domingo, 18 de noviembre de 2018

R.P. Leonardo Castellani: Parábolas del Grano de Mostaza y del Fermento






En aquel tiempo: Dijo Jesús a las turbas esta parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.» Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo.» Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas, para que se cumpliese el oráculo del profeta: Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo. 
Mateo XIII, 31-35


Domingueras Prédicas I
R.P. Leonardo Castellani


Domingo XXVI después de Pentecostés (VI móvil después de Epifanía)


Estas dos pequeñas parábolas de Jesús junto con las otras llamadas parábolas de la Iglesia; -o sea, el Trigo y la Cizaña de la parábola anterior, la de la Red echada al Mar y la del Rey que se va y vuelve y al cual se le sublevan los súbditos- contienen la filosofía de Cristo, si se puede hablar así; o sea lo que llaman hoy la cosmovisión" (más correcto sería cosmivisión ), que es la traducción literal de una palabra alemana intuición del mundo, Weltanschauung".

Parecería que hoy la filosofía ha acabado, y ha acabado en religión; y que hay dos cosmivisiones solamente, la de la Iglesia y la de la impiedad. Hegel hizo un sistema filosófico que dijo era el último y definitivo; que él era el segundo Aristóteles sin tercero posible; después Kirkegord refutó ... digo mal, destrozó a Hegel; y los que han seguido han prolongado estas líneas y nada más: panteísmo y ateísmo por un lado (son dos hermanos siameses), religiosidad filosofada por otro. Cosmivisión atea; el Progreso Indefinido; cosmivisión católica: principio, medio y fin de la Humanidad.

Cristo representó a la Iglesia con la imagen de cosas vivas, que tienen principio, medio y fin; dicho de otro modo, cosas mortales. Una semillita, la más chica, se vuelve un árbol, el más grande; el árbol permanece mucho tiempo, pero al fin se seca, y si no se seca, lo cortan.

El trigo se siembra para trillarlo, para que dé fruto y muera. La cosecha. El trigo y la cizaña crecen paralelamente hasta la cosecha.

El fermento es algo que se usa estrictamente para levantar la masa; y después desaparece. Esa sería la función de la Iglesia en la humanidad.

Estamos hartos de oír que la vida del hombre es una prueba: que hemos sido puestos en este mundo "para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y mediante esto salvar nuestra alma"; para eso Dios nos previene, nos acompaña y nos corona con su gracia; pues al darnos la gloria eterna, "Dios corona sus propios dones" -dice San Agustín- pues nuestros mismos méritos, con los cuales "realmente merecemos el cielo", dice el Concilio de Trento, son en el fondo dones de Dios. Lo único que pone nuestro libre albedrío es la correspondencia a la gracia. De modo que Dios nos acompaña con su Providencia; y lo mismo hace con la Humanidad, que tiene el mismo fin del hombre, pues al fin es un montón de hombres. De modo que todo lo que hay sobre la tierra está hecho para acabar -para crecer y acabar- para acabar en una transfiguración, desde luego, pero acabar.

Todo esto se resume en el dicho de San Pedro: "No tenemos aquí patria permanente sino que bregamos por la futura". Es la cosmivisión del cristiano; enfrente está la cosmivisión del impío: "Aquí está nuestra patria permanente; el fin de la Humanidad es la Evolución".

Estamos hartos también de oír hablar de la Evolución. En la más popular y extendida de las revistas yanquis, "El Correo del Sábado a la Tarde" (en la brevedad del inglés "Saturday Evening Post"), leo en un número reciente que estamos en el momento decisivo de la evolución del hombre. Ese momento consiste en "la creación de un Gobierno Mundial sobre la base de la Democracia". Por supuesto que un gobierno mundial sobre la base de la democracia significa un gobierno mundial de los Estados Unidos. Los enemigos dese gran paso de la evolución humana son los comunistas, que en el fondo no quieren sino eso mismo, un gobierno mundial para ellos; y también los nacionalistas, que no quieren gobierno mundial, y son más abominables todavía que los comunistas.

En la Sagrada Escritura no hay ni rastro deste gobierno mundial democrático; sino la predicción del gobierno mundial del Anticristo y después del gobierno mundial de Cristo, sobrenatural y resurreccional. Eso aborrecen estos progresistas, la Parusía, la idea del fin del mundo, de este mundo: este mundo ha durado ya 18 millones de años -y si quieren 18 mil millones, mejor todavía; y tiene que seguir otros 18 mil millones de años, progresando siempre en línea recta.

Se necesitan muchos años para poder decir que el hombre desciende del mono; y más todavía para decir de dónde desciende el mono en definitiva.

Pongamos que desciende de la hiena -no sé de qué dicen ellos- y la hiena del perro, y el perro de la comadreja, y la comadreja de la iguana, y la iguana del carancho y así sucesivamente hasta la ameba, un animálculo tan infeliz que no se sabe bien si es animal o planta; y después hay que averiguar la descendencia de las plantas, desde el ombú hasta ellitófito, que es medio piedra y medio planta. Todo esto está basado en el principio de la Evolución, a saber; que lo más sale de lo menos y todo ser da más de lo que tiene. Pero la vida ¿de dónde viene? Vino de otro astro. Y en el otro astro ¿de dónde vino? No, hay que abandonar esa respuesta que no hace más que trasladar la pregunta. La vida viene del átomo de hidrógeno, toda la creación al principio consistía en puros átomos de hidrógeno, dice Telar Chardón; ¡ah! pero esos átomos estaban impregnados de Dios; y por eso evolucionaron; y Dios también evoluciona.

De modo que antes decíamos al fin de la misa: "En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios" y ahora tendríamos que decir, por mandato de la Ciencia, (¿qué Ciencia?): "En el principio era el hidrógeno atómico, y el hidrógeno atómico estaba con Dios y el hidrógeno atómico era Dios". Justamente con el hidrógeno atómico hacen ahora una bomba infernal, que dice la revista de marras, tiene mil veces la fuerza destructiva de la bomba de Hiroshima. El Diablo se burla de nosotros; y yo me vengo burlándome de la ciencia del Diablo. Me avergüenzo un poco de ser tan poco científico; pero ellos en el fondo dicen esto.

A mí me parece que si hubiera nacido en el siglo XVI me hubiese ido mejor que en este siglo: no hay progreso. -Bah, ese es un caso particular. -Bueno, un caso general: esas 16.000 bombas atómicas almacenadas que pueden hacer polvo a medio mundo si les arriman un fósforo, no es progreso. -Bueno, ésos no son más que accidentes o pequeños tropezones de la Evolución que sirven para purificar la Evolución, pero la Evolución sigue adelante. ¡Olé por la Evolución! Yo no sigo adelante. Muero dentro de poco y no hay Evolución que valga; no me llevo conmigo más que mis buenas obras. Y si hubiese nacido en el siglo XVI era lo mismo. Entre paréntesis, me gustaría haber sido el primer mono transformado en hombre.

Sin bromas, esta cosmivisión de la Evolución Perpetua que suprime la Muerte, el Juicio, el Infierno y la Gloria y distorsiona la moral, despojando prácticamente de la responsabilidad personal es enormemente zonza. Es una herejía total; y cuanto un error es más total, más lejos de la Verdad; y cuanto más lejos de la Verdad, más zonzo.

Somos trigo para ser guardado en los graneros de Dios; o cizaña para ser quemada. Nacemos, crecemos y acabamos; y somos juzgados. No hay Evolución que valga.





Sea todo a la Mayor Gloria de Dios

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