lunes, 23 de marzo de 2015

R.P. Leonardo Castellani: Cristo y los Fariseos II





Cristo y los Fariseos

R.P. Leonardo Castellani




II
El Dulce Nazareno

Hoy día hay filósofos que dicen que la religión es demasiado masculina, y otros que dicen que la religión es demasiado femenina.

Merejkowski Dimitri en "Les Mystéres de l'Orient" dice que el cristianismo se ha masculinizado excesivamente, transportando a Dios los atributos de uno de los dos sexos con detrimento del elemento femenino de los seres; según él, representado en el Cristianismo primitivo por la persona del Espíritu Santo; que de hecho, en hebreo,es nombre femenino. Por el contrario, un jesuita austríaco, Ritschl y un jesuita alemán NO-SÉ-CÓMO han escrito sendos libros, recientemente traducidos entre nosotros (y mediocres, por lo demás) quejándose de que el Catolicismo actual es demasiado femenino, se vuelve de veras una religión de mujeres: cuyo objeto único es el "Dulce Nazareno" de Constancio Vigil, simbolizado en la actual abominable estatuaria religiosa por los Cristos buenos mozos de melena rubia con el dedo en la boca del corazón abierto. 

La verdad es que el Cristo de la predicación actual no es ni hombre ni mujer: es un concepto. Se ha dejado caer de él la personalidad nada menos, con lo cual se ha suprimido al hombre necesariamente; y por consiguiente y "a fortiori", a Dios, el cuales una persona (o Tres Personas), no es una idea abstracta. Cristo está allí para sostener la moral; es el puntal de la "moral social", que es hoy día la moral esclerotizada; lo mismo que Moisés y Abraham para los fariseos.

Se han dejado caer grandes trozos del Evangelio, que eran incómodos de predicar y más aun de practicar; los trozos restantes quedan naturalmente incoherentes, y se pueden vertebrar de diferentes maneras; de donde provienen las diversas falsificaciones modernas del Cristo.

El Cristo de Renán, el grande e idílico moralista plebeyo; el Cristo de Strauss, el poeta soñador; el hombre de la resignación y de la tristeza dulce de Tolstoi; la inmensa compasión abierta sobre los males del mundo de Schopenhauer; el jurista y legislador de los casuistas; el profeta socialista; y finalmente el Corazón de Jesús de las beatas, protector de las solteronas...Como le dijo una vez el Obispo al Filósofo:

— "Lo ha salvado el Corazón de Jesús; créame, doctor. Lo ha salvado de ese accidente automovilístico el Corazón de Jesús..."El filósofo levantó la cabeza y dijo:

— La bondad de Dios no se puede probar por la experiencia.

En lo cual tenía razón hasta cierto punto. La bondad de Dios se puede experimentar en la experiencia mística, pero no se puede probar propiamente con experimentos. Al contrario, la experiencia de los grandes males del mundo tendería a probar más bien lo contrario, para muchos hombres.

Se ha suprimido la personalidad de Cristo porque se ha omitido en sus retratos lo que fue su misión esencial. Un hombre se define por su que hacer histórico; el que hacer histórico de Cristo fue la lucha contra el fariseísmo.

— ¿Una pateadura puede salvar un alma?

— No — es la respuesta corriente. Pero si una pateadura no pudiese salvar un alma, Cristo no hubiese dado pateaduras. Y el Evangelio nos relata dos formidables pateaduras por lo menos, dadas por Cristo a los mercaderes del Templo.

Suprimid la indignación viril en Cristo y suprimís su virilidad. La indignación viril queda borrada de la lista de las virtudes cristianas. Y la indignación justa, con todos sus gestos y sus efectos, es una virtud.

— ¿Jugarse por una mujer es obra de un sacerdote? — De ninguna manera. Por lo demás, los sacerdotes hoy día, la mayoría, no se juegan ni por mujeres ni por varones.

Pero Cristo se jugó por una mujer, y de mala fama por añadidura. Lo que eso significaba para los sacerdotes de su tiempo era terrible: era el descrédito total como sacerdote. Si un fariseo tocaba la sombra de una mujer andando por la calle, tenía que purificarse. Ahora, cuando no estaban en la calle, no era la sombra solamente,según parece.

La gazmoñería y la pudibundería es un típico signo farisaico; esos santos arrojan una sombra de maldición sobre todo lo carnal, como si no hubieran nacido de madre; — lo cual no es señal de gran castidad, al contrario. Afectan considerar todo lo sexual como esencialmente no-santo.

Despreciaban altamente a las mujeres; y eran seguidos por muchas mujeres,cosa curiosa. Dice Josefo que hacían su agosto entre las damas ricas, y eran reverenciados por el mujerío.

Hay una tendencia en la mujer a inclinarse al que la maltrata. Pero esa tendencia más bien morbosa no explica todo el caso. Lo más probable es que el mujerío vulgar respetase a los fariseos por simple religiosidad.

Dicen que la mujer es más religiosa que el varón. No es verdad, propiamente hablando. Pero la mujer necesita más de la religión exterior, segura, codificada,representada y socializada. Y eso eran los fariseos.


"Que lo siguen las mujeres" — fue una de las acusaciones de los fariseos contra  Cristo; en ellos puros celos de clientela. "¡Lo siguen las mujeres!" "Trata conpublícanos y prostitutas..."

Finalmente, para dar otro ejemplo, ¿es propio de un hombre religioso resistir a la"Autoridad"? No es propio resistir a ninguna autoridad.

"¡Trabajad para la Iglesia, trabajad para la Iglesia" decían los fariseos. ¿Qué cosa más santa? Pero no decían: "¡Trabajad para la Iglesia de Dios!" La Iglesia eran ellos.

Nos hemos confundido: no decían "para la Iglesia", sino: "para la Ley". Pero es lo mismo. No decían: "para la Ley de Dios". Ellos eran los representantes de Dios: con eso era bastante. Trabajad para nosotros.


La fórmula sana es: "Trabajad para la Ley de Dios, porque es de Dios, en cuanto es de Dios y hasta donde es de Dios; y nada más. No trabajéis para las excrecencias que el hombre introduce siempre en toda Ley.

"Esas excrecencias habían crecido tanto en tiempo de Cristo que devoraban la Ley. Había pues que decir simplemente, como dijo Cristo: "Trabajad para Dios.Basta.

"En la mentalidad plebeya la ley tiende a cubrir y oscurecer continuamente la razón de la ley. "El sábado es para el Hombre y no el Hombre para el Sábado" decía Cristo. Él escribía Hombre con mayúscula; los fariseos escribían Sábado: surge el ídolo, contrario a la Vida.

¡Ay de los pueblos cuando la Autoridad comienza a escribirse con mayúscula!

Entonces toma el lugar de la Verdad, que ésa sí lleva mayúscula, por ser Dios mismo.

El mundo sabe bien actualmente lo que es el Estado con mayúscula: el Estado con mayúscula es la inmoralidad organizada.¿Quién dijo eso? 

San Agustín lo dijo y también Nietzsche; aunque con sentidos diferentes.

Los fariseos eran muy patriotas: la "patria" en tiempo de Cristo era una mafia de ladrones armados hasta los dientes; tanto la patria de los romanos como la de los judíos.

Por eso Cristo se negó a pronunciarse en esa discusión "nacionalista" que encandecía los ánimos en su tiempo y a la cual fue provocado. — Yo rehuso tomar partido en las contiendas de la iniquidad. No importa: lo acusaron ante Pilatos de"nacionalista", es decir, de "nazi".

"Dad al César lo que es del César". Las monedas tienen la marca del César. No empleéis la espada para retener ese oro: dejaos despojar de él por el César.¡Quedaréis pobres! No importa demasiado. Lo otro es peor; lo otro es suicidio.

Pero decir eso resultó para él suicidio: decir la Verdad.

Cristo pagó su tributo al César, después de hacer constar que de suyo Él no estaba obligado. Hizo un milagro para pagarlo; un milagro de cuento de hadas: sacó un pescado del mar y del pescado sacó una moneda de oro. El pescado significaba él mismo; la moneda significaba su doctrina; el pez murió para darla.

El verdadero tributo que pagó Cristo al Imperio Romano fue su sangre; por eso no estaba obligado a pagar otro. Ese tributo se lo arrancaron por la fuerza, "a fin de dar testimonio de la Verdad".

Predicó hasta con su sangre el respeto a la autoridad con el super-respeto a Dios:"no tendrías autoridad sobre mí si no te viniera de arriba".

El respeto a la autoridad que predicó severamente San Pablo no le impidió al Apóstol predicar la verdad: la prueba es que estuvo preso muchísimo tiempo y acabó decapitado.

El respeto a la autoridad ha sido convertido hoy día para muchísimos fieles y clérigos (y en los fieles por causa de los clérigos) en "oportunismo político": hay que respetar a cualquiera que vence; hay que apoyar al partido que da dinero a la Iglesia a veces el caso es todavía más grave, la autoridad convertida en ídolo, y justificada incluso cuando comete injusticias. "Decid a ese zorro que me venga a buscar" dijo Cristo. Cristo no respetó los crímenes de Herodes.

La lucha contra esa terrible desviación de lo sacro es una empresa, una empresa de hombres. Esa fue la empresa de Cristo, lo que él hizo como hombre, lo que da unidad a toda su acción, lo que conecta su vida con su muerte, su "Misión": el nudo de su personalidad.

Esa lucha obligó a Cristo a desplegar toda las virtudes: las virtudes masculinas y las virtudes femeninas. El arma fue la palabra. El resultado fue la constitución de una nueva sociedad religiosa, contenedora de la Verdad. La Verdad... ¿Quid est Véritas? - Est vir qui adest (2). La Verdad era Él: la suma verdad en un cuerpo y en un alma.

Cristo fue todo un hombre con una sensibilidad de artista; y el artista tiene "algo o mucho de mujer" dijo el poeta. Por eso... El ateo Nietzsche, con todo su tremendo prejuicio anticristiano, se detuvo ante la figura de Cristo. Presintió oscuramente su personalidad, y lo admiró sin saberlo. "En realidad, del verdadero Jesús no sabemos nada" dijo, para sacudirse esa admiración. En realidad, él no sabía nada,confundido por la exégesis protestante, en la cual fue educado y de la cual corazón desconfiaba.

"¿No habrá sido Jesús en realidad un aristócrata místico?" se preguntó Nietzsche. Eso fue: un aristócrata en el sentido nietzscheano, es decir, un alma de nobleza total, de integral personalidad, de soberana libertad. Y un místico, como lo fue él mismo, pese a sus tiradas contra el "misticismo" la "misticidad", el falso misticismo.

"¿No se habrán equivocado los fariseos — continúa — al creerlo un plebeyo, un demagogo, un continuador de los profetas?" 

No, no se equivocaron. Lo sintieron como fue, un rey, un rey destronado, y por tanto, noble y pueblo a la vez, y por eso lo odiaron. Ellos eran los usurpadores de la autoridad teocrática. El contrario del noble es el falso noble, no es el plebeyo. El noble y el plebeyo se llaman y se suponen: verdad que se le escapó a Nietzsche lo cual constituye justamente el de su sistema moral notabilísimo.

Los fariseos eran falsos nobles, falsos aristócratas, falsa "élite". La cristalización de la moral en normas externas inflexibles es la característica del plebeyo; como es la característica del intelecto mediocre la confusión de fines y medios, maliciosa casi siempre.

El hombre noble, cuando no está en su lugar, se va al último lugar. Eso es lo que hizo Cristo ante la situación aberrante en que encontró a su pueblo. Realizó en sí perfectamente su Parábola de los Convidados: se puso en el último lugar hasta que lo invitaron a subir al primero, sabiendo que era suyo el primero. Se hundió en lo más bajo de la plebe, porque sabía que le correspondía el solio.

"El hombre noble se venga de las injusticias que sufre haciéndose daño a sí mismo. Resiste a la opresión oprimiéndose más."

Esta máxima de Chesterton parece disparate; no es sino la traducción al código caballeresco del consejo de "poner la otra mejilla", de "dar la túnica al que nos roba el manto." Eso hizo Cristo. No coincide con la ovejuna interpretación de Tolstoi de"no resistencia al mal". Es un gesto de león, no de oveja.

¿Por un año me destierras?

¡Yo me destierro por cuatro!

El León de Judá, el Hijo de David... El pueblo no se engañó acerca de la personalidad de Cristo. Vieron en Él al "Caudillo". Se engañaron acerca de la especie del caudillazgo. Quisieron hacerlo rey; rey temporal y revolucionario, como les habían enseñado los fariseos. No vieron en Él al hombre "de las resignaciones infinitas", que vio Tolstoi... y Almafuerte. Esos no sirven para caudillos.

"Seuls les coeurs de lion sont les vraies coeurs de père..." 

Por eso, el fuego que ponen en el Corazón de Jesús, está bien; pero no era nada de los ambiguos fuegos modernos: del fuego de turba de la pasión romántica, del fuego de bengala de las dulzuras afeminadas.

Por eso también la religión católica no es ni demasiado masculina ni demasiado femenina. Hoy día es una religión desequilibrada, en que se han exagerado aspectos masculinos y aspectos femeninos, a gusto de un público chabacano y ayuno de teología: por ejemplo el aspecto masculino de lo legal, de lo jurídico, de lo disciplinar, con que los mandones eclesiásticos creen a veces que están gobernando al mundo — y están haciendo daño; o el aspecto femenino de lo tierno, de lo conciliador, de lo indiferentemente benévolo, con que otros truchimanos (o los mismos a veces) se conquistan auditorios o séquitos fáciles.

En suma, la religión de Cristo hoy día, tal como nos la sirven, es una religión poco humana, deshumanizada, desencarnada (y por tanto, ni hombre ni mujer) por lo menos en la boca de no pocos charlines y en la práctica de muchos santulones y fariseos.

Porque el supremo acabamiento del fermento fariseo es deshumanizar la religión y por tanto desdivinizarla; y eso cosa curiosa— a fuerza de hacerla demasiado humana; quiero decir, demasiado igual a Ellos; con exclusión absoluta de todo otro"espíritu". "Tienes mal espíritu, tienes mal espíritu" dijeron a Cristo.

"Todo el que no tiene espíritu como el mío, tiene mal espíritu", es el pensamiento recóndito del fariseo. Y lo contrario justamente es lo verdadero

Notas

2 "¿Qué es la Verdad? Es el hombre que está presente." La respuesta a la pregunta de Pilatos está dada con las mismas letras de la pregunta: anagrama inventado por Boecio que encantó a la Edad Media. (L.C.)

3 Primera mentira








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