domingo, 7 de octubre de 2018

R.P. Leonardo Castellani: Sermón La Curación del Hijo del Régulo






En aquel tiempo: Había en Cafarnaúm un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo. Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir. Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis.» Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo.» Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive.» Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. Él les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.» El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia. 
Juan IV, 46-52



"Domingueras Prédicas I"
R.P. Leonardo Castellani



Dominica XX después de Pentecostés
La Curación del Hijo del Régulo (1961)

Un milagro de Cristo, el segundo. La Iglesia nos hace saltar atrás del último año de vida pública al primero -los Evangelios no guardan orden cronológico ni orden alguno. 

NOTANDA: los Galileos lo habían recibido con entusiasmo o almenas con expectación. "Nadie es profeta en su tierra" parece indicar que cuando joven a Cristo lo despreciaban. Ahora había hecho un milagro conocido (80) y había hecho un escándalo en Jerusalén (81). Los Galileos tenían inquina a Jerusalén, a los judíos, quienes los despreciaban: "¿De Galilea puede salir algo bueno?" Los Galileos eran como los correntinos. Eso explica las palabras de Cristo: "Si no veis milagros y portentos, no creéis".

El peticionante era un "basilikós", o sea un palatino, un oficial del Rey Herodes o un cortesano: probablemente el funcionario Cuzá, marido de Johanna, nombrado por San Lucas, en el capítulo 8, "procurador de Herodes"; cuya mujer Juana seguía a Cristo desde el principio ministrándole, con las otras llamadas "santas mujeres"; puesto que San Juan dice que después del milagro, "creyó en Cristo él con toda su familia".

El milagro fue cumplido con una sola palabra, a distancia, como el del siervo del Centurión. El padre, que llama a su hijo mi chiquito" (en el texto griego) y dice que estaba moribundo, pasó sin duda la noche en Caná (son siete horas de camino a Cafarnaum, y andaba a pie: no sabía andar a caballo, los judíos no andaban a caballo) y al día siguiente encontró a los criados que habían salido para anunciarle la curación; y el Evangelista nota que preguntó la hora, y fue la hora séptima (cerca de las 2 de la tarde), la misma hora en que Jesús le había dicho: "Vuélvete, tu hijo está sano".

Hoy día hay muchos libros, como el de Ludwig y el de Sholem Asch, que exponen a Cristo como una ¡¡gran curandero", un hipnotizador quizás. Por grande que sea un curandero no puede curar a 28 kilómetros de distancia con una sola palabra.

Estos dicen: "Bueno, es que ahí el Evangelista inventó, no fue así". -Entonces, si inventó allí puede haber inventado en todo el resto, y DEBE haber inventado, porque el Evangelio está cosido de milagros, y éstos rechazan el milagro. Y entonces, si los Evangelios son libros tan extraordinariamente mentirosos ¿de dónde sacan Uds. la historia de Cristo? No hay ningún otro documento acerca de la vida de Cristo fuera de los Evangelios. Si los Evangelios no son veraces, Uds. no pueden saber ni siquiera si existió Cristo. Entonces, cállense: no inventen a contramano.

Sacan la vida de Cristo de sus cabezas. Dicen: "Tomaremos del Evangelio lo que nos parezca bien". Pero como lo que parece bien a uno parece mal a otro, resulta que hay como diez sistemas diversos de interpretar, o sea, de mutilar el Evangelio; o sea, hay (la Torre de Babel, en lo que llaman la "alta crítica" (y esto lo dice Loisy, uno dellos), que ni es crítica ni es alta, sino simplemente impiedad. Una cosa dice Strauss, otra dice Paulus, otra dice Heitmüller -porque todo este lío empezó en Alemania, en el clima del "Libre Examen" protestante- otra cosa dice Renan, otra Loisy, otra Turmel y otra Schweitzer Alberto, ese médico a quien hacen tanto bombo los diarios y revistas calificándolo de santo porque se fue al África a curar negros: muy contentos los ateos de tener por fin un santo. Es tan santo como yo, o mucho menos quizás, porque es un mentiroso desatado y un blasfemo.

Bueno, dejando en paz a Alberto Schweitzer y su disparatado libro sobre Cristo, la verdad es que no hay cosa menos científica y más inhonesta que esta llamada "alta crítica" de nuestros días. Es simplemente un brote de impiedad, el más virulento y total que ha existido nunca. Ha servido para que los doctores católicos, y también los protestantes creyentes, hayan investigado a fondo las fuentes de los Evangelios, su veracidad y su autencía.

La historia de Cristo o hay que aceptarla entera o bien rechazarla entera, en buena lógica. Mas si uno la rechaza entera, se encuentra con el fenómeno del Cristianismo y la Cristiandad, que ha durado 2.000 años y es enteramente único en la historia, y no es un fenómeno remoto del pasado sino un fenómeno que tenemos delante, más aun, dentro del cual estamos metidos. Y es una especie de milagro más grande que la curación de un enfermo.

Ha habido miles y miles de hombres inteligentes durante 1.900 años que han aceptado los Evangelios simplemente y no han tenido dificultades invencibles en creerlos: porque tenían la preparación necesaria, que es la religiosidad, o simplemente la buena voluntad. Destos '/hipercríticos" modernos algunos son inteligentes, o por lo menos/ eruditos; pero no tienen la preparación necesaria/ tienen los ánimos mal dispuestos, han rechazado en su interior a Dios. "Si no veis milagros noEstos van más allá que los galileos y los judíos: aunque veamos milagros no creeremos.

El primer milagro de Cristo fue a favor de un matrimonio de la clase media; el segundo a favor de un oficial del Rey; el tercero a favor de San Pedro, o en contra de San Pedro, porque le curó la suegra; y después destos tres un montón de milagros entre la gente pobre ... "¡Hay que ir a los obreros!" -dicen ahora muchos. Cristo fue a todos indistintamente, ni siquiera veía las diferencias de clases, como dicen hoy; -como pretende Sholem Asch.

Si lo seguían muchos más pobres que ricos, eso puede ser porque en el mundo hay muchos más pobres que ricos. Además los ricos no tienen tiempo para oír sermones, como decía el millonario Rothschild, y los pobres tienen tiempo para trabajar para Rothschild y oír sermones.

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