SANTOS HIPÓLITO
Y CASIANO,
Si alguno ama al mundo, no habita en él la caridad del Padre.
(1 Juan 2, 15)
- En Roma, san Hipólito, Mártir, el cual, en tiempo del Emperador Valeriano, para gloria de su confesión, después de otros tormentos, atado por los pies a los cuellos de caballos indómitos, arrastrado cruelmente por entre cardos y abrojos y despedazado todo el cuerpo, entregó su espíritu al Señor. Padecieron también el mismo día santa Concordia, su nodriza, la cual, antes que él herida con plomadas, pasó al Señor; y además otros diecinueve de su familia, que fueron degollados fuera de la puerta Tiburtina, y junto con él sepultados en el campo Verano.
- En Forzila, el triunfo de san Casiano, Mártir, que como no quisiera adorar a los ídolos, el tirano, llamando a los muchachos, a quienes el Santo, por instruirlos, se había hecho aborrecible, les dio licencia para quitarle la vida; con que fue su martirio tanto más penoso cuanto más largo lo hicieron las débiles manos que lo ejecutaban.
- En Todi de Umbría, san Casiano, Obispo y Mártir, en tiempo del Emperador Diocleciano.
- En Burgos de España, las santas Centola y Elena, Mártires.
- En Constantinopla, san Máximo, Abad, insigne por su doctrina y celo de la verdad católica; al cual, por combatir acérrimamente contra los Monotelitas, el Emperador Constante Hereje, mandó cortar las manos y la lengua y lo desterró al Queroneso, donde esclarecido por su gloriosa confesión, entregó el espíritu a Dios. Entonces también, dos discípulos suyos, por nombre Anastasio, y otros muchos, padecieron diferentes tormentos y penosos destierros.
- En Frizlar de Alemania, san Wigberto, Presbítero y Confesor.
- En Roma, la dichosa muerte de san Juan Berchmans, escolar de la Compañía de Jesús y Confesor, insigne por la inocencia de vida y por la observancia de la disciplina regular, a quien el Sumo Pontífice León XIII decretó los honores de los Santos.
- En Poitiers de Francia, santa Radegunda, Reina, cuya vida resplandeció en virtudes y milagros.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SANTOS HIPÓLITO
Y CASIANO,
Mártires
San Hipólito, presbítero de la Iglesia romana, a principios del siglo III, era ilustre por su ciencia y por su resistencia a la herejía. Fue desterrado a Cerdeña, con el Papa San Ponciano., durante la persecución de Maximino, y allí murió mártir del clima malsano, hacia el año 238.
San Casiano, maestro de escuela, el mismo día sufrió el más cruel suplicio. Le ataron las manos detrás del cuerpo y lo entregaron a los niños, a quienes enseñaba, para que lo mataran a estiletazo. Tanto o más prolongado fue su suplicio cuanto menos fuerza tenían sus verdugos, y más gloriosa fue así su victoria.
MEDITACIÓN
SOBRE TRES PELIGROS QUE SE
ENCUENTRAN EN EL MUNDO
I. Las máximas del mundo son tan contrarias a las de Jesucristo, que no hay que asombrarse de ver en él al vicio honrado y a la virtud despreciada. Dice Jesucristo que hay que despreciar las riquezas, el mundo pretende que hay que valerse de todo para adquirirlas; recomienda el Salvador que se perdone a los enemigos, el mundo declara que un hombre que se precie de serlo no debe sufrir una afrenta sin vengarse: como si no fuese honorable obedecer a Jesucristo e imitarle. Considera una por una las máximas del mundo, y verás que son el polo opuesto de las máximas de Jesucristo.
II. A máximas peligrosas, une el mundo malos ejemplos. En el mundo, cada uno busca los placeres, los honores, la fortuna; pocos piensan seriamente en su salvación. En el mundo, exhíbese el vicio sin embozo y sin vergüenza, mientras que la virtud se esconde para escapar de las burlas y del odio de los malvados. Quien no imita a los malvados, los ofende (San Cipriano).
III. En fin, en el mundo, no se obedece ni a la razón ni al Evangelio, no se sigue sino la costumbre cobarde; ésta es la que glorifica al vicio y denigra a la virtud. Cuídate de estos tres peligros, y regula tu vida según el Evangelio y no según los usos del mundo, donde los buenos son tan raros y los malos tan numerosos. Excepto algunos cristianos que huyen del mal, ¿qué es el resto de los hombres, sino la sentina de los vicios? (Salviano).
La devoción.
Orad por los que se consagran a la enseñanza.
ORACIÓN
Haced, os lo suplicamos, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad de vuestros bienaventurados mártires Hipólito y Casiano aumente en nosotros la devoción y el amor de la salvación. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo III; Patron Saints Index.
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