martes, 14 de marzo de 2017

La Religión Demostrada XXIII: Los Enemigos de la Iglesia: La Francmasonería








LA RELIGIÓN DEMOSTRADA


LOS FUNDAMENTOS DE LA FE CATÓLICA
ANTE LA RAZÓN Y LA CIENCIA



P. A. HILLAIRE


Ex profesor del Seminario Mayor de Mende
Superior de los Misioneros del S.C.







DECLARACIÓN DEL AUTOR

Si alguna frase o proporción se hubiere deslizado en la presente obra La Religión Demostrada, no del todo conforme a la fe católica, la reprobamos, sometiéndonos totalmente al supremo magisterio del PAPA INFALIBLE, jefe venerado de la Iglesia Universal.

A. Hillaire.





QUINTA VERDAD

LA IGLESIA CATÓLICA ES LA ÚNICA DEPOSITARIA DE LA

RELIGIÓN CRISTIANA



Apéndice

LOS ENEMIGOS DE LA IGLESIA 


LA FRANCMASONERÍA


Existen en el mundo dos ciudades: La Ciudad de Dios y la Ciudad de Satán. Reina entre las dos una lucha sin tregua, y el hombre debe combatir por Dios o por Satanás, por el bien o por el mal, por la verdad o por la mentira.

En todas las épocas, la ciudad de Satanás ha opuesto a la Iglesia, ciudad de Dios, errores y ejércitos; lo mismo acontece en los tiempos modernos.

La ciudad de Satán tiene una doctrina que se opone al Evangelio: es la doctrina que el Concilio Vaticano I llama racionalismo o naturalismo con todos los errores afines. Hemos refutado esos errores, disfrazados con el nombre más moderno de liberalismo.

En segundo lugar, la ciuad de Satán tiene una jerarquía que opone al sacerdocio Católico, un cuerpo de hombres militantes que combaten por el naturalismo; son las sociedades secretas comprendidas en la denominación general de FRANCMASONERÍA .


183. P. ¿Cuáles son los principales enemigos de la Iglesia?

R. Actualmente, los principales enemigos de la Iglesia son los francmasones.

Para combatir a la Iglesia, Satán ha formado un ejército que desde hace tres siglos, se llama francmasonería. Disfrazada con máscara de filantropía, esta sociedad tenebrosa es el punto de reunión de todas las impiedades.

Los misterios de iniquidad de los gnósticos, de los maniqueos, de los albigenses, etc., se reproducen hoy día en las trastiendas de las logias. La francmasonería es, en realidad, según frase del Papa Pío IX: “la Sinagoga de Satanás”.

Esta, sociedad secreta, organizada bajo la dirección de jefes ocultos, tiene por fin la destrucción de la Iglesia Católica, de la familia, de la sociedad cristiana, para fundar una nueva sociedad sobre los principios del naturalismo.

Emplea como medios a hipocresía, la mentira, la corrupción y la violencia.

La francmasonería ha sido condenada por nueve Sumos Pontífices, desde Clemente XII, en 1738, hasta Pío X.

Los Papas han pronunciado contra los miembros de las sociedades secretas la pena de excomunión. 

En esta pena incurren no sólo aquellos que dan su nombre a la secta, sino todos los que favorecen a los francmasones y a sus empresas; por ejemplo, los que les proporcionan local para sus reuniones, los que votan por ellos, etc.

Todo Católico, pues, está obligado a combatir a la francmasonería.

Vamos a explicar: 1°, el origen de la francmasonería; 2°; su organización; 3°, sus propósitos; 4°, sus estragos; 5°, sus armas; 6°, los deberes de los Católicos.


§ 1° ORIGEN DE LA FRANCMASONERÍA

1° “La ciudad de la tierra, dice San Agustín, ha nacido del amor de sí mismo llevado hasta el odio a Dios, y la ciudad del cielo ha nacido del amor de Dios llevado hasta el odio de sí mismo”.

No hay duda de que todos los hombres quisieran entrar en la ciudad de Dios y combatir por la verdad y por el bien; pero hay que contrariar la naturaleza propia, reprimir sus malas pasiones... muchos carecen de valor para ello, el demonio los arrastra a la ciudad del mal, donde se hace todo lo que agrada a la naturaleza. Tal es el primer origen de la francmasonería, como el de todas las sectas hostiles a la Iglesia.

2° El sabio P. Benoit, en su libro magistral La ciudad anticristiana, explica ampliamente el origen de las sectas. “La francmasonería, dice en su forma presente, es moderna; pero en la substancia de sus doctrinas y de sus prácticas viene de los templarios, de los albigenses de la Edad Media y, mediante éstos, de los maniqueos y de los gnósticos y, por estos últimos, de los cultos y de los misterios paganos”.

El Papa Gregorio XVI tenía razón al decir: “La francmasonería es la cloaca donde se han reunido las doctrinas impías, las prácticas sacrílegas y abominables de todas las sectas desde los tiempos más remotos hasta nosotros” (Mirari vos).

La francmasonería, en su forma presente, según la opinión más probable, se remonta a la orden de los Templarios. Después que el Papa Clemente V y el rey de Francia, Felipe el Hermoso, abolieron la Orden de los Templarios, muchos de éstos buscaron refugio en Escocia y allí se constituyeron en sociedades secretas, jurando un odio implacable al Papado, a la realeza y a las fuerzas armadas, tal sería el significado de los tres puntos con que firman. Para disfrazar mejor sus intentos secretos se afiliaron a sociedades de albañiles (mason, en inglés, maçon, en francés); tomaron sus insignias y se esparcieron, más tarde por toda Europa, favorecidos por el protestantismo.

“Su nombre es una primera mentira, porque, a pesar del mandil de cuero que usan en sus ceremonias y a pesar de la cuchara, el nivel y la escuadra simbólica, los francmasones ni son albañiles, ni son francos.

“No son albañiles, ni siquiera obreros. Si en su sociedad se hallan algunos obreros, han sido llevados por los librepensadores burgueses, que viven a sus expensas, y se valen de ellos como de escalones para llegar a los honores y empleos espléndidamente retribuidos.

“No son francos, es decir, sinceros. Demostraremos bien pronto bajo qué mentiras humanitarias ocultan sus odiosas maniobras contra la religión.

“No son francos, es decir, libres, porque los francmasones aceptan y soportan una dirección oculta; reciben órdenes cuyo origen y consecuencias ignoran” (Petit Catéchisme).

3° Ciertos autores sostienen que la francmasonería fue establecida por los judíos para dominar a los gentiles y restaurar el reino de Israel.

Lo cierto es que el primer adversario de Cristo Salvador es el judío. Hay en él, el odio del apóstata , la rebelión del vencido, la marca del deicida.

Después del Gólgota y de la ruina de Jerusalén, el fin del judío como el de Satanás, es la destrucción del reino de Dios y de su Cristo en la tierra. Pero el judío solo, detestado por su semblante típico y su espíritu de rapiña, no podría alcanzar su fin, si no hallara cónplices en los pueblos cristianos.

Los cómplices de los judíos son los francmasones.

Las pruebas de la afinidad de la masonería con la judería son las siguientes:

1° El aparato de ceremonias y la jerga de los francmasones sacados de los libros judíos, y sus alusiones ritualistas a la construcción del templo de Salomón.

2° Muchas logias estuvieron desde el principio, y o están todavía, presididas por judíos.

3° El programa judío y el programa de la francmasonería son idénticos: es, sobre todo, la destrucción del cristianismo.

4° Los gobernantes francmasones de todos los países reservan los mejores puestos y empleos para los judíos.

5° Judíos y francmasones votan siempre, unidos como un solo hombre, las leyes y determinaciones contra los cristianos. Hay cien pruebas más de esta complicidad nefanda.


§ 2° ORGANIZACIÓN DE LA FRANCMASONERÍA

Es una sociedad secreta, cuyos miembros, ligados por terribles juramentos, obedecen a jefes desconocidos; El secreto rodea sus orígenes, protege a sus jefes, su fin y sus medios. Los afiliados están dispuestos a sufrir la pena de muerte si violan sus juramentos.

“Pues bien , este juramento es indigno de un hombre libre, de un hombre honrado, de un cristiano.

“Es indigno de un hombre libre el obligarse a servir a señores que no conoce y que no tienen derecho alguno sobre él.

“Es indigno de un hombre honrado jurar una obediencia ilimitada: el deber y el honor son límites que uno debe reservarse siempre.

“Es indigno de un cristiano pronunciar un juramento que hace caso omiso de los soberanos derechos de Dios (Petit Catéchisme).

Por eso, los Sumos Pontífices han condenado este juramento criminal.

La francmasonería está constituida jerárquicamente. Satán ha querido formar su sinagoga a semejanza de la Iglesia de Jesucristo. La logia es una reunión de francmasones. Un cierto número de logias reunidas forman un centro o federación con el nombre de Rito. En cada parte del mundo hay establecidas varias federaciones.

Tal es la organización exterior de la francmasonería; sus afiliados son, en su mayor parte, engañados, poco iniciados en los secretos de la secta, si no están en los grados elevados. La verdadera masonería se halla en las trastiendas de las logias, más o menos unidas entre sí por un Consejo supremo y oculto, cuyo jefe da la consigna a todas las logias del mundo. Un denso velo cubre esta masonería secreta; es verdaderamente la sinagoga de Satanás (184).

Se cuentan en Francia cuatro ramas o federaciones del orden masónico: el Gran Oriente, el Rito Escocés; el Rito Misraim y la Masonería mixta.

La federación del Gran Oriente está mucho más extendida que las otras; su sede está en París; sus miembros se reúnen en grupos que toman el nombre de Talleres.

Los Talleres consagrados a los tres primeros grados (Aprendiz, Compañero y Maestro), llevan el nombre de logias; el maestro que los preside se llama Venerable.

Los Talleres consagrados a los masones del grado 18, o  Rosa-Cruz, se llaman Capítulos; y los que se componen de masones revestidos con el grado 30, o Caballeros Kadosk, se llaman Consejos o Areópagos.

Hay 33 grados reconocidos por el Gran Oriente. El taller superior, compuesto de francmasones del grado 33, se llama Gran Colegio de los Ritos.

Al lado de ese Gran Colegio se halla el Consejo de la Orden, compuesto de 33 miembros elegidos por la Asamblea General del Gran Oriente y renovable anualmente por tercios. Él es el que administra la federación, provee a la ejecución de las leyes masónicas, crea las logias y se pone en relación con las otras potencias masónicas de Francia y del mundo entero.

Todos los años se reúne la asamblea general del Gran Oriente, llamada Convento, compuesta de todos los delegados de las Logias de la Federación y de los miembros del Consejo de la Orden. El convento ejerce el Poder Legislativo.


§ 3° FINALIDAD DE LA FRANCMASONERÍA

La francmasonería es censurable en su fin y en sus medios.

Aparentemente tiene por fin la filantropía: “Nuestra Sociedad, dicen los francmasones, establece entre nosotros una solidaridad fraternal que nos lleva a ayudarnos unos a otros”.

Los francmasones se llaman hermanos; pero es una fraternidad de interés se aman en cuanto les conviene amarse. 

Es una fraternidad sin corazón, que rechaza al pobre a causa de las cargas que impone, y tiende los brazos al burgués cándido que se deja explotar. No son verdaderos hermanos sino en su oposición contra Cristo y su Iglesia. 

Si la masonería no fuera más que una sociedad de socorros mutuos, no ocultaría sus reuniones, ni el nombre de sus adeptos, ni sus obras, y nunca los Papas la hubieran condenado con palabras tan drásticas...

Su fin aparente no sirve sino para disfrazar, su fin último, para poblar sus logias y para engañar a los ingenuos.

El verdadero fin de la francmasonería es reemplazar la religión de Jesucristo, la Iglesia Católica, por el naturalismo y substituirse a la Iglesia, colocarse en lugar de Ella.

Llegar a disminuir toda religión, toda autoridad, toda propiedad y sobre estas ruinas, establecer el librepensamiento, la moral independiente, el naturalismo puro en la familia yen la sociedad: esto es a lo que la masonería llama libertad, igualdad, fraternidad.

¿Queréis algo más pernicioso que un fin semejante?

Medios empleados. La masonería emplea la hipocresía y la mentira, la corrupción y la violencia.

1° La hipocresía y la mentira. Es hipócrita: trata de aparecer como una sociedad de beneficencia, cuando en realidad su propósito es el exterminio del catolicismo. Es hipócrita: bajo los nombres de libertad, de igualdad, de fraternidad, de progreso, de civilización, oculta la rebelión contra todas las leyes divinas y humanas. Practica la libertad sometiendo a sus adeptos a la obediencia más ciega.

Practica la igualdad atrayendo a las almas débiles con el halago de los grados, de los títulos, de las insignias. Practica la fraternidad profesando el más soberano desprecio a la clase obrera.

Miente cuando sus jefes, ocultando sus perversos fines, hacen creer a los adeptos que trabajan para iluminar al hombre y para hacerle libre. 

Miente cuando desnaturaliza el dogma cristiano para hacerlo odioso, cuando altera la historia, a fin de ocultar los beneficios y las glorias de la Iglesia. 

Con la mentira, la masonería engaña al pueblo. Los jefes preparan en la sombra leyes contra la Iglesia; da luego a los Talleres la consigna de sostener tal determinación o propagar tal noticia falsa. Ésta consigna circula por todas las logias y por todos los diarios de la secta. Los francmasones patrocinan estas leyes y estas medidas en todas partes, para formar la opinión pública. Dicen después: ¿Quién puede ir contra el voto popular? La opinión pública lo pide, etc. Y esta opinión es hija de las logias, y el pueblo engañado se encuentra, sin saberlo, bajo su dominación (185).

2° Corrupción y violencia. Un francmasón ha divulgado el principio de la secta: “El mejor puñal, dice, para herir a la Iglesia en medio del corazón es la corrupción ... Haced cuerpos viciosos y se acabarán los Católicos”. Por eso la secta multiplica los malos libros, los malos diarios, las novelas, los folletines, los grabados obscenos, la pornografía, para saturar al pueblo de libertinaje y de vicios.

Satanás fue homicida desde el principio”, dice el Apóstol San Juan. Lo mismo es la masonería. Más de una vez ha hecho asesinar a los hermanos que violaron el secreto o se negaron a ejecutar sus órdenes; muchos de sus adversarios han tenido la misma suerte: Luis XVI, García Moreno, etc.

“La francmasonería organizó la revolución del 89 y todas las de nuestro siglo; ha producido el socialismo, la internacional, el nihilismo, etc., ha derramado la sangre a torrentes y ha perpetrado numerosos hechos condenados por las leyes” (186).


§ 4° LOS ESTRAGOS DE LA FRANCMASONERÍA

A) Es enemiga de la Iglesia Católica. La masonería tiene por fin la destrucción del Catolicismo y de toda idea religiosa, valiéndose de la más pérfida de las persecuciones: la persecución legal. Es lo que demuestran muchas leyes votadas en Francia y otros Estados, las cuales han sido preparadas en las logias e impuestas al país por los francmasones, que se glorían de ello.

Tales eran las resoluciones tomadas en un Convento celebrado el 11 de junio de 1879; “Es necesario descristianizar a Francia por todos los medios posibles pero, sobre todo, estrangulando al catolicismo, poco a poco; cada año, con leyes nuevas contra el clero, hasta llegar al cierre de las iglesias”.

Para engañar a los hombres de bien, la masonería oculta sus propósitos bajo las rimbombantes palabras de secularización, laicización, y da como pretexto de sus leyes la libertad de conciencia.

1° Ya hemos visto (n. 182), que el Estado debe ser cristiano, reconocer a Jesucristo por Rey, a la Iglesia por Madre y al Evangelio por norma de las leyes. La masonería quiere que el Estado sea ateo y completamente hostil a la Iglesia. Ha secularizado en muchas naciones los poderes públicos, proclamando el ateísmo oficial con la supresión de la ley del domingo, de las rogativas públicas y aun de las procesiones. Todo acto público de religión es mirado por ella como un crimen, que lo hace indigno de los favores del Estado.

2° La escuela debe ser cristiana y enseñar a los niños la religión bajo la vigilancia de la Iglesia. La masonería seculariza las escuelas para hacer de ellos el seminario del librepensamiento: no más oraciones, no más catecismo, no más profesores religiosos, no más crucifijos. La enseñanza privada Católica es combatida, cuándo no suprimida, en todas partes donde ella prevalece.

3° El ejército en España, en Inglaterra, en América (Estados Unidos), asiste formado todos los domingos a los divinos oficios públicos. La francmasonería, en Francia prohíbe al ejército entrar formando en las iglesias y suprime los capellanes militares... (1900)

4° La legislación que reglamenta la familia debe ser conforme al Evangelio; La francmasonería descristianiza la familia con la ley del matrimonio civil y del divorcio.

5° La Iglesia debe intervenir en las grandes circunstancias de la vida: nacimiento, muerte, funerales. La francmasonería seculariza todos estos actos: de ahí nacimientos sin bautismos, multiplicación de fiestas profanas, muerte sin sacerdote, entierros civiles...

6° Hasta nuestros días se dejaba a la Iglesia el cuidado de ejercer la caridad pública: ella había fundado por todas partes hospicios, asilos de huérfanos, etc. La masonería expulsa al sacerdote de las comisiones administrativas y a las religiosas de los establecimientos de caridad. Los pobres, los enfermos, los administradores, piden por doquiera religiosas; la secta se opone inexorablemente a estas demandas... Antes de dejar en esas casas un rastro de religión, prefiere que se hundan.

7° La Iglesia tiene derecho de establecer órdenes religiosas para conseguir su fin con mayor facilidad. La masonería, pisoteando los derechos de la Iglesia, hace una guerra sin cuartel a las órdenes religiosas. En 1.880, en Francia, expulsó de sus casas a diez mil religiosos, cerró sus capillas, les obligó al servicio militar, les negó el derecho de enseñar y los vejó con impuestos injustos. Más tarde ha llegado a la expulsión total más inicua. A ellos se debe la expulsión de los Jesuitas de toda América.

8° La Iglesia, sociedad independiente, tiene el derecho de gobernarse a sí misma ... La francmasonería cuando consigue influir eficazmente en el gobierno, abusa del Concordato; dificulta al Papa la elección de los obispos, a los obispos la de los curas; suprime la libertad de los Concilios; roba el sustento a los curas los persigue sin razón ante los tribunales y trata de acabar con el sacerdocio enviando a los seminaristas a los cuarteles.

9° La Iglesia tiene el derecho de poseer los bienes temporales necesarios para su subsistencia, y sus bienes son sagrados porque pertenecen a Jesucristo; es la única que tiene derecho de administrarlos; privarla de ellos es un robo y un sacrilegio. La masonería, siempre que le es dado, pone la mano en la administración de los bienes de la Iglesia y trabaja por confiscarlos, sin reparar en injusticias ni infamias.

La francmasonería se propone alcanzar en las naciones Católicas la destrucción completa de las órdenes religiosos, la supresión del presupuesto de culto, la clausura de las Iglesias con leyes opresivas para la interdicción de todo culto, en una palabra; la supresión de la Iglesia en el Estado.

Con ello llegaría a realizarse el programa del americano A. Pike, jefe supremo de la masonería: “La descristianización del país por el librepensamiento”.

Se agrava la infamia de esta guerra con la circunstancia de que viene, en último término, a hacer sus víctimas a los pobres y a los pequeños, de los cuales la Iglesia es la protectora natural. ¿Quién sufre las consecuencias de la persecución religiosa en las escuelas? ¿Es acaso el rico, que tiene medios para hacer educar a su hijo donde mejor le parezca? No; para él, cuya pensión necesita el Estado, conserva los capellanes en los Liceos! Es el obrero, el campesino, obligado a enviar a su hijo a las escuelas públicas, aun cuando en ella no se dé la enseñanza religiosa que él demanda.

¿Quién sufre a causa de la determinación monstruosa que se llama, secularización de los hospitales? ¿Es el rico? No él puede llamar a una religiosa junto a su lecho o al de los suyos para que los cuide. Es el pobre, obligado a ingresar en ese hospital de donde han expulsado a las Hermanas que él pide en vano.

¿Quién sufre las persecuciones fiscales enderezadas contra las congregaciones? Los huérfanos, los enfermos, los ancianos, cuyo patrimonio se empobrece de día en día. Y estos huérfanos, estos enfermos, estos ancianos ¿por quién serán acogidos el día de la destrucción completa de las congregaciones?... Son hechos estos que debieran abrir los ojos hasta a los ciegos. Se necesita un odio satánico, el odio del judío contra el cristiano, o del burgués egoísta, para perpetrar semejantes crímenes: ¡Lo que sobrepuja a este odio es la estupidez de los cristianos que votan por los francmasones y sus amigos! (187).

B) La francmasonería es destructora de la familia. Combate a la familia en su base esencial: el matrimonio. Apenas la masonería llega al poder, en cualquier país, rata de abolir el matrimonio religioso para establecer el matrimonio civil. Esta es su primera etapa.

El matrimonio civil conduce al divorcio. La secta mira al matrimonio no como un Sacramento, sino como un contrato que depende de la voluntad del hombre: de ahí esa deplorable ley del divorcio, que causa la perturbación de numerosas familias: es su segunda etapa. Finalmente, despoja a los padres de todo derecho sobre la educación de los hijos, a los que entrega completamente al Estado en sus escuelas sin Dios.

La francmasonería desmoraliza la familia: Aleja a cada uno de sus miembros de los principios de la religión y de la virtud.

“El padre de familia. La masonería ofrece al cabeza de familia mil ocasiones para alejarse de casa y vivir fuera de la influencia que ejercerían sobre él su esposa y sus hijos. Fuera de casa le procura diversiones y placeres, hasta tal punto que la permanencia en el hogar le resultaría insoportable, y lo abandona por el club o por los cafés.

La madre de familia. Para la mujer multiplica también, la masonería, las ocasiones de lucirse, halaga su vanidad, haciéndole esperar la revelación de importantes secretos, y prometiéndole una influencia que la hará grande en la sociedad.

“Trata, sobre todo, de apartar a la mujer de los Sacramentos y de las Prácticas religiosas que la protegerían contra las debilidades.

El niño. Pero lo que la masonería persigue con mayor encarnizamiento en la familia es el niño.

¿Quién multiplica las trabas puestas a su educación cristiana?

¿Quién pone en sus manos, a precios irrisorios, o gratuitamente, los libros impíos y los grabados obscenos?

“¿Quién rodea al niño de mil seducciones antes ignoradas?

¿Quién pisotea el respeto debido al niño, y que los mismos paganos imponen?

“¿Quién llama y lleva a escuchar inmundas lecciones de impiedad y de moral llamada positivista a la juventud confiada por las familias a los establecimientos de educación pública?

“La francmasonería”. (Petit Catéchisme).

C) La francmasonería es destructora de la sociedad. ¿Qué necesita toda sociedad para vivir? Dos cosas esenciales: la religión y la autoridad.

No hay sociedad sin moral, y no hay moral sin religión. Es un hecho probado por la experiencia.

La sociedad sin autoridad sería una reunión de salvajes, y algo peor, porque los salvajes reconocen superiores o caudillos.

Pues bien, la francmasonería destruye toda religión y toda moral: niega la existencia de Dios, la inmortalidad del alma, para no admitir más que una moral cívica, independiente, sin legislador y sin sanción.

Destruye también toda autoridad, porque pretende que el poder se halla todo entero en el pueblo libre, que da la autoridad a quien quiere y la retira cuando quiere. Es la revolución permanente. Por otra parte, la declaración de los derechos del hombre confiesa que la insurrección es el más santo de los deberes. La francmasonería es, por consiguiente, destructora de la sociedad.

La última evolución de los errores sociales de la francmasonería es el socialismo y la anarquía. Tal es el abismo adonde conduce a los pueblos.

Es el peligro que señala el Papa León XIII: “La Revolución y la ruina universal son el mismo fin que pretenden los comunistas y los socialistas. La secta de los francmasones no tiene derecho de proclamarse extraña a sus empresas, porque favorece sus designios y está completamente de acuerdo con ellos en cuanto al conjunto de los principios”.

D) La francmasonería, enemiga de Francia. Desde Carlomagno, Francia tuvo por misión providencial defender la Iglesia y al Papa, proteger la fe católica y propagarla con sus misioneros por todo el mundo. Combatir, debilitar a Francia, era combatir y debilitar a la Iglesia; de ahí el odio de la francmasonería con Francia (188).

La francmasonería hizo la Revolución del 89 y se gloría de ello por la pluma de sus adeptos. Francia sólo pedía reformas; pero los francmasones hicieron estériles los generosos esfuerzos de Luis XVI. No les convenían las reformas pacíficas; querían el desorden, la anarquía la destrucción violenta del catolicismo. Hacía tiempo que la masonería venía preparando su obra: había producido el filosofismo: Voltaire, Rousseau, Helvecio, Diderot, d'Alembert, etc., eran francmasones.

Los grandes revolucionarios, Mirabeau, Sieyes, Lafayette, Desmoulins, Dantón, Robespierre, Marat, Petión, Felipe Igualdad, étc., pertenecían a la secta. En 1781 contaba la masonería con doscientas cincuenta y siete logias en Francia, de las cuales cuarenta y una se hallaban en París, donde se atizaba el fuego en que debía arder todo el reino. La masonería iba a aplicar la apostasía nacional: La declaración de los derechos del hombre es un extracto de la jerga de las logias, cuyos errores e hipocresías reproduce.

La mayor parte de los excesos y de los crímenes de la Revolución, como la muerte de Luis XVI, habían sido decretados por las logias (189). Es a la masonería a quien Francia debe todas sus revoluciones y sus desgracias, de un siglo a esta parte. Los revolucionarios tan profundamente impíos en 1830 eran francmasones, como los de la Commune de 1871 (Comuna de Paris. Nota de Cristo Vuelve).

En 1846, en un Convento masónico celebrado en Londres, Lord Palmerston, jefe supremo de la masonería, hizo aprobar el siguiente proyecto: “Debilitar la Francia Católica hasta hacerla del todo impotente”. El Convento decretó los medios más a propósito para llegar a este fin.

Mediante la guerra de Crimea hecha en favor de Inglaterra, se separó a Francia de Rusia; con la guerra de Italia, se la aisló de Austria. Se creó la unidad italiana para destruir los Estados Pontificios sostenidos por Francia, y se hizo de Italia una nación rival. Se creó la unidad alemana para que la minoría católica fuera aplastada por la mayoría protestante. Entonces Francia, rodeada de vecinos celosos, apartada de sus aliados naturales, fue aplastada por Alemania. En algunos meses perdió dos provincias, trescientos mil hombres y diez mil millones de francos (el autor se refiere aquí a la guerra Francoprusiana de 1871. Nota de Cristo Vuelve). El plan de Lord Palmerston se había realizado en parte. El Papa León XIII vino a desbaratarlo algo, mediante la alianza francorrusa, opuesta a la triple alianza, obra de la francmasonería.

En el interior, la francmasonería cubre de ruinas el suelo de Francia: 

Ruina religiosa, la más grave, la más deplorable de todas; pérdida de la fe y de la vida sobrenatural en millones de almas francesas. 

Ruina moral, consecuencia de la irreligión creciente, de la acción corruptora de las logias, de su prensa inmunda, de las leyes masónicas, de las escuelas neutras. La criminalidad se desarrolla de una manera inaudita; la niñez, educada sin Dios, provee la mayor parte de este contingente del ejército del vicio que amenaza el desorden público. 

Ruina moral, consecuencia de la irreligión creciente de a acción corruptora de las logias, de su prensa inmunda, de las leyes masónicas, de las escuelas nuetras. La criminalidad se desarrolla de una manera inaudita; la niñez, educada sin Dios, provee la mayor parte de este contingente del ejército del vicio que amenaza el orden público, 

Ruina económica, que se agrega a las otras ruinas; deuda en aumento, impuestos abrumadores como no se conocen en ningún otro país, agonía de la agricultura, especulaciones, extorsiones estafas gigantescas cuyos principales autores son siempre judíos y francmasones; por ejemplo el Panamá (el autor se refiere aquí al fallido emprendimiento de construcción del canal de Panamá, por parte de la francesa "Compañía Universal del Canal Interoceánico de Panamá" dirigida por Ferdinand de Lesseps que causó un gran escándalo financiero. Nota de Cristo Vuelve).

¿Sobrevivirá Francia mucho tiempo a la muerte de la Francia cristiana, que la masonería está en vías de perpetrar?... Dios lo sabe.- Francia se salvaría bien ponto si los católicos cumplieran con su deber.


§ 5° LAS ARMAS DE LA FRANCMASONERÍA

¿Cuáles son las armas de la francmasonería contra la  Iglesia?

Emplea cinco principales: 1°, la prensa; 2°, la tribuna; 3°, las asociaciones; 4°, el poder civil; 5°, las escuelas neutras.

La prensa. La francmasonería esparce profusamente sus monografías, sus libros, particularmente sus diarios malos y sus novelas y folletines. Si creyéramos a estos escritos, el liberalismo representa todo lo que hay de más bello, más noble, más grande: la libertad, la igualdad, la fraternidad, el progreso, la civilización, la ciencia, etc. La Iglesia, por el contrario, no representa sino lo que hay de más pequeño, estrecho e innoble, la tiranía, la esclavitud, la intolerancia, la barbarie, etc. Con estas mentiras, la mala prensa pervierte las inteligencias y corrompe los corazones.

Todos los días explota en los diarios las faltas reales o imaginarias de los pastores de la Iglesia, para hacerlas recaer sobre la Iglesia misma y hacerla odiosa. En cuanto a sus beneficios, a sus obras de caridad, a los numerosos ejemplos de virtud dados por sus sacerdotes y sus fieles, la prensa francmasónica guarda el más profundo silencio, y si habla es para negarlos, disminuirlos o ridiculizarlos.

Con pretexto de ciencia, ataca sin descanso las doctrinas de la Iglesia, ya negándolas, ya tratando de ridiculizarlas con la ironía y el sarcasmo. En el espíritu de los débiles y de los ignorantes va destruyendo pieza tras pieza todo él edificio de la fe católica.

La masonería halaga los malos instintos con producciones inmorales y los levanta rabiosos contra la Iglesia que los condena. Es moralmente imposible que un lector asiduo de semejante prensa no se llene, a la larga, de toda clase de errores y prevenciones (190).

Lo que decimos de la prensa se aplica al teatro, cuya influencia para lo malo es más temible todavía.

La tribuna. La francmasonería envía Conferenciantes para que difundan los errores. En las asambleas públicas, en las reuniones populares en las escuelas, por todas partes, la francmasonería siembra las mismas ideas. Si varían en la forma, no es sino para alcanzar más fácilmente el fin propuesto, pasando sucesivamente, en sus ataques, de la violencia a la hipocresía.

Las asociaciones. Los masones, para acrecentar sus fuerzas y su influencia, se valen de las asociaciones. Disimulan el propósito real de sus asociaciones con un pretendido fin moral y filantrópico. Así, por ejemplo, las ligas de la enseñanza favorecen, por todas partes la creación de bibliotecas populares, de obras postescolares, de cursos pata adultos, de sociedades de conferenciantes, etc. La táctica de la secta es inmiscuirse en todas las sociedades literarias, artísticas, industriales, comerciales... para pervertir su espíritu y convertirlas en instrumento de su política (191).

El poder civil. La francmasonería, es una formidable organización electoral. En todas las naciones, sus logias le sirven de comités para imponer su voluntad a los candidatos. Aspira a apoderarse del poder civil para asegurar la ejecución de su programa: así ha hecho votar las siguientes leyes en Francia:

1° Ley suprimiendo el descanso legal del domingo.
2° Restableciendo el divorcio.
3° Ley decreto de 1880 dispersando las Ordenes religiosas.
4° Ley suprimiendo la enseñanza religiosa en las escuelas.
5° Ley expulsando a los religiosos de las escuelas públicas.
6° Ley enviando a los cuarteles a los seminaristas.
7° Ley sometiendo las fábricas o juntas de obra de la Iglesia a la intervención del Estado.
8° Leyes llamadas de acrecentamiento y de ajuste, organizando la expoliación de las comunidades religiosas.
9° La masonería ha preparado un proyecto de ley sobre las asociaciones para ahogar las congregaciones religiosas y las obras que sostienen.
10° Otro proyecto de ley contra la libertad de enseñanza secundaria.
11° Finalmente, ha consumado el destierro y la expoliación total de las Ordenes religiosas, y la separación de la Iglesia del Estado.

Las escuelas. En 1871, Albert Pike, jefe supremo de la masonería, escribía a todas las logias: “La obra principal es la que tiene por fin transformar a los Católicos Romanos en librepensadores deístas: Debemos dedicarnos a ello con todas nuestras fuerzas...”.

¿Y qué medios indica para alcanzar este fin?

“En primer lugar, es necesario conquistar sede de gobierno de esos pueblos: todo está en eso. Después, hacer promulgar leyes que destruyan por todas partes la influencia de los sacerdotes... Hacer desaparecer todos los frailes y monjas... particularmente hay que obtener, de los poderes públicos, la neutralidad de la escuelaa fin de que el sacerdote, en adelante, no penetre más en ella... la neutralidad no basta...”. No tenemos valor para transcribir la continuación de esta circular satánica.

Así, pues, por confesión de los mismos masones, el fin de la escuela neutra es aniquilar la fe religiosa: “La pretendida neutralidad es una imbecilidad, dice el H. Enrique Maret, no hay neutralidad posible. Desde el momento en que un maestro no enseña la religión, enseña por eso mismo la incredulidad. Pretender que no se quiere más que la neutralidad, es hipocresía elevada al grado 17°” (Radical, 1884).

Ese francmasón tiene, acerca de la escuela neutra, las mismas ideas que el Papa y los obispos. Por eso en todas partes los masones tratan con odio infernal de establecer estas escuelas.


§6° DEBERES DE LOS CATÓLICOS CONTRA LA FRANCMASONERÍA

184. P. ¿Cuáles son los deberes de los Católicos frente a la francmasonería?

R. Hijos de la Iglesia, los Católicos deben proteger su honor y sus derechos; ciudadanos, tienen que velar por los intereses de su patria.

Es así que el mayor enemigo de la Iglesia y de la patria es la francmasonería. Luego, todo Católico tiene el deber de combatirla, ya como hombre privado, ya como hombre público.

1° En la vida privada. Los Católicos deben hacer conocer entre sus relaciones las doctrinas y los hombres de la secta. “Arrancad, dice el Papa León XIII, a la francmasonería la máscara con que se cubre y mostradla tal cual es”. Lo que más teme es la luz. A veces basta publicar el nombre de un francmasón para hacerle abandonar la logia.

2° En la vida pública. Hay que emplear contra la masonería las armas que ella emplea contra la Iglesia:

a) La prensa. No comprar nunca diarios malos, y sobre todo no suscribirse a ellos. Sostener la buena prensa con la influencia, los recursos, etcétera.

b) La tribuna. En las conferencias públicas y en las conversaciones particulares, secundar la acción de la buena prensa, contribuir de este modo a ilustrar al pueblo acerca de sus verdaderos intereses y alejarlo de los falsos doctores que lo pervierten.

c) Las asociaciones. Los Católicos deben oponer sociedad a sociedad, liga a liga, circulo a círculo. La unión hace la fuerza. El poder de sus asociaciones dependerá de la energía y de la actividad de los miembros.

d) El poder civil. Los francmasones, a pesar de no ser a veces sino un puñado, monopolizan en muchas naciones el poder. ¿Por qué los Católicos, cien veces más numerosos, no podrán arrancar esta arma a la seta y servirse de ella en bien de la Iglesia y de la patria? Es necesario formar comités para las elecciones, elegir candidatos seriamente cristianos, unirse, en fin, para vencer al enemigo de Dios y de la sociedad.

e) Las escuelas. No enviar nunca a los hijos a las escuelas sin Dios; sostener con todo empeño, y aún con sacrificios heroicos, las escuelas cristianas. Hay que salvar el alma de los niños, cueste lo que cueste. Hoy es éste el primero de los deberes y la mejor de las buenas obras (192).

Notas

184. Puede verse: P. Benoit.
185. Puede verse: P. Benoit.
186. Extracto de Moulin, Doctrina Católica.
187. Puede verse: La Francmasoneria, por Pablo Nourrisson.
188. Adrián Lemmni, jefe de la francmasonería, decía: “Tengo dos odios en el corazón: ¡Dios y Francia!...” ¡¡¡Y de ese jefe recibían órdenes los masones franceses!!!...
189. Puede verse: Claudio Jannet.
190. Puede verse: Rutten.
191. P. Benoit.
192. Para finalizar, téngase en cuenta que el Club de Leone y el Rotary Club, son dos brazos de la masonería para captar adeptos a través de obras puramente filantrópicas “obras de bien”, sin Dios y sin Iglesia. Una vez captados los comienzan a subir e ingresar en el secreto y del cual no pueden salir más. Esto no lo conocen los que trabajan en tales organizaciones sino sólo los jefes y los que van captando (Juan María de la Cruz).





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