Por aquellos días, habiéndose juntado otra vez un gran concurso de gentes, y no teniendo qué comer, convocados sus discípulos, les dijo: “Me da compasión esta multitud de gentes, porque hace ya tres días que están conmigo, y no tienen qué comer. Y si los envío a sus casas en ayunas, desfallecerán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos”. Le respondieron sus discípulos: “Y ¿cómo podrá nadie en esta soledad procurarles pan en abundancia?” Él les preguntó: “¿Cuántos panes tenéis?” Respondieron: “Siete”. Entonces mandó Jesús a la gente que se sentara en tierra; y tomando los siete panes, dando gracias, los partió; y se los daba a sus discípulos para que los distribuyesen entre la gente, y se los repartieron. Tenían además algunos pececillos: los bendijo también, y mandó distribuírselos. Y comieron hasta saciarse; y de las sobras recogieron siete espuertas; siendo unos cuatro mil los que habían comido; en seguida Jesús los despidió.
(Mateo XV, 32-38)
El Evangelio de la Segunda Multiplicación de los Panes, confieso que no lo entiendo bien, ni San Agustín tampoco. Sería el caso de hacer como San Agustín que se interrumpía en mitad de un sermón y decía a sus oyentes pidiesen luz a Dios para él. Pero además deso, yo creo que tenía ganas de tomar un vaso de agua. (48)
No voy a volver sobre mi sermoncito anterior de hace 15 días. Salí cabizbajo (patibajo y cabizdifuso) dél, porque me olvidé del penúltimo párrafo, que era el principal; además estaba dudoso de haber acertado. Por la tarde tuve un consuelo, y fue que por Radio Colonia leyeron un artículo sobre Argentina del diario "The Times" de Londres; donde se decía lo mismo que había dicho yo por la mañana, lo que me produjo un grito de asombro: "¿Será posible que los ingleses conozcan mejor al estado de la Argentina que los argentinos?" —por lo menos que algunos argentinos, como el que dijo al salir de aquí: "El P. Castellani ha muerto hoy como político". Acertó, pero no en la fecha; yo he muerto como político cuando nací.
El artículo del diario londinense termina con una raspa a los argentinos, diciendo que no serán una gran nación, ni una nación siquiera, si no eliminan sus disensiones internas, su desidia, su ineficacia y su pereza intelectual —que deben sacudir de sí todo eso —dice el inglés; —yo pensé que además de sacudir todo eso, a lo mejor nos sacudimos también a los ingleses.
Pero hoy mi sermón será homilía, es decir, será religioso. La Segunda Multipanificación no tiene dificultad: es repetición del milagro patrado (49) poco antes en la cercanía de Cafarnaum. Cristo mismo declaró la significación deste primer milagro, es decir, la Eucaristía; por ende la significación del segundo es la misma.La dificultad viene después, en las palabras de Cristo a los Apóstoles en la barca. Les había dicho: "Cuidado con el fermento de los fariseos", que acababan de hacer una de las suyas. Ellos pensaron era un reproche velado, porque se habían olvidado de embarcar pan. Y Cristo les dice: "¿Por qué no tenéis un poco de inteligencia? ¿No recordáis..." Y les recuerda las dos Multipanificaciones. Y termina repitiéndoles: "¿ Cuándo tendréis inteligencia?"¿Inteligencia de qué? Yo no lo sé, San Agustín no lo sabe —o no lo dice. Pueden consultar todos los exégetas que quieran, antiguos y modernos, —de los cuales tengo los principales— y no encontrarán una respuesta satisfactoria.
La respuesta de muchos es que Cristo quiso decirles que él podía procurarles pan milagrosamente. No satisface porque no es verdad. Cristo no va a procurarnos pan milagrosamente, si podemos procurarlo naturalmente. Incitado a ello por el Demonio en la primera tentación, no quiso procurarse pan milagrosamente porque podía procurarlo naturalmente. Así que NO quiso decir eso.
Ahora sí es necesario que Cristo multiplique los panes para la Argentina milagrosamente; porque Cristo es el único que puede sacar a la Argentina del atolladero; es decir, es el único Salvador: ése es su propio nombre, Yeshoua. Tiene que hacer un milagro para deshacer el otro milagro al revés que es un milagro del Diablo; o sea que un país rico en riquezas naturales se halle abocado a la miseria —a lo cual el diario "The Times" llama milagro: es un milagro al revés. O sea, que así como Cristo con 7 panes alimentó a 4.000 hombres, así ahora en el país del pan con 4.000 panes alimentamos solamente a 7 hombres; el resto de los panes se va al extranjero; o al bolsillo de los ladrones, los contrabandistas, los especuladores, los politiqueros, los capitalistas, los estafadores y a Isabel Sarli —que son los siete hombres.
(Aquí hago una pausa para pedir a Dios me ilumine... ¡Cruz diablo! Nombré a Isabel Sarli).
Hay otra explicación sutil desas palabras de Cristo, que pueden aceptar si quieren: el filósofo Jácome Maritain dijo que con eso Cristo quiso recomendar los "medios pobres" frente a los "medios ricos" en su Iglesia; y que eso significan las "cifras" que recordó Cristo: 7 - 4.000 - 7; 5 - 5.000 - 12. O sea, que con menos panes Cristo alimentó a más gente y sobraron más panes; con más panes, Cristo alimentó a menos gente y sobraron menos panes: en proporción inversa.
Eso concuerda con lo que dice San Pablo dos o tres veces: que Dios para hacer sus hechos prefiere lo menos a lo más. "Dios eligió a lo flaco deste mundo para confundir a lo fuerte". "La sabiduría deste mundo es necedad delante de Dios; y la necedad vuestra es para Él sabiduría" —es decir, lo que los paganos, sabios deste mundo, llamaban "necedad"— y finalmente, "no hay entre vosotros muchos ricos, muchos potentes, muchos influyentes; y a vosotros os eligió Dios para ser la sal del mundo".
Los "medios ricos" son las riquezas, el renombre, el poder, la propaganda, la política. Los medios pobres son la fe, la oración, la penitencia. Ahora bien, a la Iglesia le ha ido mejor cuando se hizo fuerte en los medios pobres; y cuando se ha prevalido de los medios ricos, le ha ido como a David con la armadura de Saúl; que no podía ni moverse hasta que bruscamente se desnudó, agarró su honda y 5 piedras del arroyo, y le plantó una en la mismísima jeta del gigante.
No quiere decir que cuando tengamos legítimamente medios ricos (20 millones de pesos para fundar una editorial, que una señora me ha prometido en su testamento; pero ya verán que muere después que yo) que no los debamos usar: quiere decir que han de usarse con recelo, con temblor, con humildad, para no atribuirnos vanamente a nosotros el resultado, que en el orden religioso es sólo de Dios. "Yo planté, Apolo regó, pero Dios fue el que dio la cosecha" —dice San Pablo. ¡La Armada Invencible de Felipe II! Defendía la causa de Dios (así lo creía el Rey y el P. Rivadeneyra), y a Dios se le antojó hacerla naufragar en las costas de Inglaterra.
Así que si Dios me dijera: ¿Quieres te procure 20 millones?, yo diría: "Bueno, pero preferiría me dieses inspiración para hacer un buen libro". —¿Quieres que te haga Cardenal? —¡Nooo! Prefiero me hagas maestro de catecismo en la Casa Cuna al lao mi casa. —¿Quieres que te haga una espléndida Catedral? —No, prefiero que hagas 20 iglesias pequeñas donde se predique todos los días una hora, y no se cobre nada a los fieles. —¿Quieres que te haga Director de "La Prensa"?—No, Señor Dios, por favor; dejemos allí a Gainza Paz y a los masones: son divertidos; y al fin acabarán por servirnos a nosotros. —¿Quieres que te haga funcionario deste gobierno? —Señor, todos esos son medios ricos. Yo lo único que quiero es que me des Sabiduría". Esto fue exactamente lo que respondió Salomón a Dios, que le había ofrecido todo lo otro.
En cuanto a funcionario deste gobierno, no desestimo a este gobierno; aunque tampoco comparto el desaforado entusiasmo de algunos amigos: la capacidad de ilusión de la gente argentina (o porteña, mejor) es infinita.
Lo que hay que decir (me parece) es que lo sucedido es bueno: uno, porque ha liquidado una situación intolerable; dos, porque ha activado al país, lo ha puesto en actividad política, la cual es necesaria. Ahora, a dónde se dirige y si triunfará en sus ideales es lo que no sabemos, y lo que hemos de interpretar de Dios: ¡que triunfes!; porque un orden malo es preferible a una revolución incompleta, dijo Alberdi —y es verdad. Si ésta queda incompleta, quedamos abocados a la revolución completa del Comunismo —o a la guerra civil: Dios nos libre y guarde (50).
Un cambio de gobierno no resolverá de golpe —ni no de golpe, ni con golpe ni sin golpe— los graves problemas argentinos. Cristo los resolverá, si conseguimos que vuelva hacia nosotros esos sus ojos misericordiosos; por supuesto que no los resolverá sin la cooperación (a la gracia) del Gobierno y de los hombres mejores del país, y de todo el país —menos los 7 que antes nombré. Pero para conseguir que Cristo nos devuelva sus ojos, estimo mejores los medios pobres; me parece más poderosa (créase o no) la oración de la Superiora de las Catalinas, Madre María Jesús Franco que ¿qué diré yo?... que la adhesión de Arturo Frondizi.
Notas
47. N. del E.: Homilía del 10 de julio, pocos días después del golpe de Onganía.
48. "San Agustín estaba en comunicación con su auditorio: pequeño auditorio homogéneo sentado cerca de él, que le hacía señas, como se ve claramente en sus sermones: señas de "no entiendo", señas de aprobación y desprobación, incluso de indignación; no era indignación por causas políticas, sino religiosas; porque había oyentes tocados de las herejías montañistas y patripasianas, a las cuales el Santo trataba desahogadamente, no tenía pelo en la lengua.Mi último sermón algunos desaprobaron: bien, están en su derecho, siempre que no me hagan señas. (Tachado en el original).
49. Del latín "patrare": realizar, ejecutar.
50. N. del E.: acertó Castellani: en los últimos meses del gobierno de Onganía comenzó a arder la guerra civil.
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