SANTA PRÁXEDES,
Virgen
† hacia el año 164 en Roma, Italia
de ese tal se avergonzará el Hijo del hombre,
cuando venga en su majestad.
(Lucas 9, 26)
- En Roma, santa Práxedes, Virgen, la cual, instruida en la perfecta castidad y en la ley divina, después de pasar la vida en continuas vigilias, oraciones y ayunos, descansó en Cristo y fue sepultada juntó a su hermana Pudenciana en la vía Salaria.
- En Babilonia, san Daniel, Profeta.
- En Comana de Armenia, san Zótico, Obispo y Mártir, que fue coronado en el imperio de Severo.
- En Marsella de Francia, el triunfo de san Víctor, el cual, siendo soldado y no queriendo ni seguir la milicia ni sacrificar a los ídolos, primero fue echado a la cárcel, donde le visitó un Ángel; castigado después con diferentes suplicios, y últimamente triturado con una rueda de molino, consumo el martirio. Padecieron también con él tres soldados, a saber: Alejandro, Feliciano y Longinos.
- En Troyes de Francia, el suplicio de los santos Claudio, Justo, Jucundiano y cinco Compañeros, siendo Emperador Aureliano.
- Allí mismo, santa Julia, Virgen y Mártir.
- En Estraburgo, san Argobasto, Obispo, esclarecido en milagros.
- En Siria, san Juan, Monje, que fue colega de san Simeón.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SANTA PRÁXEDES,
Virgen
Santa Práxedes, hermana de Santa Prudenciana, edificó a Roma por su gran piedad. Los cristianos encarcelados por orden de Marco Antonio eran, sobre todo, el objeto de su solicitud. Los visitaba y les procuraba socorro y consuelo. Deseaba vivamente compartir sus sufrimientos, pero Dios lo había dispuesto de otro modo. Viendo que la persecución seguía encarnizándose, pidió a Dios la hiciera morir. Su ruego fue escuchado: fue al cielo a recibir la recompensa de su caridad.
MEDITACIÓN
SOBRE TRES TENTACIONES
I. Muchos cristianos se dejan apartar de la práctica de la virtud por dificultades puramente imaginarias. Para ser santo, no es menester poseer ni un gran espíritu ni una larga experiencia; tampoco es preciso sufrir las fatigas que temes. En un momento, si quieres, puedes ser amigo de Dios. Tu vida es demasiado corta para que llegues a ser un gran filósofo; pero es suficientemente larga como para llegar a ser un gran santo. Si ya el mundo tuvo la primera parte, que la última al menos esté consagrada al Señor. Respeta tu vejez, reconoce a Dios al término de tu existencia, y que el fin de tu vida sea el comienzo de tu salvación (San Clemente de Alejandría).
II. No te dejes detener por el cúmulo de dificultades que se presentarán a tu imaginación; piensa en hacer bien la acción que has comenzado. Para vivir santamente, hay que emplear bien el tiempo presente, y hacer sin demora lo que Dios quiere que hagas. A cada día le basta su malicia; no pienses en el mañana; vive como si hubieras de morir hoy.
III. Pero, ¿qué dirán si cambio de vida? ¿Qué dirá Jesucristo si temes más las palabras de los hombres que sus amenazas? ¿Qué dirán los santos de verte temer una burla, más que lo que ellos temieron los suplicios? ¿Qué dirás tú, en el día del juicio, si eres condenado por haber temido exponerte? Ocúpate de hacer el bien y deja que hablen los impíos. Los que te menosprecian y te hacen burla ahora, te envidiarán y te respetarán durante toda la eternidad.
La confianza en Dios.
Orad por los que vacilan en la virtud.
ORACIÓN
Escuchadnos, oh Dios Salvador nuestro, y que la fiesta de la bienaventurada Práxedes, vuestra virgen, regocijando nuestra alma, la enriquezca con sentimientos de tierna devoción.
Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo III; Patron Saints Index.
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