martes, 7 de julio de 2015

Martirologio Romano 7 de julio

SAN ALIRO (o Ilidio),
Obispo y Confesor
† alrededor del año 385


Predicamos la sabiduría a los perfectos,
no la sabiduría de este mundo ni de los príncipes de este mundo que pasan,
sino que predicamos la sabiduría de Dios.
(1 Cor. 2, 6-7)


  • Los santos Obispos y Confesores Cirilo y Metodio, hermanos, cuyo tránsito se conmemora, respectivamente, el 14 de Febrero y el 6 de Abril.
  • En Roma, los santos Mártires Claudio, Alcaide de la cárcel;Nicóstrato, primer secretario público (que fue marido de santa Zoe Mártir), Castorio, Victorino y Sinforiano, a todos los cuales san Sebastián trajo a la fe de Cristo y bautizó el Presbítero san Policarpo; más tarde, ocupados en recoger los cuerpos de los santos Mártires, fueron presos de orden del Juez Fabián, el cual, tentándoles diez días con halagos y amenazas sin poderles hacer vacilar, mandó atormentarlos hasta tres veces, y después precipitarlos en el mar.
  • En Durazzo de Macedonia, los santos Mártires Peregrino, Luciano, Pompeyo, Esiquio, Papio, Saturnino y Germán, de nación italianos, que en la persecución de Trajano, se refugiaron a aquella ciudad, y, viendo allí pendiente de una cruz por la fe de Cristo, al Obispo san Astio, confesaron públicamente que ellos también eran cristianos, por lo cual, presos de orden del Presidente, fueron arrojados al mar.
  • En Brescia, san Apolonio, Obispo y Confesor.
  • En Eichstadt de Alemania, san Willebaldo, primer Obispo de la misma ciudad, que fue hijo de san Ricardo, Rey de los Ingleses, y hermano de santa Walburga Virgen, y, trabajando allí con san Bonifacio en la predicación del Evangelio, convirtió muchas gentes a Cristo.
  • En Auvernia de Francia, san Alirio o Ilidio, Obispo.
  • En Urgel de la España Tarraconense, san Odón, Obispo.
  • En Inglaterra, san Eddas, Obispo de los sajones occidentales.
  • En Alejandría, el tránsito de san Panteno, varón apostólico, adornado de toda sabiduría; fue tan amante y celoso de la palabra de Dios, que, inflamado del celo de propagar la fe de Cristo, llegó con su predicación hasta las regiones más apartadas y escondidas del Oriente, y volviendo, por último, a Alejandría, murió en paz, imperando Antonino Caracalla,
  • En Brie, del territorio Meldense, santa Edilburga, Abadesa y Virgen, hija del Rey de los Ingleses.
  • En Perusa, el beato Benedicto XI, Papa, de Treviso, de la Orden de Predicadores, Confesor; el cual, en el corto tiempo de su Pontificado, promovió maravillosamente la paz de la Iglesia, el restablecimiento de la disciplina y el incremento de la religión.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.



SAN ALIRO (o Ilidio),
Obispo y Confesor


San Aliro, obispo de Clermont, en Auvernia, echó al demonio que se había posesionado de la hija del emperador Máximo. Éste, en agradecimiento, le envió una ingente suma de dinero; pero el santo la rehusó, por temor de ser poseído por un demonio más peligroso que aquél al que había echado y obtuvo en su lugar un privilegio para su ciudad episcopal. Curó a gran número de enfermos y resucitó a varios muertos. La muerte no le impidió hacer bien a los que lo invocaban. Y no es para sorprenderse, puesto que los santos tienen en el cielo, para los hombres, el mismo amor que tenían en la tierra, con la diferencia de que allí su poder es más grande.



MEDITACIÓN
SOBRE TRES CLASES DE COSAS QUE DEBEMOS PREVER


I. La prudencia, que es como el ojo de nuestra alma; debe hacernos prever tres cosas. Las adversidades, primeramente, porque ellas abaten menos cuando han sido previstas. Es menester prepararse a recibir de manos de Dios todo lo que pueda sucedernos de más desagradable en el estado en que nos hayamos alistado. Si la adversidad que esperamos nos acaece, estaremos dispuestos a recibirla sin turbación, sin emoción y con mérito; si la desgracia nos perdona, Dios tendrá en cuenta nuestra buena voluntad.

II. A menudo caemos en pecado, porque no prevemos las ocasiones, en las que estaremos expuestos a ofender a Dios. Al comenzar el día y tus principales acciones, piensa en los peligros en los que correrás riesgo de perderte, y ponte en guardia contra esos peligros, mediante el pensamiento de la presencia de Dios y de la cuenta que habrás de dar a tu Juez sobre la acción de que se trate.

III. En fin, prevé el bien que puedas hacer en cada una de tus acciones, como el mercader prevé todas las ocasiones de enriquecerse. Habrías llegado ya a alto grado de perfección, si hubieses sabido aprovechar todas las ocasiones de santificarte. ¡Cuántas veces al día podrías renunciar a tu propia voluntad, privarte de algún placer, ejercer la caridad para con tu prójimo, elevar tu corazón a Dios, ofrecerle tus acciones! He aquí aquello sobre lo cual debieras ejercer tu prudencia, en lugar de considerar cómo podrás amontonar bienes que habrás de abandonar a la muerte. Nos descuidamos a nosotros mismos y ponemos todo nuestro afán en lo que no nos puede seguir a la otra vida (San Juan Crisóstomo).



La huida del pecado.
Orad por la conversión de los pecadores.


ORACIÓN
Haced, os lo rogamos, Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Aliro, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S.



Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo III; Patron Saints Index.




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