miércoles, 6 de julio de 2016

Martirologio Romano 6 de julio


SANTO TOMAS MORO,
Mártir

n. en 1478 en Londres, Inglaterra; † decapitado en 1535

Patrono de los abogados; políticos; estadistas; funcionarios de la corte; familias numerosas; matrimonios con dificultades; viudos; niños adoptados; padres adoptivos.



La tristeza que es según Dios produce la penitencia estable para la salvación;
pero la tristeza según el mundo produce la muerte.
(2 Cor. 7, 10)



  • En Jerusalén, san Isaías, Profeta, el cual, en tiempo del Rey Manases, murió aserrado por medio, y fue sepultado al pie de la encina de Rogel, junto a la corriente de las aguas.
  • En Fiésole de Toscana, san Rómulo, Obispo y Mártir, qué fue discípulo de san Pedro Apóstol. Enviado por el mismo Apóstol a predicar el Evangelio, anunció a Cristo en muchos pueblos de Italia, y vuelto finalmente a Fiésole, tiempo del Emperador Domiciano, fue allí coronado del martirio con otros Compañeros.
  • En Roma, el triunfo de san Tranquilino, Mártir, padre de los santos Marcos y Marceliano; el cual, convertido a Cristo por la predicación del Mártir san Sebastián, bautizado por el Presbítero san Policarpo, y ordenado Presbítero por el Papa san Cayo, haciendo oración ante el sepulcro de san Pablo, la Octava de los Apóstoles, en tiempo de Diocleciano, fue allí mismo detenido por los gentiles y, apedreado por ellos, consumó el martirio.
  • En Londres de Inglaterra, santo Tomás Moro, Canciller del Reino, el cual por la fe católica y por el primado de san Pedro, de orden de Enrique VIII fue degollado.
  • En Campania, santa Dominica, Virgen y Mártir; la cual, en tiempo del Emperador Diocleciano, por haber destruido unos ídolos, fue condenada a las fieras y, no siendo herida de ellas, finalmente cortada la cabeza, se fue a gozar de Dios. Su cuerpo se conserva con suma veneración en Tropea de Calabria.
  • El mismo día, santa Lucía, Mártir, natural de Campania, la cual, presa y cruelmente atormentada por el Subprefecto Rixio Varo, lo convirtió a Cristo; a éstos se juntaron Antonino, Severino, Diodoro, Dión y otros diecisiete, todos los cuales fueron sus colegas en el martirio y compartieron su corona.
  • En Neptuno del Lacio, santa María Goretti, piadosísima adolescente, que defendiendo su virginidad, fue cruelísimamente muerta; a la cual el Papa Pío XII inscribió solemnemente en el catálogo de las santas Mártires.
  • En una aldea de Tréveris, san Goar, Presbítero y Confesor.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.




SANTO TOMAS MORO,
Mártir


Nacido en Londres en 1478, Tomás Moro estudió en Oxford, ejerció la abogacía en su ciudad natal y se casó, en primeras nupcias, con Juana Colt. Su dichoso hogar era el punto de reunión de todos los hombres piadosos y sabios de Inglaterra y del extranjero. Habiendo enviudado contrajo segundas nupcias con Alicia Middleton, en 1516. Por esa misma época, fue distinguido por el joven rey Enrique VIII, que le hizo su Lord Canciller, en 1529. Viéndose obligado a oponerse al rey en el asunto de la anulación del matrimonio real, renunció Tomás Moro por estimar que éste era su deber. Cuando Enrique VIII quiso hacerse jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, su antiguo Canciller irguiose contra él, y fue encarcelado en la torre de Londres, siendo decapitado en 1535. Tanto en su vida pública como en su vida privada fue modelo de verdadero cristiano, uniendo a la suavidad la fortaleza, a la piedad la inteligencia, a la alegría la seriedad.



MEDITACIÓN
SOBRE LA BUENA Y LA MALA TRISTEZA


I. No te entristezcas por las cosas de este mundo. La tristeza daña a la salud, turba la paz del alma, aniquila la piedad y la virtud; ella nos hace insoportables a los demás y molestos a nosotros mismos. Pero, dirás, ¿cómo no estar triste en este valle de lágrimas? Pregúntale a tu alma, con David: ¿Alma mía, por qué estás turbada y triste? Si tú has atraído la desgracia que te aflige, sopórtala pacientemente, puesto que la has merecido; si no eres tú su causa, espera en Dios, te consolará si no siempre en esta vida, segura e inefablemente en la otra. ¿Por qué estás triste, alma mía, y por qué me conturbas ? (El Salmista).

II. Ponte triste de haber ofendido a Dios; llora tus faltas, día y noche. Esta tristeza te causará una alegría muy dulce en el fondo del corazón. ¡Lejos de nosotros esas risas y esos gozos del mundo que se llevan la compunción del corazón! ¡Ah! ¿Podemos, acaso, regocijarnos en esta vida cuando ignoramos la hora de nuestra muerte, y no sabemos si somos dignos del amor o del odio de Dios?

III. Que esta tristeza, causada por el recuerdo de tus pecados, produzca en ti una penitencia estable. No basta, en efecto, entregarte sólo por algunos días a la penitencia y a las lágrimas; todos los días cometes nuevos pecados, todos los días debes llorar. San Pedro y Santa María Magdalena lloraron hasta su muerte. ¡Cuán dulces son las lágrimas que extinguen las llamas del infierno! ¿Quieres no estar triste nunca? Vive santamente: una vida santa siempre es gozosa; la conciencia del culpable está siempre atormentada (San Bernardo).



La contrición.
Orad por los afligidos.


ORACIÓN
Dios omnipotente, mirad nuestra flaqueza, ved cómo el peso de nuestros pecados nos abruma, y fortificadnos por la gloriosa intercesión del bienaventurado Tomás, vuestro mártir. Por J. C. N. S.



Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo III; Patron Saints Index.





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