domingo, 17 de enero de 2016

R.P. Leonardo Castellani: Sermón Las Bodas de Caná




En aquel tiempo: Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Jesús también fue invitado a estas bodas, como asimismo sus discípulos. Y llegando a faltar vino, la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino”. Jesús le dijo: “¿Qué (nos va en esto) a Mí y a ti, mujer? Mi hora no ha venido todavía”. Su madre dijo a los sirvientes: “Cualquier cosa que Él os diga, hacedla”. Había allí seis tinajas de piedra para las purificaciones de los judíos, que contenían cada una dos o tres metretas. Jesús les dijo: “Llenad las tinajas de agua”; y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: “Ahora sacad y llevad al maestresala”; y le llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, cuya procedencia ignoraba –aunque la conocían los sirvientes que habían sacado el agua–, llamó al novio y le dijo: “Todo el mundo sirve primero el buen vino, y después, cuando han bebido bien, el menos bueno; pero tú has conservado el buen vino hasta este momento”. Tal fue el comienzo que dio Jesús a sus milagros, en Caná de Galilea; y manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él.
Juan II,, 1-11


Domingueras Prédicas II
R.P. Leonardo Castellani


Domingo Segundo después de Epifanía. 
Las Bodas de Caná (1965)

El primer milagro de Cristo y la elevación del Matrimonio: un milagro de lujo, transformar el agua en vino; un milagro antes de tiempo: "Mujer, mi tiempo no ha llegado"; un milagro por la intercesión de María; y la afirmación de Jesús que su misión como Mesías estaba por encima de la autoridad materna de María, la misma que en el Templo; pero no por encima del amor filial de Jesús. La paradoja de Cristo, Dios y hombre. Jesucristo instituyó el Matrimonio Cristiano; convirtió un contrato natural en un Sacramento, así como convirtió el agua en vino. (San Pablo recomendó tomáramos vino; de la Cocakola no dijo nada). Su presencia en las bodas de su discípulo y pariente Natanael, dignifica al Matrimonio, por lo menos, conforme dijo San Pablo: "Honorable el Matrimonio en todo; y el lecho conyugal inmaculado."(1) Más tarde, cuando le preguntaron oficialmente acerca del Matrimonio, instituyó el Sacramento, diciendo que era indisoluble, porque así Dios lo había fundado: "lo que Dios juntó, que el hombre no separe."(2) Y calificó el divorcio de "dureza de corazón": "Por la dureza de vuestros corazones permitió Moisés el repudio, pero en el principio no era así."(3) Los judíos que estaban descontentos de sus mujeres las maltrataban y aun las mataban; era mejor tolerar el "repudio", poniéndole dificultades y haciendo intervenir la autoridad pública: eso hizo Moisés.(4)

La familia, la cual exige el matrimonio fiel y único, es el fundamento de una sociedad civilizada. Leyendo poco ha con una mezcla de malhumor y sonrisa "El Origen del Hombre" de Carlos Darwin, topé con esta frase: "Al observar a los bárbaros de Tierra del Fuego quedé maravillado al ver cuán grandemente tres cosas: la propiedad privada, un hogar fijo y un jefe único, son necesarias e imprescindibles para la civilización." Cuando Darwin observa es un buen naturalista y es veraz; cuando filosofa es nulo o pésimo. Lo curioso es que este libro escribió él para probar que el hombre viene del mono, o algún otro animal, como el perro; y entonces según la regla que él dice, los monos para civilizarse y llegar a ser humanos deberían haber tenido esas tres cosas "imprescindibles para civilizarse": un campito con una tapera cada uno; una mujer única, o sea mona; y un Mono Monarca. Yo nunca lo he visto, y eso que una vez he andado entre monos.


Le oí dos cursos al Dr. Louis Marin, diputado francés, en la École d'Anthropologie, sobre la monogamia; tengo todavía los apuntes. Su propósito era probar que la monogamia (o sea "uno con una y para siempre") era la tendencia natural de la Humanidad: que a medida que una tribu se civilizaba, se acercaba a la monogamia; y a medida que se apartaba della, se asalvajaba: por el divorcio primero, después por la poligamia y después por el "vagus concubitus" que dice Horado, que no sé cómo decirlo yo decentemente; o sea que cayendo por la poligamia sucesiva, que es el divorcio, y después por la poligamia simultánea, se llega a la desaparición total del matrimonio, y después a la desaparición de la tribu. El "vagus concubitus" es la completa promiscuidad sexual, o sea, el ayuntamiento fortuito; bastante peor que los animales. Por eso dijo un humorista argentino que con el mismo método conque Darwin "prueba" que el hombre desciende del mono él podía probar que el perro desciende del hombre y mejor aún. Y tiene razón.

Quisiera hacer la historia del matrimonio monógamo entre los Romanos, que es el pueblo cuya historia mejor conocemos: -poco tiempo tengo. Brevemente, el matrimonio fue religioso entre esas tribus italiotas que se llamaban "lauínas" o "latinas", cuya capital fue Alba Langa y, después de la conquista etrusca, Roma; y no solamente era religioso, sino el centro de la religión, y de la sociedad. Los que no querían casarse sino "juntarse", libres ellos; pero no tenían el menor derecho ni civil, ni jurídico, ni político; ni siquiera derecho a tener un rancho. Si querían tener algún derecho, y ser defendidos, tenían que adscribirse como sirvientes a una familia constituída, con el nombre de "clientes". Incluso los hijos ilegítimos de los Patricios (o sea "patres") se iban a la plebe; como pasa ahora en la Provincia de Corrientes. Porque desde Rómulo, fundador de Roma, comenzaron a llamarse Patricios y Plebeyos.

Los plebeyos comenzaron a luchar por tener los mismos derechos que los patricios; y en más de dos siglos de lucha, desde la "huelga" general del Monte Aventino (5) hasta la ley Publilia, los consiguieron a mordiscos, uno a uno, pues los patricios necesitaban de la multitud para las guerras. Los últimos que consiguieron fueron los matrimonios religiosos, que ya no eran religiosos, pues se había introducido el divorcio. Y entonces, cuando se llegó a la democracia perfecta, comenzó a hundirse la República Romana: vienen las guerras civiles, Cicerón contra Catilina, Sila contra Mario, Pompeyo contra César, que es asesinado. Y viene la Monarquía hereditaria, el Imperio. O sea que cuando todos llegaron a ser iguales (de mentirijillas, porque había ya una oligarquía brutal que gobernaba a Roma), entonces se armó el gran zafarrancho: como en la Argentina (6).

Cristo dijo que el matrimonio era cosa de Dios: que allí entre esa pareja estaba no solamente un sacerdote sino Dios: "Magna misterio -dice San Pablo- figura de la unión de Cristo y la Iglesia"(7); o sea, figura del amor de Dios a los hombres. Por tanto, hay que temblarle un poco, corno a todas las cosas de Dios; porque le tiemblan poco antes de contraerlo en la Argentina, por eso hay tantas reyertas, separaciones y divorcios. Matrimonios verdaderos no hay muchos, no son todos, almenas; quiero decir, matrimonios-Sacramento, matrimonios con las debidas disposiciones y la debida educación previa. Por eso tantos se decepcionan después y se llaman a engaño. Se juntan un vicioso con una tilinga o una chiquilina, tocan la marcha de Mendelssohn,pagan $5.000 o los que sean y después ... que Dios te la depare buena. Fracasan muchísimos matrimonios aquí y fracasamos después los argentinos en la Economía y en la Política! por exceso de comodidad y deficiencia de educación.

Ghioldi dice: "EE.UU. tiene el divorcio y EE.UU. es la nación más próspera del mundo." ¿Será también la más feliz? No sé. En todo caso, si es próspera, no lo es por causa del divorcio sino a pesar del divorcio¡ el divorcio es una pústula maligna en su seno. La mayoría de los yanquis son antidivorcistas; los que utilizan allá el divorcio son una pequeña tribu, comparable a la tribu de nuestros politiqueros.



Notas

1. Hebreos 13, 4.
2. Mateo 19, 6.
3. Mateo 19, 8.
4. Deuteronomio 24, l.
5. Corno los patricios no querían conceder la igualdad jurídica a los plebeyos, éstos amenazaron dejar Roma y fundar una nueva ciudad en el Monte Aventino.
6. "El filósofo Juan Bautista Vico descubrió el origen de la diferencia entre 'patricios y plebeyos' en la antigua Roma: ese origen radica en los 'matrimonios sacros'; patricios, patres."
"Aquéllos que en el principio del tránsito del estado silvestre al estado cultural en las tribus latinas se sujetaron a la primitiva, elemental y sana religión de los dioses Lares (domésticos), cuyo núcleo, no sólo moral sino hasta ritual era el 'matrimonio sacro', se convirtieron por el mismo hecho de la estabilidad de la familia y las benéficas consecuencias que de ella derivan, en un núcleo social superior. A ellos fueron a pedir cobijo en sus percances los más atrasados súbditos de la 'Venus vaga', que dice Horacio; y se convirtieron en 'clientes'; es decir, en un celo social inferior, que se imponía menos obligaciones y cargas, pero también tenía menos derechos religiosos, políticos y sociales."
"Spengler y Toynbee extendieron la 'ley de Vico' a todas las sociedades primitivas, notando (curioso fenómeno) que la rotura del 'matrimonio sacro', y consiguiente desorden de la familia, coincide en la Historia con la rotura del derecho de propiedad y las guerras sociales. Cuando el patriciado rompió por el divorcio legal la consistencia del núcleo familiar, parejamente el plebeyo atentó contra sus propiedades y exigió 'igualdad de derechos'. ¿Por qué no, si ya se habían hecho iguales? La diferencia entre el patricio relajado y entregado ya a la 'Venus vaga', y el plebeyo con sus uniones transitorias y sus hijos naturales, se había borrado."
"El divorcio en las clases altas y el Comunismo en las bajas son dos fenómenos paralelos. Y los dos, según Spengler (que no es ningún varón religioso) son índices fatales de decadencia social y nacional. De hecho se dan siempre juntos."
"También es dado ver el vínculo sociológico entre el divorcio y la decadencia de una raza: porque los que reciben el impacto de las consecuencias del divorcio son los hijos. Los niños en este caso son los privilegiados; reciben el privilegio de un nuevo padre o de una nueva madre; y suelen quedar marcados para siempre por este sencillo hecho. Los sentimientos de los niños son blanditos: el niño es un emotivo constitucional. Y los sentimientos confusos y aturdidores provenientes de la destrucción de su hogar y sustitución por otro, se imprimen en general para toda la vida; y no con efectos saludables" (Castellaní, "Las Pasiones no Tienen Dialéctica", en "Dinámica Social" No 47, julio de 1954, págs. 9-10. La cita está abreviada).
7. Efesios 5, 32.





Sea todo a la mayor gloria de Dios.


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