en el purgatorio! Repasaré todos los años de mi vida en la amargura de mi alma (Isaías).

III. Las aflicciones, las persecuciones, te arrancan incesantemente lágrimas. Se te priva de tus bienes, se empaña tu reputación, se te agobia con menosprecios; consuélate, seca tus lágrimas, no pongas tu confianza en los hombres, vete a desahogar el corazón delante de Jesús crucificado; quéjate a Él, pídele consejo y serás pronto consolado.

La confianza en Dios.
Orad por las viudas.


ORACIÓN
Escúchanos, oh Dios, que sois nuestra salvación, y que la fiesta de la bienaventurada Paula, al mismo tiempo que regocije nuestra alma, la enriquezca con los sentimientos de una tierna devoción. Por J. C. N. S.





Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.




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