domingo, 17 de julio de 2016

R.P. Leonardo Castellani: Sermón Lamentación sobre Jerusalén





En aquel tiempo cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén, viendo la ciudad, lloró sobre ella, y dijo: “¡Ah si en este día conocieras también tú lo que sería para la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos. Porque vendrán días sobré ti, y tus enemigos te circunvalarán con un vallado, y te cercarán en derredor y te estrecharán de todas partes; derribarán por tierra a ti, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no conociste el tiempo en que has sido visitada”. Entró en el Templo y se puso a echar a los vendedores, y les dijo: “Está escrito: «Mi casa será una casa de oración», y vosotros la habéis hecho una cueva de ladrones”. Y día tras día enseñaba en el Templo. Mas los sumos sacerdotes y los escribas andaban buscando perderle, y también los jefes del pueblo
Lucas XIX, 41-47


 "Domingueras Prédicas II"
R.P. Leonardo Castellani


Dominica noveno después de Pentecostés
La Lamentación sobre Jerusalén


Narra dos cosas que pasaron en los últimos días de la vida de Cristo, probablemente el mismo Domingo de Ramos: la Profecía de la ruina de Jerusalén y la Segunda Limpieza del Templo. Cristo lloró sobre Jerusalén desde el alto bordo que domina la ciudad al Norte, profetizando su destrucción "porque no conoció su día, el día de su paz" -y después, entrando en el Templo, echó del Atrio a los prestamistas y vendedores tratándolos de "ladrones". Esta narración está en los tres Sinópticos¡ pero ya al principio de su misión, después de haber hablado con Nicodemus, en su primera ida a Jerusalén, había hecho lo mismo, según San Juan (1). Son dos veces repetido el mismo gesto: la narración tiene rasgos diferentes, como el látigo de cordeles la primera vez, la increpación de "mercaderes" la primera vez y de "ladrones" la segunda vez, el no voltear las jaulas de palomas la primera vez -y sobre todo, el tiempo: se puede decir que es el primero y el último gesto mesiánico o autoritativo de Cristo. San Jerónimo dice humorísticamente que fue el mayor milagro de Cristo. De hecho, es el milagro que le costó la vida.

¿Hay relación entre estos dos hechos del Evangelio de hoy? Creo que sí, porque a la ruina de una nación suele preceder la decadencia de su religión, el confusionismo religioso. Cristo lloró patéticamente sobre su patria, a la cual vio ya sitiada, asolada y vandalizada, afirmando a la vez que eso venía de no haberlo reconocido a Él como Mesías; y al día siguiente repitió ampliamente la misma profecía, en el llamado "Sermón Esjatológico"(2), haciéndola figura y símbolo del fin del mundo: "la tribulación más grande que ha habido desde el Diluvio acá"(3): los signos precursores de ambas son la apostasía del pueblo, las manadas de falsos profetas y la persecución a los verdaderos profetas y los verdaderos adoradores de Dios.

Los historiadores hoy día, como Toynbee por ejemplo, dicen que el derrumbe de los Imperios, las civilizaciones o las naciones son precedidas de la decadencia de la Religión. El pescado se pudre por la cabeza; y así cuando se pudre la Religión, se hunde la moral y siguientemente desaparece la buena política; y viene una nación más sana y fuerte y se apodera de la corrompida, reduciéndola a la servidumbre; o simplemente desaparece sola en el polvo de los siglos.

Al formular esto se presenta de inmediato la objeción de Inglaterra: Inglaterra abandonó el Catolicismo en el siglo XVI, arrastrando tras sí con su apostasía a media Europa; lejos de hundirse, comenzó desde entonces a crecer (materialmente al menos) hasta convertirse en el Imperio más grande que ha existido.

La respuesta a este hecho indudable (que no puedo tratar largamente) sería que Inglaterra no perdió su religiosidad en el Cisma Inglés, sino al contrario, ella experimentó una especie de sobresalto. La Religión se dividió en dos, pero cada una de las partes aumentó enormemente su fervor -digamos: la parte católica, hasta ofrecer innumerables mártires, TODOS los ingleses católicos fueron mártires (se puede decir) en la persecución de Isabel Ia y Cecil. La parte protestante engendró el Puritanismo, el ejército de Cromwell, que se llamaban "los santos", y eran religiosos a machamartillo -literalmente, a sangre y fuego. El Puritanismo engendró más tarde el Capitalismo moderno, pero eso es otra historia. 

El hecho para nosotros es que Cristo afirmó que si su patria lo hubiese acogido como Mesías, su patria se hubiese salvado, y que se hundió porque no lo acogió como Mesías. Y otro hecho histórico es que las naciones que han desaparecido en el polvo y en la sangre, una corrupción tremenda de la Religión ha precedido a la catástrofe en ellas.

¿No hay un estado parecido al de los tiempos de Cristo en nuestro país; o en todo el mundo, si vamos a eso? Evidentemente hay una apostasía parcial o un comienzo de apostasía en todo el mundo. En Francia y en Italia hay grandes núcleos católicos en medio del mundanismo y la confusión de la mayoría; en España y Portugal existe el experimento de construir una reestructura católica, que no sabemos si tendrá o no éxito; en Polonia, la población católica impone respeto al régimen ateo y despótico; en América Hispana subsiste un Catolicismo un poco aguachento; en Estados Unidos, una minoría católica muy bien organizada, pero aparentemente un poco pueril.

Enfrente desto tenemos un multitudinario olvido o reniego o confusión del Cristianismo; y dos enormes Estados Ateos amenazadores, que tienen éxito, y que no han dado un paso atrás desde que nacieron; hecho único en la Historia: "bellum facere cum sanctis et vincere eos", dice el Apokalypsis (4).

Yo no tengo mirada amplia bastante para abarcar el inmenso panorama de la Religión en el mundo, pero me parece exacta la respuesta de un gran teólogo anglicano, C. S. Lewis -inglés. Uno le preguntó: "Ya que el Occidente ha apostatado, ¿no podemos poner la vista en el Oriente, en los paganos sanos, en la India, la China o Arabia?". Respondió Lewis: "El Occidente elaboró el veneno; y el veneno se escupió a sí mismo por todo el mundo. Adondequiera del mundo que Ud. vaya, encontrará Ud. máquinas, masas ignorantes y resentidas, grandes urbes abarrotadas, los tronos vacíos y las Escrituras falsificadas".


El hombre a quien le pasan cosas terribles es porque tiene adentro algo terrible, por ejemplo, la Verdad. Cristo hizo dos veces un gesto terrible, porque tenía adentro las responsabilidad de la salvación de su pueblo: acababa de predecir su ruina y al llegar al Templo se topó con la causa. ¿Por qué enojarse tanto con esos pobres 
mercachifles del Templo? Los judíos extranjeros que venían al Tem
plo tenían que cambiar dinero para pagar lo que se llamaba el "sido 
del Templo" (sido con "s", Sékel, moneda de plata de 15 gramos, 
unos 50 pesos actuales). Además tenían que ofrecer sacrificios, un 
cordero o un cabrito y los pobres, un par de palomas. Los sacerdotes decían: "Nos  otros recibimos un tanto por ciento de todos los negocios, pero nosotros alquilamos el Atrio; y es una comodidad para todos que encuentren todo eso en el Atrio".


Esto dice el historiador Josefo, que fue sacerdote.
La primera vez: "A la casa de mi Padre, habéis convertido en una lonja"; la segunda: "Mi casa es llamada casa de oración y la habéis convertido en caverna de ladrones". Los prestamistas eran ladrones probablemente, es decir, usureros. Lo que le dio en rostro a Cristo fue la contaminación de la religión por el lucro, el ver allí al Ídolo Inicuo, a la idolatría más ruin, más perniciosa y más difundida que existe: la avaricia. Esa contaminación traía en el pueblo la confusión. Los . fariseos no eran falsos profetas, no predicaban doctrinas heterodoxas; pero con su vida sembraban en el pueblo la confusión; peor que los Saduceos que sembraban el error.

Hay cinco cosas, a cual más malas, enemigas del intelecto humano: la mentira, el error, la falsificación (donde se comprende la hipocresía) y finalmente, la confusión y la herejía, que es falsificación de la verdad religiosa. Destas dos últimas, yo no sé cuál es la peor: la herejía es el pecado más grave que existe, pero la confusión es el estrago más grande de la inteligencia, es comparable a la demencia, puesto que existe una demencia llamada confusión mental. La confusión es peor que el error; y el error, dice San Agustín, es peor que el pecado. Éstas son dos hijas mellizas del Diablo.


Nosotros, que vivimos en el país de los macaneadore{ es decir, de los confusos, los confundidos y los confusonarios, conocemos ese mal: es el que puede traer la perdición del país. El macaneo es una palabra argentina y es también una industria nacional, quizás la más floreciente que tenemos: dudo que haya en el mundo, sin exceptuar el Uruguay, país más productor de macaneo y más contusionado actualmente que el nuestro. Cuando la confusión se extiende a la cosa religiosa, ese fenómeno es fatal.

Ésa es una de las lecciones del Evangelio de hoy.



Notas

1. Jn. 2, 13-22.
2. Mateo 24, 1-31.
3. En Mateo 24, 21 y en Marcos 13, 19 se habla de "una gran tribulación, cual no la hubo del principio del mundo hasta el presente ni volverá a haberla".
4. 13, 7. "El Anticristo reducirá a la Iglesia a su extrema tribulación, al mismo tiempo que fomentará una falsa Iglesia. Matará a los Profetas y tendrá de su lado una manga de profetoides, de vaticinadores y cantores del progresismo y de la euforia de la salud del hombre por el hombre, hierofantes que proclamarán la plenitud de los tiempos y una felicidad nefanda. Perseguirá sobre todo la predicación y la interpretación del Apokalypsis; y odiará con furor aun la mención de la Parusía. En su tiempo habrá verdaderos monstruos que ocuparán cátedras y sedes, y pasarán por varones píos, religiosos y aun santos; porque el Hombre del Pecado tolerará y aprovechará un Cristianismo adulterado" (Castellani, "El Apokalypsis de San Juan", Cuaderno Tercero, Visión Undécima, Capít. II - El Anticristo).








Sea todo a la Mayor Gloria de Dios


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