En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: "Y habrá señales en el sol, la luna y las estrellas y, sobre la tierra, ansiedad de las naciones, a causa de la confusión por el ruido del mar y la agitación (de sus olas). Los hombres desfallecerán de espanto, a causa de la expectación de lo que ha de suceder en el mundo, porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces es cuando verán al Hijo del Hombre viniendo en una nube con gran poder y grande gloria. Mas cuando estas cosas comiencen a ocurrir, erguíos y levantad la cabeza, porque vuestra redención se acerca". Y les dijo una parábola: "Mirad la higuera y los árboles todos: cuando veis que brotan, sabéis por vosotros mismos que ya se viene el verano. Así también, cuando veáis que esto acontece, conoced que el reino de Dios está próximo. En verdad, os lo digo, no pasará la generación esta hasta que todo se haya verificado. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Lucas XXI, 25, 33
Domingueras Prédicas I
R.P. Leonardo Castellani
Domingo primero de Adviento
Sermón Esjatológico
El fin y el principio se tocan: en este primer Domingo del año litúrgico la Iglesia lee de nuevo el del último, la profecía de Cristo acerca el fin del siglo, o sea su propio Retorno a la tierra "en gloria y majestad" -esta vez en San Lucas, que repite simplemente el capítulo XXIV de San Mateo abreviándolo un poco. Lee solamente los versículos finales, que contienen la amonestación a estar atentos a "los Signos", y ese dificultoso versículo final que dice: "De verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo esto se cumpla".
Además de la dificultad de ue pasó esa generación, el fin del mundo no vino -dificultad que ya he explicado (93) - hay otra dificultad que explicaré hoy: los "Signos". Cristo manda que estemos estemos atentos a los signos; y cuando los veamo en vez de decir que nos asustemos, dice que nos alegremos; aunque el mundo entonces andará asustado, y ése es justamente uno de los "signos". Pero por otra parte había dicho que "el día ni la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el mismo Hijo del Hombre". Entonces ¿en qué quedamos? Si no podemos saber cuándo será el fin del mundo, entonces ¿para qué mirar los Signos?
La respuesta está en las mismas palabras divinas: "el día ni la hora" eso es lo que NO podemos saber; "que está cerca", eso podemos saber: "así que cuando veáis todo esto hacerse, sabed que el Reino de Dios está cerca". Pero, dirá alguno, si uno sabe que está cerca, entonces mas o menos uno puede saber el día y la hora... No: puede estar evidentemente cerca, y luego alejarse de nuevo; es decir, el mundo puede acercarse al borde del precipicio (y eso se puede ver) y después alejarse de nuevo, y eso no se puede saber, pues depende del libre albedrío del hombre, el cual sólo Dios puede conocer. Por eso Cristo dijo "ni el Hijo del Hombre lo sabe". No dijo "yo no lo sé"; hubiera mentido; .como Dios lo sabía. Pero le preguntaron como a hombre, y él hizo notar que respondía como hombré (94).
Así ahora patentemente el mundo parece estar cerca del suicidio, existe ya el instrumento con el cual la Humanidad se puede auto destruir; y sin embargo podría darse una viaraza, "la conversión de Europa", que dice Belloc y suspender de nuevo el mundo su caída, como ha pasado varias veces en la Historia. CIaro que algún día va a ser de veras. Y también es claro que ese día no está a millones de años de aquí; pues Cristo en el Apokalypsís dice no menos que siete veces: "Vuelvo pronto". Es el caso de recordar aquel chiste: le dice el marido la mujer: "Según la Ciencia Moderna, el mundo se acabará dentro de 100 millones de años... -¿Cuánto?, dijo ella -Cien millones de años ... -¡Aaah! Creí que habías dicho 10 millones ... ".
¿Cuáles son los Signos? Los tres principales que pone Jesús son: 1° "este Evangelio del Reino será redicado por todo el mundo y después vendrá el fin", 2° "aparecerán muchos falsos profetas y falsos cristos (es decir, herejes) y engañaran a muchos", 3° finalmente se desencadenará una gran persecución a los que permanezcan fieles, que durará poco pero será la peor que ha existido: interna y externa, local y universal, con violencias, con engaños, con mentiras.
Frente a esta "persecución" predicha no podemos quedar tan tranquilos como Mahoma, al cual según cuentan le preguntaron sus discípulos cuándo seria el fin del mundo, y él respondió: "Cuando se muera mi mujer, parecerá el fin del mundo, cuando me muera yo será deveras el fin del mundo -para mí por lo menos". Por eso, porque esa predicción es espantable, San Juan en el Apokalypsis amontona los consuelos a los fieles; y Cristo aquí nos manda que nos alegremos; y para que lo podamos, dice una sola cosa, pero que tiene gran fuerza: "Serán abreviados aquellos días; porque sí duraran, los mismos fieles perecerían -si fuese posible". Esa condicional "si fuera posible" es sumamente consoladora: supone que NO ES POSIBLE que perezcan]os fieles. Dios no lo permitirá.
La Parusía es pues un suceso siempre inminente y nunca seguro. La historia del mundo hasta la Primera Venida de Cristo sigue una línea recta hacia la "plenitud de los tiempos"; y el mismo tiempo della fue profetizado con exactitud por Daniel. Después de la Primera Venida, la historia del mundo sigue una línea sinuosa, aproximándose y alejándose de la Parusía, pero de tal modo que se ha de cumplir lo que Cristo dijo que sería "pronto". Así en el siglo XIV, por ejemplo, San Vicente Ferrer predicó por toda Europa gue el fin del mundo estaba cerca: y puede que no se equivocara: pero sucedió una gran conversión o resurrección de Europa, producida justamente por su predicación y la de muchísimos santos que surgieron entonces.
Así que, cerca o no cerca hemos de trabajar tranquilamente lo mismo; pero no como a Mahoma, "como si no pasará nada", síno atentos a los Signos -a las persecuciones, a los errores, a las herejías. ¿Para qué atentos? Para orar y vivir vigilantes. Y vivir vigilantes no es pretender reformar el mundo (que el Papa se ocupe deso) sino hacer la propia salvación. Como dijo Mussolini una vez: "Todos se preguntan qué le pasará a Italia cuando muera Mussolini. A mí no me preocupa tanto qué le pasará a Italia cuando muera Mussolini, sino qué le pasará a Mussolini cuando muera Mussolini".
Era bastante católico el tano. Por lo visto hoy los gobernantes católicos mueren asesinados. Puede que eso también esté dentro de la Gran Persecución. Por las dudas, se le podría aconsejar a Illia (o Iya, como dicen los cabecitas negras) que no vaya demasiado a misa; por lo menos que no vaya tanto como Frondizi cuando era candidato (95).
Notas
93. Cfr. El Evangelio de jesucristo, "Domingo Vigesimocuarto después de Pentecostés", Ed. Theoría, Buenos Aires, 1963, p. 340.
94. Como Dios, Cristo posee la ciencia divina: el acto increado, que se identifica con el Ser infinito de Dios, por el que Él se conoce a Sí Mismo, y en Sí Mismo conoce todas las cosas creadas y las meramente posibles. Pero en el Señor encontramos además la ciencia humana: la que tiene según el entendimiento creado.
Esta ciencia humana del Señor se divide en ciencia adquirida (los conocimientos que el hombre obtiene a partir de los sentidos y por el empleo natural de su inteligencia), ciencia infusa (la que Dios infunde en los ángeles y en ciertos hombres), y ciencia beata o visión beatífica (la visión intuitiva de la Divinidad).
Se ha planteado si Cristo ignoraba según su visión beatífica cuándo sería el fin del mundo. Santo Tomás enseña en Summa Theologiae, Q. 10, art. 2, ad 1m. que "ignorar el día y la hora" significa que Cristo no lo dará a conocer.
95. Presidentes de la República Argentina; Arturo Frondizi entre 1958 y 1962; Arturo Illia entre 1962 y 1964.
Sea todo a la mayor gloria de Dios.
95. Presidentes de la República Argentina; Arturo Frondizi entre 1958 y 1962; Arturo Illia entre 1962 y 1964.
Sea todo a la mayor gloria de Dios.
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