miércoles, 22 de febrero de 2017

Martirologio Romano 22 de febrero


LA CÁTEDRA 
DE SAN PEDRO EN ANTIOQUÍA



Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia;
y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella;
y a ti te daré las llaves del reino de los cielos.
(Mateo 16, 18-19)

  • En Antioquía, la Cátedra de san Pedro Apóstol en Antioquía, donde por primera vez comenzaron los fieles a llamarse Cristianos.
  • En Faenza de la Emilia, el triunfo de san Pedro Damián, Cardenal y Obispo de Ostia y Confesor, de la Orden Calmaldulense, célebre en doctrina y santidad, a quien el Papa León XII declaró Doctor de la Iglesia. Su fiesta se celebra el día siguiente.
  • En Salamina de Chipre, san Aristión, que, según atestigua san Papías, de quien enseguida se hará mención, fue uno de los setenta y dos discípulos de Cristo.
  • En Hierápolis de Frigia, san Papías, Obispo de la misma ciudad, que fue discípulo de san Juan el Anciano, y compañero de san Policarpo.
  • En Arabia, la conmemoración de muchísimos santos Mártires, a quienes, imperando Galerio Maximiano, quitaron la vida cruelísimamente.
  • En Alejandría, san Abilio, Obispo, que constituido segundo Obispo de aquella ciudad después de san Marcos, desempeñó con insigne virtud el ministerio pastoral.
  • En Viena de Francia, san Pascasio, Obispo, preclaro por la doctrina y santidad de vida.
  • En Ravena, san Maximiano, Obispo y Confesor.
  • En Cortona de Toscana, santa Margarita, de la tercera Orden de san Francisco, que con admirable penitencia y copiosísimas lágrimas lavó incesantemente las manchas de su vida pasada. Su cuerpo, milagrosamente incorrupto, despide un olor suavísimo, y, esclarecido con frecuentes milagros, es allí mismo honrado con gran veneración.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.




LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO 
EN ANTIOQUÍA

La Iglesia celebra en este día la toma de posesión, por San Pedro, del obispado de Antioquía. Bien merecido tenía esta ciudad de que su primer obispo fuese el Príncipe de los apóstoles y Vicario de Jesucristo, pues en ella los fieles hacíanse cada vez más numerosos, y allí, por vez primera, tomaron el bello nombre de cristianos que han conservado después. San Pedro trasladose posteriormente a Roma y estableció en ella su sede episcopal definitiva.


MEDITACIÓN
SOBRE LA SANTA IGLESIA

I. Hay una sola Iglesia, porque hay un solo Dios, y tú tienes la dicha de estar en esta Iglesia. ¿Has agradecido a Dios esta merced ? Puesto que hay una sola Iglesia, es menester que los hijos de esta Iglesia tengan un solo corazón y una sola alma, a imitación de los primeros cristianos. ¿Qué haces tú para mantener la paz y la caridad con tu prójimo? En el amor al prójimo es donde se conocerá si eres discípulo de Jesucristo.

II. La Iglesia es santa, porque Jesucristo su cabeza es santo, porque sus primeros fundadores son santos, porque un gran número de sus miembros son santos, en fin, porque su doctrina, sus ceremonias, sus sacramentos son santos. He aquí una buena cantidad de medios y de motivos para que te hagas santo. ¿Eres digno hijo de esta Iglesia? Compara tu vida con la de los primeros cristianos que perseveraban noche y día en oración, y entregaban sus bienes a los apóstoles para que los distribuyesen a los pobres.

III. Se la llama católica, es decir, universal, por que está esparcida por toda la tierra y porque admite en su seno a toda clase de personas. Se la llama apostólica, porque viene de los apóstoles que la establecieron en el mundo mediante su santidad, su doctrina y la efusión de su propia sangre. Si quieres ser digno hijo de la Iglesia católica, abre tu corazón, ama a todos en Jesucristo. Jamás hagas algo que deshonre el título que llevas. Recuerda de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro (San León).

El celo por la salvación de las almas.
Orad por toda la Iglesia.


ORACIÓN
Oh Dios, que al confiar a San Pedro, vuestro Apóstol, las llaves del reino de los cielos, le disteis el poder de atar y desatar, concedednos por su intercesión la gracia de ser librados de las cadenas que nos sujetan al pecado. Vos, que siendo Dios, vivís y reináis por todos los siglos de los siglos.






Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.






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