En aquel tiempo: Los fariseos se fueron y deliberaron cómo sorprenderían a Jesús en alguna palabra. Le enviaron, pues, sus discípulos con los herodianos, a decirle: “Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con verdad, sin miedo a nadie, porque no miras a la persona de los hombres. Dinos, pues, lo que piensas: ¿es lícito pagar tributo al César o no?” Mas Jesús, conociendo su malicia, repuso: “Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Mostradme la moneda del tributo”. Y le presentaron un denario. Preguntóles: “¿De quien es esta figura y la leyenda?” Le respondieron: “del César”. Entonces les dijo: “Dad, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Oyendo esto, quedaron maravillados, y dejándolo se fueron.
Mateo XXII, 15-22
Dominica XXII después de Pentecostés
Dios y el César (1961)
Todos hemos oído alguna vez esta máxima de Cristo: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"; que en el texto griego es: "Devolved al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". La moneda que Cristo pidió a sus tentadores era del César, tenía la cabeza de Tiberio César Augusto.
La pregunta que le hacen es inhonesta: tanto los Fariseos como los Herodianos habían hecho su conciencia de que había que pagar el tributo al César. Ahora lo que deseaban de Cristo era una respuesta" antirromana" y por eso lo adulan al comienzo diciéndole que Él es un hombre independiente y corajudo, que no, tiene temor de decir la verdad, aunque sea en contra del Poder. Pero sabían que el año 7 (más o menos cuando nació Jesús) un patriota Galileo, Ben Judá, había sido muerto porque se sublevó contra el tributo. Después, al acusarlo ante Pilato, tuvieron que inventar calumniosamente que Cristo "había enseñado no pagar el tributo". Cristo se guardó de decir eso. Lo que hizo fue no pronunciarse ni por los nacionalistas judíos ni por los imperialistas romanos. Dice el Evangelio que ellos se asombraron de la respuesta. Con razón, porque ella establecía un nuevo principio en el mundo.
Desde esa respuesta acá existe en el mundo una división de las dos esferas de influencia y gobierno: la espiritual, que corresponde a la Iglesia, la temporal, que corresponde al Estado. En teoría, esa división de las dos esferas es sumamente simple; en su aplicación a la práctica es dificultosa. Y así en toda la historia de la Iglesia existe un tironeo, que a veces es francamente tiroteo, entre esos dos poderes: el espiritual y el temporal. Y me atreveré a decir que cuando no existe tironeo es mala seña; casi siempre significa que uno de los dos poderes ha subyugado o arrastrado al otro.
¿Por qué será difícil? Si el hombre fuese un cuerpo y un alma separados (como dijo Platón o le hacen decir a Platón) unidos solamente en un punto del cerebro, la glándula pineal (como dijo ciertamente Descartes) entonces no habría problemas: el cuerpo para el Estado; el alma para la Iglesia. Pero el hombre es una sola substancia orgánica viviente, formada por dos substancias incompletas íntimamente unidas; y todo lo del hombre es carne y espíritu a la vez. Y así resulta que hay una cantidad de cuestiones cruzadas o mixtas, en que tienen que ver tanto el Estado como la Iglesia; por ejemplo, el nombramiento de Obispos -y el nombramiento de Emperador en tiempo de Bonifacio VIII; las cuestiones matrimoniales y la educación pública.
En la Edad Media este tironeo se llamó "el conflicto de las Investiduras" o bien "la lucha del Sacerdocio y el Imperio", que fue una lucha de unos seis siglos entre los Papas y los Emperadores del Sacro Imperio Romano-germánico; con un partido a favor del Papa en Italia llamado güelfo y otro a favor del Emperador llamado gibelino; al cual dicen perteneció el Dante:
"el feroz gibelino, nieto de Cacciaguida
torvo por los furores de su injusto destierro
va por el Reino Oscuro para mirar sin yerro
a la luz de la otra, las cosas desta Vida ... ".
En realidad no fue ni uno ni otro; el Dante quería a la vez la libertad de Italia y la existencia de un Imperio Europeo que asegurase la paz e impidiese las guerras feudales y nacionales.
Ese ideal, que fue el de Carlomagno, de Inocencia el Grande, de Santa Catalina de Siena, de Carlos V, y todos los grandes europeos, pereció con Napoleón Bonaparte; y hoy día se ha encarnado miserablemente en la NATO. El poeta dijo en el siglo XVI:
"Una Ley, un Imperio y una Espada"
o sea, la Ley cristiana, el Imperio Romano-germánico y la Espada de la Caballería para sujetar a los bárbaros; digamos, a los comunistas de aquel tiempo. Pero cuando eso se escribía, los Papas ya habían sido subyugados, y ningún gran hombre pudo construir ese ensueño, ni siquiera el genio militar y violento del pequeño teniente Corso vuelto Emperador de los Franceses, Bonaparte.
Se puede decir que con el atropello de Anagni de Bonifacio VIII por Felipe el Hermoso 84, se vuelven las tornas y los Papas son derrotados siempre, a pesar de un tremendo esfuerzo, que fue injusto e imprudente, del Papa Juan XXII (que fue un Papa Francés, uno de los siete Papas de A vignon) por hacer abdicar al Emperador Ludovico de Baviera. Hasta entonces los Papas casi siempre habían salido con la suya, y constituían una especie de poder regulador o válvula de seguridad en Europa; pues tenían que aprobar la elección del Emperador, que hacían los Príncipes alemanes, para que pudiese ser Rey de Roma, y ser coronado por el Papa en la Ciudad Eterna. La pelea por las Investiduras consistía en esto, dicho brutalmente pero verazmente: que los Emperadores alemanes querían nombrar los Obispos y querían manejar los bienes eclesiásticos; y el Papa, como era justo, quería nombrarlos Él; o mejor dicho, no los nombraba directamente, sino que eran nombrados por los principales sacerdotes (o sea el Cabildo) y junto con el pueblo, y con la aprobación del Rey: una manera de nombrar Obispos bastante mejor que la existente ahora.
Esto es historia; para que vean la vida deste principio de Cristo: "Dad al César lo del César"; y lo difícil que es en la práctica. El sucesor de Bonifacio VIII (el cual fue un verdadero mártir deste principio), o sea Clemente V 85, que era francés, y fue el que llevó el Papado de Roma a A vignon, cedió casi del todo a las voluntades de Felipe el Hermoso y los nobles franceses, como casi todos los Papas de A vignon. Fue uno de los Papas más nefastos que han existido; y eso que era bueno, recto y limosnero; pero era DEBIL. El Dante tranquilamente lo pone en el Infierno. ¿Se puede ir al Infierno por ser débil? ¿Y cómo no?
Hoy día el poder estatal se ha hecho tan fuerte y centralizador que los Papas no tienen chance ninguna para luchar; así que no luchan. La principal invasión del Estado en la región de lo que es de Dios, es decir, los derechos de los Padres de familia, los derechos de los niños y los derechos de la Iglesia, es lo que llaman el "Monopolio Estatal de la Enseñanza". Los que tienen derecho a educar a los niños y jóvenes son los padres de familia, la Iglesia y el Estado, en este orden. Lo que debe hacer el Estado no es enseñar, pues nadie lo ha hecho mamá, ni nodriza ni filósofo: es simplemente procurar que se enseñe bien. Concretamente lo que debe hacer el Estado son tres cosas: 1o, quitar la patria potestad a los malos padres que maleducaren a sus hijos y a cualquier mala escuela; , estimular y fomentar la buena educación en el país, con subsidios y con vigilancia; y, suplir cuando falla la iniciativa privada. En suma, debe hacer su oficio, el cual es la política y no es la pedagogía.
El que inventó este Monopolio actual, que es una calamidad, fue Napoleón Bonaparte; no con fines antirreligiosos sino políticos; porque no podía estabilizarse su trono -usurpado por cierto- sin una generación de bonapartistas -o tres generaciones, como él mismo dijo. Pero el instrumento injusto y contra natura que él creó,lo tomó después la Tercera República Francesa, y lo convirtió en un instrumento de irreligión. Y de la Tercera República lo copiaron las naciones latinas. Y aquí andamos.
Y lo que te rondaré todavía; porque los socialistas de todo el mundo tienen como punto principalísimo de sus planes "la instrucción compulsiva e irreligiosa " como dice Wells. Así creen que van a traer al mundo el Paraíso Terrenal -o la Torre de Babel.
¿Para qué digo estas cosas, para desanimados a Uds.? Nada podemos hacer Uds. ni yo en esto/ o muy poco; anoser salvar la propia responsabilidad y salvar nuestras almas; que si muchos se pusieran a hacer eso, mucho cambiaría la situación; sobre todo, que Dios puede mucho más que nosotros. Pero por de pronto, siempre es una cosa que sirve saber LAS COSAS COMO SON.
"Nuestro Dios es el Dios-de-las-cosas-como-son.
Nuestro Dios es el Dios que ES",
dijo un poeta.
"A Francisco de Asís nuestro Rey Cristo
con dulce lengua dice ... ".
De Francisco de Asís era Rey Cristo -de la República Argentina no estoy seguro.
Sea todo a la mayor gloria de Dios.
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