martes, 17 de enero de 2017

La Religión Demostrada XVIII: El Romano Pontífice








LA RELIGIÓN DEMOSTRADA


LOS FUNDAMENTOS DE LA FE CATÓLICA
ANTE LA RAZÓN Y LA CIENCIA



P. A. HILLAIRE


Ex profesor del Seminario Mayor de Mende
Superior de los Misioneros del S.C.







DECLARACIÓN DEL AUTOR

Si alguna frase o proporción se hubiere deslizado en la presente obra La Religión Demostrada, no del todo conforme a la fe católica, la reprobamos, sometiéndonos totalmente al supremo magisterio del PAPA INFALIBLE, jefe venerado de la Iglesia Universal.

A. Hillaire.





QUINTA VERDAD

LA IGLESIA CATÓLICA ES LA ÚNICA DEPOSITARIA DE LA

RELIGIÓN CRISTIANA



III. ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA


La Iglesia católica es la sociedad de los fieles reunidos por la profesión de una misma fe, la participación de loa mismos sacramentos, la sumisión a los pastores legítimos, cuyo jefe visible es el Papa, sucesor de San Pedro y Vicario de Jesucristo en la tierra.

El cuerpo social de la Iglesia comprende el conjunto de los pastores y de los fieles.

¿Cuáles son los pastores legítimos de la Iglesia?

Son el Papa, los obispos, los sacerdotes consagrados e instituidos de acuerdo con las reglas establecidas.

1° El Papa es el Vicario de Jesucristo, el sucesor de San Pedro y el pastor supremo de la Iglesia. Es elegido por los cardenales. Una vez nombrado, no depende sino de Dios, que le comunica directamente sus poderes. Nadie puede juzgarle, ni privarle de su dignidad.

Los cardenales, nombrados por el Papa y revocables a voluntad del mismo, componen el Consejo ordinario del Soberano Pontífice: están puestos al frente de las diversas Congregaciones Romanas, que se distribuyen, bajo las órdenes del Papa, todos los negocios del gobierno de la Iglesia. Al presente son los únicos que poseen el derecho de elegir al nuevo Papa.

2° Los obispos son los sucesores de los apóstoles, o encargados por el Espíritu Santo del gobierno espiritual de las diócesis bajo la autoridad del Papa, que les da la institución canónica.

Los patriarcas, primados y arzobispos son simplemente obispos con una dignidad más elevada y una jurisdicción más extensa.

Como el Papa, cada obispo tiene un consejo para ayudarle en el gobierno de la diócesis: es el cabildo compuesto de los canónigos de la catedral. Los vicarios generales son los auxiliares del obispo en la administración de la diócesis.

3° Los sacerdotes son los cooperadores de los obispos. Así como el universo católico está dividido en circunscripciones llamadas diócesis, así éstas, a su vez, se subdividen en parroquias. Los curas son designados por los obispos para el gobierno de las parroquias; tienen a veces auxiliares, llamados tenientes, coadjutores.

El Papa y los obispos forman el clero superior, la Iglesia docente; los simples sacerdotes, el clero inferior. Los primeros tienen la misión de definir la verdadera doctrina y de condenar el error; los simples sacerdotes tienen por oficio predicar a los fieles lo que es definido y propuesto por la Iglesia docente.

4° Para ser pastor legítimo es menester: El poder del Orden, conferido al obispo por la consagración episcopal y al sacerdote por la consagración sacerdotal; el poder de jurisdicción, dado por el superior para ejercer las funciones espirituales. Estos dos poderes, recibidos por vía de sacramento y por vía de misión, no son otra cosa que los poderes de Jesucristo comunicados a sus ministros. De esta manera Jesucristo gobierna su "Iglesia, hasta en las parroquias más pequeñas, por medio de sus pastores legítimos. A cada uno de ellos ha dicho: Quien os escucha, me escucha
a Mí...

Los simples sacerdotes reciben su jurisdicción del obispo, el obispo del Papa, el Papa de Jesucristo, que la ha conferido directamente a San Pedro y a todos sus sucesores. Un simple cura no tiene más jurisdicción que sobre su parroquia y está directamente sometido a su obispo; un obispo no tiene jurisdicción sino sobre la Iglesia universal, y no depende más que de Dios: Tal es la jerarquía o subordinación de poderes, que produce la unidad efectiva de gobierno.

Por consiguiente, un cura no constituido por su obispo, un obispo no reconocido y aprobado por el Papa, no son pastores legítimos: son intrusos, y los fieles deben evitarlos como a falsos pastores, como se practicó durante la Revolución francesa.

5° Los miembros de la Iglesia son todos los hombres bautizados, sujetos al Papa por intermedio de los pastores subalternos; se les llama fieles o verdaderos creyentes, porque profesan la verdadera religión de Jesucristo.

Vamos a estudiar esta organización en los tres artículos siguientes:

1° El Papa, sus prerrogativas, sus poderes.

2° Los obispos, los sacerdotes, sus diversos poderes.

3° Los simples fieles.



§1° EL PAPA, SUS PRERROGATIVAS, SUS PODERES


160. P. ¿Quién es el Papa?

R. El Papa es el Vicario de Jesucristo, el sucesor de San Pedro, el doctor infalible, el Padre común de loa pastores y de los fieles, la Cabeza suprema y visible de la Iglesia.

La palabra Papa viene del griego y significa Padre. Se llama al Papa Padre Santo, porque Dios comunica por su intermedio la santidad a la Iglesia. 

Se le llama también Sumo Pontífice, porque él es el príncipe de los pontífices, el obispo de los obispos.

El Papa es el Vicario de Jesucristo.— Ser Vicario de Jesucristo es hacer sus veces. Nuestro Señor Jesucristo es el jefe invisible de la Iglesia: nunca deja de dirigirla, de asistirla, de vivificarla y de gobernarla. Pero la Iglesia, sociedad visible, tiene necesidad de un gobernador visible: ese gobernador supremo es el Papa, que hace las veces de Jesucristo y le representa en la tierra.

El Papa es el sucesor de San Pedro.— Sucesor de San Pedro en la sede de Roma, el Papa ha heredado la autoridad del Príncipe de los Apóstoles, primera Cabeza de la Iglesia universal. Él es, por consiguiente, como San Pedro, el obispo de Roma y el Supremo Jerarca de toda la Iglesia.

El Papa es el doctor infalible de la Iglesia.— Ha recibido de Jesucristo la misión de enseñar a todos, pastores y fieles, las verdades de la fe. Los obispos están obligados a someterse a sus enseñanzas, y nada pueden enseñar sin su aprobación expresa o tácita. Él es infalible, a saber, no puede equivocarse cuando llena los deberes de su cargo.

El Papa es el Padre común de los pastores y de los fieles.— Después de Dios, él es la fuente de la vida sobrenatural: la cabeza que da a la Iglesia, cuerpo místico de Jesucristo, el movimiento, la fuerza y la vida.

El Papa es el Pastor supremo de la Iglesia.— Él ha recibido directamente de nuestro Señor Jesucristo, en la persona de Pedro, la plenitud de la autoridad sobre la Iglesia universal.


161. P. ¿Cuáles son las prerrogativas del Papa?

R. El Papa, sucesor legítimo de San Pedro, recibe directamente de Jesucristo, como recibió el Príncipe de los Apóstoles, la AUTORIDAD SOBERANA sobre toda la Iglesia.

Posee el primado de honor y de jurisdicción, el pleno poder de apacentar y gobernar a los pastores y a los fieles.

“El primado del Papa es el principio permanente y el fundamento visible de la unidad de la Iglesia”.— Concilio Vaticano I.

El Hijo de Dios, para asegurar la unidad perpetua, en su Iglesia, la constituyó en forma de monarquía. Al efecto, estableció aquí en la tierra, en la persona de Pedro, un representante, un Vicario, al cual confirió la autoridad soberana en el orden espiritual. Sucesor de Pedro, el Papa es, como él, el verdadero Vicario de Jesucristo, la autoridad suprema de la monarquía, el monarca de la Iglesia. Esta autoridad soberana del Papa dimana claramente de las tres verdades siguientes, ya demostradas:

Jesucristo dio a San Pedro un primado de honor y de jurisdicción soberana sobre toda la Iglesia. Por eso, después de la Ascensión, vemos al Príncipe de los Apóstoles ejercer un poder soberano en la Iglesia primitiva: él es el primero en todo, y en todo obra como Jefe supremo. Tal aparece el Papa en el Evangelio y en los Hechos de los Apóstoles. — (Véase núm. 143)

Jesucristo quiso que este primado fuera perpetuo y pasara a los sucesores de Pedro. El Salvador instituyó el primado de San Pedro para mantener en la Iglesia la unidad de fe y de gobierno; unidad de creencia y de régimen que debe durar tanto como la Iglesia misma. Por consiguiente, es necesario que la Iglesia tenga siempre una cabeza: que el edificio tenga siempre su fundamento; el rebaño, su pastor. De lo contrario, las promesas divinas no se cumplirían, y la obra de Jesucristo sería herida de muerte. Luego el poder de San Pedro no es un poder personal: debe pasar a sus sucesores. — (Véase núm. 144)

Finalmente, hemos comprobado por la historia que el Pontífice Romano es el legítimo sucesor de San Pedro en la sede de Roma. Es así que la forma de gobierno establecida por Jesucristo en su Iglesia debe durar tanto cuanto la Iglesia misma; es a saber, hasta la consumación de los siglos. Luego el Papa, sucesor de San Pedro, hereda todos los derechos y todos los poderes del Príncipe de los Apóstoles para el gobierno de la Iglesia universal. Tal aparece el Papa en la historia y en la tradición cristiana.— (Véase núm. 154.)

Estas tres verdades son de fe, según las definiciones del Concilio Vaticano:

a) “Si alguien dijere que el apóstol Pedro no ha sido constituido por Nuestro Señor Jesucristo en cabeza visible de toda la Iglesia militante; o que no ha recibido directamente de Nuestro Señor Jesucristo más que un primado de honor, y no de verdadera jurisdicción, sea anatematizado”.

b) “Si alguien dijere que no es por institución de Jesucristo o de derecho divino que el apóstol Pedro tenga sucesores perpetuos de su primado sobre toda la Iglesia; o que el Pontífice Romano no es el sucesor del apóstol Pedro en este primado, sea anatematizado”.


162. P. ¿Cuáles son los poderes que posee el Papa, en virtud de su primado sobre la Iglesia?

R. En virtud de su primado, el Papa tiene la plenitud de los tres poderes que Jesucristo ha dado a su Iglesia: el poder de enseñar, el de santificar y el de gobernar a pastores y fieles. Él ejerce estos tres poderes por sí mismo o por medio de sus delegados en la Iglesia universal.

El Papa es el Doctor infalible, el Sumo Pontífice, el Pastor supremo de la Iglesia de Jesucristo. — (Véase número 145)

En la respuesta a la pregunta del número anterior hemos probado el primado del Papa; resta explicar la naturaleza de este primado y los poderes que comprende. Tal es el orden seguido por el Concilio Vaticano en su condición Pastor aeternus sobre la Iglesia. Este será el objeto de las siguientes preguntas. Vamos a explicar aquí los CARACTERES de los poderes del jefe de la Iglesia.

¿Cuáles son los caracteres de los poderes del Papa?

1° Son poderes divinos. El Papa no recibe su poder soberano ni de la Iglesia, ni de los príncipes temporales, ni de los cardenales que lo eligen, sino que los recibe directamente de Jesucristo, que los dio a Pedro y a sus sucesores. Una cosa es nombrar o elegir a un individuo como sucesor del príncipe, y otra cosa muy distinta es conferirle el poder: lo uno procede del hombre, lo otro, de Dios. Los cardenales designan solamente la persona que debe gobernar la Iglesia, pero Jesucristo es quien le ha dado todos los poderes en la persona de Pedro.

2° Los poderes del Papa son supremos. El primado o el oficio de Pastor supremo que pertenece al Papa no consiste en un simple derecho de vigilancia y de dirección, como puede tenerlo un presidente de república, sino en la plenitud de la autoridad espiritual. San Pedro fue constituido en único fundamento de la Iglesia, recibió sin restricción Zas llaves del reino de los cielos, fue nombrado Pastor de todo el rebaño; luego el poder soberano concedido a San Pedro contiene la plenitud de la autoridad espiritual necesaria para el gobierno de la Iglesia. El Papa, por lo tanto, no tiene superior en la tierra: no depende sino de Dios.

3° Los poderes del Papa son universales. Se extienden a todos los miembros de la Iglesia, pastores y fieles, reyes y súbditos. Todo cristiano, sea obispo, emperador o presidente de república, está sujeto a la autoridad espiritual del Papa.

4° Los poderes del Papa son ordinarios, es decir, inherentes a la dignidad del Soberano Pontífice. El Papa posee estos poderes, no por delegación, sino en virtud de su cargo, como sucesor de San Pedro y vicario de Jesucristo.

5° Los poderes del Papa son inmediatos. El Papa los puede ejercer sin intermediario y en todos los casos posibles, sobre todos los pastores, sobre todos los fieles y sobre la Iglesia entera. Pastor de todos, el Papa tiene el derecho de cuidar directamente de todos.

Tal es la doctrina del Concilio Vaticano.

“Por consiguiente, si alguien dijere que el Pontífice Romano no tiene más que un cargo de inspección y de dirección y no un pleno y supremo poder de jurisdicción sobre la Iglesia universal, no solamente en las cosas que se refieren a la fe y a las costumbres, sino también en aquéllas que pertenecen a la disciplina y al gobierno de la Iglesia esparcida por todo el universo; o que solamente tiene la parte principal y no toda la plenitud de este poder; o que el poder que le pertenece no es ordinario e inmediato, tanto sobre todas y cada una de las Iglesias, como sobre todos los fieles y sobre cada uno de ellos, sea anatematizado”.

He aquí, según las decisiones del Concilio Vaticano, las principales consecuencias del primado del Sumo Pontífice:

1° El Papa puede y debe comunicar libremente con los pastores y con los rebaños de la Iglesia, y no está sujeto a la conformidad del poder civil.

2° El Papa es el Juez supremo de los fieles: todos tienen el derecho de recurrir a, su tribunal en todas las causas que son de la competencia eclesiástica.

3° El juicio del Papa no puede ser reformado por nadie, y no es permitido apelar de sus decisiones al Concilio Ecuménico, como a una autoridad superior al Papa. El Concilio reprueba y condena las teorías contrarias (41).

Es la condenación de viejos errores, que tanto ruido y tanto daño hicieron a la Iglesia bajo los nombres de Galicanismo en Francia, Josefismo en Alemania, Regalismo en Italia.


163. P. ¿Cuáles son los poderes del Papa como doctor infalible de la iglesia universal?

R. El Papa posee el magisterio soberano para enseñar todo lo concerniente al dogma, la moral y el culto de la religión cristiana.

El Papa explica todo lo que Jesucristo ha prescrito que se crea, que se haga o que se evite para ir al cielo.

Él señala y condena todos los errores contrarios a la revelación, y todos los hombres están obligados a creer en su palabra como en la palabra de Dios mismo.

1° El Papa es el guardián del depósito sagrado de las verdades de la fe, encargado de repetirnos las enseñanzas divinas, de explicarnos su sentido y mantener así en todas partes la unidad de creencias.

El Papa posee, en el más alto grado, el poder doctrinal: tiene el derecho y el poder de enseñar a la Iglesia universal acerca de todos los puntos de la doctrina cristiana. — (Véase núm. 145)

2° Para guardar eficazmente el depósito de las verdades reveladas, el Papa debe poder alejar el error. Es imposible que no se susciten en la Iglesia controversias sobre la fe o la moral. Pues bien, esas discusiones no podrían tener término, si no existiera un Juez supremo para dirimirlas con una sentencia inapelable. El Papa es este Juez soberano e infalible. Si no existiera este poder del Papa, la unidad de doctrina y de creencia sería imposible, como lo prueba la historia del protestantismo.


164. P. ¿Es infalible el Papa?

R. Sí; el Papa es infalible cuando enseña, como doctor de la Iglesia universal, todo lo que se refiere a la fe o a las costumbres.

Jesucristo ha prometido al Papa su asistencia para preservarlo del error. Él dijo a Pedro: Yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca; y tú, a tu vez, confirma a tus hermanos. Pero Pedro no podría confirmar a sus hermanos en la fe, si él mismo estuviese sujeto a error.

El Papa debe, como Pedro, ser el fundamento de la Iglesia; mas si no fuera infalible, este fundamento podría ser socavado por el error, y con él caería la Iglesia, lo que está en contra de las promesas de Jesucristo... Luego el Papa es infalible.

Como Pedro, el Papa está encargado de apacentar los corderos y las ovejas de Jesucristo; pero, si no fuera infalible, no podría alimentar a su rebaño con la santa doctrina.

La infalibilidad del Papa es, pues, necesaria para que los cristianos estén ciertos de andar, en pos de él, por el camino de la salvación.

La infalibilidad del Papa no es ni la impecabilidad personal, ni la inspiración profética, ni una revelación particular; es una asistencia divina que preserva al Papa de todo error cuando expone las verdades reveladas.

El Papa, por consiguiente, no es impecable en su vida y en su conducta; no es infalible tampoco cuando habla como particular, como sabio, como teólogo y acerca de temas extraños a la religión. Únicamente es infalible cuando, a título de Doctor supremo de la Iglesia, define, imponiendo a todos la obligación de aceptarla, una enseñanza concerniente al dogma o a la moral.

Para que el Papa sea infalible se requieren tres condiciones:

1° Que su decreto recaiga sobre una cuestión concerniente a la fe, a las costumbres o a la disciplina de la Iglesia.

2° Que emita un juicio definitivo con la voluntad formal de obligar las conciencias.

3° Que hable como Pastor y Doctor de todos los cristianos, en virtud de su autoridad apostólica.

Se dice entonces que el Papa habla ex cathedra, es decir, sentado en la sede de Pedro, como debe estar sentado todo juez que dicta sentencia.


1° El Papa es infalible. — Las tres sentencias de Jesucristo que prueban el primado del Papa, prueban también su infalibilidad.

a) Primera sentencia. Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. De esta suerte, Jesucristo hizo de Pedro el fundamento firme, sólido, inconmovible de la Iglesia, puesto que el infierno no puede prevalecer contra ella.: Pues bien, Pedro no sería un fundamento sólido y firme, si pudiera equivocarse. Luego debe ser infalible. Es así que la promesa de Jesucristo es general y abarca todos los tiempos. Luego la infalibilidad de Pedro debe pasar a sus sucesores. 

Jesucristo añade: Todo lo que atares en la tierra será atado en el cielo. Según estas palabras, los juicios de Pedro deben ser ratificados en el cielo; es así que Dios no puede aprobar el error. Luego los juicios de Pedro serán infalibles.

b) Segunda sentencia. Jesucristo, la víspera de su Pasión, dijo a Pedro: Simón, Simón, Satanás va tras vosotros para zarandearos a todos como el trigo cuando se criba; pero Yo he rogado por ti, a fin de que tu fe no desfallezca,; y tú, a tu vez, confirma a tus hermanos (42). Jesucristo, cuya plegaria es necesariamente escuchada, ha pedido, y de hecho ha obtenido, que la fe de Pedro no falle nunca. Pero un hombre cuya fe no puede fallar es infalible. Luego Pedro es infalible. Pero es evidente también que estas palabras del Salvador se dirigen también a todos los sucesores de Pedro, puesto que heredan con el cargo su misión de confirmar en la fe a, sus hermanos, es decir, a los fieles de todos los tiempos. Luego todos los Papas son infalibles. 

c) Tercera, sentencia. Jesús dijo a Pedro; Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas. El alimento del rebaño espiritual es, ante todo, la verdad para las inteligencias, el bien para los corazones. Es necesario, pues, que los pastores y los fieles estén seguros de hallar, junto a la sede de Pedro, la verdadera doctrina de la salvación.

Por consiguiente, al recibir la misión de apacentar los corderos y las ovejas de Cristo, Pedro recibió, a la vez, la gracia de estado necesaria para preservarlos de los pastos del error y del vicio. Lo mismo hay que decir de todos los sucesores de Pedro, es a saber, de todos los Papas.

2° La infalibilidad pontificia es una necesidad.— a) Es necesaria al Papa. Dios distribuye siempre sus dones proporcionalmente a los deberes y responsabilidades que impone. El Papa, doctor de los cristianos, debe enseñar la verdad a toda la Iglesia y condenar todos los errores. Mas, para que pueda desempeñar debidamente estas funciones, es menester que esté seguro de no engañarse; y no lo podría estar si no fuera infalible. Debía, pues, Dios a su sabiduría y a su justicia el otorgar al Papa la infalibilidad.

b) La infalibilidad del Papa es necesaria para los obispos. Ellos están obligados a enseñar lo que enseña el Papa. Por consiguiente, si este Maestro supremo no fuera infalible podrían verse obligados a enseñar el error y engañar a la Iglesia.

c) La infalibilidad del Papa es necesaria para los fieles. Estos deben obedecer a los obispos y al Papa. Si este último puede equivocarse, se verían obligados a desviarse del camino, de la verdad, siguiéndole como están obligados a seguirle. — Y, a la verdad, supongamos que el Papa puede enseñar el error: si los fieles le siguen, se pierden con él, y la Iglesia dejaría de ser la guardiana de la verdad. Si no le siguen, tendremos la división, el cisma, la destrucción de la unidad de la Iglesia. Es, pues, necesario que el Papa sea infalible. Podemos añadir que la infalibilidad de los Concilios ecuménicos no bastaría para salvaguardar los intereses de la Iglesia. Dadas las grandes dificultades que se oponen a la convocación de estos Concilios, la Iglesia estaría privada, durante la mayor parte del tiempo, de un Juez infalible, capaz de acudir con un remedio pronto a los cismas y a las herejías que pueden surgir en todo tiempo (43).


DEFINICIÓN DEL CONCILIO VATICANO I
(1870 - 1871)

“Por esto, adhiriendo fielmente a la tradición que se remonta al principio de la fe cristiana, por la gloria de Dios, por la exaltación de la religión católica y la salvación de los pueblos cristianos, Nos enseñamos y definimos, con la aprobación del santo Concilio, que es un dogma divinamente revelado, que el Pontífice Romano, cuando habla ex cathedra, es decir, cuando, desempeñando la misión de Pastor y Doctor en todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define que una doctrina relativa a la fe o a las costumbres debe ser creída por la Iglesia universal, goza plenamente, por la asistencia divina que le ha sido prometida en la persona del bienaventurado Pedro, de la infalibilidad de que ha querido el divino Redentor que su Iglesia estuviera dotada al definir su doctrina relativa a la fe o a las costumbres, y, por consiguiente, que tales definiciones del Pontífice Romano son de suyo irreformables, y no en virtud del consentimiento de la Iglesia.

”Y si alguien, lo que Dios no quiera, tuviere la temeridad de contradecir nuestra definición, sea anatematizado” (44).


Consecuencias de esta definición del Concilio.― El Papa goza absolutamente de la misma infalibilidad que la Iglesia en las cuestiones de fe y de moral.— (Véase número 148.)

2° Sus enseñanzas, para ser irreformables, no necesitan del consentimiento de los obispos.

3° No se puede apelar de una definición pontificia a un Concilio general, puesto que el Soberano Pontífice goza personalmente de la misma prerrogativa que la Iglesia docente, separada o reunida en Concilio. — (Véase núm. 148.)


OBJECIONES.— Quizás se nos diga que la palabra infalible no se halla en el Evangelio. — Concedido; pero la cosa expresada con esa palabra se halla, y de una manera evidente, en el Evangelio.

El Concilio Vaticano no ha inventado la infalibilidad pontificia: la ha encontrado en el Evangelio, en la historia y en la tradición de la Iglesia, 

Todos los Concilios ecuménicos de Oriente y de Occidente han admitido la infalibilidad pontificia, puesto que pedían al Papa la confirmación de sus decretos. 

Los Padres y Doctores de los primeros siglos recibieron siempre como sentencias definitivas las decisiones de los Papas. Todas las edades han adoptado la divisa de San Agustín: Roma ha hablado, la causa ha terminado.

Todas las naciones católicas, sin exceptuar una sola, han reconocido la infalibilidad del Papa. — El galicanismo, inventado por Luis XVI, era una novedad en la Iglesia de Francia. No fue aceptado sino forzosamente y sólo por treinta y cinco obispos, sobre ciento treinta que contaba entonces la Iglesia de Francia. Esta Iglesia ha rechazado siempre, con su manera de obrar, las herejías de los cuatro artículos. Por ejemplo, cuando a fines del siglo XVIII fue votada por la Constituyente la constitución civil del clero, hubo división entre los clérigos y los obispos. Mas repentinamente llega la noticia de que el Papa la condena, e inmediatamente esos obispos, esos sacerdotes, divididos ayer, se hallan de acuerdo; se expatrían o mueren en el cadalso, antes de oponerse a la palabra del Papa.

Por esto el Papa Pío VII aplicaba a Francia la parábola de los dos hijos: “Hay pueblos, decía, que me contestan: Sí, Padre Santísimo; y no hacen nada de lo que yo prescribo. Los franceses empiezan diciéndome: No; pero luego ponen gran diligencia en obedecer escrupulosamente mi palabra”.

La infalibilidad del Papa no tiene nada que pueda intranquilizar los ánimos. A veces se oye decir: ¿No podría abusar el Papa de este poder exorbitante? Es una objeción pueril. El Papa no puede abusar de su infalibilidad. ¿Por qué? Precisamente porque es infalible. El privilegio de la infalibilidad es Dios quien lo concedey quien lo guarda y preserva de todo abuso. La infalibilidad del Papa no es la infalibilidad del hombre, sino la infalibilidad de Dios presente en el Papa, iluminando al Papa, a fin de que no pueda inducir a error al mundo que él, a su vez, ilumina. Luego creer en la enseñanza del Papa no es creer a un hombre, sino a Dios, que habla por su boca.


165. P. ¿Cuáles son los poderes del Papa como Soberano Pontífice de la Iglesia?

R. El Papa, como Sumo Pontífice, posee en el más eminente grado el poder de santificar, concedido por Nuestro Señor Jesucristo a su Iglesia.

Goza de la plenitud del sacerdocio, que puede ejercer sobre todos los puntos del globo; él reglamenta todo lo que se refiere al culto, a la administración de los sacramentos, y abre a los fieles el tesoro de las indulgencias. — (Véase núm. 145).

El poder de santificar es el poder más divino que Jesucristo concedió jamás a su Iglesia. La santidad es la semejanza con Dios por medio de la gracia santificante, que es la vida sobrenatural de nuestra alma. Esta vida divina se nos da por los sacramentos. Pero, ¿quién da a los obispos y a los sacerdotes el poder de bautizar, de confirmar, de perdonar los pecados, de consagrar la Eucaristía, de bendecir el matrimonio, etc.? El Papa. Todos los sacramentos nos vienen de Jesucristo por el Papa, que es su Vicario.

El Papa es, pues, el Padre de todos los cristianos, puesto que por él recibimos la gracia de Dios, la vida divina encerrada en los sacramentos, de los cuales es el supremo dispensador. Sin el Papa no hay obispos; sin obispos no hay sacerdotes; sin sacerdotes no hay sacramentos, no hay vida divina en las almas. Es, por consiguiente, el Papar el que tiene la llave de las fuentes de la gracia.

Es también el Papa quien abre, mediante las indulgencias, el tesoro de satisfacciones sobreabundantes de Cristo y de los Santos.


166. P. ¿Cuáles son los poderes del Papa como Pastor Supremo de la Iglesia?

R. El Papa, como Pastor Supremo, posee el pleno poder de jurisdicción en el gobierno de la Iglesia.

Tiene el poder de gobernar la Iglesia universal, de dictar leyes, de juzgar y castigar a. los culpables. — (Véase núm. 145).

El Papa ha recibido de Jesucristo, en la persona de Pedro, las llaves del reino de los cielos, el poder de atar y desatar en la tierra, el poder de apacentar, regir y gobernar los corderos y las ovejas. Puede, por consiguiente, dictar leyes que obliguen a todos los cristianos. No hay sociedad perfecta sin la autoridad necesaria para gobernar a los asociados.

La autoridad del Papa comprende los tres poderes: administrativo, legislativo y judicial-coactivo.

1° En virtud del poder administrativo, el Papa puede crear diócesis, modificar sus límites, y aun suprimirlas si el bien de la Iglesia así lo exige.

Nombra e instituye a los obispos, patriarcas, cardenales, y los depone si lo juzga conveniente.

Convoca los Concilios generales, los preside y confirma sus decretos.

2° En virtud del poder legislativo, el Papa puede dictar leyes obligatorias para todos; modificar o abrogar las existentes; conceder o revocar las dispensas y privilegios.

3° En virtud del poder judicial-coactivo, el Papa puede juzgar, por sí mismo o por medio de sus delegados, a los infractores de las leyes de la Iglesia, e infligirles penas, ya espirituales, ya temporales. Todos los asuntos religiosos en litigio son de su competencia; las causas más importantes le están reservadas.

Todo cristiano puede apelar de cualquier tribunal al del Papa. En Roma, diferentes tribunales despachan, por su orden, los asuntos contenciosos del mundo católico. La jurisdicción del Papa se extiende a todos los miembros de la Iglesia, cualquiera que sea su dignidad civil o religiosa. El Papa es el Jefe supremo, el virrey del reino de Jesucristo, así como su legislador soberano y juez supremo. Nadie tiene el derecho de restringir o estorbar el poder del Papa, porque es de institución divina.

La Roma antigua y pagana había concebido la ambición de someter a sus leyes el mundo entero. Esta ambición era una utopía, y su realización no está en manos del hombre. Únicamente una sociedad divina puede realizar este sueño, porque sólo ella habla en nombre de Dios, que es el único que tiene derecho y poder para gobernar el universo.


CONCLUSIÓN GENERAL.— 1° Todo aquél que no cree lo que enseña el Papa, es hereje: ya no está con la Iglesia ni con Jesucristo, y se aparta del camino de la salvación.

2° Todo aquél que desobedece al Papa y se niega a reconocer su autoridad, legítima, desobedece a Jesucristo mismo y se hace culpable de rebelión; es cismático.

3° Todo aquél que desempeña funciones eclesiásticas sin haber recibido del Papa, mediata o inmediatamente, el poder para ello, es un usurpador y un sacrílego.




Notas

41. Const, Paator aetermts, III.
42. Lucas, XXII, 31 y 32.
43. Véase SAN ALFONSO M. DE LIGORIO, Verdad de la Iglesia católica.
44. Conc. Vat., Const. Paitar aeternus, IV.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...