lunes, 11 de mayo de 2015

R.P. Leonardo Castellani: Cristo y los Fariseos VII




Cristo y los Fariseos
R.P. Leonardo Castellani



VIII 

¿Con qué Autoridad?


Es pecado cometido 
El decir ciertas verdades.
(Martín Fierro)


El comienzo y el motivo del conflicto entre Jesús y los fariseos no es indicado claramente por los Evangelistas. Nos presentan a Jesús en lucha con la logia desde el principio. Más aun, la expulsión de los negociantes del Templo aparece como una agresión de parte de Cristo. San Juan narra al comienzo de la Predicación y los sinópticos al final. El estudio de los Evangelios parece rendir que, o bien hubo dos escenas similares separadas por unos tres años, o bien este acto de absoluta y violenta autoridad tuvo lugar al comenzar la vida pública del Mesías, después del testimonio de Juan y el milagro de Caná.

Parece una provocación.

¿No tenía Jesús que predicar y actuar de acuerdo con las autoridades religiosas de Israel y con la debida autorización? Eso se hace, actualmente en la Iglesia. Y dado caso que su suprema autoridad mesiánica, ya sellada por el milagro de Caná, no dependiese de la autoridad legal de Caifás ¿no era lo prudente y lo "cortés" haber obtenido el placet de los jefes religiosos de la nación o haberlo intentado al menos?

Un fariseo podía decir: "¿Cómo? ¿Aquí cualquiera predica la ley de Moisés y de la manera que quiere; mueve movimientos religiosos en el pueblo y ejerce un acto de autoridad en el Templo, sin contar para nada con los sacerdotes, directores legales de la religión; ni con los doctores, que han pasado su vida estudiando la Ley?

"Pero NO LO DIJERON; y este hecho nos suministra la respuesta a esta dificultad. No lo dicen. Ante la enérgica irrupción del joven armado de un flagelo "piden un signo",es decir, un milagro. Estaban pues ya perfectamente impuestos de la respuesta que Cristo hubiese dado: "Tengo una misión directa de Dios", la cual en la teología judía debía ser confirmada por milagros. 

A la petición de un milagro "ad hoc" Cristo responde como constantemente en el curso de su vida con una negativa; aquí una negativa condicionada que contiene una promesa y una amenaza. Contiene la promesa de un milagro, misterioso entonces, que es su propia resurrección; y una amenaza todavía más lejana, la mención de la destrucción del Templo, cuya "indestructibilidad" era uno de los fetiches del fariseísmo. A los oídos judíos la respuesta era un trueno. ¡Destruir el Templo! ¡Reedificarlo en tres días! ¡Qué manera de hablar!

La respuesta era obscura y genial, "pregnans". "Destruid este Templo y lo levantaré en tres días", dice muchísimas cosas. Yo tengo el poder de hacer milagros y los haré cuando convenga. Este Templo puede ser destruido y de hecho lo estáis destruyendo vosotros con vuestros abusos al convertirlo en una lonja. Yo he recibido autoridad directa de Dios, Mi Padre... Cuando incriminaron a Cristo esta frase en su proceso preveniéronse bien de modificarla y dijeron: "Éste ha dicho: 'Yo destruiré el Templo'..." donde Cristo dijera "Destruid este Templo, o mejor dicho " Seguid destruyéndolo": que eso indica el imperativo aoristo del verbo "lyo", según enseñanlos gramáticos. Eso muestra que entendieron perfectamente la acusación de demoledores de la religión, que el Templo simbolizaba, contenida en la críptica e inesperada respuesta.

Si Cristo hubiese ido a solicitar permiso a Caifás para predicar habría puesto un acto falso y equívoco; netamente destructivo de su propia autoridad. Hubiese mentido, en una palabra, mostrado que no era el Mesías, haciendo depender su autoridad suprema de una autoridad legal y subordinada. Y eso mucho más después del testimonio público de Juan el Bautista, al cual se atenía y remitía implícita y más tarde explícitamente.

Y esta es la fuente de donde los fariseos conocían ya entonces perfectamente la autoridad que se atribuía Cristo. Juan el Profeta lo había designado indubitablemente como el Secularmente Esperado. Cristo había aceptado el testimonio y comenzado a obrar en consecuencia. Una especie de decencia sobrenatural y divina modestia resplandece en este proceso, en este misterioso comienzo de campaña.

Con Juan sí comenzaron los fariseos con el trámite obvio de mandar una comisión a inquirir con qué autoridad predicaba y bautizaba. No que el predicar estuviese entonces sujeto a "licencias" regulares como entre nosotros, pues cualquier israelita era dueño de exhortar a sus hermanos, circular por los pueblos como recitador ambulante de la Ley y sus comentarios, improvisar por su cuenta lo que hoy llamaríamos sermones, recitados de estilo oral que no se parecen en nada a nuestros sermonesy finalmente interpretar a los profetas en las reuniones sabáticas de la sinagoga. No. Eso era perfectamente libre y usual, simple actividad intelectual, comparable a la de nuestros poetas y pensadores.

Pero Juan había increpado duramente y con amenaza los abusos religiosos del tiempo. ¿Quién era esa "progenie de víboras que no podrán huir la ira del que viene"? ¿Y cuál esa "hacha que está puesta en la raíz del árbol"? La alusión a los fariseos y la alusión mesiánica eran claras. Además Juan recibía la confesión de los pecados y bautizaba, ritos informes todavía que simbolizaban simplemente la"metánoia" o cambio de mente para obtener el perdón de Dios preparatorio a la recepción de las Magnas Palabras Nuevas. 

Así, pues, inquieren del áspero profeta de Makerón si él era el Mesías, o bien Elías que lo había de preceder, o bien un profeta. No. Entonces, cuál es su autoridad. Su autoridad es un reflejo. Su autoridad viene de la Suprema Autoridad de otro que ha de venir de inmediato después de él, al cual él conocerá por un signo milagroso que le ha sido revelado, después de lo cual Lo designará a todos; y hecho esto, le convendrá "menguar para que el Otro crezca", desaparecer cumplida sumisión por el camino sangriento del martirio.

¡Oh sangrienta cabeza en bandeja de plata entregada a la danzadera! El degénere vejete diademado es el responsable de su muerte y el motivo fue la reprensión de su escandalosa unión con su cuñada. Pero quién llevó el cuento y acució y animó al cobarde Rey títere, muelle y supersticioso, no es difícil de adivinar. Los fariseos no eran para perdonar y olvidar la fragorosa denuncia al pueblo de la raza de víboras abusadora de la religión y ya enteramente limpia del temor al juicio divino. "Esta gente procede como si Dios no existiera", dijo Juan de la Cruz en su tiempo.


De modo que al comenzar Cristo su misión con el más dulce milagro, ya está bajo la mirada rencorosa, malévola y homicida. Para los santulones ya no es más que una réplica y un sucesor del otro aborrecido demagogo, más audaz y movible que éste y dotado de medios de atracción aun más seductores. Ni soñar en que iban a cumplir lo que era su estricto deber religioso y aun profesional, a saber, presentarse en el lugar de la escena, reconocer el milagro, y rogar humildemente al taumaturgo les dijera quién era y qué tenían que hacer ellos: lo que hicieron las pobres gentes con Juan, movidos solamente de su penitencia y su predicación, de su magnética facha de profeta. Al contrario, sigue inmediatamente contra Cristo la acusación de"hereje": enseña a quebrantar el Sábado, cosa claramente contra la Ley de Moisés. Ninguna acusación se eleva por lo hecho en el Templo; por violento y ruidoso que aquello hubiera sido. Naturalmente: la escena fue edificante para el pueblo, y ellos tenían sucia la conciencia en el asunto del tráfico y del tráfago que deshonraba el Atrio. Pero la otra acusación era especiosa. Cristo ignoraba tranquilamente la ridícula casuística farisea acerca del Sábado; y ellos habían asimilado de tal modo sus ociosas discusiones y tradiciones orales con la Thorah escrita e inspirada, que aquel follaje inmenso, fatigoso y desecante no sólo se había identificado con el tronco sino que lo había obliterado... "¿No sacáis vosotros en Sábado del hoyo a una oveja o vaca que se os haya caído?" Y curar a una mujer con una palabra o sin ninguna palabra era trabajar en Sábado.

Dondequiera hay un exceso de "reglamentismo", una proliferación de mandatos,reglas, costumbres, glosas, formalidades y trámites, no solamente hay peligro de olvidar el espíritu y el fin de la ley, sino señal clara de que ese espíritu ha claudicado.Y entonces son posibles y fáciles tres cosas: el necio aparecer perito, el hipócrita pasar por santo y ser condenado el inocente. Con razón Martín Fierro desconfía de la Ley es decir, del "Procedimiento"— apenas un mundo de leguleyos sustituye al modo patriarcal y personal de la justicia del tiempo del "Restaurador de las Leyes":detrás de ese Procedimiento se esconde una intención que él intuye adversa, que lo mandará a él al contingente y a su hijo a la cárcel.(14)

Desde que Cristo es juzgado hereje (o "samaritano") su suerte está sellada. Después vendrán sucesivamente, a medida que la ira y la envidia por sus éxitos crezcan, los apostrofes de loco - mago - poseído del demonio - y después blasfemo,sedicioso y por último conspirador contra el César. Todo sirve. Es una acusación que va creciendo sola a medida que pasa el tiempo, sin que se pidan descargos o explicaciones al reo, al contrario, cada descargo que da éste se convierte en un nuevo cargo. El proceso es secreto. Cuando intervienen los jueces en público, ya no es una acusación sino con una sentencia. Afirman calumniosamente y tratan de atrapar al reo en un renuncio para hacer buena la calumnia.

Uno asiste a la fermentación lenta de la calumnia en el pueblo, refrenada y repelida por momentos por los golpes geniales del acusado; y a la formación de los dos partidos. El eje del conflicto:"Éste no puede ser el Mesías porque no tiene la pinta que nosotros creemos ha de tener el Mesías"no es puesto nunca en discusión; porque el ambicioso no puede nunca revelar el fondo de sus contiendas,es decir, desnudar su ambición. Tampoco podía Cristo hacerlo directamente sino con sus obras; pero sin embargo no cesa de decirles que si no lo reconocen es porque el Padre no los trae, porque su soberbia les ha cegado los ojos a la luz y cerrado las profecías; puesto lo cual, era inútil razonar con ellos. En efecto, si un muerto resucitase aposta para darles testimonio de la verdad, no lo creerían.

Contemplamos en suma una autoridad religiosa real que resiste a una autoridad religiosa superior; en este caso suprema, innegable y avasalladora; de modo que la frase "resistió al Espíritu Santo" no es exagerada. El choque entre sacerdotes y profetas no era desconocido en el Antiguo Testamento, pues lo registra por ejemplo el profeta Oseas y Malaquías; y que ese choque llegase hasta el homicidio del profeta lo sabemos por el mismo Cristo. Con razón recomienda tanto San Pablo que los que tienen "carismas" se respeten y conlleven mutuamente; mas sólo la caridad y la verdadera humildad son capaces de obtener esto. Los que tienen el carisma de"pastor", es decir, de directores u organizadores, si creen que ellos lo ven todo, lo saben todo y lo pueden todo, eso los lleva a odiar al Profeta, que es el hombre que ve. Entonces se les añubla el rumbo y se convierten en "ciegos guías de ciegos".

Por eso dirá uno:

No matéis los profetas,
No neguéis los carismas, sacerdotes.
Ellos tienen baquetas
Y ven cosas y encima ponen motes.
Dios nos libre de burros y sus coces,
Y de los hombres que se sienten dioses

  

 IX

 Las Mujeres


Los fariseos despreciaban a las mujeres; y sin embargo tenían gran partido en ellas. 

Alguno dirá que es lo natural, sobre todo si han leído a Nietzsche: "¿Vas a tratar con mujeres? ¡No olvides el látigo!"

Es cosa poco sabida y no obstante del todo cierta que Nietzsche, siempre que trató con mujeres olvidó el látigo; más aun, que no lo tenía. Por eso justamente escribió así. Dime de qué presumes, te diré de qué careces.

En realidad los fariseos defendieron a las mujeres, aunque fuera indirectamente contra la brutalidad natural de las costumbres y la liviandad de los saduceos al defender (por lo menos los de la escuela de Hillel) la estabilidad al menos relativa del matrimonio.

Ésa debe ser la razón. Eran los defensores de la regularidad y las"conveniencias"; y las mujeres necesitan más que el varón de las conveniencias.

Los fariseos eran en religión los representantes de la ortodoxia y la observancia.Yo no sé si las mujeres son más religiosas que los hombres; pero es obvio que son más devotas.

Las mujeres devotas son siempre muchas; y en algunos casos son poderosas.

Eso debe ser la explicación de lo que dice Josefo, que el pueblo seguía los fariseos "y sobre todo las mujeres". Porque por otra parte consta, y más cierto que lo de Josefo, que la secta mostraba hacia la mujer un desprecio arrogante.

Consta por el Talmud que anota la disputa o cuestión talmúdica de si un sacerdote quedaba o no impuro legal (es decir, si podía oficiar o no) por haber pasado tan cerca de una mujer que su sombra lo hubiese tocado.

Consta mejor aun por las mujeres del Evangelio: la escena de la adúltera arrastrada como una bestia asustada a los pies de Jesucristo por energúmenos armados de piedras; el desprecio de Simón hacia "Este que se llama profeta" por permitir que la Magdalena llorase a sus pies; y lo que quizá es más revelador todavía, el asombro de los Apóstoles (ellos mismos tocados por el "fermentum") al ver a Jesús hablando con una moza de cántaro cerca de la fuente de Siquem. "Se asombraron pero no le dijeron nada." 

Sin embargo muchas mujeres comenzaron a seguir a Jesús con toda devoción, abnegación y modestia; aunque en algún caso, como la Magdalena, hacían lo que podían. Y aun esto puede haber sido causa de un aumento de odio. Como la experiencia enseña, no son imposibles los celos (aun entre hombres religiosos) por la clientela femenina. "Éste trata con publícanos y con prostitutas."

El decir "trata con prostitutas" es una evidente hipérbole o exageración exclusivista por "trata con mujeres; con todas; con la que sea." 

Es infalible también el resentimiento de la "devota" al no ser distinguida por el profeta y ser tratada por él como las otras; Cristo las trataba a todas como a hermanas. "¿Qué le pasa a este hombre? ¿Ha perdido la razón?" Esa escena en Nazareth en que tratan de impedirle que salga porque "está un poco delicado,indispuesto", tiene punta de chisme femenino y medida prudente de parentela



X

Como Ovejas sin Pastor
* Castellani no puso título a esta parábola


El hombre se sentó sobre una piedra bajo la sombra rala de una higuera y de la acequia que allí formaba codo comenzó a beber con las manos el agua sucia y fresca. Uno de los segadores que venía a beber también se quedó mirándolo y se sentó también, sin quitar los ojos de él. El hombre preguntó:

¿Por qué ponéis siete haces en esa forma, con dos encima al sesgo?
Señaló una parva. El campo estaba cubierto como de soldados en formación.
El segador lo miró y se puso a reír toscamente. Preguntó a su vez:
¿Por qué no te cortas la melena?
Es el uso de mi tierra dijo el hombre
¿D'on ets tú?
D' en Galeleérespondió en dialecto
Te lo he conocido en la manera de hablar dijo el rústico.
¿No eres fariseo?
El hombre sonrió pesadamente.
¿No eres doctor, ni escriba, ni levita, ni arcediano? ¿No nos vienes a reprender que estemos trabajando en Sábado?
Estas dos orejeras de mi turbante no significan doctor dijo el hombre. Soy solamente targumán.
¿Qué es eso?Predicante libre.
El segador cambió la conversación.
¿Quieres decir que no ves por qué hay que poner así las gavillas?
¿Será para que si llueve no las penetre el agua?
Eso lo sabe cualquieradijo el rústico
No es difícil tu oficio entoncesdijo el hombre.
El segador se encocoró.
— Eso dicen ustedes los bien comidosdijo.
El hombre sonrió de nuevo. Otro segador llegó lerdamente y le hizo a su compañero un signo airado, que él respondió con otro. Los dos eran parecidos,pequeños y flacos, desmedrados, las canillas como dos cañas sobre las rotas almadreñas. El primero se levantó y bebió. Después dijo:
¿Qué oficio tienes tú?
Fui carpintero.
Esos están bien comidos
No siempre. Hoy no he comido todavía...
¿Cuánto te pagan por predicar?
Nada. Soy predicante libre.
¿Cómo vives entonces?
El hombre señaló a los gorriones sobre la parva:
¿Cómo viven esas aves del cielo?
¡Toma! Pues de lo que apañan por ahí.
Yo vivo de lo que me dan; de lo que cae.
No pareces ayunar mucho.
El hombre se había levantado y avizoraba el camino. Otros tres segadores se unieron al grupo. Al llegar uno guiñó el ojo y los otros hicieron gestos convenidos. El hombre era alto y bien formado, les llevaba una cabeza a todos. Uno dijo:
¿Qué buscas?
El hombre respondió a la pregunta anterior:
El Padre Celestial nos alimenta. Ayuno cuando es necesario.
¡Mira!dijo uno extendiendo el brazo. Era escuálido y huesudo. En el torsodesnudo se le veían las costillas.
¡El oficio nuestro no es difícil!exclamó el primero. Sí, para los bien comidos no es difícil. Para el Idumeo.
Los otros escupieron en el suelo.
Comida tenemos pero no tenemos gana.
¿Por qué?
Demasiado trabajo.
El hombre dijo lentamente:
Es un oficio sano. Como el de pescador. Al aire libre, al sol, en contacto con latierra vivificante. Doblados sobre la tierra, sí, doblados como escuadras. Al venir hacia aquí os veía doblados sobre la tierra. Yo también me he doblado sobre losmaderos, en el banco. Pero aquí está el cielo azul y el sol ardiente, los prados, lasamapolas. Load a Dios.
 Demasiado trabajoinsistió el otro. Si fuésemos la docena o por lo menos los diez... Pero siete es poco. Trabajo de sol a sol, sin parar. Y en tiempo de la siega hay que trabajar el sábado — y de noche. Sin respiro todo el año. Recoge, ara, abona, siembra, escardilla, siega, trilla, ata, y empezar de nuevo. No se puede. Nos consumimos. Y el sacerdote a gritar porque trabajamos en sábado. ¿Por qué no le grita al Idumeo?
Yo no piso más la Sinagoga dijo uno, y escupió, haciendo muchas muecas. Este era el único gordito. Cojeaba.
¿Qué tienes en el pie?preguntóle el hombre.
Un macho. Una coz. Maldito sea. Me deshizo la rodilla. ¿Y esto es oficio? Esto esesclavitú.



Notas

14. «Lo que es en realidad una sociedad no se puede sacar de sus reglamentos, estatutos y constituciones; sino de los hombres vivos que la constituyen y sobre todo la dirigen; y del espíritu que los une, dependiente del fin; el cual de nuevo no se puede computar solamente por el 'fin escrito' o declarado, sino por el fin ejercido y vivido. Sociedades excelsas pueden existir sin leyes escritas,como la Iglesia primitiva; sociedades abominables con leyes sacratísimas, como la moribundaSinagoga. La letra de la ley más santa puede ser instrumento de tortura o agenciamiento de muerte.»(Castellani, Diario, enero de 1948)

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