martes, 27 de septiembre de 2016

La Religión Demostrada VIII: La Revelación Antes de Jesucristo







LA RELIGIÓN DEMOSTRADA


LOS FUNDAMENTOS DE LA FE CATÓLICA
ANTE LA RAZÓN Y LA CIENCIA



P. A. HILLAIRE


Ex profesor del Seminario Mayor de Mende
Superior de los Misioneros del S.C.





DECLARACIÓN DEL AUTOR

Si alguna frase o proporción se hubiere deslizado en la presente obra La Religión Demostrada, no del todo conforme a la fe católica, la reprobamos, sometiéndonos totalmente al supremo magisterio del PAPA INFALIBLE, jefe venerado de la Iglesia Universal.

A. Hillaire.






CUARTA VERDAD
LA RELIGIÓN CRISTIANA ES LA ÚNICA
RELIGIÓN DIVINA

La religión cristiana es la religión revelada por Dios y, por consiguiente, la única religión verdadera, obligatoria para todos El viajero, llegado a la cumbre de una montaña, dirige una mirada atrás para darse cuenta del camino andado, y otra adelante para ver el camino que le queda por recorrer. Conviene que nosotros hagamos lo mismo.

Hemos comprobado las siguientes verdades:

1° Existe un Dios eterno, criador y soberano Señor de todas las cosas. La razón y la conciencia proclaman irresistiblemente la existencia de este Ser supremo e infinitamente perfecto.

Para los cristianos, a este testimonio se agrega el de la revelación, que es más seguro todavía, porque es divino. Dios se ha manifestado, ha hablado, ha hecho milagros.

2° Dios, con su Providencia, cuida de sus criaturas, particularmente del hombre, su hijo predilecto.

3° El hombre, compuesto de cuerpo y alma espiritual, libre, inmortal, ha sido creado por Dios para que le conozca, le ame y le sirva en esta vida y le goce luego en la vida futura. Tiene, por consiguiente, deberes que cumplir par con su Criador y su Padre.

4° El conjunto de estos deberes se llama religión. Esta es absolutamente necesaria al hombre, a la familia y a la sociedad.

La historia atestigua que por todas partes y siempre, la religión ha sido considerada por los hombres como un deber y una virtud, y la impiedad como un vicio detestable. El hombre que vive sin religión es un ser incompleto, un pobre ignorante que no sabe por qué existe, un mal servidor, un mal hijo que olvida y ultraja a su padre.

No basta, pues, ser hombre honrado según el mundo, es decir, llevar una vida ante los otros que merezca el título de honorable; hay que orar, adorar a Dios cada día, obedecer todas sus leyes, practicar la religión y servir a Dios como Él quiere ser servido por nosotros. Vivir en la indiferencia como si no existiera Dios,ni juicio, ni cielo, ni infierno, ni eternidad, es algo más que un pecado, es una monstruosidad...

Todos, quienesquiera que seamos, ricos y pobres, jóvenes y viejos, hemos sido creados y puestos en el mundo, no para divertirnos, ni para acumular dinero, ni para gozar, sino, ante todo, para servir a Dios. Los que no sirven a Dios, lejos de ser honrados, son tres veces locos y grandes criminales, más criminales que los ladrones y asesinos, porque los deberes para con Dios son más importantes que los deberes para con nuestros semejantes.

Aún más: la religión ha sido considerada, en todos los tiempos y en todos los pueblos, como intrínsecamente ligada a los intereses del hombre, a la conservación y felicidad de la familia y de la sociedad. Apoyándose en la creencia en Dios y en su Providencia, los legisladores han establecido sus instituciones y fundado el edificio social. Es imposible al hombre vivir como ser racional sin rendir a Dios este triple culto. La religión, pues, tiene sus raíces en la naturaleza del hombre y en los atributos de Dios.

6° No puede haber sino una sola religión verdadera, porque la verdad es una y rechaza todo error. Luego, por lo mismo, no puede haber sino una sola religión buena, porque tan solo es bueno lo verdadero; y Dios no puede ser honrado con el error y la mentira.

7° Conocemos la religión de dos maneras: 1°, por el medio natural de la razón; 2°, por el medio sobrenatural de la revelación. La religión conocida por la razón se llama religión natural; la religión conocida por la revelación se llama religión sobrenatural. Todos los hombres tienen la grave obligación de averiguar si Dios ha revelado positivamente una religión y abrazar la religión revelada, si existe: porque Dios es el Señor, y tiene el derecho de determinar la religión mediante la cual quiere ser honrado y servido por el hombre, su criatura.

8° La revelación no sólo es posible, sino que es moralmente necesaria para hacernos conocer los dogmas y los preceptos de la religión natural. Sin ella, el género humano, tomado en conjunto, no podía llegar a conocer, con certeza y sin mezcla de error, todas las verdades religiosas y morales requeridas para honrar a Dios y vivir bien. La experiencia de seis mil años lo demuestra.

9° Dios puede también revelar una religión sobrenatural, en su dogma y en su moral; y si Dios la revela, todo hombre tiene la grave obligación de abrazarla, porque Dios, como Criador, tiene un dominio soberano sobre todas sus criaturas, y el hombre está obligado a someterse enteramente a la voluntad de su Criador.

10° En realidad, la historia nos enseña que Dios ha revelado una religión sobrenatural y positiva. Tenemos como prueba de ella: 1° el testimonio del pueblojudío; 2°, el del pueblo cristiano esparcido por toda la tierra; 3°, podemos añadir a éstos el testimonio de todos los pueblos; porque, como veremos muy pronto, las tradiciones de todos los pueblos nos prueban que Dios ha hablado a los hombres para hacerles conocer las verdades que deben creer y los deberes que deben cumplir.

Los monumentos de la revelación son los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, cuya colección forma el libro más hermoso que existe en el mundo, la Biblia. La Biblia, que sigue siendo la más antigua y la más seria de la historias, aun prescindiendo de su autoridad divina, nos refiere que Dios, desde el principio del mundo, ha instruido a los hombres acerca de la religión; primeramente por sí mismo, después por Moisés y los Profetas, y, finalmente, por su propio Hijo hecho hombre, nuestro señor Jesucristo.


11° ¿Por medio de qué señales se puede conocer la religión divina? Por medio de dos infalibles: el milagro y la profecía. Hemos probado, contra los racionalistas modernos, que los milagros son posibles, que se los puede comprobar, y que son ellos la señal, el sello infalible de una religión divina. Son la firma de Dios.

12° Nos queda por demostrar que la religión cristiana es la revelada por Dios; la única confirmada y autenticada por la firma divina: los milagros y las profecías.

Supuesto que la verdadera religión es necesaria al hombre, su origen debe remontarse a la cuna del género humano. Tal acontece con la religión cristiana. No empezó ella con la venida de Jesucristo, sino con la creación del hombre. Esta religión divina tiene tres fases distintas: 1a, el período patriarcal; 2a, el período mosaico; 3a, el período cristiano.



I. LA REVELACIÓN ANTES DE JESUCRISTO

98. P. ¿Cuáles son las principales revelaciones que Dios ha hecho a los hombres?

R. Se distinguen tres:

1° La revelación hecha a nuestros primeros padres y a los patriarcas; se la llama revelación o religión primitiva.

2° La segunda, hecha a los judíos por el ministerio de Moisés y de los profetas; se llama revelación o religión mosaica.

3° La tercera, hecha a todos los hombres por Nuestro Señor Jesucristo, llamada revelación o religión cristiana.Para tener idea justa y completa de la religión cristiana, es menester tomarla en su origen y seguirla en sus tres etapas progresivas hasta su último desarrollo. 

Dios habló a los hombres desde el principio del mundo para enseñarles y recordarles las verdades que debían creer y los deberes que deberían practicar. Estas primeras comunicaciones hechas al hombre por el Criador fueron transmitidas de padres a hijos mediante la tradición oral. Se las designa con el nombre general de revelación primitiva.

Más adelante, Dios eligió al pueblo judío para que fuera depositario y custodio de la verdad religiosa, y le dio la ley escrita por medio de Moisés. El conjunto de verdades comunicadas al pueblo de Dios se llama religión mosaica.

Finalmente, la plenitud de la revelación fue traída a la tierra por Nuestro Señor Jesucristo. Así pues, la religión cristiana no es una religión nueva, sino tan antigua como el mundo.


1° REVELACIÓN O RELIGIÓN PRIMITIVA

99. P. ¿Qué es la religión primitiva?

R. La religión primitiva es la religión sobrenatural o positiva que Dios impuso a nuestros primeros padres a fin de que ellos la trasmitieran a sus descendientes.

La religión primitiva, practicada por los patriarcas, fue obligatoria, desde Adán hasta Moisés, para el pueblo hebreo, y para todos los otros pueblos hasta Jesucristo.

La religión primitiva, produjo santos, como los patriarcas, el santo Job, Melquisedec, rey de Salem, etc. Duró muchos siglos: desde Adán hasta Moisés pasaron aproximadamente 2.500 años, y 1.500 desde Moisés a Jesucristo.


NARRACIÓN HISTÓRICA DE LA RELIGIÓN PRIMITIVA

Toda la historia de la revelación primitiva puede resumirse en algunos hechos: la creación, la caída, la promesa de un Salvador, el diluvio, la dispersión de los hombres, la vocación de Abraham.

La creación. – Al principio de los tiempos, Dios creó el cielo y la tierra, las cosas visibles e invisibles. Dios mandó a todos los elementos primitivos que saliesen de la nada. Pero estos primeros elementos de las cosas estaban todavía en la confusión, sin orden y mezclados los unos con los otros. La Biblia nos lo enseña con estas palabras: “La tierra era informe y vacía; las tinieblas cubrían la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre las aguas”. La tierra estaba vacía de árboles, de plantas, de criaturas vivientes: era un abismo de cosas por formarse, pero el espíritu de Dios, es decir, la virtud todopoderosa del Criador, estaba pronto para dar calor, movimiento, forma y vida a todas las cosas.

Quiso Dios emplear seis días o seis épocas en la formación del mundo. Esta enseñanza de la Biblia está perfectamente de acuerdo con las ciencias modernas. La sucesión cronológica de la aparición de los diversos reinos de la naturaleza es expuesta exactamente por Moisés 3.500 años antes de los descubrimientos científicos de nuestro siglo.

Al fin del sexto día o época, Dios creó el primer hombre y la primera mujer, de los que descienden todos los hombres, y a los cuales, por esto mismo, llamamos primeros padres. Dios tomó un poco de tierra y formó el cuerpo del primer hombre, al que llamó Adán, y le inspiró un alma racional e inmortal. Después, Dios tomó una costilla de Adán y formó a Eva, la primera mujer. Bendijo la unión de Adán y Eva, que declaró indisoluble, instituyendo así el matrimonio y la familia.

Adán y Eva salieron de las manos de Dios, adultos ya, no solamente con todos los dones del espíritu y del cuerpo, sino también con la gracia santificante, las virtudes infusas y un destino sobrenatural. Fueron colocados en un jardín de delicias llamado Paraíso Terrenal. Dios mismo les enseñó, por una revelación positiva la manera como debían servirle.

El Criador, para obligar al hombre a reconocer su soberano dominio, prohibió a Adán y a Eva, bajo pena de muerte, que comiesen del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Este acto de obediencia les habría merecido el cielo a ellos, y a sus descendientes todos los privilegios sobrenaturales que habían recibido de Dios.

La caída. – Adán y Eva, engañados por el demonio, ángel prevaricador, envidioso de su felicidad, desobedecieron a Dios y comieron de la fruta prohibida. Inmediatamente se realizó en todo su ser un cambio terrible. Despojados de los magníficos privilegios que Dios les habría otorgado, quedaron sujetos a la ignorancia, a la concupiscencia, a los sufrimientos, a las enfermedades, a la muerte y, sobre todo, privados de la gracia santificante y de sus derechos al cielo. De esta suerte sólo pudieron legar a sus hijos la ruina espiritual, con su triste cortejo de miserias y pasiones.

Promesa de un Salvador. – Dios tuvo compasión de su débil criatura, y al pronunciar contra nuestros primeros padres la sentencia de su condenación, les prometió un Redentor o Mesías que debería liberarlos de la esclavitud del demonio, restituyéndoles, al mismo tiempo, sus derechos al cielo. Gracias a esta misericordia completamente gratuita, no perdieron para siempre el cielo. Pero, antes de su caídalo hubieran ganado fácilmente y sin pasar por la muerte, ahora hay que comprarlo a costa de mil sacrificios.

El Mesías se hizo esperar durante varios siglos, a fin de que el hombre, que había pecado por orgullo, se viera humillado por la experiencia de sus miserias, y para que la Redención fuera preparada por una larga sucesión de hechos maravillosos.

Primeros hijos de Adán.– Adán transmitió a sus hijos la fe en el Redentor. El Señor aceptó los sacrificios que Abel le ofrecía con espíritu de fe y de penitencia y rechazó los de Caín. Abel murió víctima de los celos de su hermano; fue reemplazado por Set, que imitó su justicia. Los descendientes de Set fueron llamados hijos de Dios, en oposición a los de Caín, a quienes la Sagrada Escritura llama hijos de los hombres. Estos primeros patriarcas vivieron más de novecientos años; esta longevidad tenía por fin, en los designios de Dios, facilitar la multiplicación de la especie humana y particularmente conservar el depósito de las verdades reveladas.

El diluvio (año del mundo 1600). – Los hijos de Dios hicieron amistad con los hijos de los hombres, y, como éstos, se corrompieron, cayendo en la impureza. Henoch les predijo un tremendo castigo si no se convertían. Pero, a pesar de esta amenaza, la corrupción se hizo universal, y Dios resolvió destruir al hombre mediante el diluvio, exceptuando a Noé, que fue hallado justo.

Dios mandó a Noé que construyera un arca, en cuya construcción trabajó Noé por espacio de cien años. Durante este largo lapso de tiempo no dejó él de predicar a los hombres la penitencia, pero sin resultado alguno. El diluvio hizo perecer a todos los hombres, con excepción de Noé y su familia. Esta arca era una figura de la Iglesia, fuera de la cual no hay salvación.

Al salir del Arca, Noé ofrece sacrificios al Señor. Dios pacta entonces una alianza con el hombre, de la cual es señal el arco iris. Noé, como Adán, transmite a sus hijos la fe en el Redentor.

Dispersión de los hombres.– Noé vivió 950 años; pero después del diluvio, los hombres vivieron menos que antes, sea por castigo de Dios, sea porque la catástrofe hubiera causado graves perturbaciones en la atmósfera. Establecidos en la Mesopotamia, en las llanuras profundas del Senaar, se multiplicaron tanto los descendientes de Noé, que tuvieron que separarse.

Pero, antes de hacerlo, quisieron construir una torre, para perpetuar su memoria. El Señor castigó su orgullo confundiendo su lenguaje. No pudiendo entenderse, se vieron obligados a dejar inconclusa esta torre llamada de Babel o confusión. Se dividieron, pues, según su lengua, pero llevando todos la misma fe primitiva.La raza de Sem se desarrolló en Asia; la de Jafet en Europa; la de Cam en África. Este último, maldito de su padre por su grave falta de respeto, dejó a sus descendientes, los negros, el triste peso de esta maldición.

Vocación de Abraham (año del mundo 2083). – Unos 500 años más tarde, los hombres, no escuchando más que la voz de sus sentidos, abandonaron al verdadero Dios para caer en la idolatría. La Providencia resolvió entonces elegirse un pueblo para que conservara intacta la verdadera religión hasta la venida del Mesías.

Dios eligió a Abraham, de la raza de Sem, para que fuera el padre de ese pueblo. Le prometió dar a su posteridad la tierra de Canaán y que el Mesías nacería de su descendencia. Abraham respondió a la vocación divina con una fe admirable y una obediencia heroica.

En esta época, los habitantes de Sodoma y Gomorra se entregaron a toda clase de impurezas. Dios quiso mostrar con un nuevo castigo lo mucho que detesta este vicio. Abraham recibió en su tienda la visita de los tres ángeles ejecutores de los decretos de la justicia divina.

Aquí se pone de manifiesto el poder maravilloso de la oración del justo.

Abraham intercedió por las ciudades nefandas, y hubiese obtenido gracia, de haber hallado en ella diez justos... Pero no los había. El único inocente era Lot, sobrino de Abraham, y fue el único que se salvó con su mujer e hijas. El fuego del cielo devoró estas ciudades, y el lugar que ocupaban se ha convertido en un lago infecto, llamado Mar Muerto, monumento perenne a la maldición divina.

Sacrificio de Abraham. – Queriendo Dios probar la fe de Abraham, le dijo un día: “Toma a tu unigénito y sacrifícamelo en el monte Moria”. Abraham no vacila un momento; carga sobre las espaldas del hijo un haz de leña y el cuchillo, y se encamina hacia el monte señalado por Dios.

Durante la marcha, Isaac dice a su padre:– “Tenemos leña y fuego; más no veo la víctima que debe ser inmolada”. – “Dios proveerá, hijo mío”, replica Abraham.

Llegados al monte Moria, Abraham levanta un altar, coloca la leña, toma a Isaac, lo ata sobre la pira y empuña el cuchillo para sacrificar la víctima. Pero Dios, contento de su obediencia, detiene su mano y le dice: Puesto que por obedecerme no has vacilado en sacrificarme a tu hijo único, yo te bendeciré; multiplicaré tu posteridad como las estrellas del cielo y las arenas del mar; y todas las naciones serán bendecidas en Aquél que saldrá de tu descendencia.

El ejemplo de Abraham nos enseña cómo se debe amar a Dios sobre todas las cosas. Isaac es figura de Nuestro Señor Jesucristo subiendo al Calvario (monteMoria) cargado con el leño de la cruz. Dios quiso en el sacrificio de Abraham representar, con muchos siglos de anticipación, el misterio del Calvario.

Isaac y sus hijos Esaú y Jacob. – Isaac tuvo de Rebeca, su esposa, dos hijos gemelos. Antes de su nacimiento, el Señor había dicho a la madre: Llevas en ti dos pueblos; el uno triunfará sobre el otro, y el primero será siervo del segundo. 

El primero de los hijos recibió el nombre de Esaú, y el segundo, el de Jacob, que quiere decir suplantador, porque habría un día de suplantar a su hermano. Efectivamente, Esaú vendió a Jacob sus derechos de primogenitura por un plato de lentejas. Jacob, escuchando los consejos de su madre Rebeca, se vistió con las vestiduras de Esaú, y consiguió de esta forma, de Isaac, moribundo y ciego, la bendición paternal, que le concedía el derecho de ser padre del pueblo de Dios y del Mesías.

De esta manera, más tarde, el pueblo cristiano debía de suplantar al pueblo judío, es decir, debía convertirse en el pueblo de Dios. Jacob, cubierto con las vestiduras de Esaú, es la imagen de Nuestro Señor Jesucristo presentándose a su Padre, cargado con nuestros pecados. Rebeca es figura de María.

Jacob, heredero de las promesas divinas hechas a Abraham y a Isaac, fue como ellos guiado en su camino por la acción sobrenatural de Dios. Jacob, apellidado por Dios mismo Israel, tuvo doce hijos, llamados los doce patriarcas o padres de las doce tribus de Israel.

Uno de ellos, José, predilecto del padre, excitó los celos de sus hermanos, que lo vendieron a unos mercaderes, los cuales lo llevaron a Egipto. La castidad admirable de José atrajo sobre él las bendiciones de Dios. Habiendo explicado dos sueños del Faraón, fue nombrado Virrey. Mientras el hambre desolaba durante siete años la Palestina, la abundancia reinaba en Egipto, gracias a la previsión de José. Entonces hizo venir a su lado a Jacob y a su familia y los estableció en la fértil tierra de Gesén. Jacob, antes de morir, bendijo a sus hijos. Predijo a Judá que el Mesías, el deseado de las naciones, nacería en su raza tan luego como el cetro hubiera salido de su familia. Tal es, en resumen, la historia de la revelación primitiva y patriarcal.


100. P. ¿En qué consistía la religión primitiva?

R. En la religión primitiva se encuentran tres elementos constitutivos de toda religión: el dogma, la moral y el culto.

Dogma. – Las principales verdades que fueron objeto de la revelación primitiva son:

– La existencia de un solo Dios, Criador de todas las cosas.
– El gobierno del mundo por su Providencia.
– La existencia de ángeles buenos y malos.
– La creación del hombre a imagen de Dios.
– La inmortalidad del alma, la recompensa de los justos y el castigo de los malos en una vida futura.
– El destino sobrenatural del hombre.
– El auxilio de la gracia; medio para alcanzar este fin sublime.
– La caída del primer hombre y el pecado original
– Finalmente, la esperanza de un Redentor o Mesías.

Moral. – La moral de la religión primitiva comprendía:
– La ley natural, formulada más tarde en el Decálogo.
– La obligación de tender hacia Dios por las virtudes sobrenaturales de la fe, esperanza y caridad.

Algunos preceptos positivos, tales como: los sacrificios ofrecidos como figura de la Redención; la santificación del día séptimo; la institución de la familia y la indisolubilidad del matrimonio.

Culto. – El culto de la religión primitiva consistía en la oración y en el sacrificio. En honor de Dios se levantaban altares, sobre los cuales se ofrecían sacrificios cruentos e incruentos, para figurar el gran sacrificio con el cual el Salvador debía redimir al mundo.

Los sacerdotes de la religión primitiva eran los padres de familia o los primogénitos. Tenían el cuidado de conservar la religión, de enseñarla a la familia y de cumplir las funciones del sacerdocio.

Tanto en los niños como en los adultos, se borraba el pecado original con alguna señal de fe, por lo menos implícita, en el futuro Redentor. Se obtenía el perdón de los pecados actuales por medio de la contrición perfecta.

N.B. – La revelación primitiva no difiere, en realidad de la religión natural más que por la esperanza del Mesías, el destino del hombre a un fin sobrenatural y el medio conveniente para alcanzarlo. Este medio es la gracia santificante, que no podía obtenerse sino por la creencia del Mesías y por sus méritos futuros.


101. P. ¿Cómo se prueba la divinidad de la religión primitiva?

R. Se prueba la divinidad de la religión primitiva por la narración bíblica, por los hechos milagrosos que la confirmaron y por la tradición de todos los pueblos.

1° La Biblia nos muestra a Dios hablando con Adán, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, y en circunstancias tales, que estos patriarcas no podían dudar de la palabrade Dios. Estas comunicaciones divinas son hechos sobrenaturales y divinos que prueban la revelación.

2° Entre los hechos milagrosos que demuestran la divinidad de la religión primitiva, se cuentan el diluvio, predicho con cien años de anticipación; la maldición de Cam; la confusión de las lenguas en la torre de Babel; la predicción y el cumplimiento de la destrucción de Sodoma, etc. Dios intervenía frecuentemente de una manera sobrenatural para recordar a los hombres la observancia de sus leyes.

3° Todos los pueblos han admitido, como base de sus religiones, las siguientes verdades:

– La existencia de un Dios eterno, soberano Señor de todas las cosas.
– La divina providencia que gobierna el mundo.
– La distinción entre genios buenos y malos.
– La edad de oro, la caída del primer hombre y sus funestas consecuencias para el género humano.
– La necesidad de honrar a Dios con sacrificios expiatorios.
– La esperanza de un Libertador que debía salvar al mundo.
La existencia de la otra vida, feliz para los buenos, y desdichada para los malos.

Estas verdades fueron más o menos alteradas en sus pormenores, pero en el fondo son las mismas en todas partes. Ahora bien, si entre estas verdades se encuentran algunas que pueden ser descubiertas por la razón, hay, en cambio, otras que son inaccesibles a las indagaciones de la inteligencia humana. Tales son la existencia de los ángeles, las consecuencias del pecado original, la esperanza de un Libertador, etc. Estas verdades son de un orden sobrenatural, y no podían ser conocidas sino por tradición. Pero, ¿cómo pudieron conocerlas los primeros hombres? Únicamente por una revelación divina.

Por lo demás, todos los pueblos paganos han tenido, de hecho, la convicción de que en los tiempos primitivos Dios había hablado a los hombres y de que la religión había venido del cielo.

No hay un solo punto de la revelación primitiva cuyos rastros no podamos encontrar fácilmente en las falsas religiones de la antigüedad.







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