miércoles, 16 de enero de 2019

Martirologio Romano 16 de enero


SAN MARCELO,
Papa y Mártir
† hacia el año 309

SAN MARCELO, Papa y Mártir

Todo lo que hay en el mundo es concupiscencia de la carne,
concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida.
(1 Juan 2, 16)

  • En Roma, en la vía Salaria, el triunfo de san Marcelo I, Papa y Mártir, el cual, por la confesión de la fe católica, de orden del tirano Majencio, fue primeramente apaleado, después condenado a cuidar bestias con un centinela de vista, y allí mismo, cuidando de ellas vestido de cilicio, acabó su vida.
  • En Marruecos de África, el suplicio de los cinco santos Proto-mártires de la Orden de Menores, a saber: Bernardo, Pedro y Otón, Sacerdotes; Acursio y Adyuto, Legos; los cuales por predicar la fe católica y reprobar la ley de Mahoma, después de varios tormentos y afrentas, cortadas con un cuchillo las cabezas, fueron muertos por el rey de los Sarracenos.
  • En Rinocolura de Egipto, san Melas, Obispo, que en tiempo de Valente, habiendo padecido el destierro y otros graves trabajos por la fe católica, descansó en paz.
  • En Arlés de Francia, san Honorato, Obispo y Confesor, cuya vida fue ilustre en doctrina y milagros.
  • En Oderzo, en los confines de Venecia, san Ticiano, Obispo y Confesor.
  • En Fondi del Lacio, san Honorato, Abad, de quien hace mención san Gregorio Papa.
  • En un castillo llamado Maserolles, junto al río Authie, en Francia,san Furseo, Confesor, cuyo cuerpo fue más tarde trasladado al monasterio de Perona.
  • En Roma, santa Priscila, que consagró su persona y sus bienes en piadoso obsequio de los Mártires.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.



SAN MARCELO,
Papa y Mártir

San Marcelo ejerció el sacerdocio bajo el Papa Marcelino, a quien sucedió en el año 308. Su epitafio, compuesto por el Papa San Dámaso, nos hace saber que por mantener la disciplina de los santos cánones se atrajo la hostilidad de los cristianos tibios y que fue desterrado por el tirano Majencio en castigo de su severidad contra un apóstata. Murió en el año 309, después de haber gobernado a la Iglesia un poco más de siete meses solamente.


MEDITACIÓN
SOBRE LA CORRUPCIÓN DEL MUNDO

I. La vanidad reina en el mundo; se quiere figurar o elevarse por sobre los demás. Esta vanidad se manifiesta en las palabras, en los actos, en las casas, en el vestir, y muy a menudo se la encuentra aun en las prácticas más santas de la religión. ¡Oh mundo, cuán henchido estás de orgullo! Se ve claramente que Satanás es tu señor y que Jesucristo está ausente de tus máximas y de tus acciones. ¿Se pueden amar los vanos honores considerando a Dios que nace desconocido y que muere oprobiosamente en una cruz?

II. La voluptuosidad es un vicio tan común en el mundo, que parece que la mayoría de las profesiones que se ejercen en él no tienen otro objeto que el de satisfacerla. Inficiona todas las edades, todos los sexos, todas las condiciones. ¿Cómo resistir a esta corrupción universal? ¡Ah! más bien huye lo antes posible; retírate de Sodoma, no suceda que te veas envuelto en su ruina. Si no puedes abandonar el mundo, declara sin embargo que eres enemigo del mundo y de sus placeres.

III. La sed de riquezas es el tirano del mundo; por él trabájase noche y día, sacrifícase la tranquilidad, el honor, la salud, la vida, la salvación. En una palabra, el oro es el dios del mundo; empero, para entrar al cielo es menester ser pobre, si no de hecho por lo menos por el desasimiento de las riquezas. ¿Qué amor tienes por la pobreza, que Jesucristo amó tanto? Considera como cruz lo que el mundo ama, y adhiérete con toda la fuerza de tu amor a lo que el mundo considera como cruz (San Bernardo).

La huida de las tentaciones.
Orad por vuestros superiores eclesiásticos.


ORACIÓN
Os suplicamos, Señor, que escuchéis las oraciones de vuestro pueblo, y que el bienaventurado Marcelo, vuestro pontífice mártir, cuyos padecimientos honramos, nos preste el socorro de sus méritos. 
Por J. C. N. S.






Fuentes: Martirologio Romano (1956), – Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.









Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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