sábado, 27 de junio de 2015

Martirologio Romano 27 de junio


SAN LADISLAO,
Rey de Hungría y Confesor

n. 1040 en Hungría; † 1095 en Neutra, Hungría

Tened un mismo sentir, conservad la paz,
y el Dios de la paz y del amor estará con vosotros.
(2 Corintios 13, 11)




  • En Galacia, san Crescente, que fue discípulo de san Pablo Apóstol. Pasando a las Galias, con la palabra de la predicación convirtió a muchos a la fe de Cristo; pero regresando a la ciudad de donde era especialmente Obispo, y habiendo hasta el fin de la vida confirmado a los Calatas en el servicio de Dios, finalmente en tiempo de Trajano consumó el martirio.
  • En Córdoba de España, los santos Mártires Zoilo y otros diecinueve.
  • En Cesárea de Palestina, san Anecto, Mártir, el cual, en la persecución de Diocleciano, y siendo Presidente Urbano, por haber exhortado a otros al martirio y derribado con su oración los ídolos, fue mandado azotar por diez soldados, y por último, cortados los pies y las manos, y decapitado, recibió la corona del martirio.
  • En Constantinopla, san Sansón, Presbítero, hospedador de pobres.
  • En Castro-Chinón de Francia, san Juan, Presbítero y Confesor.
  • En Varadín de Hungría, san Ladislao, Rey, que hasta hoy resplandece con estupendos milagros.



Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.


SAN LADISLAO,
Rey de Hungría y Confesor



Ladislao, primer rey de Hungría, unía a sus cualidades de héroe las virtudes de un santo. Fue padre para su pueblo, sostén para la Iglesia, y protector para los desventurados. Consagraba todo su tiempo a los deberes de su cargo y a los ejercicios de piedad. Su reputación de sabiduría y de valentía hizo que se le encomendase el mando de la gran cruzada contra los sarracenos. En momentos en que se preparaba para ir a libertar la Tierra Santa, lo llamó Dios a la celestial Jerusalén, en el año 1095.



MEDITACIÓN
EL CRISTIANO DEBE HACER MUCHAS BUENAS OBRAS


I. Hay árboles que producen hojas y flores, pero nunca frutos. Los hipócritas son semejantes a estos árboles: tienen una devoción de escaparate y de alarde. Todo lo que hacen, lo hacen únicamente para parecer virtuosos y atraerse las alabanzas de los hombres. El vicio es horrible bajo cualquier color que se presente; pero es infinitamente más horrible aun cuando se oculta bajo las exterioridades de la virtud (San Jerónimo).

II. Algunos árboles no dan frutos o no dan sino malos. Son los cristianos que se entregan a sus pasiones, y no se preocupan en absoluto de corresponder a las gracias y a las inspiraciones que Dios les envía. Para hacerlos volver en sí, Dios los prueba mediante la enfermedad, los reveses de fortuna, la pérdida de un pariente o de un amigo. No te asombres si cada día eres más probado, pues cada día te haces más malo (Salviano).

III. Hay árboles que dan fruto, pero en pequeña cantidad. ¿No eres tú del número de estos árboles mezquinos para con la mano que los ha plantado? ¿No es verdad, acaso, que no produces sino pocas obras buenas, que no haces sino aquello que estás obligado a hacer? Y aun en esto faltas a menudo. ¿Dónde estarías tú si Dios te tratase del mismo modo? ¿Estaba obligado acaso a crearte, a conservarte, a redimirte, a colmarte de tantas gracias de elección? ¡Oh Dios mío, cuán generoso sois conmigo y cuán mezquino soy yo con vos! ¡Como si no fuese trabajar para nosotros mismos el serviros!



El celo de las buenas obras.
Orad por el aumento de las obras de caridad.


ORACIÓN
Oh Dios, que todos los años nos dais un nuevo motivo de alegría con la solemnidad del bienaventurado Ladislao, vuestro confesor, haced que celebrando su nacimiento al cielo, imitemos sus obras. Por J. C. N. S.





Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.




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