domingo, 11 de marzo de 2018

R.P. Leonardo Castellani: La Primera Multiplicación de los Panes





En aquél tiempo, pasó Jesús al otro lado del mar de Galilea, o de Tiberíades. Y le seguía un gran gentío, porque veían los milagros que hacía con los enfermos. Entonces Jesús subió a la montaña y se sentó con sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús, pues, levantando los ojos y viendo que venía hacia Él una gran multitud, dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para que éstos tengan qué comer?”. Decía esto para ponerlo a prueba, pues Él, por su parte, bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Doscientos denarios de pan no les bastarían para que cada uno tuviera un poco”. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Pedro, le dijo: “Hay aquí un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Pero ¿qué es esto para tanta gente?” Mas Jesús dijo: “Haced que los hombres se sienten”. Había mucha hierba en aquel lugar. Se acomodaron, pues, los varones, en número como de cinco mil. Tomó, entonces, Jesús los panes, y habiendo dado gracias, los repartió a los que estaban recostados, y también del pescado, cuanto querían. Cuando se hubieron hartado dijo a sus discípulos: “Recoged los trozos que sobraron, para que nada se pierda”. Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes, que sobraron a los que habían comido. Entonces aquellos hombres, a la vista del milagro que acababa de hacer, dijeron: “Éste es verdaderamente el profeta, el que ha de venir al mundo”. Jesús sabiendo, pues, que vendrían a apoderarse de Él para hacerlo rey, se alejó de nuevo a la montaña, Él solo.
Juan VI, 1-15



"Domingueras Prédicas I"
R.P. Leonardo Castellani


Domínica cuarta de Cuaresma


La Primera Multiplicación de los Panes (1965)

El Evangelio de hoy narra la primera Multiplicación de los Panes, símbolo claro de la Eucaristía. Para hacerlo más claro aún, superclaro, Cristo lo conectó al día siguiente en la Sinagoga de Cafarnaum con el Sermocito o recitado llamado "la Promesa de la Eucaristía". A mí me parece que vivimos un momento muy malo del mundo (si me equivoco es mejor) y que necesitamos de la Eucaristía simplemente como remedio; como cafiaspirina. 

Los milagros que Cristo repitió tienen un sentido simbólico importante: las dos Pescas milagrosas, las dos Tempestades calmadas, las dos Limpiezas del Templo -y las dos "Multipanificaciones". Alguien dijo que las verdades que nos importan vienen siempre a medias palabras; pero esta verdad, que es el centro del dogma y el culto católico, Cristo no quiso que nos viniese a medias palabras. Los demás Sacramentos sí (excepto el Bautismo) nos vinieron a medias palabras. Verdad es que la Eucaristía la reveló en dos momentos, uno la Promesa, otro la Institución; pero cada una es una palabra completa.

La Eucaristía es un misterio inverosímil; pero tan clara es su  revelación, que ningún hereje la negó hasta el siglo XVI. Salto a Berengario (16), que fue un demente, y a los Albigenses del siglo XII, porque ésos negaban todo, no dejaban títere con cabeza: quisieron fundar no una herejía sino una nueva religión, monstruosa y enteramente anticatólica, parecida al Comunismo actual: demente también. Pero en el siglo XVI Lutero mismo no negó la Presencia Reat aunque la echó a perder con una teoría suya llamada la "empanación", según la cual Cristo está en la hostia y el pan también está en la hostia, vaya a saber cómo: Cristo está empanado. Pero Calvino negó la Presencia Real y su sentencia predominó al fin en todo el Protestantismo. Verdad es que los luteranos practican todavía lo que llaman "la Cena"; pero no saben claro lo que significa.

Cristo multiplicó 5 panes en más de 5.000 en el segundo año de su predicación, en el despoblado cerca del Mar de Tiberíades. Los Galileos quisieron proclamarlo Rey, primer paso del Mesías, creían ellos. Los Galileos eran una especie de irlandeses; querían el "home rule" o independencia de hacia los judíos, los cuales los despreciaban: eran rudos, recios y más religiosos que los judíos. Cristo huyó a la montaña, y al día siguiente apareció en Cafarnaum, en la barca de Pedro. Su público lo encontró y comenzó a hacerle reproches. Cristo les dijo buscasen más bien el pan del cielo -lo mismo que contestó al Diablo en la primero tentación. -"¿Cuál es el Pan del Cielo? Moisés nos dio el maná en el desierto; y tú ¿qué nos das de mejor?" Cristo comienza un sermoncito, interrumpido tres veces, en que les predica primero la fe en Él, que es el Pan del Cielo, y después, sin solución de continuidad, el Sacramento de la Fe, la Eucaristía.

Les dice paladinamente que tendrán que comer su cuerpo y beber su sangre; y de no, no tendrán la vida eterna. Y como se escandalizaran de eso que les pareció canibalismo, les explicó que no habían de comerlo carnalmente sino espiritualmente; es decir, que su cuerpo estaría en un estado especial, parecido al de los ángeles, el "estado sacramental" que le decimos. Aquí salta el Protestante y dice: "¿Ha visto Ud.? Es lo que yo digo: lo comemos espiritualmente, en figura solamente". -No es lo que dices; pues Cristo se apresuró a añadir: "pero ... mi cuerpo es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida"; como para atajar de antemano es el error herético del siglo XVI.

En la Última Cena Cristo instituyó el Sacramento de La Eucaristía y el Sacerdocio en forma tan clara como en la Promesa: SON LOS DOS TEXTOS MÁS CLAROS QUE HAY EN TODAS LAS SAGRADAS ESCRITURAS. Después de lavar los pies a sus discípulos, durante la Cena legal, y después de orar al Padre alzando los; ojos al cielo, tomó el pan y lo bendijo diciendo: "Tomad y comed, esto es mi cuerpo". Y similarmente, después de cenar: "Tomad y bebed: éste es el Cáliz de mi sangre, la del Nuevo Testamento, que por vosotros y por muchos será derramada en remisión de los pecados. Haced esto vosotros en memoria de mí".

¿Ve alguno de Uds. algo dudoso en estas palabras? No lo vieron los Apóstoles, que eran rudos y eran además preguntones; y de haber habido la más leve ambigüedad hubieran preguntado de inmediato.

¿Qué te vienes ahora aquí con dudas, Calvino, Zwinglio y Compañía Bella? ¿En qué forma podía Cristo haberlo dicho más clara y terminantemente? ¿Por qué han tenido que inventar Uds. dieciocho interpretaciones diferentes, a cual más descabellada, para poder poner dudas aquí? ¿Hay en toda la Biblia un texto más claro y terminante? Con razón observa Maldonado que éstos son gentes que han flaqueado en la fe; y por tanto tropiezan primero contra el escollo más grande, el Misterio mayor; pero que después van a ir tropezando en todos los otros misterios, puesto que ninguno está más claramente revelado que éste. Y la profecía de Maldonado se cumplió: el Protestantismo ha tropezado en todos los dogmas; tomado en su conjunto hoy día, no hay un solo dogma que quede en pie: unos creen en éste, otros en estotro, otros prácticamente en ninguno. Incluso en tiempo de Maldonado, hubo un calvinista quídam que escribió un libro: De arte nihil credendi; o sea El arte de no creer nada.

Los Protestantes, como son ramas desgajadas del tronco vivo de la Iglesia, persisten en remedar a la Iglesia, para no secarse del todo: hacen templos parecidos (pueden ver uno en la calle Esmeralda), hacen ceremonias parecidas, celebran la "Cena" o una especie de misa, previniendo empero que ellos no consagran, sino solamente RECUERDAN a Cristo con el pan y el vino. No han podido crear nada nuevo, sino remedar; anoser algunas extravagancias, como "el banco de los convertidos" en lugar de la Confesión. Hoy día la mayoría dellos no creen en nada, ni en la divinidad de Cristo.

He querido plantar hoy la verdad de la Eucaristía para poder hablar el Jueves Santo de la devoción al Santísimo Sacramento. Evidentemente los que negaban esa verdad, tenían lógicamente que negar todas al final. Es un misterio inverosímil e increíble, pues está no sólo sobre nuestra razón sino contra nuestros ojos; por eso Cristo quiso plantarlo con tanta fuerza. No está por encima del poder de Dios; y del amor de Dios. Es el resumen del amor de Cristo a los hombres, y su manifestación más extraña. Es el Matrimonio de Cristo con la Iglesia.


Notas

16. Berengario de Tours, teólogo del siglo XI sostuvo que la Eucaristía no era más que un símbolo del cuerpo y la sangre de Cristo.




Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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