SAN PEDRO CRISÓLOGO
Obispo y Doctor de la Iglesia
n. 406 en Imola, Italia;
† 2 de diciembre del año 450 en Imola, Italia
Nosotros somos coadjutores de Dios;
vosotros sois el campo que Dios cultiva; el edificio de Dios.
(1 Corintios 3, 9)
- San Pedro Crisólogo, Obispo de Ravena, Confesor y Doctor de la Iglesia, de quien se hace mención a 2 de este mes.
- En Nicomedia, el triunfo de santa Bárbara, Virgen y Mártir, que en la persecución de Maximino, después de atormentada con dura prisión, abrasada con hachas, cercenados los pechos y de otros tormentos, consumó el martirio por la espada.
- En Constantinopla, los santos Teófanes y Compañeros.
- En el Ponto, san Melecio, Obispo y Confesor, el cual, descollando por la preeminencia de su saber, fue todavía más excelente por la virtud del alma y por la sinceridad de la vida.
- En Bolonia, san Félix, Obispo, que había sido antes Diácono de Iglesia de Milán, en tiempo de san Ambrosio.
- En Inglaterra, san Osmundo, Obispo y Confesor.
- En Colonia, san Annón, Obispo.
- En Mesopotamia, san Marutas, Obispo, que restauró las Iglesias de Dios destruidas en Persia por la persecución del Rey Isdegerdes, y esclarecido en muchos milagros, mereció ser venerado aun de sus enemigos.
- En Parma, san Bernardo, Cardenal y Obispo de la misma ciudad, de la Orden de Valleumbrosa.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN PEDRO CRISÓLOGO
Obispo y Doctor de la Iglesia
San Pedro, apodado Crisólogo (de palabra de oro), nacido en Imola y arzobispo de Ravena, en aquel entonces residencia imperial, cultivó con valor infatigable la porción de la herencia del Señor que el soberano pontífice Sixto III, por orden del Apóstol San Pedro, que se le apareció, había confiado a su celo. Trató de extirpar en ella los vicios, los abusos y los restos de idolatría, y de hacer florecer la fe y las virtudes cristianas. Predicó con tanto ardor que muchas veces llegó hasta perder la voz. Él fue quien, hablando contra los desórdenes de las fiestas populares, pronunció esta frase que se ha hecho célebre: El que se divierte con Satanás no podrá gozarse con Cristo. Murió hacia el año 450.
MEDITACIÓN
EL CRISTIANO SE PARECE A UN CAMPO, A UNA VIÑA,
A UN EDIFICIO
I. Somos un campo que Jesucristo ha cultivado, que ha regado con sus sudores, con sus lágrimas y con su sangre, y que el Espíritu Santo, con sus inspiraciones y el rocío celestial de la gracia, trata de hacerlo fértil. ¿Cómo respondemos nosotros a tantos cuidados? ¿qué frutos producimos? Dios espera que demos las rosas de la caridad y el lirio de la pureza; ¡y nuestra alma, como una tierra ingrata, sólo produce espinas para coronar a Jesucristo!
II. Nuestro Salvador compara a los justos con una viña. Almas justas, vosotras sois la viña del Señor; si se os hace llorar y gemir, señal es de que Jesucristo os destina a dar buenos frutos. En cuanto a vosotros, perversos, árboles infructuosos, crecéis a vuestro antojo y sin sufrir nunca; mas, tiempo llegará en que seréis cortados y arrojados al fuego; la funesta prosperidad en la cual vivís, es el triste presagio de los males que os asaltarán al salir de esta vida. ¿Cuál es, entre los sabios, aquél a quien no cambia la prosperidad? ¿Cuál, cuyos vicios no se agrandan con la prosperidad? (Salviano).
III. Cada uno de nosotros debe construir un edificio espiritual con sus buenas acciones. La base de este edificio es la fe; la esperanza, su sostén, y la caridad, el coronamiento: porque la caridad es el coronamiento de toda virtud. ¡Ah! ¡levantamos soberbios palacios en el mundo, como si para siempre debiéramos permanecer en él, y descuidamos nuestro edificio espiritual! ¡No estamos seguros del mañana, y edificamos como si debiésemos vivir eternamente! (San Jerónimo).
La vigilancia.
Orad por los predicadores.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis designado milagrosamente al ilustre pontífice Pedro Crisólogo para gobernar e instruir a vuestra Iglesia, haced, os lo rogamos, que después de haberlo tenido aquí en la tierra como doctor y guía, merezcamos tenerlo como intercesor en el cielo. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.
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