domingo, 21 de febrero de 2016

Martirologio Romano 21 de febrero


BEATO PEPINO DE LANDEN,
Confesor

† hacia el año 646



Atendemos a hacer el bien, no sólo delante de Dios,
sino también delante de los hombres.
(2 Corintios 8, 21)

  • En Escitópolis de Palestina, san Severiano, Obispo y Mártir, que, oponiéndose acérrimamente a los Eutiquianos, fue muerto al filo de la espada.
  • En Sicilia, el triunfo de setenta y nueve santos Mártires, que, imperando Diocleciano, por diversos tormentos, merecieron recibir la corona de su confesión.
  • En Bravante de Bélgica, San Pipino de Landen, Confesor Duque de Bravante.
  • En Adrumeto de África, los santos Mártires Vérulo, Secundino, Siricio, Félix, Sérvulo, Saturnino, Fortunato y otros dieciséis, los cuales, en la persecución de los Vándalos, por la confesión de la fe católica fueron coronados del martirio.
  • En Damasco, san Pedro Mavimeno, el cual, por haber dicho a unos Árabes que le visitaron estando enfermo: «Todo el que no abraza la fe Cristiana católica se condena, como también se condenó vuestro falso profeta Mahoma», fue muerto por ellos.
  • En Metz de Francia, san Félix, Obispo.
  • En Brescia, san Paterio, Obispo.
  • En Londres, Beato Mártir Roberto Southwell, presbítero de la Compañía de Jesus, quién bajo la persecución protestante fue denunciado, encarcelado y torturado en numerosas ocasiones, para finalmente ser colgado en la horca y alcanzar así la palma del martirio,  su cuerpo fue arrastrado y descuartizado.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.




BEATO PEPINO
DE LANDEN,
Confesor

Pepino, duque de Brabante, halló el medio para unir la piedad con las riquezas, la santidad y la humildad con las grandezas del mundo. Supo conciliar el favor del rey sin perder la amistad de Dios. Acercábase a menudo al tribunal de la penitencia, siempre con los pies desnudos y los ojos llenos de lágrimas. Sus principales consejeros fueron dos santos obispos. Gracias a sus consejos, vivió en el mundo sin dejarse seducir por sus falsas máximas ni corromperse con sus malos ejemplos. Murió en el año 646.


MEDITACIÓN
SOBRE LA MANERA DE VIVIR COMO HOMBRE DE MUNDO
Y COMO BUEN CRISTIANO

I. No debemos tener miedo de disgustar a los hombres, de atraernos su desprecio y de llegar a ser objeto de sus burlas, si ello es necesario para hacer que Dios nos ame y estime. Hemos de salvarnos, cueste lo que cueste. De lo dicho, sacamos dos conclusiones: nada debemos hacer contra Dios por temor a los hombres, y nada debemos omitir de lo que pueda contribuir a su gloria, con la mira puesta en atraernos su estima y su amistad. No trabajamos para los hombres: ellos no nos recompensarán ni nos castigarán después de esta vida; Dios sólo nos puede hacer felices durante la eternidad.

II. Se puede, sin embargo, vivir como hombre de mundo y como buen cristiano, pues las máximas del Evangelio están de acuerdo con la razón. Sé bueno y afable, haz bien a todo el mundo, aun a tus enemigos; ponte por debajo de todos los demás mediante una sincera humildad, nunca hables mal de nadie; de esta manera cumplirás con todos los deberes de un hombre de mundo y de un buen cristiano.

III. Ten cuidado, empero, de no dejarte llevar de la vanidad. No cumplas estos deberes de cortesía, no ejerzas esta caridad, no practiques esta humildad, con el fin de conquistar una alta reputación; ten sólo la intención de agradar a Dios, cuyos mandamientos cumples, cuya imagen consideras en tu prójimo. Si así te comportas, serás doblemente recompensado: los hombres te admirarán, y Dios te estimará. Por lo contrario, si trabajas para los hombres, te pagarán sólo con ingratitud y Dios no te recompensará; para facilitarte la práctica de esta virtud, ve siempre a Dios en la persona de tu prójimo. ¿Viste a tu prójimo? Has visto a Dios (Clemente de Alejandría).

La piedad.
Orad por vuestros parientes.


ORACIÓN
Oh Dios, que cada año nos proporcionáis un nuevo motivo de júbilo en la solemnidad del bienaventurado Pepino, vuestro confesor, haced que honrando la nueva vida que ha recibido en el cielo, imitemos la que vivió en la tierra. Por J. C. N. S.





Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.




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