INVENCIÓN O HALLAZGO
DEL CUERPO
DE SAN ESTEBAN,
Protomártir
A quien me sirviere, mi Padre lo honrará.
(Juan 12, 26)
- En Jerusalén, la Invención del cuerpo del gloriosísimo Proto-Mártir Esteban y de los santos Gamaliel, Nicodemo y Abibón, según revelación del cielo al Presbítero Luciano, en tiempo del Emperador Honorio.
- En Filipos de Macedonia, santa Lidia, mercadera de púrpura, la cual, predicando en aquella ciudad el Apóstol san Pablo, como lo refiere san Lucas en los Hechos de los Apóstoles, fue la primera que creyó en el Evangelio.
- En Nápoles de Campania, san Asprén, Obispo, el cual fue por el Apóstol san Pedro curado de una enfermedad, y después bautizado y ordenado Obispó de aquella ciudad.
- En Constantinopla, el triunfo de san Hermelo, Mártir.
- En la India confinante con Persia, el martirio de los santos Monjes y otros fieles, a quienes el Rey Abenner, perseguidor de la Iglesia de Dios, hizo matar con diversos géneros de suplicios.
- En Autún, el tránsito de san Eufronio, Obispo y Confesor.
- En Anagni, san Pedro, Obispo, el cual, esclarecido primeramente por la observancia monástica y después por la vigilancia pastoral, descansó en el Señor.
- En Berea de Siria, las santas mujeres Marana y Cira.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
INVENCIÓN O HALLAZGO
DEL CUERPO
DE SAN ESTEBAN,
Protomártir
Bajo el imperio de Honorio, se encontró cerca de Jerusalén el cuerpo de San Esteban, de Gamaliel y de Nicodemo. Un sacerdote llamado Luciano había sido instruido por una visión acerca del lugar en que yacían y había recibido la orden de pedir al arzobispo de Jerusalén, llamado Juan, de colocarlos en más honroso lugar. Se trasladó el patriarca, con su clero, al lugar indicado, y encontró los cuerpos de los santos. Exhalaban un delicioso perfume y varios enfermos fueron sanados a su contacto.
MEDITACIÓN
SOBRE LA HONRA CON QUE DIOS COLMA A LOS SANTOS
I. Dios honra a los santos en la tierra, les da poder casi absoluto sobre la naturaleza, les da a conocer lo secreto de los corazones, les alza el velo de lo porvenir y les granjea el respeto de los pueblos. Mientras la gente se aleja horrorizada de los cadáveres comunes, tiene gran veneración por las cenizas y las reliquias de los santos. Si realmente amas tú la gloria verdadera, si quieres dejar aquí abajo memoria verdaderamente inmortal, trabaja por hacerte santo. ¡Tus amigos son muy honrados, oh Dios mío! (El Salmista).
II. En el cielo, los santos son aun incomparablemente más honrados. Son todos más gloriosos que los reyes en su trono: son los favoritos de Dios, los príncipes de su corte, y no temen ya perder la dicha de que gozan. Si tan grandes peligros se corren para ganar el favor de los príncipes de la tierra, ¡qué no deberemos hacer para hacernos amigos de Dios! ¿Qué haces para esto? ¿Buscas, acaso, la ocasión de agradar a Dios en todo?
III. ¿Quieres participar de los honores que se tributan a los santos en el cielo y en la tierra? Imítalos; ama, como ellos, la humildad; oculta tus virtudes, y Dios las manifestará; desprecia las riquezas y los honores del mundo, y Dios te coronará de luz y te colmará de riquezas en el cielo. ¡Quieres llegar adonde llegaron los santos y tomas un camino diametralmente opuesto al que ellos siguieron! Aspiras sólo a los bienes de la tierra, ¿cómo puedes esperar que alguna vez Dios te conceda los bienes del cielo?
El deseo de la santidad.
Orad por la conversión de los pecadores.
ORACIÓN
Señor, concedednos la gracia de imitar a los que honramos, y enseñadnos a amar a nuestros enemigos, ya que celebramos el Hallazgo de aquél que imploró, para sus perseguidores,
la misericordia de J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo III; Patron Saints Index.
No hay comentarios:
Publicar un comentario