viernes, 3 de abril de 2015
Viernes Santo
¿Quien ha creído nuestro anuncio
y a quién ha sido revelado el brazo de Yahvé?
Pues creció delante de Él como un retoño,
cual raíz en tierra árida;
no tiene apariencia ni belleza
para atraer nuestras miradas,
ni aspecto para que nos agrade.
Es un (hombre) despreciado,
el desecho de los hombres,
varón de dolores
y que sabe lo que es padecer;
como alguien de quién uno aparta su rostro,
le deshonramos y le desestimamos.
Él, en verdad, ha tomado sobre sí nuestras dolencias
ha cargado con nuestros dolores
y nosotros le reputamos como castigado,
como herido por Dios y humillado.
Fue traspasado por nuestros pecados,
quebrantado por nuestras culpas;
el castigo, causa de nuestra paz, cayó sobre él,
y a través de sus llagas hemos sido curados.
Eramos todos como ovejas errantes,
seguimos cada cual nuestro propio camino;
y Yahvé cargó sobre él
la iniquidad de todos nosotros.
Fué maltratado, y se humilló, sin decir palabra;
como cordero que es llevado al matadero;
así él no abre la boca.
Fué arrebatado por un juicio injusto,
sin que nadie pensara en su generación.
Fué cortado de la tierra de los vivientes,
y herido por el crimen de mi pueblo.
Se le asignó sepultura entre los impíos,
y en su muerte está con el rico,
aunque no cometió injusticia,
ni hubo engaño en su boca.
Yahvé quiso quebrantarle con sufrimientos;
mas luego de ofrecer su vida
en sacrificio por el pecado,
verá descendencia y vivirá largos días,
y la voluntad de Yahvé
será cumplida por sus manos.
Verá (el fruto) de los tormentos de su alma,
y quedará satisfecho.
Mi siervo justo,
justificará a muchos por su doctrina,
y cargará con las iniquidades de ellos.
Por esto le daré en herencia
una gran muchedumbre,
y repartirá los despojos con los fuertes,
por cuanto entregó su vida a la muerte
y fue contado entre los facinerosos.
Porque tomó sobre sí los pecados de muchos
e intercedió por los transgresores.
Isaías LIII
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