jueves, 3 de julio de 2014

Martirologio Romano 3 de julio

SAN IRENEO,
Obispo y Mártir
n. hacia el año 130 en Asia Menor;
† hacia el año 203 en Lyon, Francia

Con sumo gusto sacrificaré todo
y a mí mismo me sacrificaré por la salvación de vuestras almas.
(2 Corintios 12, 15)

  • San Ireneo, Obispo y Mártir, que se fue al cielo el día 28 de Junio.
  • En Chiusi de Toscana, los santos Mártires Ireneo, Diácono, y Mustiola, matrona; los cuales, en el imperio de Aureliano, atormentados con diversos y atroces suplicios, merecieron la corona del martirio.
  • En Alejandría, los santos Mártires Trifón y otros doce.
  • En Constantinopla, los santos Eulogio y Compañeros Mártires.
  • En Cesarea de Capadocia, san Jacinto, que fue camarero del Emperador Trajano; el cual, acusado de cristiano, fue de varias maneras atormentado y encerrado en una cárcel, donde, consumido de hambre, expiró.
  • El mismo día, los santos Mártires Marcos y Muciano, que murieron por Cristo al filo de la espada. A un niño de corta edad, que en voz alta los exhortaba a no sacrificar a los ídolos, lo mandaron azotar cruelmente, y como confesase con más ahínco a Cristo, le quitaron la vida, junto con otro llamado Pablo, que animaba a los Mártires.
  • San Beltrán, Obispo y Confesor Nació hacia el año 553 en Autun, Francia. Murió el 30 de junio del año 623.
  • En Roma, el tránsito de san León II, Papa y Confesor, que en el primer año de su Pontificado, lleno de méritos, se fue al cielo.
  • En Laodicea de Siria, san Anatolio, Obispo, que dejó admirables escritos, no sólo para los hombres piadosos, sino también para los sabios.
  • En Altino, en territorio de Venecia, san Heliodoro, Obispo, insigne en santidad y doctrina.
  • En Ravena, san Dato, Obispo y Confesor.
  • En Edesa de Mesopotamia, la Traslación de santo Tomás Apóstol desde la India; cuyas reliquias fueron después llevadas a Ortona, en el Abruzo.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.


SAN IRENEO,
Obispo y Mártir


San Ireneo es el apóstol de Lyon. Enviado a esta ciudad por San Policarpo, discípulo del Apóstol San Juan, predicó allí el Evangelio y fue elegido para suceder al obispo San Fotino. Consagró toda su vida a combatir a los herejes. San Agustín y varios otros Padres de la Iglesia hablan con admiración de la santidad de su vida y de la excelencia de su doctrina. Fue martirizado en Lyon con gran parte de los habitantes de esta ciudad, en la persecución de Severo, hacia el año 203.

MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS


I. Considera lo que han sufrido los primeros héroes del cristianismo, en la ciudad de Lyon principalmente. Se los atormenta, se les confiscan los bienes, se los destierra, se los hace morir, todo sacrifican para conservar la fe. Compara sus sufrimientos con los tuyos. ¿No eres hijo descaecido de padres tan gloriosos? Si el cristiano es cargado de oprobios, se gloría de ellos; si es acusado, no se defiende; interrogado, confiesa la verdad; condenado, da las gracias (Tertuliano).

II. Tanta era su mutua caridad que ponían sus bienes en común, dividiéndolos por igual entre ricos y pobres. ¿Qué se ha hecho esta caridad, entre los cristianos de nuestros días? La fe con la caridad es la fe del cristiano; la fe sin la caridad es la fe del demonio (San Agustín).

III. La devoción a la Santa Eucaristía era la fuente de la constancia que mostraban en los tormentos estos ilustres soldados de Jesucristo. El pensamiento de los sufrimientos de Jesucristo sostenía su valor. Nosotros somos los hijos de esos santos, tenemos la misma fe, los mismos sacramentos; tenemos, además, el ejemplo de sus virtudes: nos es fácil imitarlos. ¿De dónde proviene, pues, que sucumbamos tan a menudo? Escuchemos las advertencias que estos gloriosos mártires nos dan desde el cielo. Guardaos, dicen, de perder en el puerto la fe que hemos conservado en medio de las tempestades (San Euquerio).



La imitación de los primeros cristianos.
Orad por los incrédulos.


ORACIÓN
Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la solemnidad de vuestro mártir y pontífice, el bienaventurado Ireneo, haced, en nuestra bondad, que honrando la nueva vida que ha recibido en el cielo, experimentemos aquí abajo los efectos de su protección. Por J. C. N. S.







Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.









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