jueves, 19 de marzo de 2015

Martirologio Romano 19 de marzo

SAN JOSÉ,
Esposo de la Bienaventurada
Virgen María

Patrono de la Iglesia Católica; trabajadores; carpinteros; artesanos; personas en trance de muerte; familia; padres de familia; mujeres embarazadas; matrimonios; niños por nacer; tesoreros; emigrantes e inmigrantes; viajeros; ingenieros; justicia social; quienes luchan contra el comunismo. Se lo invoca cuando se quiere comprar o vender una propiedad; en los momentos de duda; para pedir, por su intercesión, una buena y santa muerte.


Teniendo, pues, qué comer, y con qué cubrirnos,
contentémonos con esto.
(1 Timoteo 6, 8)


  • En Judea, el dichoso tránsito de san José, Confesor, Esposo de la bienaventurada Virgen María y Patrono de la Iglesia universal.
  • En Sorrento, los santos Mártires Quinto, Quintila, Cuartila y Marcos, con otros nueve.
  • En Nicomedia, san Pancario Romano, el cual, por congraciarse con el Emperador Diocleciano, renegó de Cristo y adoró a los falsos dioses; pero pronto, por las instancias de su madre y hermana, volvió a la verdadera fe y, permaneciendo en ella con inconmovible constancia, azotado con nervios y degollado, recibió la corona del martirio.
  • El mismo día, los santos Apolonio y Leoncio, Obispos.
  • En Gante de Flandes, los santos Landoaldo, Presbítero Romano, y Amancio, Diácono; los cuales, enviados por el Papa san Martín a predicar el Evangelio, ambos cumplieron fielmente el ministerio apostólico, y después de muertos resplandecieron con muchos milagros.
  • En la ciudad de Penne, la feliz muerte de san Juan, varón de gran santidad, que vino de Siria a Italia, y edificando allí un monasterio, fue por cuarenta y cuatro años Padre de muchos siervos de Dios, e ilustre en virtudes, descansó en paz.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.



SAN JOSÉ,
Esposo de la Bienaventurada Virgen María

San José fue esposo legal de María y padre nutricio de Jesús. Bastan estas dos palabras para su elogio. La gran humildad de que dio pruebas ejerciendo el oficio de carpintero, la solicitud con que rodeó la infancia del Salvador, su respeto para con la Madre de Dios, lo hicieron digno de morir en los brazos de Jesús y de María. ¡Oh dulce muerte! ¿Quieres tú morir como él? Imita sus virtudes e invoca su protección.


MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE SAN JOSÉ

I. San José mereció, por su pureza, el honor de ser elegido por Dios para ser el esposo de su Madre. ¡Qué gloria para ti, oh gran santo, mandar a una esposa omnipotente en el cielo y en la tierra! Imita la pureza, la humildad y la modestia de José, y María se mostrará contigo llena de ternura. Para que llegues a ser un gran santo, haz, siguiendo el ejemplo de San José, todas tus acciones pensando que Dios te ve.

II. Fue el padre nutricio de Jesús, y Jesús le estaba sometido. Admira la humildad del Salvador, que, pudiendo nacer en el palacio de Augusto o de Herodes, prefiere elegirse un padre pobre y desconocido, un padre que debe trabajar con sus manos para procurarle alimento y vestido. A ejemplo de San José, nunca te separes de Jesús: que en todos tus actos sea tu compañero, conversa a menudo con Él. Haz un lugar a Jesús en medio de tus hijos: que tu Señor venga a tu familia, que tu Creador se acerque a su creatura (San Agustín).

III. San José murió en brazos de Jesús y de María. Tú también quieres terminar tu existencia con una muerte dichosa y santa: ten una gran devoción a San José. Nos asegura Santa Teresa que ha obtenido todo lo que ha pedido por los méritos de San José. Pídele esta última gracia que debe coronar tu vida y hacerte comenzar una eternidad de dicha. Con frecuencia durante tu vida, y sobre todo en la hora de tu muerte, pronuncia los tres hermosos nombres de Jesús, María y José.

La devoción a San José.
Orad por los agonizantes.


ORACIÓN
Haced, Señor, que los méritos del bienaventurado José, esposo de vuestra Santísima Madre, nos ayuden, a fin de que obtengamos por su intercesión lo que nuestra flaqueza no puede merecer. Vos que, siendo Dios, vivís y reináis por todos los siglos de los siglos.





Fuentes: 
Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.








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