SAN SILVERIO,
Papa y Mártir
Para acercarse a Dios es menester creer que existe
y que es remunerador de los que le buscan.
(Hebreos 11, 6)
- En la isla Poncia, el triunfo de san Silverio, Papa y Mártir, el cual, por no querer restituir en su silla a Antimo, Obispo hereje, depuesto por su predecesor Agapito, fue a instancia de la impía Emperatriz Teodora, condenado por Belisario al destierro, donde falleció consumido de trabajos por la fe católica.
- En Roma, el tránsito de san Novato, que fue hijo de san Pudente, Senador, y hermano de san Timoteo, Presbítero, y de las santas Vírgenes de Cristo Pudenciana y Práxedes, que fueron por los Apóstoles instruidos en la fe, y su casa, convertida en Iglesia, se llamó con el título de Pastor.
- En Tomis del Ponto, los santos Mártires Pablo y Ciriaco.
- En Petra de Palestina, san Macario, Obispo, que después de haber padecido muchísimo de parte de los arrianos, desterrado al África, Confesor descansó en el Señor.
- En Sevilla de España, santa Florentina, Virgen, hermana de los santos Obispos Leandro e Isidoro.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN SILVERIO,
Papa y Mártir
San Silverio, Papa, negó a la emperatriz Teodora restablecer al hereje Antimo en la sede de Constantinopla, y fue confinado en la isla Pontia. Se refiere que desde allí escribió en estos términos al obispo Amador: “Me alimento con el pan de la tribulación y el agua de la angustia, pero jamás he renunciado, y tampoco ahora renuncio a mi cargo”. Murió hacia el año 537, a consecuencia de los malos tratos que se le infligieron.
MEDITACIÓN
SOBRE TRES ATRIBUTOS DE DIOS
I. Dios es todopoderoso; de nadie depende, y todas las creaturas dependen de Él; y, sin embargo, ¡yo me atrevo a ofender a este Dios que puede entregarme a los suplicios eternos! Si Él está contra mí, ¿quién estaría a mi favor? ¿Dónde ocultarme si Él me persigue? Desde que pequé soy su enemigo, y no puedo vivir en paz y sin temor. ¡Ah! es que yo no medito estas verdades como debería hacerlo. A menudo repetiré este acto de fe: Creo, Señor, que sois omnipotente, y que tendréis en cuenta toda acción tanto buena como mala, porque todo Juez es remunerador en la causa sobre la cual pronuncia sentencia (Tertuliano).
II. Ese Dios será mi juez al fin de mi vida y al fin del mundo. Ese juez está presente en todas partes y a nadie teme; sabe todo lo que hago, nada puede substraerse a su conocimiento; es justísimo y la compasión no tendrá cabida en Él. Lo que hay de más tremendo es que este juez está irritado; y, a la vez, es juez y parte, porque a Él es a quien ofendí. ¿Qué será de mí, Señor, si Vos me tratáis según el rigor de vuestra justicia? Es horrible caer culpable en las manos del Dios vivo (San Pablo).
III. Dios es eterno; sus decretos son inmutables: lo que Él ha resuelto ejecútase infaliblemente; la sentencia que pronunciará contra mí nunca será revocada. Sin embargo, ¡cuán insensatos somos! ¡Preferimos la amistad inconstante de los hombres a la amistad del mismo Dios! ¡Preferimos desobedecer a Dios antes que disgustar a los hombres; nos adherimos a bienes transitorios, y despreciamos los bienes eternos e inmutables!
El temor de Dios.
Orad por la conversión de los herejes.
ORACIÓN
Pastor eterno, mirad benevolente a vuestro rebaño, y guardadlo con protección constante por vuestro bienaventurado mártir y Sumo Pontífice Silverio, a quien constituisteis pastor de toda la Iglesia. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.
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