lunes, 2 de abril de 2018

Martirologio Romano 2 de abril


SAN FRANCISCO 
DE PAULA,
Confesor

n. 27 de marzo de 1416 en Paula (Calabria), Italia;
† 2 de abril de 1507 en Plessis-les-Tours, Francia

Patrono de Calabria (Italia); marineros; navegantes; oficiales navales; viajeros. Protector contra las plagas epidémicas; esterilidad; fuego.


El mayor de entre vosotros, pórtese como el menor.
(Lucas 22, 26)




  • En Cesarea de Palestina, san Affiano o Anfiano, mártir, que, como se obligase al pueblo a sacrificar públicamente a los dioses en tiempo del emperador Maximino, se acercó intrépido al prefecto Urbano y, cogiéndole por el brazo, quiso impedir el rito, por lo cual le prendieron fuego con los pies envueltos en lino empapado con aceite y, respirando aún, fue arrojado al mar por los soldados.
  • En el mismo lugar, pasión de santa Teodosia, virgen de Tiro, que en la misma persecución, habiendo públicamente saludado a los santos confesores de la fe que estaban delante del tribunal y pedirles que, al llegar al Señor, se acordasen de ella, fue arrestada por los soldados y conducida delante del gobernador, fue por su orden torturada con atroces suplicios y al final arrojada al mar.
  • En Como, en la provincia de Liguria, san Abundio, obispo, que enviado a Constantinopla por san León Magno, defendió allí con celo la fe ortodoxa.
  • En Capua, de la Campania, san Víctor, obispo, conspicuo por su erudición y su santidad.
  • En Lyon, en la Galia, san Nicecio, obispo, que se distinguió por su dedicación a los pobres y su benignidad para con los sencillos, estableciendo en esta Iglesia la norma de cantar salmos.
  • En el monasterio de Luxeuil, en Burgundia, san Eustasio, abad, discípulo de san Columbano, que fue padre de casi seiscientos monjes.
  • En Calaria, Italia san Francisco de Paula, ermitaño, fundador de la Orden de los Mínimos e a misma ciudad, prescribiendo a sus discípulos que viviesen de limosnas, no teniendo propiedad ni manipulando dinero, y que utilizasen sólo alimentos cuaresmales.
  • En Chelmsford, en Inglaterra, san Juan Payne, presbítero y mártir, que en tiempo de la reina Isabel I fue ahorcado, acusado falsamente de sedición. 
  • En Volpedo, Italia, beato Juanito Costa, nacido en Tortona (Alessandria, Italia). Fue un joven pastor asesinado en odio a la fe por los judíos. Sus reliquias se conservan entre Volpedo y Tortona.
  • En el pueblo de Tomhom, en la isla de Guam, en Oceanía, san Pedro Calungsod, catequista, y beato Diego Luis de San Vitores, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, mártires, que por odio a la fe cristiana fueron cruelmente precipitados al mar por algunos apóstatas y nativos seguidores del paganismo.
  • En el pueblo Xuong Dien, en Tonquín, santo Domingo Tuoc, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir en tiempo del emperador Minh Mang.
  • En Vich, de Cataluña, en España, san Francisco Coll, presbítero de la Orden de Predicadores, que, al ser injustamente exclaustrado, prosiguió su firme vocación y anunció por toda la región el nombre del Señor Jesucristo. Nació en Gombrén, diócesis de Vich, Gerona, en el seno de una familia humilde.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.



SAN FRANCISCO DE PAULA,
Confesor

San Francisco de Paula, fundador de la Orden de los Mínimos, abandonó el mundo a la edad de quince años para vivir en la soledad. Su fama de santidad muy pronto le atrajo gran número de compañeros. Los soberanos pontífices lo tuvieron en gran estima. El rey Luis XI, al fin de su vida, lo hizo ir a la corte, con la esperanza de recobrar la salud por su intercesión. Sanó a gran número de enfermos y obró una multitud de otros milagros. Murió en 1508 a la edad de 91 años.

MEDITACIÓN
SOBRE LAS TRES PRINCIPALES VIRTUDES
DE SAN FRANCISCO DE PAULA

I. Tanta fue la caridad de San Francisco de Paula, que quiso que la divisa de su orden fuese: “Caridad”. Dio prueba de su amor a Dios dejando todo para agradarle, despreciando todos los placeres, y buscando sólo su gloria en todo. Mostró su amor por el prójimo curando a los enfermos y trabajando con ardor en la salvación de las almas. ¿Cómo imitas tú la caridad de este santo?

II. El aborrecimiento que tenía a su cuerpo lo hizo abrazar un género de vida severísimo: se alimentaba sólo con aquello que se permite en la cuaresma, rigurosísima en su tiempo. Quiso que sus hijos se obligasen por un cuarto voto a practicar la misma austeridad. Un día este santo condenará tus refinamientos y tus excesos. ¡Su vida fue una continua cuaresma y tú no la puedes observar una vez al año! Si pensases en la hiel y el vinagre que ofrecieron a Nuestro Señor en la cruz y en el amargo brebaje que se destina en el infierno para los hombres sensuales, pronto te corregirías de tu glotonería.

III. Durante toda su vida manifestose su humildad; quiso pasar desconocido ante los hombres; fue menester una orden expresa del Papa para obligarlo a ir a la corte de Luis XI. El nombre de mínimos, que dio a sus hijos, deja ver a las claras el particular amor que profesaba a esta virtud. Imitando el ejemplo de este santo, huye de la vanidad en la medida en que vayas siendo mejor: los otros vicios se desarrollan a fuerza de vicio, la vanidad hace su pedestal con la virtud misma (San Euquerio).

La caridad.
Orad por el Papado


ORACIÓN
Oh Dios, grandeza de los humildes, que habéis ensalzado al bienaventurado Francisco, vuestro confesor, a la gloria de la santidad, haced, os lo suplicamos, que por sus méritos y mediante la imitación de sus virtudes alcancemos felizmente las recompensas prometidas a los humildes. Por J. C. N. S.




Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.







Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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