domingo, 1 de enero de 2017

Martirologio Romano 1 de enero


CIRCUNCISIÓN
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

CIRCUNCISIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

Todo cuanto hacéis, de palabra o de obra,
hacedlo todo en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
(Colosenses 3, 17)

  • La Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo y la Octava de su Natividad.
  • En Roma, el triunfo de santa Martina, Virgen y Mártir; que en el imperio de Alejandro, después de atormentada con diversos suplicios, finalmente degollada, consiguió la palma del martirio. Su fiesta se celebra el 30 de este mes.
  • En Cesarea de Capadocia, el tránsito de san Basilio, llamado el Grande, Obispo, Confesor y Doctor de la Iglesia; el cual, en tiempo del Emperador Valente, señalado en doctrina y sabiduría, y adornado de todas las virtudes, resplandeció maravillosamente y defendió con inexpugnable constancia la Iglesia, contra los Arrianos y Macedonianos. Su fiesta principal se celebra el 14 de Junio, día en que fue consagrado Obispo.
  • En el monte Senario de Etruria, el tránsito de san Bonfilio, Confesor, uno de los siete Fundadores de la Orden de Siervos de la bienaventurada Virgen María; el cual, como hubiese venerado sobre manera a la celestial Señora, fue por Ella de repente llamado al cielo. Su fiesta, junto, con la de sus compañeros, se celebra a 12 de Febrero.
  • En Roma, san Almaquio, Mártir; el cual, diciendo a los gentiles:«Hoy es el octavo día del nacimiento del Señor, dejad las supersticiónes paganas y los sacrificios inmundos», de orden de Alipio, Prefecto de la Ciudad, fue muerto por los gladiadores.
  • En Roma, asimismo, en la vía Apia, las coronas de treinta santos soldados Mártires, imperando Diocleciano.
  • En Espoleto, san Concordio, Presbítero y Mártir, el cual, en los tiempos del Emperador Antonino, primeramente apaleado, después suspendido en el potro y maltratado con dura prisión, donde le visitaron y consolaron los Ángeles, terminó, por último, la vida al filo de la espada.
  • El mismo día, san Magno, Mártir.
  • En África, san Fulgencio, Obispo de la Iglesia de Ruspe; el cual, durante la persecución Vandálica, por la fe católica y su excelente doctrina, sufrió mucho de los Arrianos y fue confinado a Cerdeña; mas, al cabo, permitiéndosele volver a su Iglesia, esclarecido en la vida y en la predicación, descansó con santo fin.
  • En Chieti del Abruzo, el nacimiento para el cielo de san Justino, Obispo de la misma ciudad, esclarecido en santidad de vida y milagros.
  • En territorio de Lyon, en un monasterio del monte Jura, san Eugendo, Abad, cuya vida resplandeció llena de virtudes y milagros.
  • En Souvigny de Francia, san Odilón, Abad de Cluny, el primero que mandó celebrar en los monasterios de su Orden la Conmemoración de todos los Fieles Difuntos, el día siguiente a la festividad de todos los Santos; rito que aprobó y recibió después la Iglesia universal.
  • En Alejandría, el tránsito de santa Eufrósina, Virgen, la cual resplandeció en el monasterio con la virtud de la abstinencia y con milagros.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.


CIRCUNCISIÓN 
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

¡Cuán glorioso es el Nombre de Jesús; mas, cuán caro costó al Hijo de Dios! ¡Le fue menester derramar sangre para merecer este nombre de Salvador; y tú no quieres derramar, para salvarte, ni una lágrima! Es preciso imitar a Jesús en sus sufrimientos o perder la esperanza de acompañarlo en su gloria. Jesús, sed mi Salvador, y pues tanto amor habéis tenido por mí desde el comienzo de vuestra vida, inspiradme vuestro santo amor, a fin de que os ame, si no tanto cuanto merecéis, por lo menos tanto cuanto pueda.


MEDITACIÓN
SOBRE LA CIRCUNCISIÓN

I. Jesús comienza hoy lo que continuará hasta la muerte. Obedece a su Padre celestial, a María y a José. ¡Dios obedece a los hombres! Después de esto, ¿tendremos vanidad bastante como para no querer sometemos a los superiores que Dios nos ha dado? Es preciso obedecer a los que ocupan el lugar de Dios, o bien a nuestras pasiones y al demonio. Un Dios obedece a la ley, y nosotros, que no somos sino ceniza y polvo, ¿rehusaremos obedecer a Dios?

II. En ninguna parte se manifiesta más la humildad del Salvador que en esta obediencia. En el pesebre, se tomaría a Jesús por un hombre común; aquí, pasa por pecador. Jesús, que es la santidad misma, quiere abatirse hasta parecer pecador, para honrar a su Padre. Después de esto, ¿tengo derecho a quejarme de las humillaciones que recibo? He nacido en el pecado, he crecido en el pecado; sin embargo, no quiero ser llamado pecador y me irrito si se me desprecia.

III. La caridad de Jesús brilla en este misterio, toda vez que quiere, desde los primeros instantes de su vida, adoptar el nombre de Salvador y darnos su sangre y sus lágrimas como prenda de su amor. Esa sangre y esas lágrimas que derrama, son el lenguaje de su corazón: nos dice con ellas que quiere vivir, sufrir y morir por nosotros. Comencemos pues, este año, imitando su obediencia y su humildad. Amémoslo durante todo este año, hagamos todo en Nombre de Jesús. Dios mío, soy todo vuestro, durante este año y para el resto de mi vida.

La humildad.
Orad por la Iglesia.


ORACIÓN
Oh Dios, que habéis constituido a vuestro Unigénito Salvador del género humano, y habéis ordenado que se le llamase Jesús, haced, por vuestra misericordia, que después de haber honrado su Santo Nombre en la tierra, tengamos la dicha de contemplarlo a Él mismo en el cielo. 
Por J. C. N. S.



Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.








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