lunes, 8 de enero de 2018

Martirologio Romano 8 de enero


SAN APOLINARIO 
DE HIERÁPOLIS,
Obispo y Confesor

† hacia el año 175

SAN APOLINARIO DE HIERÁPOLIS, Obispo y Confesor

No son justos delante de Dios los que oyen la ley,
sino los que la practican.
(Romanos 2, 13)

  • En Venecia, el tránsito de san Lorenzo Justiniano, primer Patriarca de aquella ciudad y Confesor; al cual, sobreabundantemente colmado de doctrina y soberanos carismas de divina sabiduría, puso en el catálogo de los Santos el Papa Alejandro VIII. Su fiesta se celebra el 5 de Septiembre, día en que fue elevado a la Cátedra episcopal.
  • En Beauvais de las Galias, los santos Mártires Luciano, Presbítero, Maximiano y Julián; los dos últimos fueron pasados a cuchillo por los verdugos; pero san Luciano, que junto con san Dionisio había ido a las Galias, después de sufrir horrible carnicería, como no se arredrase de confesar en alta voz el nombre de Cristo, pasó por la misma sentencia de los primeros.
  • En Libia, los santos Mártires Teófilo, Diácono, y Eladio, los cuales lacerados primero, y punzados con muy agudos cascos, y últimamente arrojados al fuego, entregaron sus almas a Dios.
  • En Antón, san Eugeniano, Mártir.
  • En Hierápolis de Asia, san Apolinar, Obispo, que en tiempo de Marco Antonino Vero floreció en santidad y doctrina.
  • En Nápoles de Campania, el tránsito de san Severino, Obispo, que fue hermano de san Victorino Mártir, y después de obrar muchos milagros, lleno de santidad descansó en el Señor.
  • En Metz de Francia, san Paciente, Obispo.
  • En Pavía, san Máximo, Obispo y Confesor.
  • En Ratisbona de Baviera, san Erardo, Obispo.
  • En el país de los Nóricos, san Severino, Abad, que propagó entre aquéllas gentes el Evangelio y fue llamado Apóstol de los Nóricos. Su cuerpo, milagrosamente llevado a Luculano, junto a Nápoles en la Campania, de allí fue después trasladado al monasterio de san Severino.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.



SAN APOLINARIO DE HIERÁPOLIS
Obispo y Confesor

San Apolinario fue una de las mayores lumbreras de la Iglesia en el siglo II. Los herejes encontraron en él un temible adversario y los fieles un ardiente defensor contra las acusaciones falsas de que se servían los idólatras para hacerlos odiosos ante los emperadores. En su Apología, recuerda a Marco Aurelio que a las oraciones de los cristianos de la duodécima legión debe su victoria sobre los cuados.


MEDITACIÓN
SOBRE LOS DEBERES DEL CRISTIANO

I. Para ser cristiano es preciso creer todo lo que la fe nos enseña. ¡Cuán pocos cristianos hay en el mundo! Nunca se cometería pecado mortal si firmemente se creyese que hay un Dios, un infierno y un paraíso. Ejercita, a menudo, tu fe acerca de estas grandes verdades. Acuérdate de ellas sobre todo cuando el mundo te ofrezca sus placeres seductores y nunca sucumbirás a sus tentaciones.

II. Tus palabras deben ser fieles intérpretes de tu corazón y nada debe salir de tu boca que no sea digno de un cristiano. ¿Sostienes la causa de Jesucristo contra los ataques de los impíos y de los libertinos? ¿Al oírte hablar, no se te tomaría más bien por un discípulo de Epicuro, por un orgulloso, por un avaro, que por un discípulo de Jesucristo? Pesa todas tus palabras antes de pronunciarlas. Rendirás cuenta a Dios aun de la menor palabra inútil. Ninguna digas que sea indigna de un cristiano, imitador de Jesucristo.

III. ¿Tus acciones están de acuerdo con la santidad de tu fe? Ser cristiano es vivir como Jesucristo, obrar como Él, sufrir como Él. Vana es tu fe si las buenas obras no la acompañan. Sin embargo, vives como un pagano y un infiel. ¿Se diría que crees en el infierno, que esperas el paraíso, viendo la facilidad con que ofendes a Dios y el amor que tienes a la tierra? Recuerda el hermoso pensamiento de San Malaquías: En vano soy cristiano si no imito a Jesucristo.

La guarda de los Mandamientos.
Orad por los cismáticos.


ORACIÓN
Dios todopoderoso, haced, os suplicamos, que la augusta solemnidad del bienaventurado Apolinario, vuestro confesor pontífice, aumente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S.




Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.







Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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