martes, 12 de junio de 2018

Martirologio Romano 12 de junio


SAN JUAN DE SAHAGÚN,
Confesor

n. 1419 en Sahagún (San Facundo), León, España;
† 11 de junio de 1479 en Salamanca, España


No amemos de palabra y con la lengua,
sino con obras y de veras.
(1 Juan 3, 18)



  • San Juan de Sahagún, de la Orden de Ermitaños de san Agustín, Confesor, que pasó al Señor el día de ayer.
  • En Roma, en la vía Aurelia, el triunfo de los santos Mártires Basílides, Cirino, Nabor y Nazario, soldados; los cuales, en la persecución de Diocleciano y Maximiano, de orden del Prefecto Aurelio, encarcelados por confesar el nombre de Cristo y despedazados con escorpiones, fueron finalmente degollados.
  • En Nicea de Bitinia, santa Antonina, Mártir, la cual, en la misma persecución, por orden del Presidente Prisciliano, fue apaleada, sus-pendida en el potro, descarnada en los costados, echada al fuego y finalmente muerta con la espada.
  • En Roma, en la Basílica Vaticana, san León III, Papa, a quien unos hombres impíos sacaron los ojos y cortaron la lengua, que Dios le restituyó milagrosamente.
  • En Tracia, san Olimpio, Obispo, que, arrojado de su silla por los arrianos, murió Confesor.
  • En Cilicia, san Anfión, Obispo, que en tiempo de Galerio Maximiano fue Confesor egregio.
  • En Egipto, san Onofre, Anacoreta, el cual vivió sesenta años religiosamente en un vasto desierto, y esclarecido en grandes virtudes y méritos, pasó al cielo. Su vida admirable escribióla el Abad Pafnucio.



Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.


SAN JUAN
DE SAHAGÚN,
Confesor


Este santo preludió ya en su infancia el papel de predicador y de pacificador que debía desempeñar más tarde tan brillantemente y con tanto éxito. Predicaba a los niños de su edad, los exhortaba a la piedad y a la virtud y calmaba las disputas que surgían entre ellos. Después de haber vivido edificantemente como sacerdote seglar, entró en el convento de los Ermitaños de San Agustín, en Salamanca, y allí fue notable por su humildad, su austeridad y su celo por la oración. Encargado enseguida del ministerio de la predicación, muy pronto renovó el aspecto de Salamanca, dividida entonces en facciones encarnizadas unas contra otras. Murió el 11 de junio de 1479.




MEDITACIÓN
SOBRE EL AMOR SANTO DE SÍ MISMO



I. La caridad te obliga a amarte y a no hacer nada que te sea dañoso. Si te amases, ¿no tratarías, acaso, de procurarte el mayor de todos los bienes? Pues bien, ¿qué mayor bien para tu alma que la posesión de la gracia, primero, y la de la eternidad bienaventurada, después? ¿Qué tirano podría causarte tanto mal como el que te haces cuando cometes un pecado mortal, y aun un pecado venial, puesto que por este pecado venial deberás sufrir en el purgatorio dolores incomparablemente más crueles que los de los mártires?

II. Ama a tu cuerpo, ámalo; pero procúrale el mayor de todos los bienes, que es la gloria de que gozará después de su resurrección, si ha sido fiel a Dios. Para obtener esta gloria, es preciso que sufra durante esta vida. Cuerpo mío, ¿sabes tú de qué debes alegrarte? De ser desgarrado, abrumado de dolores por Jesucristo. Si yo te amo, debo desear verte mortificado, a fin de verte un día envuelto en gloria. El cristiano será glorificado en su carne, pero con la condición de que haya sido mortificada por Jesucristo (Tertuliano).

III. ¿No es verdad, acaso, que no te amas? Amas a tus placeres, a tus riquezas, a tu reputación; pero no amas ni a tu alma ni a tu cuerpo. Amas a tus padres, a tus amigos, si tratas de hacerlos virtuosos, pero, ¿te tomas gran trabajo por llegar a serlo tú mismo? ¡Ah! si verdaderamente te amases, no rehuirías ninguna fatiga para merecer para tu cuerpo y tu alma una gloria eterna. Cuando se ama, no se rehuye el trabajo: el amor impide que se sienta su peso.



El amor de Dios.
Orad por los que son llamados a la vida religiosa.



ORACIÓN
Oh Dios, autor de la paz y amigo de la caridad, que habéis dotado al bienaventurado Juan, confesor vuestro, de talento admirable para reconciliar a los enemigos, haced, en consideración a sus méritos y a su intercesión, que, consolidados en vuestra caridad, no nos dejemos separar de Vos por ninguna tentación. Por J. C. N. S.






Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.











Sea todo a la mayor gloria de Dios.


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