martes, 5 de enero de 2016

Martirologio Romano 5 de enero

SAN TELÉSFORO,
Papa y Mártir
† martirizado hacia el año 138



Venid, benditos de mi Padre, a tomar posesión del reino
que os está preparado desde el principio del mundo.
(Mateo 25, 34)

  • En Roma, san Telésforo, Papa y Mártir; el cual, en el imperio de Antonino Pío, al cabo de muchos trabajos, por confesar a Cristo consiguió un ilustre martirio.
  • En Inglaterra, el tránsito de san Eduardo, Rey de los Ingleses y Confesor, insigne por la virtud de la castidad y la gracia de los milagros. Su fiesta se celebra, por decreto del Papa Inocencio XI, el 13 de Octubre, día en que fue trasladado su santo cuerpo.
  • En Egipto, la conmemoración de muchísimos santos Mártires, que en la Tebaida, durante la persecución de Diocleciano, fueron muertos con diversos géneros de tormentos.
  • En Antioquía, san Simeón, Monje, que vivió muchos años de pie en una columna, por lo cual recibió el sobrenombre de Estilita; cuya vida y conversación fue admirable.
  • En Roma, santa Emiliana, Virgen, tía de san Gregorio Papa; la cual, llamada por su hermana Tarsilá, que había ido antes a gozar de Dios, tal día como hoy pasó al Señor.
  • En Alejandría, santa Sinclética, Virgen, cuyos maravillosos hechos consignó en sus escritos san Atanasio.
  • En Egipto, santa Apolinaria, Virgen.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.


SAN TELÉSFORO,
Papa y Mártir

San Telésforo, griego de nacimiento, sucedió al Papa Sixto I, y fue el octavo obispo de Roma. Tuvo el dolor de ver los estragos causados en la Iglesia por la persecución del emperador Adriano. Sabemos, por San Ireneo, que terminó gloriosamente su vida con el martirio, cerca del año 136; por espacio de diez años había ocupado la cátedra de San Pedro.


MEDITACIÓN
SOBRE LA GLORIA DEL PARAÍSO

I. En el cielo se posee a Dios y, poseyéndolo, gózase de todos los bienes. Jamás estamos contentos en este valle de lágrimas; lo estaremos en la mansión de los Bienaventurados. Privémonos, pues, de estos placeres tan fugaces, tan poco capaces de satisfacernos, a fin de que gocemos de las delicias del cielo. Placeres, honores, riquezas, ¡cuán despreciables aparecéis para quien considera el cielo! ¡Ah, Señor, yo puedo conseguir esta dicha, pero no puedo concebir su inmensidad!

II. En el cielo encontrarás todo lo que deseas y ya no volverás a hallar nada de lo que te disgusta. No más lágrimas, ni suspiros, ni dolores, ni tristezas. En esta vida no hay placer que no esté mezclado con amargura; allí habrá toda clase de bienes sin mezcla de mal alguno. ¡Es, pues, muy razonable que sufra algo para gozar de tantas delicias!

III. ¿Cuánto durará ese estado de gloria? Toda una eternidad; y los santos tendrán la seguridad de que su felicidad es eterna. ¡Oh eternidad bienaventurada! ¡Qué no harían los cristianos para poseerte si te comprendiesen! Todo lo que es eterno es grande, lo demás pequeño. Trabajemos para la eternidad y despreciaremos todos los bienes de esta vida. ¿Quién no sentirá que se desvanece su tristeza al pensar que, por un momento de prueba…, tendremos una eternidad de dicha? (San Gregorio).

El pensamiento del Paraíso.
Orad por los pecadores.


ORACIÓN
Pastor eterno, mirad con benevolencia a vuestro rebaño, y cuidadlo con protección constante por medio de vuestro bienaventurado Mártir y Soberano Pontífice Telésforo, a quien constituiste pastor de toda la Iglesia. Por J. C. N. S.




Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.



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