martes, 12 de septiembre de 2017

Martirologio Romano 12 de septiembre


SAN SACERDOS,
Obispo y Confesor




Con tal que de cualquier modo Cristo sea anunciado,
bien sea por algún pretexto, o bien por un verdadero celo,
en esto me gozo y me gozaré siempre.
(Filipenses 1, 18)


  • La festividad del santísimo Nombre de la bienaventurada Virgen María, que Inocencio XI, Pontífice Máximo, mandó celebrar por la insigne victoria contra los turcos, conseguida con el amparo de la misma Virgen en Viena de Austria.
  • En Bitinia, san Autónomo, Obispo y Mártir, que, habiendo ido allá desde Italia por evitar la persecución de Diocleciano, y convertido muchísimos a la fe, fue, por los Gentiles enfurecidos, mientras celebraba los divinos Misterios, sacrificado ante el altar y hecho hostia de Cristo.
  • En Iconio de Licaonia, san Curónoto, Obispo, el cual, de orden del Presidente Perennio, decapitado, recibió la palma del martirio.
  • En Alejandría, el triunfo de los santos Mártires Hierónides, Leoncio, Serapión, Selesio, Valeriano y Estratón, que, en tiempo del Emperador Maximino, por la confesión del nombre de Cristo, fueron sumergidos en el mar.
  • En Meri de Frigia, el suplicio de los santos Mártires Macedonio, Teodulo y Taciano, los cuales, en el imperio de Juliano Apóstata, por orden del Presidente Almaquio, después de otros tormentos, puestos sobre parrillas de hierro candente, consumaron gozosos el martirio.
  • En Pavía, san Juvencio, Obispo, de quien se hace mención a 8 de Febrero. Fue enviado por san Hermágoras, discípulo de san Marcos Evangelista, a aquella ciudad, juntamente con san Siro, de quien se hace mención a 9 de Diciembre, y allí predicando ambos el Evangelio de Cristo, y resplandeciendo con grandes virtudes y milagros, ilustraron con celestiales obras aun las vecinas ciudades; y así en la dignidad del Pontificado, con glorioso fin descansaron en paz.
  • En Lyon de Francia, el tránsito de san Sacerdote, Obispo.
  • En Verona, san Silvino, Obispo.
  • En Anderlecht, cerca de Bruselas, en Brabante, san Guidón, Confesor.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.





SAN SACERDOS,
Obispo y Confesor


La ciudad de Lyón, conociendo el celo ardiente de San Sacerdos, lo eligió obispo. Pero el santo rehusó y fue menester una orden expresa del rey para obligarlo a aceptar esa dignidad. En el concilio de Orléans dio pruebas de una ciencia admirable. Como sintiese disminuir sus fuerzas, pidió un coadjutor al rey Childeberto, y ya no pensó más que en prepararse santamente a morir, preparación ésta tan rara entre los hombres.


MEDITACIÓN
CUÁL DEBE SER EL CELO DE UN CRISTIANO


I. Tu corazón debe arder de celo por la gloria de Dios, y este celo debes manifestarlo publicando sus alabanzas, atrayendo a los demás a su servicio, adornando sus altares, en una palabra, haciendo todo lo que pueda contribuir a aumentar su gloria. ¿Quieres trabajar con fruto en la salvación de las almas? Haz que tus acciones hablen por ti. Manda poco a los demás, haz mucho tú mismo (San Pedro Crisólogo).

II. Que el cuidado de tus intereses jamás altere la pureza de tu celo. ¡Cuán desdichado serías buscando tu propia gloria, so pretexto de trabajar por la de Dios! Sacrifica tu renombre, busca a Dios únicamente; si eres generoso para con Él, pronto experimentarás los efectos de su liberalidad. Alégrate cuando veas a los demás trabajar por la gloria de Dios con más éxito que tú. Examina tus acciones más santas, y a menudo encontrarás en ellas sólo vanidad, interés y otros motivos humanos que te hacen obrar, aunque parezca que sólo trabajas por la gloria de Dios.

III. La prudencia y la caridad deben animar tu celo, no sea que se haga inútil y hasta dañoso para el prójimo y para ti mismo. Acaso descuidas tu propia salvación por trabajar en la de tus hermanos; es una caridad mal regulada perderse para salvar a los demás. Que tus actos estén en armonía con tus palabras, de otro modo te expondrás a que más tarde se te diga: Predicas a Dios y no lo buscas; detestas al demonio con las palabras y lo adoras de hecho (Tertuliano).


El celo de las almas.
Orad por los Pastores.


ORACIÓN
Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Sacerdos, vuestro confesor pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S.




Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo III; Patron Saints Index.


Visto en Tradición Católica



Sea todo a la mayor gloria de Dios.


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