SAN PEDRO AD VINCULA
(en cadenas)
No temáis a los que matan el cuerpo,
y esto hecho ya no pueden hacer más.
(Lucas 12, 4)
- En Roma, en el monte Esquilino, la Dedicación de san Pedro Apóstol ad Vincula.
- En Antioquía, el suplicio de los siete santos hermanos Macabeos Mártires, que con su madre padecieron en tiempo del Rey Antíoco Epífanes. Sus reliquias, trasladadas a Roma, fueron colocadas en la misma Iglesia de San Pedro ad Vincula.
- En Verceli, el tránsito de san Eusebio, Obispo y Mártir, que por la confesión de la fe católica, de orden del Emperador Constancio, fue desterrado a Escitópolis de Palestina, y de allí a Capadocia; y vuelto después a su Iglesia, perseguido de los arrianos, padeció el martirio. De él se hace también solemne conmemoración el 15 de Diciembre, día en que fue ordenado Obispo; su fiesta se celebra el 16 de Diciembre.
- En Nocera de Campania, el tránsito de san Alfonso María de Ligorio, Fundador de la Congregación llamada del santísimo Redentor, Obispo de santa Águeda de los Godos y Confesor, insigne por el celo de las almas, por sus escritos, predicación y ejemplo; al cual el Papa Gregorio XVI puso en el número de los Santos; y Pío IX declaró Doctor de la Iglesia universal; y Pío XII le constituyó celestial Patrono ante Dios de todos los Confesores y Moralistas. Su fiesta se celebra el día siguiente.
- En Roma, en la vía Latina, los santos Mártires Bono, Presbítero,Fausto y Mauro, con otros nueve; de los cuales se hace mención en las Actas de san Esteban Papa.
- En Roma también, el suplicio de las santas Vírgenes Fe, Esperanza y Caridad, hijas de santa Sofía, las cuales, en el imperio de Adriano, consiguieron la corona del martirio.
- En Filadelfia de Arabia, los santos Mártires Cirilo, Áquila, Pedro, Dorniciano, Rufo y Menandro, en un mismo día coronados.
- En Perge de Panfilia, los santos Mártires Leoncio, Accio, Alejandro y otros seis labradores, que en la persecución de Diocleciano, de orden del Presidente Flaviano fueron degollados.
- En Gerona de España, el triunfo de san Félix, Mártir, al cual, después de diversos tormentos, mandó Daciano despedazar, hasta que dio su invencible espíritu a Cristo.
- En territorio de París, san Justino, Mártir.
- En Viena de Francia, san Vero, Obispo.
- En Wíncester de Inglaterra, san Etelwoldo, Obispo.
- En la aldea de Liéven en Francia, san Nemesio, Confesor.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN PEDRO AD VINCULA
Fue encarcelado San Pedro por orden de Herodes y los fieles oraban incesantemente a Dios para que librara al Jefe de la santa Iglesia. Sus súplicas fueron escuchadas. Mientras San Pedro, cargado de cadenas, dormía entre dos soldados, el ángel del Señor entró en la prisión y lo despertó diciéndole: “Levántate presto”. En el mismo instante, cayeron las cadenas de sus manos. El ángel condujo a San Pedro hasta la puerta que da a la ciudad, que se abrió ante ellos; avanzaron juntos hasta el final de una calle y el ángel desapareció, dejando al Apóstol lleno de admiración y agradecimiento ante favor tan grande. Fue enseguida San Pedro a llevar a los fieles la nueva de su liberación.
MEDITACIÓN
SOBRE LAS CADENAS DE LOS PECADORES
I. Nuestro cuerpo es una prisión que mantiene cautiva a nuestra alma y le impide emprender vuelo hacia el cielo. Los santos han conocido y deplorado esta cautividad: ¡tú la conoces y la amas! Los placeres, los honores, las riquezas son las cadenas que te sujetan al mundo y te retienen lejos de Dios. Señor, romped mis cadenas; son agradables en apariencia, pero crueles en realidad. Los bienes de este mundo tienen verdadera amargura, falsa dulzura; dolor cierto, placer incierto (San Agustín).
II. El pecador duerme tranquilo en sus cadenas, como San Pedro; no conoce su cautiverio, no piensa en él, ama sus cadenas, porque son de oro y seda. Si consideras el estado de tu alma, verás que está encadenada por todos lados; con todo, duermes, descansas a tus anchas, nada haces por el cielo. Despierta de una vez por todas, y te asombrarás, como San Agustín, del lastimoso estado a que te han reducido tus crímenes. Estaba encadenado y no aborrecía mis cadenas; tenía por dulce lo que es amargo y por amargo lo que es dulce.
III. El Ángel despertó a San Pedro y rompió sus cadenas; San Pedro siguió al Ángel y le obedeció. Para obrar tu conversión dos cosas son necesarias: el auxilio del cielo, a fin de despertarte del sueño en el que estás sumido y romper tus cadenas que te atan al pecado; y una obediencia pronta, para responder al llamado del Señor. Nada puedes hacer sin la gracia y nada hace la gracia sin tu cooperación.
La huida del pecado.
Orad por los cautivos.
ORACIÓN
Oh Dios, que después de haber roto las cadenas del Apóstol San Pedro, le habéis hecho salir de la prisión sano y salvo, romped, os lo suplicamos, las cadenas de nuestros pecados y alejad de nosotros por vuestra misericordia todos los males que nos amenazan. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo III; Patron Saints Index.
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