SAN IRENEO,
Obispo y Mártir
n. hacia el año 130 en Asia Menor;
† hacia el año 203 en Lyon, Francia
Con sumo gusto sacrificaré todo
y a mí mismo me sacrificaré por la salvación de vuestras almas.
(2 Corintios 12, 15)
- La Vigilia de los santos Apóstoles Pedro y Pablo.
- En Lyon de Francia, san Ireneo, Obispo y Mártir, que, según escribe san Jerónimo, fue discípulo de san Policarpo, Obispo de Esmirna, y casi contemporáneo de los Apóstoles. Habiendo denodadamente combatido, de palabra y por escrito, contra los herejes, al cabo, en la persecución de Severo, con casi toda la gente de su ciudad, fue coronado de un glorioso martirio.
- En Utrecht, san Benigno, Obispo y Mártir.
- En Alejandría, y en la persecución de Severo, los santos Mártires Plutarco, Sereno, Heráclides, catecúmeno, Herón, neófito, y otro Sereno, Raída, catecúmena, y Potamiena con Marcela su madre; entre ellos principalmente resplandeció la Virgen Potamiena, la cual padeció primero infinitos y peligrosísimos combates por la virginidad, después también exquisitos e inauditos tormentos por la fe, y últimamente, junto con su madre, fue quemada en la hoguera.
- El mismo día, san Papio, Mártir, que, en la persecución del Emperador Diocleciano, azotado con varas, sumergido en una caldera de aceite y grasa hirviendo, y atormentado con otros horribles suplicios, por fin, presentando el cuello a la cuchilla, fue coronado.
- En Córdoba de España, san Argimiro, Monje y Mártir, que en la persecución Arábiga, por la fe de Cristo fue puesto en el ecúleo y atravesado por la espada.
- En Roma, san Paulo I, Papa y Confesor.
- En Lóvere, Diócesis de Brescia, santa Vicenta Gerosa, Virgen, Fundadora, juntamente con santa Bartolomea Capitanio, del Instituto de Hermanas de la Caridad; a la cual el Papa Pío XII agregó al catálogo de las santas Vírgenes.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN IRENEO,
Obispo y Mártir
San Ireneo es el apóstol de Lyon. Enviado a esta ciudad por San Policarpo, discípulo del Apóstol San Juan, predicó allí el Evangelio y fue elegido para suceder al obispo San Fotino. Consagró toda su vida a combatir a los herejes. San Agustín y varios otros Padres de la Iglesia hablan con admiración de la santidad de su vida y de la excelencia de su doctrina. Fue martirizado en Lyon con gran parte de los habitantes de esta ciudad, en la persecución de Severo, hacia el año 203.
MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS
I. Considera lo que han sufrido los primeros héroes del cristianismo, en la ciudad de Lyon principalmente. Se los atormenta, se les confiscan los bienes, se los destierra, se los hace morir, todo sacrifican para conservar la fe. Compara sus sufrimientos con los tuyos. ¿No eres hijo descaecido de padres tan gloriosos? Si el cristiano es cargado de oprobios, se gloría de ellos; si es acusado, no se defiende; interrogado, confiesa la verdad; condenado, da las gracias (Tertuliano).
II. Tanta era su mutua caridad que ponían sus bienes en común, dividiéndolos por igual entre ricos y pobres. ¿Qué se ha hecho esta caridad, entre los cristianos de nuestros días? La fe con la caridad es la fe del cristiano; la fe sin la caridad es la fe del demonio (San Agustín).
III. La devoción a la Santa Eucaristía era la fuente de la constancia que mostraban en los tormentos estos ilustres soldados de Jesucristo. El pensamiento de los sufrimientos de Jesucristo sostenía su valor. Nosotros somos los hijos de esos santos, tenemos la misma fe, los mismos sacramentos; tenemos, además, el ejemplo de sus virtudes: nos es fácil imitarlos. ¿De dónde proviene, pues, que sucumbamos tan a menudo? Escuchemos las advertencias que estos gloriosos mártires nos dan desde el cielo. Guardaos, dicen, de perder en el puerto la fe que hemos conservado en medio de las tempestades (San Euquerio).
La imitación de los primeros cristianos.
Orad por los incrédulos.
ORACIÓN
Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la solemnidad de vuestro mártir y pontífice, el bienaventurado Ireneo, haced, en nuestra bondad, que honrando la nueva vida que ha recibido en el cielo, experimentemos aquí abajo los efectos de su protección. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.
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