SAN LUIS GONZAGA,
Confesor
n. 9 de marzo de 1568 en Castiglione delle Stiviere (Lombardía), Italia;
† 21 de junio de 1591 en Roma
Patrono de la juventud católica; jóvenes y adolescentes; estudiantes jesuitas;
Os conjuro, hermanos, por la misericordia de Dios,
Os conjuro, hermanos, por la misericordia de Dios,
a que ofrezcáis vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios.
(Romanos 12, 1)
- En Roma, san Luis Gonzaga, Clérigo de la Compañía de Jesús y Confesor, clarísimo por la renuncia que hizo del principado y por la inocencia de su vida; al cual el Sumo Pontífice Benedicto XIII puso en el catálogo de los Santos, y nombró Protector de la juventud principalmente estudiosa; y el Papa Pío XI solemnemente confirmó y de nuevo declaró celestial Patrono de toda la juventud cristiana.
- En Roma también, santa Demetria, Virgen, que fue hija de los santos Mártires Flaviano y Dafrosa, y hermana de la santa Virgen y Mártir Bibiana, y ella también en tiempo de Juliano Apóstata fue coronada del martirio.
- En el mismo día, san Eusebio, Obispo de Samosata, que en tiempo de Constancio, Emperador arriano, disfrazado de militar, visitaba las Iglesias de Dios para confortarlas en la fe católica; y en tiempo de Valente fue desterrado a Tracia; pero vuelta la paz a la Iglesia en tiempo de Teodosio, libre del destierro, y ocupándose de nuevo en visitar las Iglesias, una mujer arriana, arrojándole de lo alto una teja, le rompió la cabeza, y así murió Mártir.
- En Iconio de Licaonia, san Terencio, Obispo y Mártir.
- En Siracusa de Sicilia, el triunfo de los santos Mártires Rufino y Marcia.
- En África, los santos Mártires Ciriaco y Apolinar.
- En Maguncia, san Albano, Mártir, el cual, por la fe de Cristo al cabo de prolongados trabajos y rudos combates, se hizo digno de la corona de la vida.
- En Pavía, san Urcisceno, Obispo y Confesor.
- En Tongres, san Martín, Obispo.
- En un arrabal de Evreux, san Leutfrido, Abad.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN LUIS GONZAGA,
Confesor
San Luis Gonzaga, desde la edad de siete años, recitaba todos los días, de rodillas, los siete salmos penitenciales y el Oficio de la Santísima Virgen; a los ocho años hizo voto de castidad perpetua; a los trece, ayunaba tres días a la semana a pan y agua, y tres veces al día desgarraba su delicado cuerpo con la disciplina. Alrededor de los dieciocho años entró en la Compañía de Jesús y murió cinco años después, víctima de una enfermedad contraída por cuidar a los atacados de peste. Tan recogido era en sus oraciones, que todas sus distracciones en seis meses no sumaban la duración de un Ave María.
MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE SAN LUIS GONZAGA
I. El joven santo fue víctima del amor de Dios; le sacrificó su fortuna, abandonando su marquesado para entrar en la Compañía de Jesús, a pesar de los obstáculos que oponía su padre a su piadoso designio. ¿Estás acaso, retenido en el mundo por lazos tan fuertes como los suyos? Dios bien merece que dejes todo lo que tienes, para seguir su llamado y ganar su paraíso; deja todo, si no materialmente, por lo menos por el espíritu y la voluntad.
II. Sacrificó Luis su cuerpo a Dios por el voto de virginidad, que renovó al entrar en religión. Émulo de la pureza de los Ángeles, llevó la modestia hasta no poner nunca sus ojos en una mujer. Además, mortificó su cuerpo con rigurosa y continua penitencia. ¿Quieres consagrar tu cuerpo a Jesucristo como hostia viva y santa? Custodia tus sentidos, mortifícalos. La vida de un cristiano debe ser continuo martirio.
III. Consagró el santo su libertad a Dios por el voto de obediencia. Los honores que ahora recibe, en el cielo y en la tierra, son el precio de su voluntario abatimiento. El camino más seguro para ir al cielo es el de la obediencia. Obedece a tus superiores fielmente, prontamente, sin murmurar; a Jesucristo es a quien obedeces, Él es quien te recompensará. En fin, recuerda que no sólo los religiosos, sino también los cristianos deben ser víctimas que se inmolan sin cesar a Dios. Los cuerpos de los fieles son hostias de Dios, miembros de Cristo, templos del Espíritu Santo (San Agustín).
La castidad.
Orad por las órdenes religiosas.
ORACIÓN
Oh Dios, dispensador de los dones celestiales, que habéis unido en el angélico Luis, una admirable inocencia de vida con un gran espíritu de mortificación, haced, por sus méritos y oraciones, que, si no hemos imitado su pureza, por lo menos imitemos su penitencia. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.
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