En aquél tiempo: designó también el Señor a otros setenta y dos discípulos y enviólos dos a dos delante de sí a todas las ciudades y localidades a donde él había de ir. Y les decía: La mies es abundante, y los obreros pocos; rogad, pues al señor de la mies que mande obreros a su mies. Id, miad que os envío como corderos en medio de los lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni zapatos, ni saludéis a nadie en el camino. En cualquier casa en que entréis decid primero: "Paz a esta casa"; y si allí hubiere un hijo de la paz, sobre él reposará la paz vuestra; si no, a vosotros se tormará: Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que allí hubiere, porque el obrero tiene derecho a su salario. No andéis de casa en casa. Y en cualquier ciudad donde entréis y os reciban, comed lo que os pusieren, y curad los enfermos que en ella hubiere, y decid a las gentes; el reino de Dios está cerca de vostros.
Lucas XIX, 1-9
Solemnidad de San Ignacio de Loyola
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